InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Marzo 2021

4.03.21

Eucatástrofe y Tierra Media

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Esperemos ser perdonados porque hacemos un pequeño alto, de un solo día, en la biografía sobre J.R.R. Tolkien. Y no es que no vayamos a escribir sobre nuestro autor preferido sino que, eso, no lo hacemos de su vida en cuanto a desarrollo más o menos lineal sino que lo hacemos sobre un tema que surge, claro, de su devenir como escritor. Y es que siempre surgen cosas así al tratar con una persona como fue, y es (en cuanto recuerdo-presente), el profesor de Oxford.

El caso es que no es nada difícil imaginar a Tolkien, profesor y escritor, inventando palabras. De hecho, hizo eso con lenguas y lenguas y no es de extrañar que hiciera lo propio con simples vocablos. E hizo eso con una que es un descubrimiento gozoso además de la explicación íntima al devenir de la vida y existencia de muchos de sus personajes. Y nos referimos a la palabra “eucatástrofe” que, así dicho y a primera vista, parece un palabro que nos recuerda otros términos de lengua griega. Sin embargo, nuestro autor sabía más que bien (como es fácil imaginar) lo que quería decir.

A tal respecto, en una de sus cartas, en concreto una dirigida a su hijo Christopher, a primeros de noviembre de 1944, decía esto el maestro (1):

“Pues acuñé el término ‘eucatástrofe’: el súbito giro feliz en una historia que lo atraviesa a uno con tal alegría que le hace saltar las lágrimas (lo cual, argüía, es la más alta función que cumple un cuento de hadas). Y llegué a la conclusión de que produce su peculiar efecto porque es un súbito atisbo de la Verdad, la entera naturaleza de uno adherida a la cadena material de causa y efecto, la cadena de la muerte, siente un súbito alivio como si un miembro fundamental dislocado hubiera vuelto de pronto a su lugar. Percibe —si la historia tiene ‘verdad’ literaria en el segundo plano (para lo cual debe verse el ensayo)— que así es como las cosas realmente funcionan en el Gran Mundo para el cual está hecha nuestra naturaleza. Y concluía diciendo que la Resurrección era la mayor ‘eucatástrofe’ posible en el mayor Cuento de Hadas, y produce esa emoción esencial: la alegría cristiana que provoca lágrimas porque es cualitativamente equivalente al dolor, porque proviene de los lugares donde la Alegría y el Dolor son lo mismo, reconciliados al perderse en el Amor el egoísmo y el altruismo.”

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2.03.21

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Lolo fue periodista: así – 5

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Mesa redonda con Dios”.

 

Lolo fue periodista: así –  5

 

“Que de mis labios broten los consejos como fuente de pueblo que mana día y noche.” (Mesa redonda con Dios, p. 75)

  

Resulta curioso… 

Bueno, íbamos a decir eso de que “resulta curioso” pero, en verdad, eso supondría que en lo escribo por Lolo hay algo de casualidad y, claro, no es así. 

Esto lo decimos por lo que sigue. 

Empieza esta parte de lo que hemos dado en llamar “Lolo fue periodista : así” diciendo “Que de mis labios”. Y ahí radica lo que quiere decirnos el Beato Manuel Lozano Garrido que tanto tiene que ver con la Sagrada Escritura. Y es que Lolo no da, aquí tampoco, puntada sin hilo no vaya a ser que se descosa el vestido del alma… 

Pues bien, como es bien conocido (bueno, puede serlo el texto pero, a lo mejor, no tanto, el lugar exacto donde esto se dice) en un momento determinado de su Evangelio, San Lucas dice esto:

 

“El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.”

 

Esto lo dice el que fuera médico y evangelista en el versículo 45 del capítulo 6 de su Evangelio y tiene todo que ver con lo que dice Lolo o, para ser exactos, al revés, pues lo primero fue la Biblia y, luego, lo que ha venido después. 

Creemos importante hacer hincapié en esto porque es vital y crucial para entender lo que luego sigue. 

Aquí vemos lo que Lolo quiere decirnos porque a él lo tenemos por un hombre bueno y, por eso, lo que sale de su corazón a través de su boca ha de ser, por fuerza, bueno. 

Y en esto debemos decir que Manuel Lozano Garrido dice esto a sabiendas de que en tiempos de San Lucas no había muchas formas de decir lo que salía del corazón salvo la boca y, los privilegiados, la escritura pero en tiempos de Lolo, las posibilidades han aumentado y no necesariamente ha de ser la boca lo que diga eso que salga del corazón. Pero, en general, entendemos que, sea la forma cómo salga del corazón lo que haya dentro del mismo, cualquier forma nos vale y lo de la boca es una forma amplia de querer decir, eso, lo que sale del corazón… 

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1.03.21

Serie tradición y conservadurismo – Apologética conservadora

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 Nos hacemos conservadores a medida que envejecemos, eso es cierto. Pero no nos volvemos conservadores porque hayamos descubierto tantas cosas nuevas que  eran espurias. Nos volvemos conservadores porque hemos descubierto tantas cosas viejas que eran genuinas.

G.K. Chesterton

Cuando alguien piensa en el mundo occidental o, mejor, en la civilización que, con raíces judías y cristianas, ha dado en ser lo que es hoy día o, al menos, lo que fue, cree y está más que seguro que se trata de una sociedad libre donde la libertad, por tanto, está al orden del día y es posible tenerla por existente, cierta y verdadera porque no se puede creer otra cosa según se nos dice a todas horas.

Ser libre no es poca cosa. Es decir, poder ir por el mundo (al menos el que pisamos cada día) sin que haya nadie que te importune porque le interese y tenga poder para hacerlo, es una conquista que se ha conseguido con la aportación de una forma de pensar que no es, precisamente, la de otros lugares y religiones del mundo. Y es que aquí, entre nosotros, las aportaciones de lo mosaico (ya entendemos que quiere decir lo procedente del profeta Moisés y, así, relacionado con lo judío) y lo cristiano tienen todo que ver y no pueden ser dejadas de lado como si fuera algo de otro tiempo o algo, así, como pasado de moda.

Pues bien, resulta sencillo aceptar que la libertad ha de abarcar, además de la de movimientos y otros aspectos de la vida ordinaria, la que se refiere a poder defender ideas, pensamientos y, en suma, ideologías.

Esto, así dicho, parece el más perfecto de los mundos y, por decirlo de alguna forma, un paraíso, sí, con minúscula pero no por eso menos importante.

Las cosas, como sabemos y bien que sabemos, no son así sino que, en determinados aspectos de pensar, del tener ideas y de defender ideologías, hay una que ha llegado a ser, está siendo, maldita y a la que nadie, al parecer, puede con legitimidad acercarse. Y nos referimos a la que es denominada tradicional y, por ende, conservadora o, a lo mejor, al revés.

En efecto, nuestra sociedad actual ha llegado un punto en el que sostener que no se es “progresista” (ya sabemos qué se quiere decir con eso: rupturista con la tradición, sobre todo) supone ser zaherido de inmediato por la progresía en el poder político, económico o mediático, que de todo hay en esta especial viña de la ideología.

En realidad, lo que se pretende es acogotar a todo aquel ser humano que no se quiera ver inscrito en la ideología de izquierdas que tanto pulula en el mundo y que, desde la llamada Revolución francesa con sus negras luces, tanto se ha desarrollado, aplicado y, en definitiva, impuesto.

Nosotros, sin embargo, creemos que esto no está ni medio bien. Y no lo está porque lo mismo de legítimo ha de ser manifestarse en un sentido que en otro. Sin embargo, empezando por el lenguaje, tan aberrantemente utilizado hoy día (pues una aberración no es, sino, una desviación de su original sentido) y terminando por las leyes y reglamentos que sostienen lo que debiera ser insostenible (aborto, para empezar, manipulación sexual, para seguir y eutanasia, para terminar) no podemos decir que pueda haber espacio para lo que podríamos denominar, y denominamos, “Apología conservadora”, derecho a llevarla a cabo y a, como se dice hoy día, implementarla (valga el palabro) allí donde sea posible hacerlo.

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