InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Mayo 2019

7.05.19

Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro" – La perseverante labor de Dios

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

La perseverante labor de Dios

 

“Por eso ya no quiere la queja ni el refluir manso de la fuente. Traedme, en cambio, la sonrisa y dejad que la alegría me cuelgue guirnaldas y rosas del corazón, porque ya está aquí la fragancia de Dios apuntalando la arquitectura del sufrimiento; el pulso de Dios, el cincel de Dios que corroe los brochazos mezquinos del hombre para ir tallando, entre escorzos y gracias, ese paraíso que surge junto al milagroso nombre de la Redención.” (El sillón de ruedas, p. 100)

 

Aquellos que nos consideramos hijos de Dios y que, además, nos incardinamos en el seno de la Esposa de Cristo, llamada Iglesia católica, sabemos que sí, que es posible y más que probable, que suframos.

El sufrimiento no es nada baladí. Es decir, a nadie le gusta sufrir por sufrir a no ser que tenga algún tipo de deficiencia o algo así. Pero bien es cierto y e importante es saberlo que vamos a sufrir más de una y más de muchas veces. Y, sabiendo esto, es bueno tener un asidero al que agarrarnos para no caer.

El Beato Manuel Lozano Garrido, especialista en sufrimientos y durezas físicas, no era menos campeón en gozos y espíritu grande. Y queremos decir con esto que, si bien, sufrió mucho en vida, no es poco cierto que supo encauzar muy bien su sufrimiento. Y de ello, por cierto, nos “aprovechamos”, espiritualmente hablando, nosotros, sus hermanos en la fe.

El dolor puede fluir, como dice Lolo, como una fuente. Y, como tal, puede ser no algo pasajero sino algo que, al parecer, ha querido acomodarse en nuestra vida. Eso le pasó al Beato de Linares (Jaén, España) y por eso sus pensamientos a tal respecto son más que importantes.

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5.05.19

La Palabra del Domingo - 5 de mayo de 2019

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Jn 21, 1-19

1 Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. 2   Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. 3 Simón Pedro les dice: ‘Voy a pescar.’ Le contestan ellos: ‘También nosotros vamos contigo.’ Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.4 Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 5  Díceles Jesús: ‘Muchachos, ¿no tenéis pescado?’ Le contestaron: ‘No.’ 6 El les dijo: ‘Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.’ La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.7 El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: ‘Es el Señor’, se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar. 8 Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos. 9 Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. 10 Díceles Jesús: ‘Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.’ 11 Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red.

12 Jesús les dice: ‘Venid y comed.’ Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ‘¿Quién eres tú?’, sabiendo que era el Señor.13 Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez.

14 Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. 15 Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: ‘Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?’ Le dice él: ‘Sí, Señor, tú sabes que te quiero.’ Le dice Jesús: ‘Apacienta mis corderos.’ 16 Vuelve a decirle por segunda vez: ‘Simón de Juan, ¿me amas?’ Le dice él: ‘Sí, Señor, tú sabes que te quiero.’ Le dice Jesús: ‘Apacienta mis ovejas.’  17  Le dice por tercera vez: ‘Simón de Juan, ¿me quieres?’ Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: ‘¿Me quieres?’ y le dijo: ‘Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.’ Le dice Jesús: ‘Apacienta mis ovejas. 18    ‘En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.’

19 Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: ‘Sígueme.’

 

COMENTARIO         

Sobre Simón Pedro 

Después de la muerte de Jesús es bien cierto afirmar que la situación por la que pasaban los que habían sido escogidos por el Hijo de Dios para continuar con su labor predicadora no era la misma. Queremos decir que habría alguno de ellos que estaría más preocupado por su propia actuación.

Todos sabemos cómo había actuación Pedro durante la noche en la que Jesús fue apresado por sus perseguidores. Y es que lo negó las mismas veces que el Emmanuel le dijo que le negaría y justo en la hora en lo que negaría.

Pedro, por tanto, debía estar pasando un mal momento porque no era buena cosa haber dicho que no conocía a quien había sido su Maestro y le había enseñado mucho acerca del amor y la fidelidad.

Pero este hombre, así como sus otros compañeros, vuelve a la labor con la que se ganaban la vida antes de conocer a Jesús. Ellos, pues, vuelve a pescar y a tratar de conseguir el pan que sustente sus existencias.

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2.05.19

J.R.R. Tolkien- Ventana a la Tierra Media – Hacia las Imperecederas Tierras

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Valga lo que sigue por los sueños que podemos tener y que solemos tener de un mundo, seguramente, mejor que el caído en el que vivimos. Y eso no es escapismo ni nada por el estilo sino, simplemente, gozo de saber que podría ser posible… 

Hacia ellas, hacia las Imperecederas Tierras. Así hemos titulado este, casi, poema; a lo mejor, impropio para los que saben, de verdad, hacer estas cosas. Hay, de todas formas, nostalgia en esto aunque pueda carecer de sentido; nostalgia hay, sin duda, porque creemos que puede ser posible… al menos, en nuestro corazón, que lo fue.

Esta obra de poesía, se dice, es proclamada por aquellos que, en la Tierra Media, aún tienen esperanza y a ella se aferran.

Por mucho que se nos diga    que esto no es cierto,

que sólo es fantasía                y que dejarlo debemos,

por mucho que oigamos         aunque quedemos perplejos,

aunque sepamos, decimos,    que es propio de alejados

del mundo que vivimos           no anhelamos cosa distinta,

lugar mejor donde ir,               estancia que descubrir.

 

Hay lugares mejores               donde llevar nuestras almas,

lugares donde reposar            nuestros cansados corazones,

pocos, al parecer,                   alcanzan aquellas orillas

y pocos, según nos dicen,      los que tienen tal premio,

pero nosotros creemos           y es lo que aquí decimos

que vayamos pronto               a las Tierras,

Imperecederas llamadas        donde en la Tierra, la Media,

habitan los Bendecidos,         aquellos que Eru quiso,

los que anhelamos conocer    y los que fueron.

 

Como Bilbo tuvo canción        última de las que hizo,

nosotros tenemos esto,          que sabemos no es lo mismo,

pero nos vale como gozo,      como ilusión y como sueño.

 

Allende de los mares,             donde las tierras son luz,

libres del Mal malvado,           habitan los inmortales

y es destino que ansía           el corazón de los hombres

alcanzar aquellas tierras,       ver si es cierto tal nombre.

 

Sabemos, de todas formas,   que por mucho que habitemos

aquellos lugares ciertos          aunque sea sólo en sueño,

nada ha de pasarnos ,            nada que sea tan bueno

como vivir para siempre         entre aquellos que bendijeron

las manos limpias de Eru,      Creador de lo eterno.

 

Según se habla en cuentos     a los enanos, hombres y elfos,

hay muy pocos,                       de entre ellos,

que puedan contar                  y que sea verdad,

que han pisado las playas,     que hayan pisado el suelo

donde los inmortales               gozan su gozo imperecedero,

aunque resulte imposible        cruzar al destino nuevo,

es ilusión que tienen                y mucho más que un sueño.

 

Entre nosotros, los viejos,       aquellos que batallas vivieron,

cuentan que hace siglos,        muchos que ya cayeron,

hubo quien intentó                  cruzar el mar de en medio

y llegar a gozar, siquiera,        un instante de aquel viento,

siendo cierto y verdad             que todo quedó en anhelo.

 

Debemos conformarnos,         según vemos y hacemos,

con saber que Eru quiere,       y desdecirlo no debemos,

que cada cual que, creado,     de su corazón ha emanado,

goce de lo entregado,             regalo, sí, de sus manos.

 

Y aunque eso hagamos,           sin alcanzar lo imposible,

no olvidemos que soñar,           un tal don nos es dado,

e imaginar alcanzar,                  aunque sea imaginado,

aquellas Tierras inmortales       e Imperecederas llamadas,

es cosa que hacer podemos,    algo que Ilúvatar

nos lo puso en los sueños.

Por cierto, como hemos dicho otras veces, quien quiera puede aportar sus propias creaciones. Digamos, aquí, que en poesía relacionada con la obra de J.R.R. Tolkien. Sería todo un honor poder leer lo que se haya escrito a tal respecto.

 

Eleuterio Fernández Guzmán - Erkenbrand de Edhellond

 

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.