InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Mayo 2020

20.05.20

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Amar el sufrimiento (V) - Ansia de los mejores

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Amar el sufrimiento (V) - Ansia de los mejores

 

“Si no profanara la huella de lo santo, te recordaría mi envidia de tus hombres predilectos, los que besaban la úlcera, se revolvían en el espino y alzaban la hermosa demencia de la Cruz. De Juan de Fontiveros me atrajo ese instinto que absorbía la crucifixión como la llama el pabilo; de Teresa, su martirio de deseo; del “Poverello”, la santa fraternidad de la muerte” (El sillón de ruedas, p. 312)

 

Nunca deberíamos olvidar que nosotros, los católicos tenemos una huella formada a lo largo de la historia de la salvación que corresponde, exactamente, al tiempo primero de la misma cuando Dios hizo un pacto nuevo con el hombre a través de su Hijo, Jesucristo.

Queremos decir que sí, que no estamos solos en esto de la fe y que, como decimos, a lo largo de los siglos desde entonces, muchos de los nuestros lo han dado todo por su fe católica. Y, con el paso del tiempo, según ha correspondido en cada caso, han ido subiendo a los altares porque se les ha reconocido, digamos, una dedicación más que especial a Dios y sus cosas del alma.

Nosotros, a tales hermanos en la fe, los llamamos santos y, además de reconocer que muchos otros lo han sido y habitan el Cielo sin el reconocimiento correspondiente pero, al fin y al cabo lo habitan, es cierto y verdad que nos viene la mar de bien, para nuestra alma, que haya, eso, santos que lo han sido y lo serán para siempre.

Pues bien, el Beato Manuel Lozano Garrido que, como es lógico, reconoce la tal existencia y a ella se acoge, lo dice con una claridad que no deja duda alguna para el dudoso que quiera serlo: la huella de lo santo puede ser profanada. Sin embargo, tal como él lo dice, más bien queda manifiesta su admiración por “algunos” de los santos que menciona. Y es que cada uno de ellos tiene su “aquel”, su especial forma de manifestar lo que es.

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17.05.20

La Palabra del Domingo - 17 de mayo de 2020

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Jn 14, 15-21

 “’15 Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; 16 y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, 17 el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros. 18 No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros.19 Dentro de poco el mundo ya no me verá,  pero vosotros si me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis. 20 Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros. 21 El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.’”

      

 

COMENTARIO

 

Cristo siempre cumple sus promesas 

 

A lo largo de su vida pública Jesús había dicho muchas veces que era muy importante tener en cuenta la Ley de Dios. Y No se refería al trasunto de norma que el ser humano había hecho con la misma sino a la que, de verdad, era la Verdad. Y eso era lo que había venido a hacer constar y a que se supiera. 

No extrañe, por tanto, que en la cena que compartió, la última Pascua de Cristo en la Tierra, con aquellos que le seguían más de cerca, hiciera hincapié en un detalle tan importante como era ése. 

Es cierto que Dios había puesto unos Mandamientos y que se los entregó, hacía muchos siglos, a Moisés. Cuando aquel profeta bajó del monte después de estar con Dios su rostro resplandecía y traía algo que era muy importante y que debía ser cumplido. Pero no siempre se había hecho así y Jesús tenía que hablar acerca de eso. 

Jesús iguala amarlo a Él a cumplir la Ley. Eso suponía que no era suficiente, con ser importante, con decir que se amaba al Hijo de Dios. Eso suponía, además, tener en cuenta los Mandamientos de Dios y, sobre todo, guardarlos en el corazón. Pero no guardarlos para que se quedaran allí escondidos sino para que tuviesen influencia en la vida de los discípulos. 

Jesús sabía que eso no sería fácil y que necesitaríamos quien nos ayudase a cumplir tan gran verdad. Por eso iba a enviar al Espíritu Santo, al Paráclito o Defensor nuestro. Él nos enseñaría el camino para cumplir la Ley del Padre. 

En realidad, Jesús sabía que, al ser bautizados, se les infundía el Espíritu Santo. Por eso les dice que mora en ellos, pues así es. 

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15.05.20

J.R.R. Tolkien – Ventana a la Tierra Media – La tentación de Boromir

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Es bien cierto que, como sabemos, Boromir, el hermano de Faramir e hijo del Senescal de Gondor, a la sazón Denethor II, tenía en mente algo distinto a la voluntad mayoritaria que había acerca del Anillo Único.

El caso es que, cuando se perfiló la posibilidad de llevar a cabo un Concilio, llamado de Elrond por razones obvias, a celebrar en Imladris/Rivendel, su hermano Faramir iba a acudir al mismo. Sin embargo, valióse Boromir de su mayor edad y fue él quien acudió a la tan importante reunión.

Digamos, para empezar, a aquello no fue, sino, el comienzo de la tentación de Boromir o, digamos, una especie de prólogo de lo que luego pasaría porque, si hilamos el hilo que todo esto une podemos decir que sí, que aquella decisión de acudir a la citada reunión tenía más de una razón de ser. Al menos, para aquel hombre, descendiente de los númenóreanos antepasados de Gondor.

No podemos negar, por otra parte que Boromir no era un hombre apocado o venido a menos sino, exactamente, todo lo contrario: arrojado y valiente eran las virtudes que lo adornaban y eso hizo que pocos dudaran de que, al fin y al cabo, no estaría nada mal que fuera él quien acudiera Rivendel.

Boromir lo tenía más que claro: el Anillo Único debía ser utilizado en la lucha contra Mordor porque el poder que se podía derivar de un uso adecuado del mismo sólo podía ir en beneficio del Bien y en perjuicio del Mal. Y por eso siempre defiende la idea de que sea destruido sino, al contrario, que sea llevado en mano de quien pueda defender, atacando, a quien tanto daño había hecho y estaba haciendo a los pueblos libres de la Tierra Media. Y eso era lo que defiende siempre.

Ya tenemos, por tanto, algo más que aportar a la tentación que cogiera el corazón de Boromir: quiere un destino distinto para el Anillo Único.

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12.05.20

Beato Manuel Lozano Garrido - “Lolo, libro a libro”- Amar el sufrimiento (IV)

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Amar el sufrimiento (IV)

 

“Fuerzo una oración silabeada, de párvulo, y digo ‘amar’ sonoramente, como los niños dirían ‘balón’, pero ya la S me procesiona el ridículo, la deformidad, la pobreza y el fracaso, y la palabra ‘sufrimiento’ se queda en la garganta, estrangulada por el tartamudeo del pánico.

Y sin embargo, sé que tocante a la sinceridad resistiría tus tremendas pupilas de juez.

Cuando yo te he dicho ‘dolor’ tenía en el tímpano el alarido de mis vértebras desguazadas y lo subía al tuyo ara que oyeras el trasfondo armonioso del corazón, feliz y esponjado como un azucarillo”. (El sillón de ruedas, pp. 311-312)

 

Muchas veces hemos dicho en estas páginas y en otras que el Beato Manuel Lozano Garrido, a la sazón Lolo sufrió de lo lindo a lo largo de la vida, como suele decirse para que se entienda; mucho, pues, fue su sufrimiento y muchos los malos momentos en los que estuvo, sencillamente, a punto de morir, de pasar a la Casa del Padre antes de que lo hiciera.

En este apartado especial de su libro “El sillón de ruedas” en los que habla del sufrimiento nos muestra el sentido especial que Lolo tiene del mismo y que, por decirlo pronto, no es el más común sino, al contrario, el que tienen las personas que, por ser especialmente espirituales, son como son: ejemplo, luz, faro del resto.

En el texto que hemos traído hoy nos muestra, por una parte, la impotencia que muchas veces pudo sentir el Beato de Linares (Jaén, España) pero, por otra, una nueva ocasión en la que nos muestra lo que puede hacer quien tiene el espíritu fuerte, el corazón a pruebas de todo sufrimiento, dolor o, en general, malos momentos.

Podemos decir, pronto y rápido, que todo esto es oro puro para quien quiere conocer cómo enfrentarse, eso, al sufrimiento. Oro puro y diamante irrompible, podemos decir.

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10.05.20

La Palabra del Domingo - 10 de mayo de 2020

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 Jn 14, 1-12

  

“1 ‘No se turbe vuestro corazón.  Creéis en Dios: creed también en mí.   2 En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho;  porque voy a prepararos un lugar. 3 Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. 4Y adonde yo voy sabéis el camino.’ 5 Le dice Tomás: ‘Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?’ 6 Le dice Jesús: ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.  Nadie va al Padre sino por mí. 7      Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.’  8 Le dice Felipe: ‘Señor, muéstranos al Padre y nos basta.’ 9 Le dice Jesús: ‘¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? 10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.  11 Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí.  Al menos, creedlo por las obras.  12 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún,  porque yo voy al Padre.’”

        

 

COMENTARIO

 

Permanecer en Cristo

 

Una vez diría Jesús que quien tuviera fe podría hasta mover una montaña del sitio donde estaba y ordenarle que se echara en el mar. Sin duda lo decía porque sabía que muchos de los que le escuchaban no tenían mucha. Y por eso termina el texto del evangelio de san Juan diciendo que quien crea en Él hará, nada más y nada menos, que las obras que Él hace. 

Pues bien, es bien cierto eso. Sin embargo, Jesús no se vino abajo al respecto de lo que había venido a hacer al mundo, la misión que Dios le había encomendado y que debía cumplir le pesase a quien le pesase. 

Jesús tiene que decir, por activa y por pasiva, que va a morir. Lo dice, muchas veces, de forma muy poética pero sin desconocer lo que eso significa. Pero trata de que, aquellos que lo escuchan, comprendan lo que eso quiere decir. 

Dice el Hijo de Dios muchas cosas importantes en esta conversación con aquellos que le escuchan y, por eso, con nosotros mismos pues ya sabemos que la Palabra de Dios no tiene tiempo y vale y valdrá. 

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