InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: S. Josemaría -Opus Dei

20.03.10

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe" - Ser apóstoles

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -39

Si piensas que al trabajar por Cristo los cargos son algo más que cargas, ¡cuántas amarguras te esperan!
S. Josemaría
Camino, 950

Cuando Jesucristo, en Pentecostés, envío a aquellos que lo escuchaban y veían a transmitir la doctrina que tantas veces le habían oído de su propia boca y a hacer patente la Ley de Dios en el mundo los convirtió, a todos aquellos, en apóstoles.

Sin embargo no sólo fueron, a partir de entonces, aquellos primeros doce los elegidos (once quedaban entonces) los que con verdad podía llamárseles apóstoles sino que en cada uno de sus discípulos Jesús quería ver a una persona que, especialmente, entregara su vida por el Reino de Dios.

Apóstoles, por eso mismo, somos todos los que nos consideramos hijos de Dios y queremos, de la mejor manera, que se sepa.

¿Qué es lo que nos hace falta para, en la medida de nuestras posibilidades, llevar a cabo tal labor?

Se puede llegar a pensar que los apóstoles eran personas que, con su brillantez intelectual, hicieron lo que hicieron porque era lo que su inteligencia les permitía hacer.

Eso está alejado de la realidad pues bien dice S. Josemaría lo que dice al respecto (punto 932):

Mira: los apóstoles, con todas sus miserias patentes e innegables, eran sinceros, sencillos…, transparentes.

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13.03.10

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe" - Pequeños ante Dios

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -38

Delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más chico que, delante de ti, un pequeño de dos años.
Y, además de niño, eres hijo de Dios. —No lo olvides
.
S. Josemaría
Camino, 860

Nuestra pequeñez es algo que deberíamos tener en cuenta. Pero es una que lo es, más que nada, relacionada con la posición que ocupamos con relación a Dios, Creador y Padre Nuestro.

Tal pequeñez es, a pesar de la misma (o, mejor, por eso mismo) muy importante para quienes nos consideramos hijos de Dios porque nos permite entender qué es lo que, en tal posición, estamos en disposición de hacer.

A este respecto, es más que posible que se pueda llegar a pensar que la infancia espiritual, aquella que nos pone, ante Dios, como lo que en verdad somos, es algo que es de poca importancia para un cristiano. Muy al contrario, porque el “Camino de infancia. —Abandono. —Niñez espiritual. —Todo esto no es una bobería, sino una fuerte y sólida vida cristiana.” (punto 853)

Para tener esto, digamos, como algo importante para nosotros, nos basta con recordar las palabras de Jesucristo acerca de los niños y de que sólo entraríamos en el Reino de Dios si nos hacíamos como ellos. Se entiende que espiritualmente hablando y no, claro, con las trapisondas en las que, frecuentemente, caen.

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6.03.10

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe" - La importancia de lo ordinario

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -37

Has errado el camino si desprecias las cosas pequeñas
S. Josemaría
Camino, 816

Para el hombre moderno lo grande, lo que impresiona por sus dimensiones (físicas o morales) es de mucha importancia. Al contrario, a las cosas pequeñas, sin embargo, no se le da el valor que tienen.

Si hay algo por lo que se conoce al fundador del Opus Dei es por ser, digamos, el santo de lo ordinario (así lo definió, por ejemplo, Juan Pablo II Magno) porque entendía que era importante todo lo que, aunque pequeño, podía colaborar a la formación espiritual del cristiano.

Por eso dejó escrito, en el punto 414 de su “Camino” que “Un pequeño acto, hecho por Amor, ¡cuánto vale!” porque, con toda seguridad el amor, que todo lo malo hace bueno, ha de transformar lo pequeño, a ojos de Dios, en algo grande, ya que no hay que olvidar “que en la tierra todo lo grande ha comenzado siendo pequeño. —Lo que nace grande es monstruoso y muere” (punto 821)

Si, por lo hasta aquí dicho, nos damos cuenta de que en lo pequeño se encierra lo grande del Reino de Dios y que, por lo tanto, no podemos despreciar la apariencia de invalidez de aquello, es porque “La santidad ‘grande’ está en cumplir los ‘deberes pequeños’ de cada instante”.

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27.02.10

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe" - Proclamar la fe

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -36
Proclamar la fe

Proselitismo. —¿Quién no tiene hambre de perpetuar su apostolado?”
S. Josemaría
Camino, 809

Transmitir, a los demás, la fe que tenemos y, sobre todo, hacer que se vea que somos lo que somos, ha de ser tarea, trabajo, obra, de cada una de las personas que se consideran hijos de Dios.

Así, el proselitismo conviene porque conviene que se sepa nuestra fe y que se reconozca nuestra existencia como cristianos y, aquí, como católicos.

Por eso hemos de seguir lo que S. Josemaría nos dice al respecto de lo que, en realidad, es nuestra obligación:

Sembrar. —Salió el sembrador… Siembra a voleo, alma de apóstol. —El viento de la gracia arrastrará tu semilla si el surco donde cayó no es digno… Siembra, y está cierto de que la simiente arraigará y dará su fruto”.

Y es que lo que nos corresponde, según el número 794 de “Camino” es sembrar la doctrina cristiana y, sobre todo, no preocuparnos de cuál será el fruto y dónde el mismo saldrá porque tal resultado es, sin duda, cosa de Dios, porque (punto 795) “Con el buen ejemplo se siembra buena semilla; y la caridad obliga a sembrar a todos…

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20.02.10

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe" - Gloria de/a Dios

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -35
Gloria de/a Dios

Sin duda que has purificado bien tu intención, cuando has dicho: renuncio desde ahora a toda gratitud y pago humanos”.
S. Josemaría
Camino, 789

Los seres humanos y, dentro de tal especie animal, los que nos consideramos hijos de Dios, caemos muchas veces en glorificar al hombre como creación de Dios. Sin embargo, sabemos o, al menos, deberíamos saber, que la verdadera gloria sólo reside en el Creador quien, a partir de su voluntad y de su misericordia, nos creó como su semejanza.

Tal gloria es la que, entonces, le debemos.

No podemos pensar que Dios, como es el Creador, no puede querer que, al ser Omnipotente, que nos tomemos en serio nuestras obligaciones como hijos que somos.

Por eso “Es bueno dar gloria a Dios, sin tomarse anticipos (mujer, hijos, honores…) de esa gloria, de que gozaremos plenamente con El en la Vida…

Además, El es generoso… Da el ciento por uno: y esto es verdad hasta en los hijos. —Muchos se privan de ellos por su gloria, y tienen miles de hijos de su espíritu. —Hijos, como nosotros lo somos del Padre nuestro, que está en los cielos
”.

En el punto 779 de “Camino” nos dice S. Josemaría que, en realidad, no podemos hacer otra cosa que dar gloria a Dios. Incluso aunque sea por egoísmo porque, bien sabemos, que siempre da mucho más de lo que, seguro, merecemos. Dice “Da el ciento por uno” lo que debería hacernos pensar si dar gloria a Dios no es lo mejor que podemos hacer.

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