InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Ventana a la Tierra Media – La Comarca de Tolkien

3.06.21

Una ventana a la Tierra Media – El todo de Tolkien: 4. Relatos cortos

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Es verdad que cuando se habla de un autor tan consagrado como es J.R.R. Tolkien enseguida le vienen a uno obras de todos conocidas como son El SilmarillionEl Hobbit y, ¡cómo no!, El Señor de los Anillos que debe ser uno de los títulos de la literatura universal más repetidos desde que consiguió publicarlo allá por los años muy pasados del siglo que pasó, el XX. 

Sin embargo, como es sabido por todos aquellos que se hayan llevado a los ojos y al corazón lo dejado por escrito por el profesor de Oxford, algo más que tales obras escribió el buen hombre. Y estamos, por eso mismo, más que agradecidos. 

En este caso no nos referimos ni a los Cuentos inconclusos ni Hoja, de Niggle ni a cualquier otra que también puede llevar el apellido de “corta” sino a tres en concreto que, por su significado, nos parece importante reseñar aunque bien sabemos que cualquiera de las demás podría estar aquí a la perfección.

  

Pues bien, nosotros nos referimos a estas obras: 

-Egidio, el granjero de Ham, 

-Las aventuras de Tom Bombadil y, por fin, 

-El herrero de Wootton Mayor.

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27.05.21

Una ventana a la Tierra Media – El todo de Tolkien: 3. El Señor de los Anillos

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No podemos negar que enfrentarse, así, sin anestesia, a la obra cumbre de J.R.R. Tolkien no es poca cosa. Si, además, quien esto hace no es más que un simple lector del profesor de Oxford… en fin, como que la cosa no es nada fácil. Si, además, es más que sabido que hay personas infinitamente más preparadas para hacer eso que el que esto escribe… aún se complica más el asunto. 

Sin embargo, aunque sea a nivel puramente personal y pedestre creemos que algo podemos decir aunque mucho ya hayamos dicho, de hecho y verdad… 

El Señor de los Anillos ha pasado de ser una obra de literatura llamada fantástica (en todos los sentidos que comprende este adjetivo) a ser una obra casi, sin casi, de culto de todos aquellos lectores que ansían lo mejor a la hora de enfrascarse en determinadas aventuras. 

Es cierto y verdad que hace algunos decenios que ha traspasado el umbral de las páginas que contienen las aventuras y desventuras de la Compañía del Anillo. Y es que, al devenir obra esencial en este tipo de escritos, ha servido de base para muchas y variadas realidades. 

A nosotros, sin embargo, nos gusta El Señor de los Anillos en lo que es o, lo que es lo mismo, en sus miles de palabras y lo que suponen las mismas. 

Seguramente es cierto y verdad que todo lo que ha originado esta obra literaria, a saber, la música, los juegos, lo que se ha dibujado acerca de ellas y de sus personas o, en fin, todo lo que aquí no podemos poner por ignorar que exista (pero que seguro existe) está la mar de bien y muestra hasta dónde han llegado las aventuras de Frodo, sus amigos y sus enemigos, también. 

Esto lo decimos porque la trascendencia de ESDLA, que es también como, de forma abreviada se la cita, es más que mucha. 

Al respecto de esto, de las siglas ESDLA tenemos que decir que no son de nuestro gusto. Es decir, está bien resumir así el título pero no me digan ustedes que no es mejor decir, al completo, el mismo. Veamos esto: 

El Señor 

de los Anillos 

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20.05.21

Ventana a la Tierra Media - El todo de Tolkien: El Hobbit

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Bien podemos decir sin temor a equivocarnos que habrá habido pocos personajes en la historia de la literatura que como éste, que salió de no se sabe dónde y vivía en un agujero en el suelo, hayan dado tanto juego literario y fantástico.

Y sí, nos referimos al ser mediano llamado también Hobbit quien, sin quererlo y de forma imprevista, fuese por el mundo Terramediano a correr inesperadas aventuras.

A lo mejor el Hobbit resulta insufrible para según qué tipo de razas (pensemos en los Trolls o los Orcos, por ejemplo) y, por extensión, para todo aquel que idolatra al Mal y a su lado camina, pero para nosotros, la raza de los hombres, una vez descubierta su existencia, los medianos nos resultan, además de familiares (por razón de nuestro ser), agradables y muy dados a la celebración festiva. Y eso, se diga lo que se diga, no debería amargar la existencia de nadie sino, justo, al contrario. Y es que, como dice el dicho con mucha razón, “Ser amigo de un Hobbit el bien comer asegura” y no vamos a ser nosotros los que vayamos contra eso, faltaría más…

Doblando Páginas: Reseña: El Hobbit

Todo ser viviente de la Tierra Media (y se me apuran de las Tierras Imperecederas. Sí esos también, por muy bien que allí estén) debería conocer, al menos una vez en su vida, a un Hobbit. Es más, el que esto escribe llegó a conocer a tal simpar raza en medio de una trifulca que en seguida les cuento. Y ya verán qué amigos tan buenos tenemos los hombres en los medianos…

Eso se dice y se cuenta en la hora en la que los cuentos son los protagonistas de la noche. Pero, en realidad, que J.R.R. Tolkien diera a la luz del mundo a una raza tan especial como la mediana sólo pudo ser porque él mismo se consideraba un Hobbit. Por eso dijo en una ocasión algo como esto:

“De hecho, soy un Hobbit (en todo menos en tamaño). Me gustan los jardines, los árboles y las tierras de cultivo no mecanizadas; Fumo una pipa, y me gusta la buena comida simple (sin refrigerar), pero detesto la cocina francesa; Me gustan, y hasta me atrevo a ponerme en estos días aburridos, chalecos ornamentales. Soy aficionado a las setas (fuera de un campo); tener un sentido del humor muy simple (que incluso mis críticos encuentran aburrido); Me acuesto tarde y me levanto tarde (cuando es posible). No viajo mucho.”

Podemos decir, por tanto, que el profesor de Oxford tenía cierta predilección por los personajes que pertenecían a la raza mediana. Y por eso, los Hobbits más conocidos (Bilbo, Frodo, Sam, Merry y Pippin) son tan especiales y son tratados de una forma tan hermosa y tierna.

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13.05.21

Ventana a la Tierra Media - El todo de Tolkien: El Silmarillion

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Es cierto y verdad que toda la obra escrita por J.R.R. Tolkien vale la pena. También lo es que seguramente a unos les parezca mejor una narración que otra. Y es que como sobre gustos no hay nada escrito es aplicable tan sabio principio a esto que nos toca.

Pues bien, estamos casi seguros de que en el corazón de Tolkien padre había una ilusión y una pena: la primera tenía relación con la publicación de lo que era el origen de todo; la segunda, con no hacer podido hacerlo. Y nos referimos, como es posible adivinar, a El Silmarillion, joya literaria sustenta en otras joyas que dan nombre al mismo.

Sobre lo primero, no es raro creer que el profesor de Oxford, cuando escribía los primeros relatos que formarían parte de aquel embrión que se llamaría Tierra Media gozaba sobremanera.

Sobre esto dice Tom A. Shippey en su “Tolkien. Camino hacia la Tierra Media” que “El Silmarillion había comenzado su gestación, que habría de durar sesenta años, hacia 1914

El caso es que esta magna obra no llegó a publicarse en vida de su autor, seguramente, por muchas causas y, también, motivos pues no está de más pensar que sería el propio Tolkien quien tuviera influencia en un cosa así.

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6.05.21

Ventana a la Tierra Media - El todo de Tolkien: Presentación

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Está más que claro que hay muchas personas infinitamente mejor preparadas que el que esto escribe para hacerlo sobre J.R.R.Tolkien y, en concreto, sobre su obra escrita. Y, es más, cada día o muchas veces, para ser exactos, somos agraciados con trabajos que muestran perfectamente lo que queremos decir.

Sin embargo, si hay algo que produce el autor de las obras inmortales que ya conocemos (no vamos a desgastar sus títulos tan pronto…) es la seguridad de que podemos decir lo que creamos de ellas y, seguramente, a lo mejor hasta aprovecha a alguien (primero, a nosotros) eso que digamos. Y es lo que vamos a hacer en las semanas que la cosa dé de sí.

Como siempre hemos creído en eso que dice que “excusa no pedida, acusación manifiesta” (“Excusatio non petita, acusatio manifesta”, en lengua de la Roma antigua) nos excusamos acerca de la profundidad de lo que vayamos a decir pues, aún sin saberlo (eso llega cuando llega) y como ya se habrán dado cuenta muchas personas que leen estos artículos sobre el profesor de Oxford (otra coletilla que nos viene la mar de bien…), no vamos más allá de rascar la superficie de lo que tratamos aunque a veces hacemos algún que otro agujero (tipo enano) y sacamos más provecho pero, en fin, esto es lo que hay y suponemos que también ha de venir bien que el pueblo llano diga lo que le parece pues es desde la sencillez de donde, muchas veces, se llega más lejos…

Pues bien, en la imagen puesta aquí al lado (que, como es de imaginar, son de la propiedad de quien esto escribe y así lo hacemos todo más personal…) podemos apreciar de qué va a ir la cosa. Y aunque nunca hemos estado de acuerdo con eso que dice que una imagen vale más que mil palabras (¡dónde estaría Tolkien sin explicar lo que pueda mostrar una imagen!) pues siempre ha de ser mejor ahondar en la imagen que quedarse mirando la misma, nos valga la que hemos puesto arriba, eso, para poder centrarnos en este especial, personal y universal asunto.

Por tanto, aquí vamos a tratar sobre esto que sigue:

El todo de Tolkien: 1. El Silmarillion 

El todo de Tolkien: 2. El Hobbit 

El todo de Tolkien: 3. El Señor de los Anillos 

El todo de Tolkien: 4. Relatos Cortos

 

Podemos imaginar que el trabajo va a ser arduo pues, como hemos dicho antes y arriba hemos puesto, hay muchos especialistas sobre Tolkien que lo harían (y hacen) mucho mejor pero estamos en el derecho de hacer lo que vamos a hacer y que sea lo que Eru quiera… 

En realidad, lo mismo que creemos que Dios lo es personal, también creemos que J.R.R. Tolkien es un escritor personal en el sentido de que cada lector hace una lectura de su obra que le produce una u otra emoción y que, incluso, si leemos muchas veces (que suele ser el caso y lo habitual) la misma obra es hasta posible que nuestra afectación (si se puede decir así) sea distinta según nos encontremos en tal momento. 

Los lectores de Tolkien estamos en la seguridad de haber encontrado un tesoro mayor que el que pudieran haber encontrado en alguna cueva los caminantes de la Tierra Media y, si me apuran, hasta mayor que el que custodiaba el dragón en Erebor. Y es que, por decirlo pronto, nuestro tesoro no se contabiliza en monedas de oro o en artilugios de tal o cual valor sino en lo que más importa de todo que es el valor de la emoción y la ternura. Y así, se diga lo que se diga, a cada cual le da por verse concernido así o de otra manera. Y nosotros, como vamos a ver pronto, también somos de ésos, si ustedes nos entienden, como diría el simpar jardinero Sam Sagaz.

Vientos suaves nos llegan del Sur,

del este han venido los Elfos,

los Enanos de sus cuevas,

los Hombres en sus cabalgaduras

anhelan la gloria,

los Hobbits ansían vida tranquila,

una pipa, una buena cena,

una larga historia contada al fuego,

la existencia; en suma, la Tierra Media.

 

Y sí, hasta aquí llegó, como suele decirse, la riada del Brandivino que, como río, no está mal y además pasa por La Comarca. Y eso son palabras mayores…

 

Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond