InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Pedem litterae

11.12.13

Ad pedem litterae – P. Pablo Cabellos Llorente

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .
Es bien cierto, como sostiene el autor del artículo aquí traído, que hoy día hay pocos líderes a los que eso se les pueda llamar. Resulta curioso, a la vez, que sí lo hayan sido, o lo sean, los tres últimos Papas que ha habido (incluyendo el actual Papa Francisco). Y lo han sido por su integridad y su verdadero servicio al bien común del que, en demasiadas ocasiones, adolecen por no llevarlo al cabo muchos de los que, actualmente, se consideran “lideres” (entre comillas).

En realidad, el liderazgo supone, el tenerlo y ejercerlo, contar con una serie de cualidades que adornan a quien así actúa. Así, desde los padres que han de ser líderes para sus hijos hasta los dirigentes políticos, si no concurren las mismas no es difícil que nos encontremos con un simple poder impositivo.

Pero el autor del artículo pone sobre la mesa una verdad que es, verdaderamente, incómoda por no ser políticamente correcta. Nos dice que, a lo mejor, es culpa, también, la tal falta de liderazgo, de los propios componentes del pueblo que escogen a quienes no deberían haber sido escogidos. Nos dice, por eso, que “¿nos habremos equivocado en lo que pedimos al gobierno, a la oposición, al sindicato, al juez o al legislador? Porque, a lo peor, quizá hay un déficit en el pueblo, tal vez nos conformamos con pedir a los dirigentes pan y circo o lo que superficialmente deseamos. “

Y, seguramente, tiene más que razón.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.
La cuestión del liderazgo

Pablo Cabellos Llorente

No es infrecuente el lamento sobre la falta de líderes en nuestro mundo. Hay jefes de ámbitos varios, pero pocos líderes, personas que tengan tirón en la sociedad por su valía personal, por sus virtudes, ideales, aprecio por el bien común, búsqueda del necesitado, espíritu de servicio, ejemplaridad, aprecio por el encuentro de una ley común a todo humano, etc. Luego lo de la buena presencia, que hablen bien, etc. está muy después. Tal vez valga la pena preguntarse a qué sea debida esta escasez.

Indudablemente, estaría fuera de lugar pretender solucionar tan importante asunto en unas líneas. Pero algo hay que decir y, además, sin salirme de mi espacio. Mejor dicho, precisamente dentro de lo que me compete. Para comenzar, aprovecho una sugerencia de un amigo: los líderes naturales en una familia son los padres y madres, ciertamente si viven su tarea de modo adecuado. No es esa la pega de Dios, que cumple infinitamente bien su trabajo. Aunque sea entrar en corto y por derecho, como diría un taurino, dirigir como si Él no existiera ya es una seria dificultad. Pero veamos alguna otra cosa.

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7.11.13

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

Desde que el que fuera Arzobispo de Buenos Aires fuera elegido para ocupar la silla de San Pedro, muchas son las personas que creen que, por fin, ha llegado a la Iglesia un Papa que le va a dar la vuelta como se hace, por ejemplo, con un calcetín.

No es de extrañar, como sostiene el autor del artículo aquí traído, que ante lo que dice el Papa Francisco siempre haya personas que lleven el agua a su molino: que si esto quiere decir esta cosa, que si lo otro, otra, etc.

Sin embargo, no es poco cierto que, independientemente de lo que diga sobre un tema u otro, el Vicario de Cristo no se ha apartado de la doctrina católica para nada. Otra cosa es que las cosas obvias que dice pueden ser, para un analfabeto del catolicismo, cosas importantísimas. Pero eso, claro, es cosa muy distinta a sostener lo que, muchas veces, se sostiene.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

Respetar la libertad del Papa

Pablo Cabellos Llorente

“Recientemente, ha escrito Vittorio Messori un artículo referido a la preocupación de algunos católicos por ciertas expresiones del Papa Francisco, seguramente mal comprendidas. Después de citar los últimos pontífices, escribe: ¿Quién, por alejado o contrario a la Iglesia que sea, podrá negar que se trata de personalidades de insólito relieve, unidas por la misma fe y por el mismo compromiso en su función, pero con grandes diferencias de carácter, distintas historias y culturas, distintos estilos pastorales? Y es éste precisamente el punto que para muchos, incluso católicos, parece no estar claro: independientemente de quién sea el hombre que ha llegado al papado y cuáles sean nuestras consonancias o disonancias humorales en relación con el mismo, siempre será el sucesor de Pedro, responsable y guardián de la ortodoxia, por lo tanto un hombre de Dios que no sólo se debe aceptar, sino también hay que rezar por él y obedecerle con respeto y amor filial.

Aquí podría finalizar mi artículo y dejar tranquilas algunas conciencias católicas más dadas a opinar de todo que a considerar que el Papa siempre será el sucesor de Pedro y por tanto gozará de la asistencia del Espíritu Santo cuando haga Magisterio. Pero están también los no católicos e incluso medios abiertamente anticatólicos, que desean llevar el agua a un molino que perdurará seco porque esas aguas jamás se verterán en él. Son, por ejemplo, quienes hacen al Papa de izquierdas cuando se declara que no era de la derecha, refiriéndose al término con que en Argentina se designaba a la dictadura militar. Otros, por el contrario, le acusan de connivencia con ese régimen porque Francisco se desentiende de su propia defensa.

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18.09.13

A pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

Es de creencia común que cada cual tiene, a lo largo de su vida, momentos que calan en el corazón de una forma especial. Así, por ejemplo, cuando se conoce a una persona que, a lo largo de su posterior existencia, ha sido muy importante, eso mismo ha de dejar una huella grande en la vida de quien así lo siente.

El P. Pablo Cabellos hace mención en su artículo al momento en el que conoció a quien luego sería beato y, tras el transcurso del tiempo y el cumplimiento de las condiciones para eso, santo: san Josemaría.

Es bien cierto que algunas de las personas que podemos conocer han de ser muy especiales y, así, pensar que no somos dignos de que llegarnos ante ellas. Sin embargo, aquel sacerdote, fundador del Opus Dei no era nada estrafalario ni lejano sino todo lo contrario. No extraña, por lo tanto que el autor del artículo diga que quedó “convencido de haber conocido a un Padre muy cercano, a un hombre muy normal y muy extraordinario, a alguien que se empeñaba a diario en la lucha por la santidad y en arrastrar a tantos cuantos podía a esa pasión. Hoy, hace cincuenta años, conocí a un Santo".

Ahora, claro, habrán pasado hará unos cuantos días desde tal momento y la vivencia de tal encuentro y de tal momento se habrá enriquecido y quedará, siempre, en su corazón, e incluso, en lo que podamos ser capaz de entender como propio de nosotros mismos.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

Se cumplen hoy cincuenta años

Pablo Cabellos Llorente

Cuando escribo, se cumplen cincuenta años del día en que conocí a un Santo. Habrá pasado algún tiempo cuando se publique. Yo era un joven universitario que había pedido recientemente la admisión en el Opus Dei. Un buen grupo de gente en parecida situación nos reunimos para un curso de verano -donde descansar y formarnos- en el Colegio Mayor Belagua de la Universidad de Navarra. San Josemaría Escrivá pasaba unos días, si no recuerdo mal, en Elorrio, en la tierra vasca que tanto amaba, como toda la entrañable geografía española. Aunque sea una digresión, dijo de Valencia que le parecía que el Señor deseaba que amase particularmente a nuestra ciudad.

El veintitrés de agosto de 1963 se vino hasta Pamplona para visitarnos. Yo sólo conocía Camino y había escuchado en un viejo magnetofón una no menos vieja cinta con la grabación de la homilía “Vida de Fe", publicada años después. Me entusiasmaba -y me entusiasma- la fuerza de esa meditación, como me encantaron otras que conocí bastante más tarde. Ese era mi bagaje de la persona que nos visitaba y, claro, que era el fundador del Opus Dei y que, como vivíamos como una familia, se le llamaba Padre, pero no como el común denominador usado para hablar a un sacerdote o, en España, más habitualmente a un religioso, a quienes amaba san Josemaría, pero sabiéndose sacerdote secular cien por cien. Era el Padre porque era padre de veras, así, sencillo, como habría dicho un vasco.

Luego he pensado que los carismas que Dios reparte entre sus hijos, algunos -como en este caso- muy especiales, se traslucen en cierto modo al exterior. Si podía tener alguna idea fantasiosa del fundador, se me desvaneció nada más conocerlo: se veía a un Padre que generaba alegría y confianza conforme avanzaba de la puerta hasta llegar al oratorio para saludar al Señor -siempre era lo primero- y continuando después por el pasillo que conducía a la sala de estar. Éramos muchos porque se habían sumado los de otro curso que se realizaba en el Colegio Mayor Aralar. Éstos eran profesionales jóvenes que habían vivido en Roma.

A la naturalidad inicial, ya asombrosa, se sumaron más sorpresas: conocía detalles muy concretos de los llegados de Italia, tales como la operación quirúrgica del padre de un norteamericano, el estado de la construcción de una casa de retiros en Irlanda que comentaba con otro de este país, el interés por la familia de otro, etc. Esto no sucedió de golpe, sino a medida que los iba descubriendo entre los pocos sentados en sillas, los muchos colocados en el suelo y bastantes que permanecían de pie haciendo fondo. Aquello no tenía orden ni concierto: era una tertulia familiar en la que cada uno contaba lo que quería, otro preguntaba si cantábamos e íbamos a ello, después un chiste. Y entre una cosa y otra la reflexión sobrenatural, el impulso para orientar todo hacia Dios, el descubrimiento de horizontes apostólicos no imaginados.

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4.09.13

Ad pedem litterae – P. Pablo Cabellos Llorente

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

Es muy bueno saber a qué atenernos en lo tocante a lo que nos ha tocado vivir porque no hay nada peor que vivir en Babia y estar a otras cosas.

El autor del artículo sabe más que bien que la situación por la que pasa, por lo menos occidente (esto lo digo yo) tiene mucho que ver con el olvido de Dios que viene produciéndose desde hace unos siglos desde que realidades como la Ilustración se adueñaron de los pensamientos y, ¡Ay!, de los corazones de muchos. A partir de tal momento, dejar de lado al Creador ha tenido como consecuencia muchos males.

Hedonismo, relativismo, individualismo… son gigantes que han ido ocupando los haceres y decires de muchos y han provocado, por ejemplo, la misma situación de crisis por la que estamos pasando pues no es que no tenga nada que ver el egoísmo, el mirarse a uno mismo, el que todo dé igual, el yo, el yo y el yo sino que, al contrario, es lo que más tiene que ver con lo que hoy pasa.

Dice el P. Pablo Cabellos en su artículo que “sin una libertad cabal, no crece la fe, pero tampoco la persona”. Y por eso, exactamente por eso, por falta de libertad como ha de ser la libertad, es por lo que pasa lo que pasa.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

Atisbar los signos de los tiempos

Pablo Cabellos Llorente

Con más o menos acierto, en todas las épocas de la historia, los pensadores han estado pendientes de los signos de los tiempos. Quien ha sido más capaz de descifrarlos, de entender bien el pasado y el presente para proyectarlos hacia el futuro, es quien mejor ha captado el origen de los cambios, se ha hecho presente en ellos y ha dirigido el futuro hacia la felicidad de los hombres. Por el contrario, los que han captado el futuro partiendo de una idea errada han sido hombres y mujeres capaces de convertir en catastrófica la existencia humana. Hitler y Stalin equivocaron el fin y, por consiguiente, fallaron en los medios, produciendo la más sangrienta de las guerras y un caudal de muertos inocentes, cuyo sólo pensamiento aterra.

No hace falta pensar en los caídos en Vietnam, Camboya o China. O los que son fruto de las guerras sin sentido en curso. En la antigüedad romana, griega, en Mesopotamia, también tiraban a dar, pero provocaban relativamente pocas bajas. Cuando Alejandro redondeó su imperio, tenía muchos menos muertos detrás que los producidos por los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Ahora, con una profunda mirada hacia atrás, si deseamos otear el futuro para prepararlo digno del hombre, hemos de tener en cuenta dónde estamos, aunque la tarea adquiera proporciones gigantescas.

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21.08.13

Ad pedem litterae – P. Pablo Cabellos Llorente

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.
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Enlace a Libros y otros textos.
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Panecillos de meditación

lama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Amar a Dios sobre todas las cosas… y sobre todos los egoísmos, también.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

Consideramos “normal” que haya separación entre las parejas que han contraído matrimonio. En realidad, pudiera parecer que es obligatorio, al cabo de un tiempo de haberse casado que haya “cansancio” en los contrayentes. Hay, también, como dice el autor del artículo, mucho egoísmo y, por eso mismo, debe vencerse, precisamente, con amor.

Es cierto que, como dice el P. Pablo Cabellos, que tiene que acercarse aquel contrayente que más ame porque sabrá perdonar más pronto lo sucedido.

En realidad, lo que sucede es que el individualismo más acérrimo se ha aferrado a los corazones de muchos fieles católicos y eso ha producido un efecto negativo en la comprensión hacia el prójimo más próximo a nosotros.

Y pedir perdón. Tal es la herramienta fundamental que tantas veces no se usa…

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

Parejas rotas

Pablo Cabellos Llorente

“Días atrás, recibí el enlace de un buen vídeo sobre cuestiones matrimoniales. El conferenciante interrogaba al público acerca de quién debía dar el primer paso después de una disputa. Tras varias respuestas más o menos acertadas, afirmó: debe acercarse primero el que ama más. No parece difícil encontrar el problema aun sin indagar en las revistas del corazón ni atender a esos espectáculos televisivos que airean por dinero lo peor del ser humano. Podemos observarlo en la propia familia, en un vecino, amigo o conocido. Cada vez son más las parejas rotas, más frecuentes cuando sus lazos de unión fueron más débiles. Y como ha devenido ‘normal’, nos esforzamos poco para indagar las causas de tales situaciones que, se quiera o no, lesionan a la pareja dividida, a los hijos, a la sociedad. Nos conformamos con un triste ‘tiene derecho a rehacer su vida’, que puede transformarse en otro fracaso. Muchas de esas historias -no puedo generalizar- no son un canto a la generosidad, sino lo contrario de ese ponerse en la piel del otro, imprescindible para el verdadero amor. Sin ese costoso empeño, en lugar de la concordia aparece la discordia. El amor fenece cuando el egoísmo gana, cuando preferimos la propia felicidad en vez de buscar la de la persona amada, cuando deseamos que nos comprendan más que comprender, si queremos adaptación a nuestro modo de ser en lugar de entregarnos al del otro. Ya decía Tomás de Aquino que es propio de los amigos gozar y querer lo mismo. ¿Qué diríamos si se trata del amor conyugal? ¿Comprometemos nuestro futuro con la persona amada?

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