InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Serie El rincón del hermano Rafael

29.11.18

El rincón del hermano Rafael - "Saber esperar" - Saber aceptar la Cruz

“Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”

Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.

Hasta hace bien poco hemos dedicado este espacio a escribir sobre lo que el hermano Rafael había dejado dicho en su diario “Dios y mi alma”. Sin embargo, como es normal, terminó en su momento nuestro santo de dar forma a su pensamiento espiritual.

Sin embargo, San Rafael Arnáiz Barón había escrito mucho antes de dejar sus impresiones personales en aquel diario. Y algo de aquello es lo que vamos a traer aquí a partir de ahora.

             

Bajo el título “Saber esperar” se han recogido muchos pensamientos, divididos por temas, que manifestó el hermano Rafael. Y a los mismos vamos a tratar de referirnos en lo sucesivo.

 

“Saber Esperar” – Saber aceptar la Cruz

 

“Aceptemos la Cruz y saltemos de gozo, por la dicha inmerecida de tenerla. En eso nos distinguimos los amadores de Cristo. Bendita Cruz que a Él nos aproxima.”

 

Es seguro que muchas veces expresa esto el hermano Rafael. Sin embargo, al parecer, no es suficiente con que se diga una, dos o tres veces sino que se debe insistir, debe insistir San Rafael Arnáiz Barón, en algo que, de por sí, deberíamos tener más que claro y, así, asumido en nuestro corazón. Pero… es que somos como somos los creyentes católicos. Al menos el que esto escribe; los demás, ellos mismo dirán.

Bueno. La Cruz de Cristo es un símbolo pero, sobre todo, es una realidad que llevamos algo más que colgada en el cuello. Y que es el quicio sobre el que apoyar, sobre el que construir algo que no se caiga y alto tan crucial como es nuestra propia fe. Por eso es tan importante para nosotros, los discípulos de Cristo.

Es bien cierto, por otra parte, que la Cruz de Cristo prefigura la nuestra o las nuestras. Es decir, que nos sirve de modelo, de ejemplo, de cómo hacer las cosas. Y ahí la cosa cambia tanto, tanto, que a veces no somos consecuentes ni con la misma ni con lo que la misma significa. 

Tenemos, pues, dos cruces: la Cruz de Cristo y la nuestra (más si son más, claro está). Pero aquí nos habla el hermano Rafael de la del Hijo de Dios. Y lo hace porque, asumiéndola nosotros… lo demás será más fácil (aún sin serlo) y aún más sencillo (aunque no lo pueda parecer)

¿Aceptar la Cruz?

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22.11.18

El rincón del hermano Rafael - "Saber esperar" - Bien lo necesitamos

“Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”

Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.

Hasta hace bien poco hemos dedicado este espacio a escribir sobre lo que el hermano Rafael había dejado dicho en su diario “Dios y mi alma”. Sin embargo, como es normal, terminó en su momento nuestro santo de dar forma a su pensamiento espiritual.

Sin embargo, San Rafael Arnáiz Barón había escrito mucho antes de dejar sus impresiones personales en aquel diario. Y algo de aquello es lo que vamos a traer aquí a partir de ahora.

             

Bajo el título “Saber esperar” se han recogido muchos pensamientos, divididos por temas, que manifestó el hermano Rafael. Y a los mismos vamos a tratar de referirnos en lo sucesivo.

 

“Saber Esperar” –  Bien lo necesitasmos

“Señor, ayúdame, atiéndeme en la tentación, no me dejes, Señor, pues yo solo, ¿qué podré hacer?” (Punto 253)

 

Ciertamente, es más que probable que los seres humanos lleguemos a creernos más de lo que somos.

Cuando decimos esto no es que creamos que somos más que Dios aunque, en realidad, viene a ser lo mismo cuando olvidamos la Santa Providencia que, como gran virtud y realidad, viste el corazón de nuestro Creador.

Hacer eso o, lo que es lo mismo, olvidar una gran verdad puede acarrearnos graves consecuencias.

En realidad, estar en la seguridad de que nos valemos por nosotros mismos y que, al fin y al cabo, si estamos en el mundo es porque podemos sacar nuestra existencia adelante sin ayuda “exterior y sobrenatural”, es, como decimos, un error más que grave.

Dios nos crea y, a través de nuestros padres de la tierra, venimos al mundo con el Espíritu Santo infundido en nuestro corazón. Eso se nos recuerda en nuestro bautismo. Y esto, apenas aquí dicho, es más que suficiente como para  que no nos equivoquemos tantas veces al respecto de qué somos y qué podemos hacer solos…

Sabemos, a este respecto, que nuestro hermano y Dios, Jesucristo, lo dejó bien dicho, para que nadie se equivocara: “separados de mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5) aunque bien entendemos que no quería decir que “nada” pudiéramos hacer porque podemos, y vaya si podemos hacer cosas que son malas. Se refería, sin duda, el Hijo de Dios, a que no podíamos hacer nada que fuese provechoso y fructífero para nuestra alma. 

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15.11.18

El rincón del hermano Rafael - "Saber esperar" - Bien lo necesitamos

“Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”

Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.

Hasta hace bien poco hemos dedicado este espacio a escribir sobre lo que el hermano Rafael había dejado dicho en su diario “Dios y mi alma”. Sin embargo, como es normal, terminó en su momento nuestro santo de dar forma a su pensamiento espiritual.

Sin embargo, San Rafael Arnáiz Barón había escrito mucho antes de dejar sus impresiones personales en aquel diario. Y algo de aquello es lo que vamos a traer aquí a partir de ahora.

             

Bajo el título “Saber esperar” se han recogido muchos pensamientos, divididos por temas, que manifestó el hermano Rafael. Y a los mismos vamos a tratar de referirnos en lo sucesivo.

 

“Saber Esperar” –  Bien lo necesitamos

“Señor, ayúdame, atiéndeme en la tentación, no me dejes, Señor, pues yo solo, ¿qué podré hacer?” (Punto 253)

 

Ciertamente, es más que probable que los seres humanos lleguemos a creernos más de lo que somos.

Cuando decimos esto no es que creamos que somos más que Dios aunque, en realidad, viene a ser lo mismo cuando olvidamos la Santa Providencia que, como gran virtud y realidad, viste el corazón de nuestro Creador.

Hacer eso o, lo que es lo mismo, olvidar una gran verdad puede acarrearnos graves consecuencias.

En realidad, estar en la seguridad de que nos valemos por nosotros mismos y que, al fin y al cabo, si estamos en el mundo es porque podemos sacar nuestra existencia adelante sin ayuda “exterior y sobrenatural”, es, como decimos, un error más que grave.

Dios nos crea y, a través de nuestros padres de la tierra, venimos al mundo con el Espíritu Santo infundido en nuestro corazón. Eso se nos recuerda en nuestro bautismo. Y esto, apenas aquí dicho, es más que suficiente como para  que no nos equivoquemos tantas veces al respecto de qué somos y qué podemos hacer solos…

Sabemos, a este respecto, que nuestro hermano y Dios, Jesucristo, lo dejó bien dicho, para que nadie se equivocara: “separados de mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5) aunque bien entendemos que no quería decir que “nada” pudiéramos hacer porque podemos, y vaya si podemos hacer cosas que son malas. Se refería, sin duda, el Hijo de Dios, a que no podíamos hacer nada que fuese provechoso y fructífero para nuestra alma. 

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8.11.18

El rincón del hermano Rafael - "Saber esperar" - Lo que quiere Cristo

“Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”

Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.

Hasta hace bien poco hemos dedicado este espacio a escribir sobre lo que el hermano Rafael había dejado dicho en su diario “Dios y mi alma”. Sin embargo, como es normal, terminó en su momento nuestro santo de dar forma a su pensamiento espiritual.

Sin embargo, San Rafael Arnáiz Barón había escrito mucho antes de dejar sus impresiones personales en aquel diario. Y algo de aquello es lo que vamos a traer aquí a partir de ahora.

             

Bajo el título “Saber esperar” se han recogido muchos pensamientos, divididos por temas, que manifestó el hermano Rafael. Y a los mismos vamos a tratar de referirnos en lo sucesivo.

 

“Saber Esperar” – Lo que quiere Cristo

 

“No necesita Él de mi libertad, ni de mi salud, ni de mis alabanzas al contemplar las obras de sus manos; le basta mi admiración profunda nacida ante la vista de su Sagrario escondido humildemente entre piedras de la tierra y entre el barro de los hombres.”

 

Es bien cierto y verdad que conocer la verdad de las cosas es, en materia espiritual, no sólo fuente de gozo sino semilla de no equivocarse en tal aspecto. Y queremos decir con esto que así como conocerlo todo bien conocido (sin errores ni dudas innecesarias) nos viene muy bien el caso es que nos viene muy bien porque evita que caigamos en formas de ver las tales realidades que no nos vienen nada bien.

El hermano Rafael, que conoce muy bien cómo somos (y cómo es él, para empezar) sabe perfectamente que no debemos caer en ciertos comportamientos que son fatales para nuestro devenir que tiene que con el tercer Reino de Dios que es el del Cielo donde se hace posible tanto la Visión Beatífica como la Bienaventuranza.

Por eso decimos que es crucial conocer, saber. Y lo primero que necesitamos tener en cuenta es saber qué necesidades tiene Dios al respecto de sus hijos.

Ninguna. No necesita ninguna de parte de nosotros. Y eso porque es Todopoderoso y, en realidad, crea y mantiene y, por tanto, ¿qué va a necesitar de nosotros?

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25.10.18

El rincón del hermano Rafael - "Saber esperar" - Dios, aquí mismo

“Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”

Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.

Hasta hace bien poco hemos dedicado este espacio a escribir sobre lo que el hermano Rafael había dejado dicho en su diario “Dios y mi alma”. Sin embargo, como es normal, terminó en su momento nuestro santo de dar forma a su pensamiento espiritual.

Sin embargo, San Rafael Arnáiz Barón había escrito mucho antes de dejar sus impresiones personales en aquel diario. Y algo de aquello es lo que vamos a traer aquí a partir de ahora.

             

Bajo el título “Saber esperar” se han recogido muchos pensamientos, divididos por temas, que manifestó el hermano Rafael. Y a los mismos vamos a tratar de referirnos en lo sucesivo.

 

“Saber Esperar” –  Dios, aquí mismo

“¡Qué grande es Dios! ¡Qué infinita es su sabiduría! ¡Qué bien ordena los acontecimientos para siempre su mayor gloria!

No necesita Él llevarme por el mundo y mostrame sus maravillas para que mi pobre alma se abisme en su nada, y le adore en su imponente Majestad.” (Punto 250)

 

Que el hermano Rafael ama a Dios (lo decimos en presente aunque, claro está, el texto es de antes de que pasara a la Casa del Padre pero estamos seguros de que ahora, ahora mismo, “ama a Dios” con una realidad más gozosa que cuando habitaba entre los hombres del mundo) es bien cierto. Y que lo muestra y demuestra en este texto, también.

Nosotros tenemos por verdad que Dios, cuando creó todo lo existente, no lo abandonó porque descansara el último día de aquel tiempo (fuera el que fuese) No. Estamos más que seguros que hoy mismo sigue manteniendo su creación.

Pues bien, todo lo que pasa no es por casualidad. Aquí no cabe tal posibilidad sino que todo, que está ordenado por Dios, pasa, como bien dice San Rafael Arnáiz Barón, para gloria de Dios.

Entonces ¿cuándo una persona enferma o pasa por malos momentos también acaece eso para gloria de Dios?

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