InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Enero 2014

20.01.14

Serie oraciones – invocaciones - Oración a ejemplo de Santa Inés

Orar

No sé cómo me llamo…
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
De júbilo o dolor…
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!

Este poema de Ernestina de Champurcin habla de aquella llamada que hace quien así lo entiende importante para su vida. Se dirige a Dios para que, si es su voluntad, la voz del corazón del Padre se dirija a su corazón. Y lo espera con ansia porque conoce que es el Creador quien llama y, como mucho, quien responde es su criatura.

No obstante, con el Salmo 138 también pide algo que es, en sí mismo, una prueba de amor y de entrega:

“Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno”

Porque el camino que le lleva al definitivo Reino de Dios es, sin duda alguna, el que garantiza eternidad y el que, por eso mismo, es anhelado y soñado por todo hijo de Dios.

Sin embargo, además de ser las personas que quieren seguir una vocación cierta y segura, la de Dios, la del Hijo y la del Espíritu Santo y quieren manifestar tal voluntad perteneciendo al elegido pueblo de Dios que así lo manifiesta, también, el resto de creyentes en Dios estamos en disposición de hacer algo que puede resultar decisivo para que el Padre envíe viñadores: orar.

Orar es, por eso mismo, quizá decir esto:

-Estoy, Señor, aquí, porque no te olvido.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero tenerte presente.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero vivir el Evangelio en su plenitud.

-Estoy, Señor, aquí, porque necesito tu impulso para compartir.

-Estoy, Señor, aquí, porque no puedo dejar de tener un corazón generoso.

-Estoy, Señor, aquí, porque no quiero olvidar Quién es mi Creador.

-Estoy, Señor, aquí, porque tu tienda espera para hospedarme en ella.

Pero orar es querer manifestar a Dios que creemos en nuestra filiación divina y que la tenemos como muy importante para nosotros.

Dice, a tal respecto, san Josemaría (Forja, 439) que “La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios. —¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración”.

Por tanto, el santo de lo ordinario nos dice que es muy conveniente para nosotros, hijos de Dios que sabemos que lo somos, orar: nos hace eficaces en el mundo en el que nos movemos y existimos pero, sobre todo, nos hace felices. Y nos hace felices porque nos hace conscientes de quiénes somos y qué somos de cara al Padre. Es más, por eso nos dice san Josemaría que nuestra vida, nuestra existencia, nuestro devenir no sólo “puede” sino que “debe” ser oración.

Por otra parte, decía santa Teresita del Niño Jesús (ms autob. C 25r) que, para ella la oración “es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría”.

Pero, como ejemplos de cómo ha de ser la oración, con qué perseverancia debemos llevarla a cabo, el evangelista san Lucas nos transmite tres parábolas que bien podemos considerarlas relacionadas directamente con la oración. Son a saber:

La del “amigo importuno” (cf Lc 11, 5-13) y la de la “mujer importuna” (cf. Lc 18, 1-8), donde se nos invita a una oración insistente en la confianza de a Quién se pide.

La del “fariseo y el publicano” (cf Lc 18, 9-14), que nos muestra que en la oración debemos ser humildes porque, en realidad, lo somos, recordando aquello sobre la compasión que pide el publicano a Dios cuando, encontrándose al final del templo se sabe pecador frente al fariseo que, en los primeros lugares del mismo, se alaba a sí mismo frente a Dios y no recuerda, eso parece, que es pecador.

Así, orar es, para nosotros, una manera de sentirnos cercanos a Dios porque, si bien es cierto que no siempre nos dirigimos a Dios sino a su propio Hijo, a su Madre o a los muchos santos y beatos que en el Cielo son y están, no es menos cierto que orando somos, sin duda alguna, mejores hijos pues manifestamos, de tal forma, una confianza sin límite en la bondad y misericordia del Todopoderoso.

Esta serie se dedica, por lo tanto, al orar o, mejor, a algunas de las oraciones de las que nos podemos valer en nuestra especial situación personal y pecadora.

Serie Oraciones – Invocaciones: Oración a ejemplo de Santa Inés

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19.01.14

La Palabra del Domingo - 19 de enero de 2014

Jn 1, 29-34

Biblia

“29 Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: ‘He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.30 Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. 31 Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel.’ 32 Y Juan dio testimonio diciendo: ‘He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. 33 Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo.’ 34 Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios.’”

COMENTARIO

La Llamada y la Misión

Al día siguiente de que los enviados por los poderosos preguntaran a Juan el Bautista que si era él el Mesías y les contestara que no y que otro tendría que venir y que, en todo caso, estaba preparando los caminos para que llegar al definitivo Reino de Dios, Jesús se presenta para ser bautizado.

Todo, en realidad, estaba ya en el corazón de Dios.

Lo dicho arriba pudiera parecer exageración o manifestación de excesivo amor al Creador o, cómo decirlo…, como sostener que todo está en manos de Dios sin nada que nada que hacer por nuestra parte, Sin embargo, lo que dice el Bautista que recoge Juan, otro Juan, el evangelista, apunta hacia una verdad evidente: nada de lo que entonces está pasando era desconocido para el Todopoderoso.

Juan el Bautista dice mucho en este corto texto evangélico. Y todo hay que tenerlo en cuenta.

El Cordero de Dios. Señala a Jesús como el Cordero de Dios. Además, viene a quitar el pecado, existente y mucho, del mundo. Primera misión del Enviado.

Existía Jesús antes que el Bautista. ¿Existía antes si nació después? Poder de Dios que, junto al Hijo y al Espíritu Santo, lo creó todo. La Palabra estaba junto a Dios, dice antes el Evangelista. Escatológicamente esencial esto.

Juan tiene que cumplir su propia misión encomendada por Dios. Primero, ha de bautizar con agua para quitar los pecados. Sabe que el Mesías acudirá a ser bautizado también. No por pecador; para dar ejemplo del camino de conversión a seguir.

A Juan se le había dicho, Dios le había dicho, que un signo vería para identificar al Hijo del Creador: una paloma se posaría sobre quien era el Mesías. Y así sucedió. Y Juan, el Bautista, vio y creyó como el otro Juan, evangelista, vería y creería al ver la tumba de Cristo sin Cristo dentro años después. Hasta entonces no sabía que su primo Jesús era el Enviado de Dios pues aún no se había manifestado al mundo. Entonces, fue la segunda manifestación antes de la de las bodas de Caná, pocos días después. Y la primera: ante los Reyes llegados de oriente.

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18.01.14

Serie Fundación GRATIS DATE – El amor humano en el plan divino (Catequesis), del Beato Juan Pablo II

GRATIS DATE

Escribir de la Fundación GRATIS DATE es algo, además de muy personal muy relacionado con lo bueno que supone reconocer que hay hermanos en la fe que tienen de la misma un sentido que ya quisiéramos otros muchos.

No soy nada original si digo qué es GRATIS DATE porque cualquiera puede verlo en su página web (www.gratisdate.org). Sin embargo no siempre lo obvio puede ser dejado de lado por obvio sino que, por su bondad, hay que hacer explícito y generalizar su conocimiento.

Seguramente, todas las personas que lean estas cuatro letras que estoy juntando ya saben a qué me refiero pero como considero de especial importancia poner las cosas en su sitio y los puntos sobre todas las letras “i” que deben llevarlos, pues me permito decir lo que sigue.

Sin duda alguna GRATIS DATE es un regalo que Dios ha hecho al mundo católico y que, sirviéndose de algunas personas (tienen nombres y apellidos cada una de ellas) han hecho, hacen y, Dios mediante, harán posible que los creyentes en el Todopoderoso que nos consideramos miembros de la Iglesia católica podamos llevarnos a nuestros corazones muchas palabras sin las cuales no seríamos los mismos.

No quiero, tampoco, que se crean muy especiales las citadas personas porque, en su humildad y modestia a lo mejor no les gusta la coba excesiva o el poner el mérito que tienen sobre la mesa. Pero, ¡qué diantre!, un día es un día y ¡a cada uno lo suyo!

Por eso, el que esto escribe agradece mucho a José Rivera (+1991), José María Iraburu, Carmen Bellido y a los matrimonios Jaurrieta-Galdiano y Iraburu-Allegue que decidieran fundar GRATIS DATE como Fundación benéfica, privada, no lucrativa. Lo hicieron el 7 de junio de 1988 y, hasta ahora mismo, julio de 2013 han conseguido publicar una serie de títulos que son muy importantes para la formación del católico.

Como tal fundación, sin ánimo de lucro, difunden las obras de una forma original que consiste, sobre todo, en enviar a Hispanoamérica los ejemplares que, desde aquellas tierras se les piden y hacerlo de forma gratuita. Si, hasta 2011 habían sido 277.698 los ejemplares publicados es fácil pensar que a día de la fecha estén casi cerca de los 300.000. De tales ejemplares, un tanto por ciento muy alto (80% en 2011) eran enviados, como decimos, a Hispanoamérica.

De tal forman hacen efectivo aquel “gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10,8) y, también, “dad y se os dará” (Lc 6,38) pues, como es de imaginar no son contrarios a las donaciones que se puedan hacer a favor de la Fundación. Además, claro, se venden ejemplares a precios muy, pero que muy, económicos, a quien quiera comprarlos.

Es fácil pensar que la labor evangelizadora de la Fundación GRATIS DATE ha des estar siendo muy grande y que Dios pagará ampliamente la dedicación que desde la misma se hace a favor de tantos hermanos y hermanas en la fe.

Por tanto, esta serie va a estar dedicada a los libros que de la Fundación GD a los que no he hecho referencia en este blog. Esto lo digo porque ya he dedicado dos series a algunos de ellos como son, por ejemplo, al P. José María Iraburu y al P. Julio Alonso Ampuero. Y, como podrán imaginar, no voy a traer aquí el listado completo de los libros porque esto se haría interminable. Es más, es mejor ir descubriéndolos uno a uno, como Dios me dé a entender que debo tratarlos.

Espero, por otra parte, que las personas “afectadas” por mi labor no me guarden gran rencor por lo que sea capaz de hacer…

El amor humano en el plan divino (Catequesis), del Beato Juan Pablo II

El amor humano en el plan divino

El 27 de abril de este año de Nuestro Señor de 2014 será canonizado, junto al beato Juan XXIII, el que también es beato y fue Santo Padre, Juan Pablo II.

A lo largo de su extenso y prolífico pontificado impartió catequesis sobre muchos temas. Pues bien, las relativas al amor humano y, en concreto, las que corresponden a la “redención del cuerpo y la sacramentalidad del matrimonio” están recogidas en este libro de la Fundación Gratis Date. Comprende las que impartió entre el 8 de septiembre de 1979 y el 28 de noviembre de 1984 o, lo que es lo mismo, en un periodo de algo más de cinco años.

En la Introducción de este libro se nos dice que “Este conjunto de catequesis, dadas por el Papa Juan Pablo II entre los años 1979 y 1984, forman un cuerpo doctrinal muy notable, que prolonga un gran tradición de catequesis pastorales, como aquéllas de San Ambrosio, San Agustín o San Juan Crisóstomo".

En la última de estas catequesis (28-XI-1984) dice su autor:

”El conjunto de las catequesis que componen este volúmen puede figurar bajo el título El amor humano en el plan divino o, con mayor precisión, La redención del cuerpo y la sacramentalidad del matrimonio’. Ateniéndonos a esta indicación, hemos elegido el título y el subtítulo de la obra presente.

La versión castellana ha sido tomada de ‘L’Osservatore Romano’, en su edición española. La distribución del conjunto en varias partes sigue el criterio de la edición italiana Uomo e donna lo creò, publicada en 1985 por Città Nuova Editrice - Libreria Editrice Vaticana. Y la formulación de títulos y subtítulos ha sido realizada por nosotros.

El Padre de las luces quiera revelar la belleza y la santidad del matrimonio a cuantos lean estas páginas.”

Además, se nos hace una indicación importante para comprender el sentido de las fechas que, en cada catequesis, se añaden y es que “Debajo del título de cada Catequesis hay dos números: el primero indica la fecha en que se pronunció la Catequesis, y el segundo el día en que fue publicada en la edición española de ‘L’Osservatore Romano’”.

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17.01.14

Eppur si muove - Unas positividades bastante penosas

Padre, perdónalos

Ahora va a resultar que matar al inocente ser humano que se encuentra en el seno de la madre va a ser cosa bendecida por determinados pastores nuestros.

Penoso. Esto es penoso. Y lo es porque causa pena que haya personas de fe, se dice, que católica, que de una manera o de otra, por acción, diciéndolo, o por omisión, callando, den su visto bueno a una ley del aborto que, además, no va a ser la proyectada en su Anteproyecto (pues hay matarifes dentro del Partido Popular que no les parece nada bien, siquiera, que se mate como se pretende matar y quieren que se siga haciendo con solera, gracia y permiso oficial sin trabas ni nada de nada). El caso es que todo esto da qué pensar acerca de la fe y de las conveniencias de cada cual en según qué circunstancias.

En todo esto debemos decir que todo radicalismo es poco. Y decimos esto porque no podemos olvidar que radical es aquello que parte de la raíz, de lo que sostiene y, en fin, de aquello sin lo cual nada de lo demás, puede salir adelante. Y en el tema del aborto las medias tintas son sinónimo de relativismo y suponen dar aliento al Maligno para que siga sembrando la especie según la cual algunas muertes no han de ser tenidas en cuenta.

Y al hemos dicho otras veces pero lo volvemos a repetir: lo peor de todo esto es que pastores nuestros se muestren excesivamente dadivosos con los partidarios del aborto. Así de claro debemos decirlo.

Y, como no debemos esconder nada de lo que creemos es importante, lo decimos con toda claridad.

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16.01.14

Gozosos en el dolor

Jesús nos sostiene

Resulta, humanamente entendible, que cuando sufrimos algún tipo de padecimiento físico, suframos. En eso no puede haber nada de extraño pues tanto podemos sufrir física como espiritualmente ni tampoco podemos pretender ser unos superhéroes que no sientan ni padezcan. Es más, la verdad es, justamente, lo contrario: padecemos porque somos seres humanos y, por eso mismo, es posible, seguro, que en un momento y otro de nuestra vida, sobre nuestro cuerpo o sobre nuestra alma caerá alguna espada de Damocles.

Por eso, para el ser humano común el dolor es expresión de un mal momento. Así, cuando una persona se ve sometida por los influjos de la enfermedad no parece que pase por el mejor momento de su vida pues lo físico, en el hombre, es componente esencial de su existencia.

Pero hay muchas formas de ver la enfermedad y de enfrentarse a ella. No todo es decaimiento y pensamiento negativo al respecto del momento por el que se está pasando. Y así lo han entendido muchos creyentes que han sabido obtener, para su vida, lo que parecía imposible pues también es más que cierto que el ser humano religioso o, lo que es lo mismo, que tiene de su existencia una visión trascendente, no puede tener la misma visión de lo que le pasa que quien no cree en el Creador Padre Todopoderoso. Y pruebas de eso las hay de todas las formas y medidas espirituales.

Dice san Josemaría en el número 208 de “Camino” “Bendito sea el dolor. —Amado sea el dolor. —Santificado sea el dolor… ¡Glorificado sea el dolor!” porque entiende que no es, sólo, fuente de perjuicio físico sino que del mismo puede ser causa de santificación del hijo de Dios.

Pero en “Surco” dice el Fundador del Opus Dei algo que es muy importante:

“Al pensar en todo lo de tu vida que se quedará sin valor, por no haberlo ofrecido a Dios, deberías sentirte avaro: ansioso de recogerlo todo, también de no desaprovechar ningún dolor. —Porque, si el dolor acompaña a la criatura, ¿qué es sino necedad el desperdiciarlo?”

Por lo tanto, no vale la pena deshacerse en maledicencias contra lo que padecemos. Espiritualmente, el dolor puede ser fuente de provecho para nuestra alma y para nuestro corazón si, además, no olvidamos que lo que debemos hacer es acumular la vida eterna y no, precisamente, para la que ahora vivimos y en la que sólo estamos de peregrinación hacia ¡la Casa del Padre!

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