InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Amigo de Lolo

15.05.23

Un amigo de Lolo – Las flores de Lolo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Las flores de Lolo

 

Ahora que estamos a mitad del mes de mayo sería oportuno escribir sobre lo que llamamos “las flores de Lolo” porque nuestro amigo Manuel Lozano Garrido también las tuvo porque, en realidad, sus dones entregados y gracias dispersadas son ejemplo de eso.  

Es conocida la anécdota (que le acaeció a nuestro amigo en la Guerra Civil) acerca de que, según él, ni era Beato ni no sería nunca…  

Bueno, eso ha quedado desmentido por las circunstancias de su vida que vino después de eso y mostró, además, que Dios sabe dónde sembrar lo bueno y mejor que tiene el Creador y en qué corazón fue a caer eso… 

En realidad, Lolo muchas flores lanzó como haría, según ella misma decía, Santa Teresita de Lisieux, cuando subiera al Cielo (en realidad dijo “después de mi muerte” pero sabemos a ciencia cierta qué le deparó su Juicio Particular y que no fue otra cosa que la Morada Celestial). Pero Manuel no tuvo que esperar tanto (muy poco es el tiempo que estuvo en el mundo a nuestro parecer…) sino que en su propia vida, aquella corta existencia de dolor, sufrimiento y gozo (¡y gozo!) ya lanzó flores a todo aquel que quisiera aceptarlas en su corazón. 

 

Lolo lanzó la flor del 

Amor,  

Lanzó la flor de la 

humildad, 

Lanzó la flor de la 

perseverancia, 

Lanzó la flor de la 

tenacidad, 

Lanzó la flor del 

coraje,  

Lanzó la flor de la 

aceptación,  

Lanzó la flor del

espíritu fuerte, 

Lanzó la flor de

la alegría, 

Lanzó la flor de 

visión sobrenatural,  

Lanzó la flor del

gozo en la comprensión,  

Lanzó la flor del

gusto por lo espiritual,  

Lanzó la flor del

servicio al prójimo,  

Lanzó la flor de

la generosidad de ánimo, 

Lanzó la flor de

ser mensajero con todos, 

Lanzó la flor de la 

santidad de las cosas simples y ordinarias, 

Lanzó la flor de

la no desesperanza,  

Lanzó la flor de

saberse hijo de Dios, 

Lanzó la flor de su amor

por la Virgen María,  

Lanzó la flor de 

su entrega a la Iglesia, 

Y, en fin, Lolo lanzó todas aquellas flores que, al ser aceptadas por quien lo conoce lo hace, sin duda, mejor hijo de Dios y hermano de sus hermanos.  

Lolo lanzó muchos bienes, las flores de las que aquí hablamos,  y en nuestro mano y corazón está aceptarlos.


Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”
El fulgor del relámpago o la blancura de la nieve tiene color de carbón al lado de la pureza del pensamiento divino” (17)

……………………………


Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

8.05.23

Un amigo de Lolo – ¿Cómo sobrenadaba Lolo?

PRESENTACIÓN

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

 

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

¿Cómo sobrenadaba Lolo?  

Como suele ser lo mejor empezar por el principio, es seguro valga la pena, para eso, decir algo sobre lo que el término “sobrenadar” significaba para el Beato de Linares (Jaén, España) 

Así dicho parece la cosa simple pues es palabra compuesta por “sobre” y “nadar” y es sencillo entender que ha de querer decir permanecer por encima de algo.

 Pues bien, como también resulta conveniente acudir al diccionario para ver si de tal término podemos obtener más fruto, hagamos eso: 

Sobrenadar: “Mantenerse sobre la superficie de un líquido sin hundirse y sin mezclarse con él”. Pero también significa “bandearse o sortear las dificultades”. 

Ahora vemos, así de pronto, que todo eso tiene mucho que ver con la actitud que mantuvo Manuel Lozano Garrido a lo largo de su vida al respecto de su dificultosa situación física… 

No es necesario que digamos, otra vez (aunque lo hacemos con gusto) que Lolo sufrió mucho físicamente a lo largo de su vida y que, ante eso, cualquiera de nosotros (todas las personas no, a lo mejor) habríamos caído en la más grande depresión que podamos imaginar. E, incluso, es hasta posible que resultase difícil rebatir cómo nos comportaríamos si estuviéramos unas decenas de años en un sillón de ruedas y perdiendo, cada día, capacidad tras capacidad… 

Lolo, de todas formas, no era ningún masoquista ni nada por el estilo porque en sus obras escritas (en concreto, en sus libros) podemos leer muchas y más veces que siempre procuraba poner remedio (en la medida de sus posibilidades) a sus males del cuerpo. Y no, por tanto, se trata de decir que le gustaba sufrir o pasarlo mal. No, no se trata de eso porque ni siquiera a él (con toda la fuerza de espíritu que tenía) le podía gustar eso. No. Se debía tratar de otra cosa que tiene todo que ver con las definiciones que hemos traído aquí de la palabra “Sobrenadar”. 

En realidad, sí se trataba de otra cosa pero, más que nada, se trataba de “su” método que tenía todo de espiritual: vamos, que echaba mano de algo que va más allá de lo físico.

 

El método Lolo

 

Deberíamos tener en cuenta que lo que llamamos el “método Lolo” es algo que se puede copiar, aplicarse a uno mismo y, en fin, hacer de tal forma de hacer las cosas algo así como una tabla de salvamento ante lo que pueda venir.

 Lolo partía, creemos que es así, en su vida de algo intangible por sobrenatural como es la fe. 

Apoyarse en Quién creía no era nada del otro mundo para nuestro amigo sino que, ante determinada situación, digamos, mala, por la que pudiera pasar, era seguro lo primero que hacía: Apoyarse en Dios para afrontar y enfrentar con garbo sus muchos dolores físicos le permitía, eso, saber sobrenadar sobre los mismos que se le habían pegado como una lapa imposible de quitarse… 

Luego, tenía un ejemplo más que evidente de que, ante el sufrimiento, lo mejor era, primero, aceptarlo y, luego, darle un “uso”, digamos, espiritual. Vamos, obtener fruto de este. Y tal ejemplo no era otro que su hermano Jesucristo. 

Todos sabemos lo que sufrió Jesucristo. En su Pasión, más que nadie; antes, más abandono espiritual que ningún otro. Pero Cristo tenía a su Padre del Cielo a quien se dirigía en oración y en Quien confiaba hasta el extremo. Y es eso lo que debía venirle la mar de bien para afrentar y afrontar aquellas terribles horas de latigazos, salivazos y clavos… 

Es cierto y verdad que equipararse de forma absoluta con Jesucristo es algo impensable. Pero sí lo es tomar como base su hacer para con su vida y circunstancias. Y así, Lolo, supo siempre que nada de lo que le pasara iba a dar al traste con su fe ni con lo que sabía venía después de la muerte. Y eso le hizo fuerte… tan fuerte como para ser capaz de esquivar a la negra visita muchas veces hasta que fuera llamado por Dios de forma definitiva y única. 

La fe de Lolo. Tuvo que ser más que considerable dados los obstáculo que logró salvar, sobre los que supo “sobrenadar”. 

Y pedir. También debió formar parte del “método” Lolo la oración de petición. Y no sólo para sí mismo sino, también, para el prójimo. Pero no podemos imaginar que nuestro amigo no se dirigiese a Dios en esos “parrafillos” (como él mismo define a una conversación con Dios que lo escuchaba) que tenía con el Padre y le pidiese, al menos, una mijica de mejoría para lo suyo que era bien fuerte y suyo… Y si nos equivocamos, que Lolo nos perdone que en el Cielo todo bien es posible… 

Ya tenemos la fe como parte del método de Lolo; ya tenemos la oración que, por cierto, tanto y tanto tiene que ver con la fe, también como parte de su método. 

Y algo que no podía faltar en el “método Lolo” es la aceptación, un nivel de esta fuera de lo común. 

Debemos admitir, a tal respecto, que aceptar todo lo que, a nivel de sufrimiento y dolor, tuvo que aceptar Manuel no tuvo que ser fácil aunque, no podemos dejar de reconocer que, teniendo las otras “patas” de su banco espiritual que son la fe y la oración, aceptar no sería más que, por decirlo así, algo asumible y asumido. 

Aceptar… aceptar los “alfileritos” (en palabra suya) que sentía clavados en el cuerpo; aceptar la pérdida de la capacidad de comer, digamos, en condiciones ordinarias; aceptar que sus manos acabaran por no poder coger un bolígrafo, un lápiz; aceptar que sus ojos quedaran apagados físicamente y nada pudiera llevarse, a su corazón, haciendo uso de tal sentido; aceptar, aceptar, aceptar… 

Siempre aceptar y no poner mala cara. Y es que nos dicen quienes lo conocieron que Lolo era un hombre alegre. ¡Alegre!; que también era feliz, inmensamente feliz. ¡Feliz!, que según la forma de ser hoy día, es algo como poco comprensible cuando todo se cifra en el tener y no en el ser… Feliz, sí; alegre, más que nadie es eso seguro según, decimos, nos dicen quienes lo conocieron y que, hoy mismo, pueden certificar con sus propias palabras. Y era alegre y feliz porque sabía de Quién debía fiarse… 

Vemos, pues: fe, oración, aceptación. Es una buena tríada, pues muy vinculada está la fe con la oración y con la aceptación. 

A nosotros, de todas formas, y a tanta distancia espiritual como estamos de Lolo, sólo nos queda por decir: gracias, Lolo; gracias por enseñarnos un método que, es casi seguro, no seremos capaces de aplicarnos pero eso, como en todo lo espiritual, corresponde a cada uno de nosotros que por eso Dios nos da libertad… y por eso Lolo fue como fue y nosotros… pues eso, y nosotros. 

  

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos. 

 

Panecillo de hoy:

 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor":

“Nunca será Dios el primero en pestañear cuando dos ojos le interroguen con hambre de verdad “ (16)

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

24.04.23

Un amigo de Lolo – Los artículos de Lolo: “Sinaí”

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

“Una fiebre aceptada puede traer como contrapartida la llama de fe a un hombre que lee, al azar, unos renglones. (Circular nº 1 de la revista “Sinaí”) 

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien. 

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.  

Sinaí

 

Hace bien poco escribimos sobre la obra escrita de Lolo, digamos, en la prensa. Pero ya dijimos entonces que también había hecho lo propio en su medio de comunicación de título “Sinaí” que no era, sino, el nombre que daba eso a su obra espiritual. 

Es, ahora, pues, el momento de decir algo sobre lo que Manuel Lozano Garrido publicó en “Sinaí”. 

La obra escrita de tal nombre tiene, por así decirlo, dos etapas bien diferenciadas: la primera va desde la “Circular ”, de fecha 10 de febrero de 1959 (el inicio de todo lo que luego vino) hasta la circular 22 de fecha 22 de mayo de 1963; la segunda etapa discurrió, ya en forma de “Revista” desde junio de 1963 (manteniendo el orden anterior de las circulares y siendo la primera revista la que llevaría, pues, el número 24) hasta el número doble (121-122) correspondiente al segundo semestre de 1971 siendo, éste, un verdadero homenaje a Lolo que subiría a la Casa del Padre un 3 de nombre, precisamente, de aquel año: 1971. 

Ya podemos imaginar que en aquellos doce años mucho escribió Manuel Lozano Garrido en “Sinaí” y, como es lógico pensar, aquí no se va a reseñar todo pues, lo mismo que no hemos podido hacerlo en el artículo anterior referido a los artículos publicados por Lolo en la prensa local y nacional ídem de ídem debemos hacer ahora… De todas formas, quien tenga interés en conocer, al menos, “algo” del contenido de los muchos números de “Sinaí” puede dirigirse aquí.

Pues bien, como ejemplo de la producción de Lolo en, y, para Sinaí les traemos lo que escribió en la circular que hacía la 9 de las mismas. Se titula  Como se sacrifica una Madre” que, con mucho gusto, transcribimos aquí para que puedan gozar ustedes de un texto tan inspirado no sin antes indicar que este texto era el único que conformaba aquella circular: 

Cristo dejó su palabra, íntegra y perfecta, en el aire de su tiempo; su rotunda palabra, repleta y fecunda como una simiente en otoño. Él no manejó la arcilla ni el punzón porque sólo quiso darle a la palabra su acento y su Gracia. A su Iglesia y a toda la gran muchedumbre cristianizada toca portar el mensaje, cargando con la semilla hasta dejarla caer en el área de un corazón. A unos les pide que le crezcan la voz desdelos campanarios de las aldeas o en la dura vida de un trópico; de otros se deja fructificar en el silencio de los claustros o al hilo de una oración. A nosotros nos ha pedido todo ese mundo misterioso que se crispa al hilo de la palabra Sacrificio. Sería inútil enredar en busca de una preferencia. Lo único cierto es que cada destino ha sido moldeado con la conveniencia personal de una vocación de arquitecto o de carpintero y la perfección o el cuidado de una chaqueta o un ’suéter’.

Al Sacrificio, el egoísmo le ha tendido la celada de darle a conocer bajo un caparazón de erizo. Nos llega y la piel reacciona como si tuviera una urticaria. Unos aceptan penosamente y ya Dios les queda en el recuerdo con la amistad incómoda del notario que vino a comunicarnos un despido. Y no. Lo cierto es que al Sacrificio hay que encajarlo como un fruto espontáneo de amor, que se desprende con la misma largueza que el ramo de rosas que regalamos al ser querido. Si el Sacrificio necesita de una reivindicación,  hay que centrarla en el dulce y maravilloso camino de la ternura. Es así que el desprendimiento tuvo siempre un origen de amor. Un padre echa horas extraordinarias y el sudor le canta la alegría de poder saldar una medicina cara o la matrícula del hijo. Una madre se quita el sueño para coser una prenda y el esfuerzo se le queda escondido en el corazón y allí desgrana la canción de la maternidad. Al Sacrifico le veremos siempre en las raíces de cualquier fructificación de amor. Si a nosotros nos chirría, si nos tiembla el pulso a la hora de la visitación es porque aún hace aguas la nave del amor. Si, por el contrario, le damos a la palabra, con alegría, nuestros hombros, aunque estén débiles, paralíticos o deformes, nuestra vida, aunque esté atrincherada por sufrimientos y tribulaciones, habremos plantado una simiente de amor en el corazón de una criatura y Dios estará configurándonos el buen lugar de su Reino.

El Cristianismo le ha dado una forma plástica a la ternura en la figura de María. Es curioso que María quiso darse a ver en la roca de Lourdes con tres palabras esenciales en los labios: Sacrificio, Sacrificio, Sacrificio. La Ternura y el Sacrificio fundidos en un blanco lirio de maternidad. Y en el Sacrificio, desde la Redención, nos quedó como el más genuino fruto de amor.”

Ciertamente, que Lolo dedicó un tiempo precioso en escribir para “Sinaí” es bien cierto pues era su Obra espiritual creada después de viajar a Lourdes en 1958 (más concretamente a la vuelta de aquel viaje, seguramente, impresionado por lo que vio) y tuvo la gozosa idea de empezar algo en favor de los enfermos, él, claro, entre ellos… 

Es lógico pensar, por otra parte, que Lolo escribiera de muchos temas en aquellos años pues fueron unas decenas de números los que vieron la luz de aquella revista “Sinaí”. Así, por ejemplo, escribe acerca de la “Iglesia que habla y la Iglesia que reza”, en referencia al, ahora santo, Juan XXIII y, cuando murió el citado Santo Padre escribiría (junio de 1963) una “Oración de urgencia a uno de los nuestros”; una sección de título “Cartas con la señal de la cruz” que, años después sería el mismo que uno de sus libros; o cuando escribe sobre “la alegría y sus obstáculos” frente a la “esperanza sus motivos”; o cuando lo hace sobre la necesaria “limpieza corporal y espiritual”; o cuando habla del “Día del ayuno voluntario” con el ansia de paliar el hambre en el mundo o, en fin, cuando llega el tiempo de Navidad en el número correspondiente una “Salutación navideña”… 

Todo, como es de imaginar, lo que escribe Lolo en “Sinaí” va destinado a las personas que pasan enfermedades pero luchan para salir adelante. Por eso, casi al final de su etapa en la tierra (justo en aquel verano de 1971) escribe en publica ahí mismo un artículo que era, prácticamente, una Editorial de aquella revistas suya más que suya. De titulo “El dolce far niente” y está referido a lo que supone un tiempo en el que se puede vivir bien y pasarlo lo mejor posible. Pero eso, como podemos imaginar, no les pasa siempre a las personas que padecen enfermedades que sean consideradas graves. Sin embargo, como podemos imaginar, a eso también le saca punta el Director de “Sinaí”:

“Como vosotros, cuya ocupación permanente es la de padecer, pero con la sonrisa en los labios y en el corazón, pidiendo a Dios por los hermanos sanos que, no obstante, se exponen a no regresar -de hecho muchos no regresan- de unas vacaciones que se prometieron muy felices.

Para vosotros, queridos hermanos en el sufrimiento, no hay ‘dolce far niente’, el dulce no hacer nada. Al contrario, tenéis más trabajo, porque sois los vigías espirituales que suplican al Señor sin interrupción en la silenciosa madrugada o el caliginosa madrugada o el caliginoso día”.

Y, como suele ser habitual en una persona tan alegre como es Lolo, no puede terminar la cosa de forma pesimista (nunca pasa eso con este buen hijo de Dios) Y es que, en un momento determinado, al final casi del artículo de entrada a este número de “Sinaí” dice:

“Seamos optimistas; tal vez entre los pocos que no tienen vacaciones, vosotros sois únicos. Por vuestra alta misión, por vuestra entrega, por vuestra misericordia hacia el prójimo, que, en su inocente inconsciencia puede que no repare en aquellos que quedaron velando sus andanzas.

Pero, ¿qué importa? ‘Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia’” 

Y aquella revista, que tanta vida e ilusión dio a todas las personas que la leyeron entonces, era el ejemplo más evidente de que Lolo, por muy mal que físicamente le fueran las cosas nunca perdía la oportunidad de mostrar y demostrar de qué están hechos los santos.

 

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación

 


Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy: 

 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”

“Cada hombre se puede hacer su propia y escuálida verdad, pero sólo Dios tiene la inmensa y generosa verdad que sirve para todo, 15)

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Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

17.04.23

Un amigo de Lolo – Los artículos de Lolo: prensa escrita

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien. 

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

  

Los artículos de Lolo; prensa escrita

 

Todo un mundo. Los artículos de Lolo, aquellos que dio a la luz pública en la prensa local y nacional son todo un mundo que vale la pena descubrir con lo que llenaremos nuestro corazón amplia y profundamente.

 Son cientos. Es decir, las letras que publicó en forma de tales formas de comunicación son unos cuantos cientos. Seguramente, ochocientos o cerca de ochocientos lo cual nos muestra, en primer lugar, su interés por todo le pudiera suceder y, luego, la capacidad que tenía para llevarlo a cabo. 

Podemos decir que todo lo que caía en el corazón del Beato de Linares (Jaén, España) tenía su correspondiente salida en forma de artículo aunque, de todas formas, no todos ellos eran así, digamos, como escritos que tienen tal forma sino que muchos de ellos era entrevistas o algo que mucho le gustaba hacer: encuestas sobre temas más que interesantes de los que obtenemos no pocas enseñanzas. 

Es verdad que podemos dividir todo lo que escribió fuera de sus 9 libros en dos posibilidades: la prensa escrita (los periódicos y las revistas) y, luego, su producción en la revista “Sinaí” que era el órgano de comunicación de su obra espiritual del mismo nombre y que creó, levantó y desarrolló durante bastantes años y a la cual, este que escribe, tuvo el honor de dedicar más de 50 artículos en el blog de la Fundación Lolo. 

Es cierto y verdad que aquí no vamos a citar ni todos los artículos ni todas las veces que la voz de Lolo salió en forma de letra al mundo porque eso haría este artículo muy extenso. Bastará, para conocer la dimensión de quien estamos hablando, con decir algo de lo mucho que podríamos decir y que, estamos seguros, será del gozo de los amigos de este hombre lúcido espiritualmente y grande de alma. 

De todas formas, bien podemos decir y sin temor a equivocarnos, que Lolo, en cuanto a su profesión de periodista, se la tomó tan en serio que no había tema que no tocase su verbo. 

Sus algunos cientos de artículos publicados iban referidos a tantos aspectos de la vida de su tiempo que haríamos un listado muy largo y ya hay quien ha dedicado su tesis doctoral a tal tema, a saber, María Solano Altaba con el título de Biografía periodística de Manuel Lozano Garrido (1920-1971).Medios, temática y recursos persuasivos”. 

Así, desde un Vía Crucis del siglo XX hasta muchas oraciones dedicadas a la fe católica del autor como, por ejemplo, “Oración a las tres de la tarde del Viernes Santo” que trajimos a esta casa de InfoCatólica hace bien poco; o también Oración de urgencia a uno de los nuestros dedicada a la muerte de San Juan XXIII o, también, Oración desde un asilo donde, muy a diferencia de cómo se considera tal lugar, la esperanza es la dueña del mismo o, también, Oración a las doce ante un pedazo de pan o, cómo no, la Oración para amar al sufrimiento donde riza el rizo de lo bueno y especial que se puede llegar a ser entendiendo lo que tantas veces es inentendible, como podemos ver:

 

“TODO, Cristo, es fruto de amor; amor que Tú pones en el cuenco de tus manos, bien abarquilladas, y luego las relajas sobre el niño, la flor, el aire, la nobleza, el revés, la herida, para que todo susurre tu voz, tu aroma, tu aliento y tu figura.

 

Déjame pensar un momento… Sí; Tú eres amor y tu corazón se arma aglutinando todo lo que florece en el huerto y luego da la manzana sobre el mantel, el lavafrutas o los dientes del niño.

 

Amor es sentir en las raíces del pecho una succión que viene de pedacitos nuestros arraigados en el hermano, el amigo, el desconocido.

 

Amor es ver una cara sin rasgos y de pronto oírle la palabra y es nuestra palabra; Mirarle los ojos pardos y son también nuestros ojos; Caer en la cicatriz de la barbilla y es también nuestra huella de un absceso.

 

Amor del tuyo es ese y más: La palabra, los ojos pardos, la cicatriz tienen entonces el eco arameo de tus caminos, tu mirada de berbiquí que derrumbaba a Pedro, a Tomas y a Judas, el desgarrón de Longinos en esos pulmones que trasegaron el aire limpio de la inocencia absoluta y la bondad infinita.

 

Ya, Señor, puedo concluir; pero antes desearía pedirte que esta idea de tu encarnación en el dolor me la dejes quieta, inmóvil, imborrable, como en esos cortes de las películas rancias en que un hombre, se nos queda para rato con el vaso en el aire, a dos dedos de los labios.

 

Y ya que mi miseria se resiste a este trasplante glorioso de tu carne, inyecta en mi cerebro tu chispita divina para que yo vea en la mano crispada de Sebastián – en mi propia mano deforme – aquellos otros dedos que se aupaban sobre las muchedumbres para luego, dulce, pausada, armoniosamente, ir descendiendo sobre cada frente como una caricia, como un aliento, como un beso.

 

Ahora, sí, intentaré poner en el pórtico de esta mañana, las palabras de siempre, vitalizadas ya con el nuevo borrador de tu inspiración: “Señor: que yo llegue a amarte en el sufrimiento”

 

Pero es que Lolo escribe de tantos temas que resulta imposible mencionarlos todos, como decimos arriba. Sin embargo, diremos que se ocupa de la felicidad, de qué comeremos en el siglo XXI, de qué es más impresionante del nacimiento de Cristo, de la mina y de las más diversas situaciones por las que pasan sus trabajadores, de los jóvenes de Acción Católica y de su inicios dentro de la organización, de la esperanza… 

También, como no podía ser de otra forma, Lolo se ocupa de muchos de sus amigos que, en el mundo de las artes, destacaban entonces. Así, por ejemplo, de ocupa de Andrés Segovia, el guitarrista universal, de Paco Baños, el impresionante pintor de su pueblo, del escritor Pablo Ramírez, de Tom Dooley (médico americano del norte que dio su vida por los más desfavorecidos de Asia), de Angelita (aquella mujer que dijo sí al sufrimiento y fue fundadora de su obra “Sinaí”) de Fernández Pombo, también escritor, del Padre Javierre, de, de, de… 

Pero no sólo se ocupa Lolo de este tipo de temas sino que muchas veces se mete en “harina”, como suele decirse, y pasa a criticar lo que le parece criticable. Así, escribe sobre la mina y las condiciones de vida de los mineros, sobre la escuela y la necesidad de colegios, de la situación de la vivienda en su tiempo y, en fin, de todo aquello que, cree, resulta importante poner sobre la mesa aunque no pueda gustar a según qué tipo de autoridades… 

Y, abundando sobre esto, no podemos dejar de mencionar que Lolo ha descubierto, para el que esto escribe, muchos autores (escritores, poetas…) que han pasado a formar parte de mi vida. Pero eso lo dejo para otro momento porque tiene mucho que decir la cosa… 

Y ya no nos queda más que decir gracias, pues, Lolo, por tan buenos momentos y por tan buenas letras llenas de espíritu gozoso. 

Amén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación 


Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”


“Hay muchas cosas que no veo y otras que tampoco entiendo, pero una simple verdad de Dios me llena y me deslumbra”, 14) ”

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Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

10.04.23

Un amigo de Lolo – La relación de Lolo con el mundo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Estamos más que seguros que Manuel Lozano Garrido, Lolo, vivió a lo largo de su vida en un mundo dividido en dos mitades, a saber: uno antes de perder la vista y otro, claro está, después de pasar a engrosar el número de los ciegos que había en España. Y ya podemos imaginar que no era lo mismo ver que no ver y, dada su especial situación física… mucho menos que era eso. Sin embargo, podemos decir que el Beato de Linares (Jaén, España) puso al mal tiempo buena cara y, ante la adversidad, ni se arredró ni nada por el estilo sino que se comportó como un verdadero campeón de la vida y de la existencia o, vamos, como un superhéroe de la espiritualidad más profunda. Super Lolo, bien podríamos decir, ataviado con capa del corazón y con su arma (no tan secreta) de la fe. 


Pero, claro, hubo un antes y un después… 

El antes de quedarse ciego

Sabemos, por sus propios libros y por las personas que lo conocieron en el tiempo anterior a perder la visión fruto de la enfermedad degenerativa que padecía, que Lolo era una persona interesada, digamos así pronto, por todo. Es decir, que nuestro amigo, muy a pesar (o, mejor, por eso mismo) de la situación física por la que pasaba desde los primeros años de la década del 40 del siglo pasado, el XX, era una persona ávida de información sobre todo aquello que sucedía a su alrededor y, por ende, por todo lo que sucedía en el resto de España y en el mundo mismo y todo completo. 

Ya podemos imaginar que Manuel Lozano Garrido se empapó de todo lo que contaba la prensa de su época (entendiendo a la misma como a los periódicos), supo todo lo que se decía en las revistas y, seguros estamos de ello, sería un fiel oyente de la radio de la que también formó parte durante un tiempo al trabajar para la misma de la manera que era requerida su intervención.

Lolo no dejaría sin tocar capa alguna de información porque así lo demuestran los muchos artículos que escribió y publicó en la prensa local y nacional sin olvidar para nada su labor con su creación de nombre “Sinaí” donde trabajó más que mucho (junto con otras personas) y a la que dedicó, como obra suya que era, muchas horas de su vida.  Y por eso podemos decir, sin temor a equivocarnos, que antes de perder la vista Lolo era un verdadero entusiasmado de su trabajo. 

Y, entonces, aquel hombre que vivía la vida desde su sillón de ruedas, mostró, ahora sí quedó bien demostrado, que quien quiere… puede. 



El después de quedarse ciego

 

No es poco cierto que perder la vista ha de ser algo terrible, en sí misma considerada tan pérdida. Sin embargo, en el caso de Lolo la cosa era aún peor porque se añadió a sus padecimientos el no poder ver. Y sí, estamos seguros de que le tuvo que pesar mucho y más que mucho como, también estamos seguros de esto, nos pasaría a cualquiera de nosotros. 

Lolo, sin embargo, no se arredró. 

En realidad, no es que no se arredrara sino que casi todos los libros que publicó los escribió después de perder la vista… 

Esto, dicho así, podría parecer raro pues… si no veía, ¿cómo podía publicar como lo hizo?

Es cierto que aquí entran en juego otras muchas personas que echaron una mano (vamos, muchas manos) al bueno de Manuel. Y, sin embargo, eso no disminuye para nada el valor de lo que hizo Lolo desde que perdió la vista hasta el día (casi el mismo) que subió a la casa del Padre, un 3 de noviembre de 1971. 

Lolo escribió libros pero siguió publicando artículos en la prensa local y nacional, como hemos dicho antes, con un ritmo que es casi inimaginable para alguien que no ve y que, como es obvio, no puede tener acceso a lo escrito en los medios de comunicación como tenía antes de no poder ver nada. Sin embargo, eso a nuestro amigo parece que no le importó nada. Y cuál no sería su espíritu que lo contagió a muchas personas (empezando por su todo-todo Lucy, su hermana)  que pusieron todo de su parte para que aquello que salía de la mente pero, sobre todo, del corazón de Lolo no quedara ahí, como no dicho o escrito sino que, al contrario, muchas personas pudieran gozar de eso. Y no sólo gozaron entonces, conforme iba publicando sino que hoy mismo, nosotros, tantos años después de su marcha al Cielo, seguimos gozando mucho y más que mucho.

Lolo, por tanto, al perder la vista, se agrandó como persona y se vino arriba, así de simple y sencillo. Y eso, se diga lo que se diga, sólo lo pueden hacer aquellos que están tocados por la mano de Dios. ¿o no?

En fin… hemos podido darnos cuenta de cómo era Lolo y de cómo, muy a pesar de todos los pesares que podamos atribuir a su vida, se relacionaba con el mundo y de cómo nos sirve de ejemplo ante todos nuestros quejidos y nuestros lamentos.  

Eleuterio Fernández Guzmán



Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 
Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”
“La verdad, como el alba, nos trae la luz y la alegría; por eso Dios es así de infinitamente iluminante y jubiloso  (13)

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