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7.06.20

La Palabra del Domingo - 7 de junio de 2020

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Jn 3, 16-18

 

16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo,  sino para que el mundo se salve por él. 18 El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.

        

 

COMENTARIO

 

Un claro aviso acerca de Cristo

  

Cuando Dios actúa no lo hace porque no tenga otra cosa que hacer sino porque, en verdad, lo que quiere lo hace porque quiere lo que hace. Y eso ha hecho, hizo, con Cristo, Hijo Suyo y hermano nuestro y por eso todo lo que luego sucedió estaba puesto para bien de la humanidad entera pero, sobre todo, para la que creyese en el Enviado de Dios Padre Todopoderoso. 

La bondad de Dios, por otra parte, para su semejanza, no tiene límite. Además, a diferencia de la misma, cumple simple lo que promete y eso, precisamente eso, hizo, con Cristo, Hijo Suyo y hermano nuestro. Lo prometido, pues, para el Creador, era deuda. 

Cuando Dios creó al hombre le dio libertad. Y eso quiere decir que podía hacer, al respecto del Creador, lo que quisiese: amarlo u olvidarlo. Y, muchas veces optó el hombre por lo segundo frente a lo primero. Y se perdió. 

Pero Dios, que no abandona nunca ni se siente desesperanzado, quiso poner remedio a la perdición en la que había caído quien había creado y mantenía con tanto amor. Y envió al mundo a su Hijo único, Cristo, el Enviado, el Ungido, el Mesías. 

Que Jesús vino al mundo es dato cierto y verificado a lo largo de los siglos por todos aquellos que han querido decir la verdad y lo que, entonces, pasó. 

Que Jesús vino al mundo y las razones por las que vino también son más que conocidas. 

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5.06.20

J.R.R. Tolkien – Ventana a la Tierra Media – Así de simple pero real: un mundo de buenos y malos

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Aunque pueda parecer simplista o, simplemente, simple (perdóneseme la casi redundancia) el caso es que sí, en la obra que dejó publicada nuestro autor existen dos realidades más que definidas: hay buenos y hay malos. Y es cierto que esto puede parecer demasiado simple pero las cosas son como son…

Estamos más que seguros que J.R.R. Tolkien hizo eso porque quiso o, por decirlo de otra manera, quiso reflejar lo que es, así, porque es así.

Podemos decir que, actualmente, con la forma de pensar difundida por el nuevo orden mundial y la denominada Nueva Era es fácil que se diga que tal forma de plantear las cosas es, seguro, ultramontana porque, al fin al cabo, nada es malo o bueno ni bueno ni malo sino… todo lo contrario. Y creemos que nos sabemos explicar, si ustedes nos entienden…

Las cosas, de todas formas (y no sólo en la obra de nuestro profesor sino en la realidad misma) lo que aquí pasa es que la realidad es tan tozuda que no se puede, siquiera, discutir que haya buenos y malos, así, de tal forma, dichos.

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3.06.20

Beato Manuel Lozano Garrido – Amar el sufrimiento (VII) - Dejarse conducir por Dios

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Amar el sufrimiento (VII) - Dejarse conducir por Dios

 

“En ese minuto me acerco a Ti, ya con un rebullir de corderillo huérfano, para que pongas en mi desarboladura la roca de tu sabiduría, la clave de tu palabra – la PALABRA -.

Y para las líneas pautadas de mi oración, para estos garrapatos de colegial, te alargo un lápiz rojo porque quiero que Tú vayas tachando y dando giro firme a mi titubeo irresponsable.” (El sillón de ruedas, p. 313)

 

Verdaderamente, para un hijo de Dios, estar a la Voluntad de su Padre del Cielo no es que sea lo más recomendable sino que es lo único que debería ocupar su corazón.

Muchas veces, sin embargo, bien sabemos que no estamos a eso sino a otras cosas que nada tienen que ver con una pretensión así.

El Beato Manuel Lozano Garrido, tiene un pensar muy distinto al de los que creen que pueden hacer, en su relación con Dios, de su capa un sayo o, vaya, lo que les viene en gana despreciando en sus vidas lo que quiere el Creador para las mismas.

Esto lo decimos porque resulta gozoso darse cuenta de que Lolo, en este texto de su Sillón de ruedas, dice lo que es, lo que cree que es al verse con relación a Dios y lo que quiere de su Padre del Cielo.

En primer lugar, es bien cierto que nosotros no somos nada, pero nada de nada, ante Quien nos ha creado. Que nos creemos otra cosa es muy cierto y verdad pero, a la hora de la verdad… nada de nada somos.

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