InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: 2021

23.02.21

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Lolo fue periodista: así – 4

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Mesa redonda con Dios”.

 

Lolo fue periodista: así – 4

  

“Tendré que poner ‘robo’ o ‘compasión’, o ‘hambre’ y lo diré sin tentarme la bolsa o el ascenso, el susto o la amenaza.” (Mesa redonda con Dios, p. 75)

  

No nos extraña nada que el Beato Lolo, cuando habla así, de la labor periodística, aplique su propia fe a la labor que él realiza y que lleva a cabo pues no es posible entender algo que no sea eso y así. 

En realidad, tampoco debería causar pensamientos encontrados que alguien que dice tener fe sepa que eso supone, precisamente, tenerla y, en este caso, esta labor de informar al lector de lo que pasa también juega un papel importante de lo que se cree. 

Esto lo decimos porque, como es bien conocido entre los que creen en Dios y tienen a su Hijo por el Mesías y Enviado del Creador, en un momento determinado no tuvo más remedio que dejar las cosas claras y dijo aquello de “donde es sí, sea sí y donde es no, sea no”. 

Dicho esto así pareciera que se trata de algún tipo de trabalenguas que Jesucristo pronunciaba, algo así, como para confundir al personal. Sin embargo, luego dijo, acto seguido, que todo lo demás o, lo que es lo mismo, todo lo que se saliera de tal esquema de ser y actuar, venía de Satanás o, lo que es lo mismo que cuando alguien trata de saltarse el sí y el no cuando el sí y el no son sí y no… en fin, que va por mal camino. 

Eso es duro. Es decir, que no es siempre sencillo que allí donde es sí nosotros digamos siempre sí y allí donde es no… pues hagamos lo contrario. Pero tal forma de actuar es la que pone sobre la mesa el Hijo de Dios y, por tanto, nada haría más feliz ni más gozoso el comportamiento de aquel que sigue eso. Y es lo que aquí nos dice el Beato de Linares (Jaén, España) 

Está bien tener en cuenta, para este caso y para siempre, el sentido último (y, por tanto, primero, original, lo que corresponde) de los tiempos verbales. Y es que Lolo hace uso del futuro que, por decirlo así, establece una especie de obligación en quien lo utiliza. Así, si decimos, “mañana iré a verte” no estamos suponiendo que iremos a ver a tal persona sino que, en efecto, iremos. Lo contrario sería hacer uso, por ejemplo, del condicional y diríamos “si mañana fuera a verte…”. Y, claro no es lo mismo. 

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22.02.21

Serie tradición y conservadurismo – Dar gracias a Dios

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 Nos hacemos conservadores a medida que envejecemos, eso es cierto. Pero no nos volvemos conservadores porque hayamos descubierto tantas cosas nuevas que  eran espurias. Nos volvemos conservadores porque hemos descubierto tantas cosas viejas que eran genuinas.

G.K. Chesterton

  

La expresión “estos son otros tiempos” se puede utilizar para zaherir al cristianismo. No sin error por parte de quien así lo hace. Sin embargo, se argumenta, a partir de ella, acerca de la poca adaptación que quieren aplicar en su vida ciertos cristianos a los que se llama “carcas”, “anticuados” o sea la que sea la expresión referida y que supone, digamos, la poca adaptación a lo que hoy pasa o viene pasando desde hace un par de siglos…

En realidad, siempre son otros tiempos porque el hombre, creación de Dios a imagen y semejanza Suya, no se quedó parado ni siquiera cuando fue expulsado del Paraíso (entonces, menos, claro) Es más, entonces empezó a caminar como desterrado y aún no lo ha dejado de hacer ni lo dejará hasta que descanse en Dios y habite las praderas de su definitivo Reino al que llamamos Cielo por no tener mejor palabra que defina la Bienaventuranza y la Visión Beatífica que allí se gozan.

Sin embargo, nos referimos a tal expresión en materia de nuestra fe cristiana, aquí no referida sino a la que tenemos los discípulos de Cristo aunque, como bien sabemos, haya muchas diferencias (o puede haberlas) entre unas y otras consideraciones eclesiales de nuestra fe.

Bien sabemos que la cosa no es así sino que se han desmadrado, salido de madre (o, aquí, de Padre del Cielo) muchas personas que han hecho de su capa un sayo, se han olvidado del Todopoderoso y están queriendo hacer un mundo donde de Dios nada se sepa (lo cual es imposible), nada se pueda decir (entonces hablarían las piedras) y, en fin, de Quien lo mucho que se sostenga es que es un recuerdo del pasado (¿?)

Nosotros, los cristianos, más que alejados de unas consideraciones tan equivocadas y torticeras como las aquí apenas citadas, sabemos que debemos dar las gracias a Dios.

Dar gracias, en general, es buena cosa para el alma porque supone, en primer lugar, que reconocemos que se nos ha hecho determinado bien (sea el que sea) y, luego, que sabemos reconocer que se nos ha hecho pues no son pocas las ocasiones en las que miramos para otro lado cuando alguien nos favorece, algo así, como si tuviera la obligación de favorecernos.

Dios, como sabemos muy bien, nada nos debe porque es el Creador de todo y Quien todo mantiene. Y eso supone que debemos ser, aún, más agradecidos ante su bondad pues es posible que alguien nos beneficie en algo esperando algo a cambio (el famoso doy para que des) pero, en el caso del Todopoderoso no podemos decir lo mismo pues, como sostenemos arriba, nada nos debe Quien nos ha creado.

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20.02.21

La Palabra para el Domingo - 21 de febrero de 2021

 

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Como es obvio, hoy no es domingo 21 sino sábado, 20 de febrero de 2021. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.  

 

 

Mc 1, 12-15

 

“12 A continuación, el Espíritu le empuja al desierto, 13  y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los  ángeles le servían. 14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: 15 ‘El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.’

 

 

COMENTARIO

 

El final de los tiempos

 

Sabemos que, cuando Jesús fue bautizado por su primo Juan algo le impulsó a ir al desierto. Bueno, en realidad, tenemos por cierto y verdad que fue el Espíritu Santo Dios quien dirigió sus pasos hacia donde la soledad es más acusada y donde, precisamente, empezó a gestarse la llamada “vida pública” de Cristo. Es más, de allí iba a salir vencedor de mucho y contra mucho. 

Este texto del evangelio de san Marcos abunda en realidades espirituales que, no por conocidas, debemos olvidar. Muchas de ellas, además, fundamentan nuestra propia vida de fe y nos recomiendan llevar a cabo un comportamiento filial hacia la voluntad de Dios. 

Antes que nada, antes de salir hacia Galilea a cumplir con la misión que tenía encomendada, Jesús tuvo que enfrentarse al Mal. En el desierto, come es más que conocido, tuvo que vencer a las tres tentaciones que le proponía Satanás. Y de todas ellas, echando mano de la Palabra de Dios, salió victorioso. Satanás pretendía hacerlo suyo como había conseguido hacerlo con nuestros primeros padres con aquello de la tentación a incumplir lo dicho por Dios. Pero no pudo con Jesús que, siendo Dios mismo, no iba a caer en tan arteras trampas. 

Decimos, por tanto, que Jesús, marchó a Galilea donde debía empezar aquello para lo que había sido enviado (o, como diría Él en alguna ocasión, “salido”, suponemos que del Padre) 

¿Y qué era lo que debía hacer Jesús en aquella su tierra y, luego, en otras que no lo eran? 

En resumen: predicar. 

La predicación de Jesús estaba totalmente relacionada con la Palabra de Dios, con la Ley del Todopoderoso (¡Alabado sea por siempre!) y con la santa voluntad del Creador. 

Así dicho, pudiera parecer poco porque es de suponer que todo eso ya lo sabía el pueblo elegido por Dios. Sin embargo, es más que cierto que, aún conociéndolo, habían llegado a tergiversarlo de tal forma que no tuvo más remedio el Creador de enviar a su Hijo para que se enderezar el camino torcido. Y enviarlo y terminar como terminaría en la Cruz. 

Había llegado, en efecto, el final de los tiempos. Y era, por tanto, el momento en el que Dios enviaba al Mesías para que se cumpliera todo lo que había sido escrito por inspiración del Espíritu Santo Dios a través de santos profetas y escritores de tal jaez espiritual.

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18.02.21

J.R.R. Tolkien - Entre Bloemfontein y Bournemouth- Capítulo 8 – Inklings

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Es cierto y verdad que los capítulos, hasta ahora, de esta humilde biografía de J.R.R. Tolkien se refieren, cada uno de ellos, a varios aspectos de su vida. Sin embargo, creemos que el tema del grupo que se reunía y del que formaba parte nuestro autor, de nombre “Inklings”, tiene entidad suficiente, por sí solo, como para dedicarle un solo artículo.

Sobre esto, sobre el hecho mismo de que nuestro autor forme parte de un grupo de tal jaez, ya sabemos que no tiene nada de extraño. Y es que ya formó parte de otro llamado T.C.B.S (Tea Club and Barrovian Society (1)) que se formó en la King Edward’s School, en Birmingham y que tuvo que disolverse por las bajas que produjo en el mismo la I Guerra Mundial. Ahora, sin embargo, no iba a pasar lo mismo pues no había guerra (aunque la hubiera, la II Guerra Mundial en la que sí participó uno de sus miembros del que hablaremos al final de esto) que hiciera que sus componentes pudiesen perder la vida de forma trágica a cómo la perdieron algunos de los componentes del otro grupo. Pero es que, además, cuando J.R.R. Tolkien fue a la Universidad de Oxford, también constituyó otro grupo similar, de nombre “Apolausticks” por mucho que TCBS siguiera reuniéndose

En 1931 quien fuera alumno del Oxford (University College), a la sazón Edward Tangye-Lean, fundó una especie de asociación literaria a la que denominó “Inklings”. De ella formaron parte tanto C.S. Lewis como J.R.R. Tolkien. Allí se leía aquello que sus miembros estaban escribiendo por aquel entonces.

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17.02.21

Temas de nuestra fe católica: Ceniza, Cuaresma, nuestra esencia misma

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Es bien cierto que hoy, para un católico (las demás, digamos, confesiones cristianas, francamente, nos las traen al pairo; nos pueden llamar brutos, pero…) es un día muy importante. Y siendo bien cierto que esto de la pandemia, a lo mejor el rito de la ceniza cambia un poco, para nada ha de cambiar lo que significa y, sobre todo, el qué comienza hoy mismo que no es otra cosa que un tiempo de conversión profunda que terminará (ya no pensando en Pentecostés) con la resurrección de Nuestro Señor, fundador de la Iglesia que, con el tiempo se llamó católica. 

Pues bien, en principio, las cosas del mundo no deberían afectar a las del alma. Sin embargo, bien sabemos que eso no siempre se cumple y, por unas cosas o por otras, nuestro espíritu puede verse afectado por aquello que, en el fondo, es también parte de nuestra vida. Pero, en el fondo, nada debería cambiar nada. 

En esto del alma y de lo que creemos, ha de valer y servir mucho más lo que creemos. Es decir, que cuando llega un tiempo como el que viene pronto, el de Cuaresma, debemos mantenernos firmes en las prácticas materiales que la misma lleva explícita (ayuno, abstinencia, etc.) pero, sobre todo, debemos mantenernos firmes en lo que supone la misma: limpiamos el alma de suciedad para cuando llegue el momento glorioso de la muerte y resurrección de Nuestro Señor. Y es que, en el fondo, nada debería cambiar nada. 

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