InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Amigo de Lolo

23.01.23

Un amigo de Lolo – Sobre títulos y motivos: “Las golondrinas nunca saben la hora“

Presentación

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva escribiendo sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquella persona que se acerca a su persona a través de su obra pues ahora mismo no resulta posible hacerlo personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro ”Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.  

Sobre títulos y motivos:  Las golondrinas nunca saben la hora

Las golondrinas nunca saben la hora | Beato Manuel Lozano Garrido, beato  Lolo

Y es que, en esto también, en el título que el escritor da a sus obras, o, mejor, sobre todo en esto, hay un motivo o muchos motivos. Y es que, en el fondo, titular de una forma o de otra puede cambiar el sentido de lo escrito pero, más que nada, refleja lo que, desde el corazón mismo, sale al mundo exterior.

Eso pasa con el cuarto libro que publicó Lolo. Corría el año 1967 cuando salió a la luz pública Las golondrinas nunca saben la hora cuyo título, si bien extraño, tiene todo su sentido en el contexto en el que está escrito.

Este libro tiene la particularidad que recoge el momento en el que Lolo pierde la vista y pasa a formar parte del mundo de los ciegos. Y queda perfectamente enmarcado en dos citas: una puesta al principio que no es suya, sino de Santa Teresa de Jesús y que dice: 

Cuando menos veo, más creo”

 Luego, al final del libro sí que expresa Lolo lo que, al haberse quedado ciego, sabe que le pasa: 

Ya es noche, siempre de noche. Que sea, en cambio, mediodía también en mi corazón”.

Vemos que sí, que para Manuel Lozano Garrido es siempre de noche. Pero eso no quiere decir que se venga abajo ni nada por el estilo. Y es que, como muchas veces hace a lo largo de su vida y deja escrito en sus libros, tiene un corazón más fuerte que el de un toro. Por eso, se sobrepone a tal circunstancia o, como diría él mismo, “sobrenada” sobre su ceguera y quiere expresa que, a pesar de no ver con los ojos de la cara, haciendo uso del sentido de la vista, a pesar de eso, decimos, quiere que sea siempre “medio día en mi corazón”. Y es que así la noche, su noche, no se iba a imponer en vida. No quería y, claro, no lo hizo. 

Este libro es un diario. Y recoge la vida de Lolo entre el 2 de junio de 1961 y el 1 de julio de 1965. Algo más, pues, de cuatro años en la existencia del Beato de Linares (Jaén, España) 

Es lógico que un periodo tan amplio de tiempo dé para mucho. Por eso, estas páginas contienen, nada más y nada menos que el “Decálogo del periodista” (p. 170) y las “Campanadas” (12) que a la hora del último día del año de 1964 escribe para recordarnos qué es lo que resulta verdaderamente importante para un momento como es el del último día de un año, en tal caso el de 1964. 

Es cierto y verdad que este libro es, verdaderamente, maravilloso. Y es que estamos ante una obra de arte que emociona por muchos momentos y hacer llorar en tantos otros… porque hay rincones de privilegio donde se escribe desde la poesía de un corazón generoso y una mano que, aún sin poder, dibuja en el tiempo que nos ha tocado vivir una luz carente de superficialidad y, al contrario, sí de profundo hacer en el alma de quien lee sus muchos iluminantes párrafos y sus muchos acercares a las cercanías de Dios. Presente, el Padre, certifica “Lolo” que quiere “latir con fuerza en los pensamientos, en las ansias, en los ideales, y que toda esa sustancia de amor que significa la sangra se derrame a borbotones por las acequias de la generosidad y lleve su calor, su vitalidad y su riqueza a todas las criaturas del universo” (p. 89). Y a fe que lo consigue no quedándose corto nunca sino llenándonos de su ilusión y de su generoso ser, santo de toda fama de la santidad que Dios da a quien quiere aceptar su presencia.

En realidad, las golondrinas, que, como dice Lolo, nunca saben la hora, sí han sabido traer a las páginas de este libro, un santo hacer y un proceder del que no se puede decir otra cosa que no sea gozosa o dar gracias, a la vez, a quien ha sabido plasmar, a lo largo de los cuatro años de su vida que se recogen en el mismo, lo que un hijo de Dios hace cuando sabe que lo es.

  

Eleuterio Fernández Guzmán



Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” 
(En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:


Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor

” Dios es como el rayo ‘láser’: una poderosísima y casi milagrosa concentración de luz y de fuerza, salvo que en Él se llama Amor” (4)”

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

16.01.23

Un amigo de Lolo – Sobre títulos y motivos: “Mesa redonda con Dios “

Presentación

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva escribiendo sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquella persona que se acerca a su persona a través de su obra pues ahora mismo no resulta posible hacerlo personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro ”Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.  

Sobre títulos y motivos:  Mesa redonda con Dios

 

Libros de Lolo: “Mesa redonda con Dios”

Y es que, en esto también, en el título que el escritor da a sus obras, o, mejor, sobre todo en esto, hay un motivo o muchos motivos. Y es que, en el fondo, titular de una forma o de otra puede cambiar el sentido de lo escrito pero, más que nada, refleja lo que, desde el corazón mismo, sale al mundo exterior.

Eso pasa con el tercer libro que publicó Lolo. Corría el año 1963 cuando salió a la luz pública Mesa redonda con Dios el cual, por cierto, en sí mismo, dice mucho más de lo que pudiera parecer a primera vista. 

Cualquiera que le esto puede imaginar, y seguramente es el caso, lo que es una mesa redonda o, bien, una mesa-camilla. En ella nos sentamos y es fácil que nazca conversación sencilla y, sobre todo, establezcamos una relación muy directa con la persona que está, digamos, al otro lado… Y es que la cosa da para eso. 

Algo así hace Lolo con Dios, por así decirlo. También lo sienta a su mesa redonda y allí hace que el Creador intervenga en su vida de las más diversas formas. 

¿Qué tiene que decirle el Todopoderoso a Lolo y, así, a nosotros mismos? 

Por ejemplo, en lo tocante a la oración (esa relación tan estrecha que podemos tener con Dios) que “sigue siendo la gran exploradora y descubridora del objetivo vital del corazón” (p. 26Pero, además, que es “como una segunda Encarnación, de vuelta; como una semilla de hombre que se hace raíz en la Belén de corazón y de Dios y allí se nutre de su vitalidad” (p. 27). 

Orar, así, en la mesa redonda que el Beato de Linares (Jaén, España) tiene con Dios es algo tan natural como la vida misma que el Todopoderoso le ha concedido a nuestro amigo y de la que tanto provecho espiritual está obteniendo. 

Pero es que Dios mismo inspira a Lolo algo que, dicho por Su Hijo en un momento determinado de su vida, será de gran utilidad espiritual. Y es que lo llama a eso Manuel “Ocho recetas para ser feliz” (recogidas entre las páginas 191 a 201) Y nos referimos a las Bienaventuranzas que, como sabemos, son un verdadero faro para orientarnos en nuestro camino hacia del definitivo Reino de Dios llamado Cielo.

El caso es que Lolo, al sentar a Dios en su meda redonda y tenerlo tan cerca, hace posible que todo lo que pueda salir del corazón del Creador nos llegue directamente al nuestro. E, incluso, tiene este libro un apartado en el que Dios está “al volante” (página 105 a la 129) en el que bien se nos explican muchas de las cosas que tantas veces nos suceden pero ante las cuales no sabemos reaccionar siendo, como somos, hijos de Quien con Lolo está sentado… 

Sienta Lolo a Dios en su mesa y allí, tan cerca de sí mismo, casi podemos imaginar las caricias que le hace el Todopoderoso al corazón de quien tanto había sufrido y todavía sufriría. Y nosotros, que tan sólo podemos ser testigos de eso sólo nos cabe gozar de que hubiera quien, como Lozano Garrido, fuera capaz de sentar a Dios en su mesa redonda. Y saber que, siendo sus amigos, a nosotros también nos llega el rayo de Amor del Padre.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación 


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” 
(En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

  

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro. 


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor

 

“¿Fuerza ciega la del Autor de la vida, cuya Omnipotencia le viene precisamente del caudal del Amor? (3)”

 

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Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

9.01.23

Un amigo de Lolo – Sobre títulos y motivos: “Dios habla todos los días“

Presentación

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva escribiendo sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquella persona que se acerca a su persona a través de su obra pues ahora mismo no resulta posible hacerlo personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro ”Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.  

Sobre títulos y motivos: Dios habla todos los días  

Dios habla todos los días | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

Y es que, en esto también, en el título que el escritor da a sus obras, o, mejor, sobre todo en esto, hay un motivo o muchos motivos. Y es que, en el fondo, titular de una forma o de otra puede cambiar el sentido de lo escrito pero, más que nada, refleja lo que, desde el corazón mismo, sale al mundo exterior. 

Eso pasa con el segundo libro que publicó Lolo. Corría el año 1962 y aún no había perdido la vista. Su título es Dios habla todos los días y no podemos negar que en tales palabras hay toda una declaración de intenciones de parte del autor de este. 

Cuando alguien como Manuel Lozano Garrido que, para entonces, ya llevaba más de 20 años en su sillón de ruedas dice algo así, que Dios habla, es porque lo escucha. Y no dice que habla de vez en cuando como dejándose buscar o algo así, como escondiéndose, sino que, al contrario, habla todos los días. 

En un momento determinado de este libro dice Lolo esto que sigue (p. 219-220): 

“La inutilidad será siempre una incidencia transitoria. Sobre las manos inútiles o la muerte a fecha vista, nuestro cuerpo guarda una raíz de eternidad que no podrán derruir todas las peripecias del mundo. Si mis pies de plomo tienen en los sueños un galope de cervatillo, es porque en el nervio de todos los acontecimientos aún florece la semilla de supervivencia plantada por la propia mano del Dios infinito”. 

Es decir, que Dios, que le habla a Lolo todos los días (y sabe el linarense que también a los demás…) es Quien favorece en su persona una vida que sería imposible sin una tal ayuda y un auxilio como el que supone que el Creador hable todos los días y aliente con su Palabra santa y cercana al corazón de quien sufre (“Venid a mí los que estéis cansados y agobiados” …) 

El caso es que Dios habla todos los días en los acontecimientos que le suceden a Lolo,

habla todos los días Dios en la fidelidad que Lolo tiene hacia Quien lo ha creado y mantiene,

habla todos los días el Todopoderoso y Manuel Lozano Garrido escucha los gemidos inefables de Su Espíritu, 

habla todos los días Dios mismo y le permite a Lolo ir dando pasos (en su estado son como son, del alma) hacia un Cielo que se tenía bien ganado, 

habla todos los días el Creador en el corazón de aquel que se ha entregado todo a Su Voluntad y a al bien del prójimo, a amarlo como se ama a sí mismo Lolo. Y tanto es así que Lolo, hablando con Dios, dice (p. 77): 

Señor, ¿qué va a pasar-digo- con estos seres humildes que no ven y que Tú has puesto machaconamente en la vida para que algún día vuelvan a tu seno con un timbre de gloria?” 

Sí, Dios habla todos los días y Lolo, que sabe escuchar muy bien, nos muestra que no es imposible escucharlo. Tan sólo, “tan sólo”, hay que tener fe. Sí, de esa que puede mover montañas o hacer que un árbol que se deje caer en el mar… 

  

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

  

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

  

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

  

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”

  

”¡Qué inmensa fuente de energías Aquella que pueda dar su poder al rayo, la ola, el viento, los átomos y el sol! ” (2)

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Para leer Fe y Obras.

  

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna

2.01.23

Un amigo de Lolo – Sobre títulos y motivos: “El sillón de ruedas”

 Presentación

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva escribiendo sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquella persona que se acerca a su persona a través de su obra pues ahora mismo no resulta posible hacerlo personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo.

 Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro ”Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.   

 

Sobre títulos y motivos: El sillón de ruedas

 

Y es que, en esto también, en el título que el escritor da a sus obras, o, mejor, sobre todo en esto, hay un motivo o muchos motivos. Y es que, en el fondo, titular de una forma o de otra puede cambiar el sentido de lo escrito pero, más que nada, refleja lo que, desde el corazón mismo, sale al mundo exterior. 

El sillón de ruedas | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

Eso pasa con el primer libro que publicó Lolo. Su título es bien sencillo y, desde ya, es fácil entender el principal motivo de este: El sillón de ruedas.

Cuando Lolo escribe el que sería su primer libro (publicado en 1961) lo hace porque, seguramente, tiene una necesidad de dejar por escrito lo que es su vida, lo que ha sido a lo largo de los años que van desde que contrajo la enfermedad allá por el principio de los años 40 de aquel su siglo, el XX. 

El sillón de ruedas supone la confirmación escrita de que Manuel Lozano Garrido es un periodista de raza. El caso es que ya llevaba muchos años ejercitando tal profesión y, tanto en la prensa escrita como en el órgano escrito de “Sinaí” dejaba constancia de que era quién era, exactamente, alguien que sabe lo que dice y que dice lo que sabe. 

Es más que probable que todo lo que había dado a la luz escrita le llevaran a plasmar lo que era su vida en aquel momento o, mejor, lo que había sido hasta que era la que era. Eso es lo que hace en El sillón de ruedas. 

El caso era que aquel sillón (inmortalizado en algunas fotografías de la época para que quedara para siempre su misma realidad) llevó a Lolo bastantes años y si pudiera hablar contaría tanto los malos momentos que pasó sobre su asiento como los muchos gozosos que su especial naturaleza alegre le llevaron a creer de verdad que su enfermedad era, en realidad, una gran entrada por la puerta estrecha al Cielo de la que habla Jesucristo en un momento determinado. 

Aquel sillón era el típico de la época o, seguramente, el típico de alguien que no tenía muchos medios para tener otro mejor. Y, sin embargo, estamos seguros de que nunca Lolo lo miró con malos ojos sino, al contrario, supo que aquella compañía suya era, en verdad, un camino cierto hacia la eternidad aunque, es verdad, estamos casi seguros de que no se sentía capaz de aspirar a eso… 

El sillón de ruedas supone el comienzo de la obra, digamos, en formato libro de lo que fue una muy fructífera carrera de periodista y, en suma, de escritor mismo. Y nos abre las puertas a un mundo, a su mundo, que es uno en el que aunque haya mucho sufrimiento físico hay otro que lo supera: el gozo espiritual de saberse hijo de Dios y dotado de una esperanza irrenunciable y perpetua. Y es que si algo era Lolo era el hombre de la esperanza, siempre al lado de Dios de Quien una fuerza inaudita sacaba y una entrega sin límite daba a cambio. 

Lean ustedes este libro porque es uno que lo es maravilloso y les abrirá una puerta a la obra de Lolo de la que ya nunca querrán salir.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

  

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

  

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”

  

”De Dios me basta con que digas que es Amor” (1)

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Para leer Fe y Obras.

  

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna

 

26.12.22

Un amigo de Lolo – “Lolo, libro a libro”- Saber cómo es uno

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Saber cómo es uno

 

“Por favor, Cristo mío, sé indulgente y no te canses nunca de mí. Razón tienes de más para darme la espalda. Ya ves, me nace las canas y todavía Tú sales como antaño, a la puerta de tu casa y allí te sientas, espera que te espera a que yo aparezca por lo hondo del camino. Tan pobre soy, Señor, que tengo conciencia de que nunca podré remontarme por mi propio impulso. De seguro que nunca habrás puesto los ojos en un manojo de tantas debilidades. Así y todo, olvida mi ficha y dame aliento. Haz como esos pájaros hembras que ilusionan a los gorriones a que se lancen al revoloteo. Cuando me veas que por fin remonto aunque sea un palmo de tierra, pon tu palma debajo y me levantas en el aire hasta que me emborrache de azul perpetuamente.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 164)

 

Conviene darse cuenta de la forma cómo Lolo se dirige al Hijo de Dios porque es una buena forma de hacerlo. Y es que lo hace de forma íntima, directamente y como sabiendo (porque lo sabe) que tiene en Él a alguien más que a un confidente al reconocerlo como Dios hecho hombre. 

Pero, además de esto, nos damos cuenta de que Manuel Lozano Garrido, cuando escribe esto lo hace conociéndose a sí mismo a la perfección y sin dejar ningún cabo suelto. Es, además, algo lógico que le hable a Dios hecho hombre como lo hace porque Lolo es conocedor de que todo lo sabe el Todopoderoso y, así, Cristo mismo. Nada, pues, se puede ocultar porque sería necedad. 

Es cierto y verdad que nosotros sabemos que el hombre que esto escribe era más y mucho más que lo que parece un conjunto de debilidades físicas pues, espiritualmente hablando, era un gigante y más que un gigante. De todas formas, Lolo se conoce así y así se lo dice a Jesucristo. 

Quien lea esto se da cuenta de que el Beato de Linares (Jaén, España) se cree necesitado de la indulgencia de Cristo porque él se ve como un manojillo de debilidades, como decimos arriba. Y sí, físicamente así era porque ya conocemos lo mal que lo había estado pasando hasta entonces y lo mal que lo seguiría pasando hasta que Dios lo llamase a su Casa un 3 de noviembre de 1971. Sin embargo, para nada se sabe alguien que no tenga remedio porque sabe en Quién pone su confianza. 

Sabe muy bien Lolo que Jesucristo nunca lo ha abandonado sino que, al contrario, está ahí, siempre esperándolo pese a los pesares por los que estuviera pasando o, precisamente, por eso mismo, porque el Hijo de Dios ya dijo que debíamos acudir a Él cuando no lo estuviésemos pasando bien y eso era lo que hacía nuestro amigo Manuel: acudir a Cristo para que fuese, por decirlo así, comprensivo con su ser… 

La necesidad de Lolo viene de lo que viene: su enfermedad. Y es plenamente consciente de que, por sí sólo… vamos, que nada de nada puede dar. Y busca auxilio en Cristo a quien pide que le ayude a remontar y, aunque debamos entender esto desde el punto de vista que no sea físico… lo bien cierto es que sabía que poniendo su confianza en Jesucristo nada de lo demás sería imposible llevar a cabo. 

Lolo quiere subir, subir, subir, por lo menos, hasta el cielo para emborracharse de azul. Y que esto sea para siempre (perpetuamente, dice) Y sí, lo consiguió pero fue unos años más tarde, un día de noviembre, quizá frío, en el que Jesucristo, ya por fin, le alargó su mano definitiva.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.