InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Ventana a la Tierra Media – La Comarca de Tolkien

16.05.19

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – Libros sobre Tolkien y su obra: Biografía breve de J.R.R. Tolkien

Resultado de imagen de Tolkien y la Tierra Media

 

Este libro, dedicado al profesor de Oxford, es más que interesante. Y es que tiene una estructura muy útil a la hora de tener conocimiento cercano de la vida y obra de J.R.R. Tolkien. Y hacerlo, además, en un tiempo más que escaso que, dadas las circunstancias en las que vivimos, no esta nada mal.

J. R. R. Tolkien

Los autores de este libro (publicado por la editorial BLUME) son, como autor propiamente dicho, Gary Raymond, a la sazón editor de Wales Arts Review y profesor de inglés y escritura creativa en la Universidad de Gales, Newport y, como prologuista, John Howe que es un dibujante de prestigio reconocido dentro del género fantástico que ha ilustrado obras y calendarios de Tolkien y ha colaborado “con Alan Lee como artista conceptual en las versiones cinematográficas de El Hobbit y el Señor de los Anillos” del director Peter Jackson, cosa de no poca importancia por muchas críticas –o no- que se le quieran hacer a tales versiones cinematográficas de las obras del profesor de Oxford. 

Ya podemos entender que no se trata de un texto extenso en el que se analice al personaje en cuestión, nuestro profesor, de una forma tan más allá de lo normal que no quepa decir nada más o mejor . Y es que no se trata de eso sino, como bien dice el título del libro, de una “biografía breve”. Y sí, lo es pero también tenemos que decir que es más que útil, como afirmamos arriba. Eso sí, breve será pero se ocupa tanto de su vida, como de sus obras y, también, de la influencia en los más diversos campos que ha tenido y tiene J.R.R. Tolkien. No está mal para no llegar a 160 páginas… 

Leer más... »

9.05.19

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – El Bien y el Mal existen en Tolkien

Resultado de imagen de Tolkien y la Tierra Media

 

Es muy recurrente hablar del Bien y del Mal en J.R.R. Tolkien refiriéndose a sus dos obras, digamos, más conocidas que son, a saber, El Hobbit y El Señor de los Anillos. Y es que, sin duda alguna, en ellas puede apreciarse de forma evidente que hay quien hace mal las cosas y hay quien las hace bien y no, digamos, a nivel espiritual o que pudiera ser teórico, sino en la realidad (literaria) y, en fin, causando daño o lo contrario. 

Y, sobre esto, si hablamos de personajes, de seres subcreados por el profesor de Oxford es, ciertamente, extraordinaria la diferencia que existe entre aquellos que encarnan el Bien y los que hacen lo propio con el Mal. 

Como estos artículos van dirigidos tanto a quien esté avisado de qué se habla en ellos como a quien desconozca el mundo de Tolkien, no está mal decir que el caso mismo del Bien y del Mal está planteado por el autor de estos libros porque, como católico que era, tenía muy claro que existen uno y otro y que no puede ser lo mismo que venza el primero o que se haga con el poder el segundo. Es más, los daños causados cuando impera el Mal (Melkor-Morgoth y sus secuaces) son evidentes. De todas formas, hay que reconocer que cualquiera, sea católico o no lo sea, sabe que el Mal y el Bien existen a no ser que vive, de verdad, en otro mundo… 

Después de dejar claro esto que es, digamos, una general de la Ley de Tolkien, vayamos al meollo de la cosa. 

¿Es Eru -Dios- quien crea el Mal? 

Resultado de imagen de Ilúvatar

Esta pregunta tiene su intríngulis porque contestarla de forma positiva, que sí que lo crea, es bien cierto que pudiera parecer que goza con el mismo con el daño que causa. Sin embargo, como Tolkien tenía fe, nada de eso puede ser posible. Por tanto, respondemos que no, que Eru/Ilúvatar, no crea el Mal porque sólo quiere, al crear la Tierra Media y a los que la habitan, que algo bueno tenga vida. Y lo crea todo para goce, digamos, de sí mismo. 

Pero, entonces, ¿Cómo surge el Enemigo? 

Digamos que el Mal, en sí mismo considerado, habita en el corazón de Melkor, uno de los Valar (Ángeles según diría el mismo J.R.R. Tolkien, si nos atenemos a una creación, a la Creación de Dios Todopoderoso) que luego sería llamado, por primera vez, Morgoth (Enemigo Oscuro del Mundo) por Fëanor cuando arrebató los Silmarils en un momento histórico más que notable del relato de El Silmarillion. 

Sabemos que Melkor fue creado por Eru igual que fueron creado los demás Valar (Que eran considerados dioses para los habitantes de la Tierra Media; Ángeles, según decimos arriba) Pero, por unas cosas y por otras, su corazón se ennegreció. Y quizá lo hizo por esto que sigue, a lo que bien podemos llamar “Causas del odio de Melkor”: 

Resultado de imagen de Melkor

 1. Manwë y Melkor  (Valars, espíritus o dioses) son hermanos, pero Eru prefiere al primero. 

2. Varda (Valie, Varda en femenino, diosa o espíritu) rechaza (antes de la ejecución de la música) a Melkor y éste la odia. 

3. Melkor estaba celoso de Aulë  (Valar, dios) porque se le parecía mucho en pensamientos y poderes. Melkor estropea todo lo que hace Aulë. 

Ambos quieren hacer cosas nuevas: 

             -Aulë crea a los enanos (que permanecerán sin existir hasta que aparezcan los Primeros Nacidos de Ilúvatar, los Elfos) 

             -Melkor corrompe a Elfos capturados para que aparezcan los Orcos. Es, seguramente, lo que más molesta a Ilúvatar: que destruya a su primera creación de seres vivientes.

 

Esto y, quizá, otras causas que se sumarían a las aquí apenas expuestas, fue la causa principal de aquel Valar que podía haber sido bueno deviniera en malo y causara tanto daño como pudo. 

Sobre lo del odio, que referimos arriba, es muy cierto que el que sería considerado “Enemigo” de todo lo bueno, el creador de sombras en el corazón de los Primeros nacidos, de los hombres o de todo ser que pudo corromper, acumuló tanto en su corazón que, en realidad, otra cosa no podía hacer. Es decir, podría haber hecho otra cosa si desde el principio no hubiera desafinado en la interpretación de la música que Eru creyó oportuno que interpretaran los Valar. Pero desafinó de tal forma que, desde aquel momento, Ilúvatar supo que aquel Ainu al que había creado poniendo todas sus posibilidades en él y al que había hecho poderoso, muy poderoso, iba, en efecto, a mostrar su poder pero no de la forma como debía mostrar sino, justamente, al contrario. 

De aquel ser creado para el Bien muchos fueron los que nacieron para el Mal. Es decir, Melkor, por sí solo, poco podía hacer pues tenía en contra a casi todos los Valar (había quien estaba de acuerdo con él, como suele pasar siempre con el Mal, entonces y ahora). Y necesitaba, por decirlo así, discípulos que, muchas veces, lo eran por esclavitud y, otras veces, por conveniencia (recordemos, por ejemplo, a los hombres que lucharon a su lado en las muchas guerras que hay en la Tierra Media) Y corrompió seres existentes como si se tratase de la creación de seres nuevos como quería tener poder para eso, digamos, a como lo tenía Eru, seres horrendos (¿Por qué el Mal nada bello puede hacer?) que causaron daños más que cuantiosos desde el mismo momento de su creación o, mejor, cuando estuvo preparado el Enemigo para que lo hicieran. Es decir, crear en cuanto lo podía hacer Eru no podía hacer, ni siquiera, el gran Valar Melkor. De todas formas, no podemos negar que hay debate al respecto de si el Enemigo podía crear o sólo hacer que lo existente se convirtiese en parte de su Mal. 

A este respecto, estamos de acuerdo con que si Aulë pudo crear a los enanos aunque tuviera que esperar el permiso de Eru para darles vida… es posible que también pudiera hacer lo propio Melkor. 

Bueno… de todas formas, el caso es que hay una serie de seres malvados que actúan a favor de este requetemalvado ser llamado Morgoth. Y hacen el mal y son el Mal considerado como tal. 

Resultado de imagen de Orcos

Así, por ejemplo, Orcos, Trasgos, Nazgûls (que ponemos aquí porque fueron antiguos reyes o hechiceros a los que Sauron entregó uno de los anillos con los que podían obtener grandes poderes y los que, con el paso del tiempo, acabaron siendo espectros y por ser Sauron, a la sazón, Maiar corrompido por Melkor cuando así se llamaba), Trolls y demás bestias relacionadas con el rebelde Valar al que aquí nos referimos como expresión propia del Mal, actúan al antojo de quien los domina a lo largo de toda el relato de El Hobbit y El Señor de los Anillos. Y es que hay que tener en cuenta que es el Anillo Único el que hace, digamos, de cordón umbilical que une la segunda obra literaria con la primera pues tanto era el interés que había, por parte del editor de El Hobbit en que hubiese una segunda parte de tal obra que tuvo que encontrar, J.R.R. Tolkien, un nexo de unión entre lo que había sido aquella exitosa historia (inesperado éxito, seguramente) y lo que él sabía no podía ser una simple continuación de las aventuras de Bilbo Bolsón. 

Tales seres, y otros más de naturaleza divina (como hemos dicho arriba hubo hombres que lucharon al lado del Enemigo fiados, seguramente, a las promesas hechas por Morgoth – señal de lo que, en verdad, no lo conocían-) forman parte del Mal y en el Mal, según podemos ver con bastante nitidez, se apoyan para llevar una vida que no es, precisamente, recomendable. Y, entre ellos, como no podemos olvidar, se encuentra Saruman, un Maiar (digamos, un dios menor) que trata de imitar a Sauron pero con un éxito bastante menguado y que tiene sus más y sus menos con Gandalf, otro personaje más que conocido que, como Maiar que era (de la raza de los Istari o Magos) no acepta la corrupción del Mal y se alinea con el Bien a al Bien sirve y al que, sin duda alguna, dedicaremos, cuando corresponda, un artículo especial como merece el que tanto hace para que triunfe el bien. 

Es bien cierto, por tanto, que J.R.R. Tolkien tenía más que claro que la existencia del Bien y del Mal en su mundo (y en el nuestro, en el ahora mismo) debía tener reflejo en la obra que lo iba a hacer inmortal (eso no lo sabía, claro está). Y podemos decir, sin temor a equivocarnos, que consiguió más que bien que lo bueno fuera bueno y lo malo, más malo que la quina. Y es que, en realidad, toda la historia de la humanidad (y en su caso, de los seres que subcrea) ha mostrado que, aún no queriendo Dios (Eru en la Tierra Media) que el Mal exista, acaba surgiendo por corrupción de los corazones. Vamos, tal como la vida misma.

 

 

Eleuterio Fernández GuzmánErkenbrand de Edhellond  

Nota: las imágenes han sido tomadas de Tolkienpedia.

………………………….. 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy: 

Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos. 

…………………………….
Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

2.05.19

J.R.R. Tolkien- Ventana a la Tierra Media – Hacia las Imperecederas Tierras

  Resultado de imagen de las tierras imperecederas

Valga lo que sigue por los sueños que podemos tener y que solemos tener de un mundo, seguramente, mejor que el caído en el que vivimos. Y eso no es escapismo ni nada por el estilo sino, simplemente, gozo de saber que podría ser posible… 

Hacia ellas, hacia las Imperecederas Tierras. Así hemos titulado este, casi, poema; a lo mejor, impropio para los que saben, de verdad, hacer estas cosas. Hay, de todas formas, nostalgia en esto aunque pueda carecer de sentido; nostalgia hay, sin duda, porque creemos que puede ser posible… al menos, en nuestro corazón, que lo fue.

Esta obra de poesía, se dice, es proclamada por aquellos que, en la Tierra Media, aún tienen esperanza y a ella se aferran.

Por mucho que se nos diga    que esto no es cierto,

que sólo es fantasía                y que dejarlo debemos,

por mucho que oigamos         aunque quedemos perplejos,

aunque sepamos, decimos,    que es propio de alejados

del mundo que vivimos           no anhelamos cosa distinta,

lugar mejor donde ir,               estancia que descubrir.

 

Hay lugares mejores               donde llevar nuestras almas,

lugares donde reposar            nuestros cansados corazones,

pocos, al parecer,                   alcanzan aquellas orillas

y pocos, según nos dicen,      los que tienen tal premio,

pero nosotros creemos           y es lo que aquí decimos

que vayamos pronto               a las Tierras,

Imperecederas llamadas        donde en la Tierra, la Media,

habitan los Bendecidos,         aquellos que Eru quiso,

los que anhelamos conocer    y los que fueron.

 

Como Bilbo tuvo canción        última de las que hizo,

nosotros tenemos esto,          que sabemos no es lo mismo,

pero nos vale como gozo,      como ilusión y como sueño.

 

Allende de los mares,             donde las tierras son luz,

libres del Mal malvado,           habitan los inmortales

y es destino que ansía           el corazón de los hombres

alcanzar aquellas tierras,       ver si es cierto tal nombre.

 

Sabemos, de todas formas,   que por mucho que habitemos

aquellos lugares ciertos          aunque sea sólo en sueño,

nada ha de pasarnos ,            nada que sea tan bueno

como vivir para siempre         entre aquellos que bendijeron

las manos limpias de Eru,      Creador de lo eterno.

 

Según se habla en cuentos     a los enanos, hombres y elfos,

hay muy pocos,                       de entre ellos,

que puedan contar                  y que sea verdad,

que han pisado las playas,     que hayan pisado el suelo

donde los inmortales               gozan su gozo imperecedero,

aunque resulte imposible        cruzar al destino nuevo,

es ilusión que tienen                y mucho más que un sueño.

 

Entre nosotros, los viejos,       aquellos que batallas vivieron,

cuentan que hace siglos,        muchos que ya cayeron,

hubo quien intentó                  cruzar el mar de en medio

y llegar a gozar, siquiera,        un instante de aquel viento,

siendo cierto y verdad             que todo quedó en anhelo.

 

Debemos conformarnos,         según vemos y hacemos,

con saber que Eru quiere,       y desdecirlo no debemos,

que cada cual que, creado,     de su corazón ha emanado,

goce de lo entregado,             regalo, sí, de sus manos.

 

Y aunque eso hagamos,           sin alcanzar lo imposible,

no olvidemos que soñar,           un tal don nos es dado,

e imaginar alcanzar,                  aunque sea imaginado,

aquellas Tierras inmortales       e Imperecederas llamadas,

es cosa que hacer podemos,    algo que Ilúvatar

nos lo puso en los sueños.

Por cierto, como hemos dicho otras veces, quien quiera puede aportar sus propias creaciones. Digamos, aquí, que en poesía relacionada con la obra de J.R.R. Tolkien. Sería todo un honor poder leer lo que se haya escrito a tal respecto.

 

Eleuterio Fernández Guzmán - Erkenbrand de Edhellond

 

Resultado de imagen de Tolkien y la Tierra Media

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.

…………………………….
Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

25.04.19

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – La labor impagable de Christopher Tolkien

Resultado de imagen de Tolkien y la Tierra Media

Es bien cierto que J.R.R. Tolkien, por diversas circunstancias (entre las cuales no fue de poca importancia la perfección que quería imprimir a sus obras) no publicó, en vida, muchas obras de ficción o, digamos, de subcreación.

Sin embargo, no es poco cierto que escribió mucho y más que mucho. Era de esperar que alguien que había colaborado mucho en su trabajo desde bien pequeño (en cada edad, lo suyo, claro está) como es su hijo Christopher   se encargara de continuar con la labor de publicación a que su padre no pudo hacer frente.

Leer más... »

11.04.19

J.R.R.Tolkien - Ventana a la Tierra Media – La revista Estel

Resultado de imagen de Tolkien y la Tierra Media

 

“La Revista Estel, de periodicidad semestral, que incluye diversos artículos especializados en la vida y obra del Profesor, así como contenido relativo a las actividades que realiza la propia asociación. Cualquiera puede acceder a números pasados de la revista Estel, ya que los liberamos para consulta pública, y así podrá disfrutar de sus contenidos y aprender o descubrir matices nuevos de esta vasta obra.”

Con estas palabras, la Presidenta de la Sociedad Tolkien Española (STE desde ahora), en entrevista publicada en este blog el pasado 2 de febrero, ponía sobre la mesa la existencia de Estel. Y es que  la Sociedad Tolkien Española tiene, entre sus diversas formas de difusión de la figura y otra de J.R.R. Tolkien, una que, por ser en papel, tiene su importancia. Y no es que aquello que esté en la red no la tenga sino que, para las personas que nos gusta leer en tal tipo de medio (el papel, queremos decir) hay formas que tienen más importancia. 

Bien. Decimos que la STE Tiene un medio de comunicación (también es accesible a través de la red, como podemos imaginar) que, con el nombre élfico de esperanza, Estel, nos pone al día de lo que pasa en nuestra Sociedad. 

La revista Estel, que es la revista oficial de la Sociedad Tolkien Española, como decimos, tiene un equipo editor muy amplio que lleva a cabo un encomiable trabajo que consiste, en esencia, en dar a la luz trabajos relacionados, como podemos imaginar, con el profesor de Oxford (resulta curioso, por cierto, que se le suela llamar así cuando estuvo en alguna que otra Universidad…) y con todo lo que, alrededor de la Tierra Media, existe y se desarrolla porque son tantos los temas que suscita la obra de J.R.R. Tolkien que ha de haber un medio de comunicación que se ocupe, al menos, de algunos de ellos. Y eso lo que hace Estel. 

No podemos negar, porque sería faltar a la verdad, que los artículos que se publican en Estel muestran la influencia que, en muchas vidas, tiene lo escrito, en vida o de forma póstuma, por el profesor Tolkien. Y es bien cierto que es tanto y tanto lo que se puede decir de las palabras que han dado forma a la vida de la Tierra Media (en sus diversas Edades) que está más que bien que haya quien se ocupe de hacer que se conozca el pensar de aquellos seguidores de J.R.R. Y no se trata, por decirlo así, de un terreno propio de los que se podían considerar “frikis” porque la labor llevada a cabo a lo largo de su vida por Tolkien va más allá de los gustos muy particulares de cuatro gatos, como podría pensarse. Y es que, a lo largo del mundo, no pueden estar equivocados los millones y millones de personas que dan, a la obra del profesor de Oxford, una importancia, en sus vidas, de primer nivel y, no nos equivocamos en decir que no pueden pasar sin ella. Así de sencilla y profunda es la cosa. 

Leer más... »