InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Febrero 2022

28.02.22

Un amigo de Lolo “Lolo, libro a libro” - Vivir siempre de la esperanza

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

  

Vivir siempre de la esperanza 

“Sentado a la terraza, cuando la sirena ulula para recordarme el fin de la labor y la tarde se bruñe como un medallón antiguo, es útil tener delante un pasado que, aunque hermoso, no nos hiere, porque el corazón sigue echando raíces en la vida, al aire las ramas y esos nidos en medio que son la ilusión y el esfuerzo de cada hora y la conciencia de un espíritu común. Nuestro hoy no es más que una semilla del mañana y, el oro de entonces, se lo damos ya ahora mismo a los recuerdos.” (Las golondrinas nunca saben la hora, pp. 30-31)

 

Esto lo escribe Lolo en fecha de 19 de junio de 1961 y a nosotros, tantos años después de que dejara por escrito esta impresión de aquel día, nos parece que son las palabras de una persona que reconoce lo que ha pasado en su vida pero que, sobre todo, sabe muy bien que está, ahora, en aquel su “ahora” y que además tiene un mañana que ha de llegar.

Digamos que para el Beato de Linares (Jaén, España) aquel momento del día era muy especial. Y esto lo decimos porque habla de que la tarde se “bruñe” que es lo mismo que querer decir que aquel momento, en aquel momento, se saca brillo y se “lustra” o, lo que es lo mismo, se saca la luz que hay en, por ejemplo, aquel momento del día, como decimos arriba.

Esto lo decimos porque en tal momento a Lolo le vienen a la mente y al corazón los recuerdos del pasado. Lo que pasa es que para este nuestro amigo no es nada malo lo que refiere el mismo sino, al contrario, algo gozoso que tiene en cuenta para su propio bien espiritual.

Lo que dice Lolo es que su pasado, que fue hermoso, no le hiere el corazón o, lo que es lo mismo, no le amarga el presente que, digamos con franqueza, no es físicamente el mejor que pueda tener una persona. Sin embargo, para Manuel Lozano Garrido no es así la cosa sino que lo tiene, por pasado, como algo de lo que obtener fuerza para su presente y para lo que la vida le pueda deparar aún.

De todas formas, lo que nos ha hecho titular estas letras haciendo uso de la palabra “esperanza” es lo que dice Lolo después de escribir sobre el pasado que no le hiere. Y es que sabe que en su vida la ilusión es lo que prevalece y que la esperanza por lo que lleva a cabo y por lo que ha de venir, no empequeñece sino que engrandece a cada momento.

Sobre esto, hace uso Lolo de una imagen, la del árbol, que luego haría efectiva en su novela “El árbol desnudo” (algo más que autobiográfica) y, quizá podamos encontrar aquí lo que luego narraría en tal novela.

Pues bien, para este hombre, tan afectado ya entonces (veinte años le contemplan de enfermedad) su corazón no ha dejado de echar raíces sino que, al contrario, las sigue echando y teniendo, además, unas ramas a modo de brazos abiertos al mundo en las que anidan la ilusión y el esfuerzo de cada hora que, como sabemos por los testigos de aquello y por lo que dejó escrito, no fue poco sino mucho y más que mucho. Y creemos que con tal “echar raíces” nos quiere decir Lolo que no ha dejado de querer que su vida en el mundo se sustente en lo que él cree bueno y mejor para la misma.

¿Acaso el hoy termina en el hoy?

No. Lolo tiene por verdad que el mañana tiene un “ayer” y que el mismo no deja de ser “hoy” y que tal hoy no es más que una semilla que fructificará, precisamente, mañana. Por eso mantiene siempre viva la esperanza, la suya, de que lo que ha de venir tendrá su sustento, además, en el pasado al que no quita ni un ápice de importancia en su corazón y, así, en su propia existencia. Y lo llama “oro”, como lo más preciado en su vida sin olvidar el presente y lo que vendrá.

Esperanza, a eso bien le podemos llamar esperanza en estado puro.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

26.02.22

La Palabra para el domingo - 27 de febrero de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 27 sino sábado 26 de febrero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

 

Lc 6, 39-45


“39 Les añadió una parábola: ‘¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 40 No está el discípulo por encima del maestro. Todo el que esté bien formado, será como su maestro. 41 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo’", no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano. 43 ‘Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. 44 Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. 45 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.”

 

COMENTARIO

Del corazón salen las obras

 

Todo el texto del Evangelio de San Lucas que nos reserva hoy el Calendario Litúrgico tiene que ver con ciertas actitudes que los discípulos de Cristo tenemos a veces. Y, sobre todo, con lo que aconseja el Hijo de Dios que debemos hacer a tal respecto. 

Como suele ser normal, en nuestro caso pecadores somos, no es fácil cumplir siempre con lo que debemos cumplir. Por eso caemos tantas veces en las tentaciones que el Maligno siempre a nuestro corazón.

Así, por ejemplo, si no somos capaces de darnos cuenta de qué es lo que, espiritualmente, nos conviene, no podemos hacer como si sí lo fuéramos. En tal caso, no podemos ser guías espirituales de nadie porque es más que posible que los hagamos caer en muchos errores. Debemos, primero y pues, conocer mejor la fe que tenemos y, sobre todo, no caer en la trampa según la cual lo que creemos es lo bueno y mejor.

Pero también suele pasar que miramos al otro por encima del hombro en este sentido. Como vemos, a lo mejor con facilidad, los pecados ajenos, hasta podemos creer que debemos llamar la atención sobre los mismos. Sin embargo, como dice el Hijo de Dios, antes deberíamos mirar en qué nos equivocamos nosotros. Y sólo entonces, a lo mejor, podemos decir a otro en qué falla.

A tales personas, a nosotros también, nos llama Cristo hipócritas. Y no le falta razón porque ¿a qué eso si no somos capaces de arreglar nuestro corazón primero?

Es bien cierto, sobre esto, que no siempre estamos dispuestos a reconocer que pecamos y, es más, hasta negamos que sean importantes los pecados en los que caemos. Y así, como es fácil imaginar, no vamos a corregir nunca ciertas actitudes nuestras. Y Cristo quiere que lo hagamos porque nos conviene más que mucho alcanzar la vida eterna y eso sólo se puede conseguir corrigiendo, corrigiendo, corrigiendo y pidiendo perdón….

La liturgia diaria meditada - ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? (Lc 6,39-42)  03/03 | Parroquia Ntra Sra de la Salud

Cada cual, sí, somos como somos. Por eso el Mesías habla de que cada árbol da el fruto que ha de dar. Y, así, el que no puede dar fruto bueno… no dará fruto bueno y el que sí pueda darlo… lo dará.

Pudiera parecer, entonces, que la cosa no tiene remedio. Es decir, que si somos árbol malo… Sin embargo, no es así la cosa porque podemos dar fruto bueno si cambiamos el alimento con el que nos damos vida. Y si lo alimentamos de la Palabra de Dios y atendiendo lo que nos dice su Hijo… entonces es más que posible que pasemos de dar mal fruto a darlo bueno. 

Sabemos que es del corazón de donde salen las obras. Eso ya lo dijo Jesucristo cuando, en una ocasión, hubo quien le planteó que lo que entraba de fuera del cuerpo humano lo podía corromper y hacerlo pecar. Y por eso mismo debemos purificar el corazón para que, del mismo, salga lo bueno y mejor que Dios quiere de nosotros.



PRECES

Pidamos a Dios por no quieren darse cuenta de sus errores.

Roguemos al Señor.


Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren tener el corazón bueno.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a darnos cuenta de nuestros errores y a pedir perdón por ellos.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

¡Cuánto cuidado debemos tener con nuestras faltas y defectos! 

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

23.02.22

Ventana a la Tierra Media – Cartas a Christopher – 6. Cuando la esperanza no se pierde

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Como suele ser habitual en J.R.R. Tolkien, para alguien que quiere escribir sobre su obra, es la misma una fuente y corriente inagotable de temas. Y, en concreto, sus “Cartas”(Edición de Minotauro, debemos decir para hacer justicia) son un una que, como dice el Salmo 41 ("Como busca la cierva corrientes de agua…), es de agua vivificante para todo lector y admirador del maestro de Oxford y, en concreto, para su alma.

Como se trata, por tanto, de una posibilidad más que amplia, hemos pensado que sería buena cosa, elegir algunas de las dirigió a su hijo Christopher cuando se encontraba el mismo en plena Segunda Guerra Mundial de la que, gracias a Dios, volvió con vida como hizo su padre en la otra, la Primera, de la que no sólo salió parte de su obra sino mucho del sentido que le dio a la misma. Y la cosa durará, como podemos imaginar, hasta que dure, si ustedes nos entienden… 

Continuamos, por cierto, con la carta que envía el 30 de abril de 1944 . Y decía, en un momento determinado (numerada con el número 20 desde que empezó a hacer eso) esto:

 “Todo lo que sabemos, y en gran medida por experiencia directa, es que el mal se afana con amplio poder y perpetuo éxito… en vano; siempre preparando tan sólo el terreno para que el bien brote en él. Así es en general, y así es también en nuestras propias vidas /…/ Probablemente nos volveremos a encontrar bajo la mirada de Dios ‘en entereza y unidad’ antes de no mucho, mi muy querido, y es seguro que tenemos un vínculo que perdurará más allá de este vida, sometido, claro está, al misterio del libre albedrío, por el cual cualquiera de nosotros podría desechar la ‘salvación’ ¡En ese caso, Dios dispondría las cosas de manera diferente!…

 

Como no es nada extraño, a Tolkien padre la separación de Christopher se le estaba haciendo muy larga pues no se trataba de una distancia procurada, por ejemplo, por un viaje de trabajo sino que estaba inmerso el segundo en una guerra y, además, a una distancia de Inglaterra más que considerable. Por eso J.R.R. debe agarrarse con fuerza a una virtud que, como la esperanza, ayuda a los corazones a no caer en fosas inadmisibles para un hijo de Dios que sabe que lo es. 

Es consciente Tolkien padre del Mal y, por eso mismo, como conocedor del mismo y del papel que está jugando en su subcreada Tierra Media sabe muy bien que la cosa no puede ir por buen camino si vence quien quiere el daño para el prójimo y, como dice él mismo, se afana mucho y más que mucho en que las cosas salgan mal. 

Resulta curioso que, a tal respecto, tenga a bien decir nuestro autora que sí, que el Mal procura ser Mal siempre y que busca su éxito siempre pero que, en realidad, de nada le sirve porque lo único que hace es que el Bien se le enfrente y salga vencedor. Y eso es lo que acabaría ocurriendo en el viaje del Anillo (por aquel entonces escrito en parte y, por tanto, aún no había llegado a su destino del Monte del destino…) 

Que venza el Bien sobre el Mal no es sólo, digamos, una exigencia del guion en una obra que, como él mismo reconocería más tarde, era en el fondo una obra católica, sino que es algo que se debe exigir cuando se tiene el convencimiento de que es mucho mejor para el ser humano que el Bien reine en su vida y que el Mal (como tentación o como lo que sea) se aleje lo más lejos posible, si ustedes nos entienden. 

Tolkien padre, por tanto, nunca pierde la esperanza de que el Bien venza al Mal y se yerga sobre todo aquello que pueda suponer una arena movediza de la que, cayendo, nunca se pueda salir de ella. Al contrario de la verdad: para J.R.R. Tolkien siempre es conveniente y conviene que el Bien salga vencedor de la batalla que el Mal le plantea cada dos por tres. 

Por otra parte, podemos ver, en esto de la esperanza y de la importancia que tiene la misma, que Tolkien padre nunca la pierde al respecto del regreso de Christopher de aquel lejano lugar donde está prestando servicio militar en pleno conflicto mundial. 

Claramente podemos ser conscientes, en sus palabras, de que la fe juega un papel más que importante en las mismas. Es más, todo está animado por Dios, por su Voluntad y, sobre todo, por su santa Providencia que la ve Tolkien padre, sencillamente, en todo lo que hace o puede preverse que va a pasar. 

Esto que decimos no es expresión de voluntarismo por parte de quien esto escribe o, algo así, como colocar aquí la Providencia de Dios porque viene bien al discurso… No. Y es que el autor de la carta dice que, sea lo que sea que tenga que ser, Dios “dispondría las cosas de manera diferente” que es lo mismo que decir que se acepta en la vida de uno que Dios, eso, disponga sobre la misma lo que tenga que disponer. 

Debemos destacar que, en esta carta, en esta parte de la carta (que es muy extensa) el autor de “El Hobbit”, etc. hace uso o, mejor, muestra una serie de principios que son aceptados por los creyentes católicos como verdad como, por ejemplo, 

- nuestra relación humana va más allá de esta vida porque va, precisamente o llega, hasta la “próxima” vida, más allá de la muerte, 

- la libertad que Dios da al ser humano es tan verdadera y cierta que abarca, incluso, el abandono del Creador por parte de su criatura.

Vemos que, incluso, la tal libertad de albedrío puede llegar a que seamos capaces de rechazar la “salvación” lo cual, se diga lo que se diga supone no darse cuenta de lo que la misma supone y es para todo hijo de Dios. Y es que ya sabemos que por nuestras acciones u omisiones eso puede llegar a ser una exacta y certera realidad

Sin embargo, estamos seguros de que J.R.R. Tolkien no podía esperar de parte de su hijo Christopher que actuara de tal forma que rechazara la salvación y, por tanto, a Dios mismo. Y es que lo debía conocer más que bien y sabía que su fe había arraigado en su corazón y eso hacía que no perdiese la esperanza al respecto de una vida junto a su hijo llevados de la mano en la creencia en Dios Padre Todopoderoso. 

Esperanza, por tanto, siempre atenta en el corazón de aquel que supo, a través de su subcreación, acercarnos a la contemplación de una serie de virtudes muy a tener en cuenta y, en el fondo, al mismo Dios que, en su caso, era llamado Eru pero que, en realidad, era y es la misma realidad espiritual en la que la esperanza se yergue por sobre todo el Mal que se manifiesta o manifestará.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

22.02.22

Cuando Martín Descalzo escribió a Dios: 7- Sobre la vocación, sobre su vocación

Guillermo Luca de Tena nombra al sacerdote José Luis Martín Descalzo nuevo  Director de la revista BLANCO Y NEGRO - La Hemeroteca del Buitre

Introducción:

José Luis Martín Descalzo o, mejor, el P. José Luis Martín Descalzo (Madridejos, 1930 – Madrid, 1991) fue, como vemos, sacerdote. Pero también fue escritor. Dirigió revistas como “Vida nueva” y “Blanco y Negro”.

Como escritor, es autor, entre otros, de libros como “La frontera de Dios”, a la sazón premio Nadal de 1956, “Lobos, perros y corderos”, de 1978, o ensayos como “Un periodista en el Concilio, 1962-1965” y, por citar una última obra suya, su impagable “Vida y misterio de Jesús de Nazaret” ante la cual cabe descubrirse el sombrero si es que se lleva tal prenda… 

Pero Martín Descalzo también tuvo relación con el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, a quien mantuvo al punto de la noticia de lo que sucedía en el Concilio Vaticano II porque le enviaba, por decirlo así, un boletín con lo que estaba acaeciendo en Roma (fue, Martín, enviado especial de La Gaceta del Norte) y ante lo cual Lolo reaccionaba más que emocionado. 

El caso es que el P. Martín Descalzo llegó a decir Misa en casa de Manuel Lozano Garrido (pues, dadas sus especiales circunstancias física le fue autorizado algo tan excepcional como eso) y quedó vivamente impresionado al ver el aplomo que tenía Lolo y cómo se comportaba teniendo en cuenta la situación por la que estaba pasando desde hacía muchos años. 

Pues bien, este hombre, el P. Martín Descalzo escribió una carta a Dios pocos años antes de ser llamado por el Padre a su Casa (cinco años más o menos). Y a ella nos vamos a dedicar las semanas que Dios quiera.

7- Sobre la vocación, sobre su vocación

 

“Luego, me diste el asombro de mi vocación. Ser cura es imposible, tú lo sabes. Pero también maravilloso, yo lo sé. Hoy no tengo, es cierto, el entusiasmo de enamorado de los primeros días. Pero, por fortuna, no me he acostumbrado aún a decir misa y aún tiemblo cada vez que confieso. Y sé aún lo que es el gozo soberano de poder ayudar a la gente –siempre más de lo que yo personalmente sabría– y el de poder anunciarles tu nombre. Aún lloro –¿sabes?–leyendo la parábola del hijo pródigo. Aún –gracias a ti– no puedo decir sin conmoverme esa parte del Credo que habla de tu pasión y de tu muerte.”

 

Como hemos visto hasta ahora, el P. José Luis Martín Descalzo agradece a Dios muchas cosas que tienen que ver con la vida que tiene, digamos, en sociedad. Y es que, una persona como fue aquel buen hombre, y como suele suceder muchas veces, seguro es que tuvo quien no lo quería bien. Pero hay algo que, desde su propio corazón y teniendo en cuenta de lo que se trata, le llega ahí, muy dentro de su alma: su vocación. 

Cuando alguien como Martín Descalzo habla de su vocación al sacerdocio hay que tomárselo muy en serio y tener muy en cuenta las palabras que, sobre eso, pueda decir como aquí dice. Y es que todo es, dicho pronto, luz pues ilumina lo que, como sacerdote, tuvo a bien llevar a cabo. 

Es verdad y, seguramente, algo muy común, que los primeros tiempos de un sacerdote han de estar llenos de entusiasmo porque la vocación que tiene una persona que eso acepta para su vida es algo muy grande. Sin embargo, y sin perder el mismo, es más que probable que el devenir de las cosas y de las circunstancias por las que se pasa (la cruda realidad de la vida espiritual del prójimo…) haga que el cómo se ve la realidad cambie. Y eso también le pasa, como él mismo nos dice, al P. Martín.

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21.02.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” – Con un corazón chorreante

Presentación

Lolo junto a la Virgen sujetando un velón el día de su Primera Comunión

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

 

Con un corazón chorreante…

  

“A la Comunión, yo fui vestido de marinero, sin gorra, claro, con una gran vela de lazo y otro en el antebrazo, más una gran banda atravesada en el pecho, con un corazón chorreante, pintado por las monjitas.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 28)

 

Hoy hemos querido sustituir la imagen con la que iluminamos los artículos de Lolo porque lo que escribe en el texto que hemos traído invita a ello. Es decir, que el Lolo en su sillón de ruedas ha venido a ser el Lolo el día de su Primera Comunión o, al menos, con una fotografía que coincide a la perfección con lo que aquí nos dice. Esto último lo decimos porque es probable que en aquel entonces no se estilara la moda de fotografiar a quien recibe su Primera Comunión días antes en algún estudio de fotografía y, casi seguro, sea del mismo día. 

Pues bien, ahí tenemos a Manuel Lozano Garrido en el día en el que, por primera vez, recibió el Cuerpo y la Sangre de Cristo que, si nos atenemos a las cosas como son, fue el 9 de mayo de 1929. 

Debemos decir que nos alegramos más que mucho de que la descripción que hace Lolo de sí mismo en al día en ese su libro de Las Golondrinas nunca saben la hora coincida a la perfección con la imagen que aquí traemos. Y es que, se diga lo que se diga, esta imagen vale por muchas palabras aunque tengamos que decir algunas…

 Es casi seguro que nuestro amigo, a la edad en la que está tomada esta imagen fuera algo así como una fierecilla aún por domar. Y es que, como hemos dicho en anteriores artículos, él mismo habla de cómo eran en la escuela en aquel entonces y, francamente, distaban mucho de ser “angelitos” cosa que, por cierto, suele ser lo normal a tal edad. Pero aquí lo vemos serio y más que serio. Y es que la ocasión merecía tal seriedad. 

Lolo: 12 aniversario de Mi Primera Comunión | Beato Manuel Lozano Garrido,  beato Lolo

Todo apunta a lo que suele acompañar a quien recibe su primera Comunión: la velón, la medalla, el librito que puede adivinarse en su mano derecha apoyado en la mesa muy cerca de la imagen de la Virgen (en otra imagen, vemos a Lolo apoyado en la mesita con el librito abierto Pero en este caso hay algo que nos gustaría comentar y que muestra muy bien lo que sería Lolo en el futuro o, mejor, cómo se manifestaría Lolo en el futuro.

 Esto lo decimos para referirnos al “corazón chorreante” que lleva en una banda que le atraviesa el pecho (nunca mejor dicho esto al respecto de tal corazón) y que, al parecer, le pusieron allí las “monjitas”, como dice Lolo. 

Es cierto y verdad que Lolo, como suele decirse, nos ha dejado el balón botando para que lo rematemos a la perfección. Y es que todo, en su vida, fue expresión, precisamente, de tener un corazón chorreante de amor y, además y primero, de aceptar en la misma al que lo es de Cristo, chorreante de gozo por ser Hijo de Dios y por servir a su Padre del Cielo. 

Podemos imaginar que el tal corazón de refiere al Sagrado Corazón de Jesús al que se suele representar, eso, chorreando sangre pues la suya chorreó y mucho en el momento clave de su Pasión y tal expresión de sufrimiento y Amor es propia, la tenemos por propia, del Hijo de Dios. Y es que Lolo iba a recibir a Quien iba a ser su amigo y su Dios ya para siempre, siempre, siempre, como dice la santa llamada Teresa de Jesús al referirse a la vida eterna.

 El corazón de Lolo, a lo largo de su vida, podemos decir que aceptó en su existencia el sangrado que es el sufrimiento y el dolor. Y, poco a poco, “alfilerito” a alfilerito (como dice él mismo de cómo se sentía en cuanto al dolor, como si le clavasen…) fue conformando una existencia muy acorde con aquel “corazón chorreante” que las monjitas le pusieron allí, justo atravesando el pecho que es, además, una imagen muy fuerte de cómo fue la vida de Lolo: atravesado por el dolor pero, a la vez, gozoso por saber sobrenaturalizar el mismo.

 Es curioso, además, ahora que nos damos cuenta, que cuando el Beato de Linares (Jaén, España) habla de cómo se siente clavado en todo su cuerpo, no habla de “alfileres”, así dicho en normal, sino de “alfilerito” lo cual denota hasta, digamos, una aceptación mayor hacia lo que le pasa por hacer del diminutivo con el que, por lo general, expresamos cierto contento o, en todo caso, no desazón…

Y no hablamos, porque creemos que el artículo de hoy era por otra cosa, del gozo que debió suponer para Lolo recibir a Cristo en su cuerpo. Vamos, como para ponerse a saltar de alegría entonces que aún podía…

   

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.