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29.12.15

Un amigo de Lolo – Campanadas

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

En el libro “Rezar con el Beato  Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

Campanadas

Casi ha terminado un año más de nuestras vidas de hijos de Dios. También nos debe acompañar nuestro Beato Lolo que en su libro “Las golondrinas nunca saben la hora” hace un ejercicio de esperanza en el inmediato futuro. En el momento o, mejor, para el momento, en el que, por tradición y gozo, se celebra la entrada del nuevo año (que va acompañada por el sonar de doce campanadas) escribe, para tal instante (que dura poco en el tiempo pero puede ser muy extenso en la realidad espiritual de lo por venir) un, a modo, de texto esperanzado que muy bien puede ser tomado como una serie de oraciones a razón de una por cada campanada.

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28.12.15

Santos e Inocentes

 

 

“Después que ellos se retiraron, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al  niño para matarle.’ El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: ‘De Egipto llamé a mi hijo’. Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos  los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había sido precisado por los magos.”

Este texto del Evangelio de San Mateo (2, 13-16) muestra, por ejemplo, hasta dónde puede llevar el ansia de poder al ser humano. Pero también muestra, nos enseña, que antes de todos los mártires hubo quienes entregaron su vida por Quien acababa de nacer.

Antes de esto digamos que el Rey Herodes parecía no tener mucha prisa por conocer dónde iba a nacer el Mesías. Lo decimos porque, si bien había dicho a los Magos que quería ir a adorar al Niño que iba a nacer, pasan 2 años (según el texto de este Evangelio) hasta que decide perseguir al recién nacido. Además, ya había emigrado a Egipto la Sagrada Familia por lo que difícilmente iba a encontrar a quien quería matar por miedo, seguramente, a perder su mundano poder.

Aquí, sin embargo, no nos interesan para nada las peripecias de un rey con minúscula sino la existencia de unos seres humanos que murieron de una forma injusta e ilegítima (nadie tiene derecho a quitar la vida a otro ser humano de tal manera) y la dieron por un Rey con mayúscula: el del Universo.

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