InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Septiembre 2012

20.09.12

Libros de Lolo: “Mesa redonda con Dios

Por la libertad de Asia Bibi.

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Por el respeto a la libertad religiosa

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Presentación de la serie:

Manuel Lozano Garrido, más conocido como “Lolo”, beato de la Iglesia católica, es más que conocido en este blog de InfoCatólica porque el que esto escribe lleva unos meses prestándole la atención, no toda, la que se merece.

Lolo escribió, a lo largo de su vida, una serie de libros que, en el número de 9, traen a la actualidad misma de ahora mismo, una realidad espiritual profunda, llena de luz y de gozo en Dios y, sobre todo, son expresión de un ser cristiano como tiene que serlo un hijo de Creador y que es siendo consciente que se es y gozando con ello.

Pues bien, esta serie va a estar dedicada, si Dios quiere y Dios mediante, a traer aquí cada uno de los libros escritos por aquel joven de Linares (Jaén, España) que supo, a lo largo de una trabajosa vida física cultivar un corazón sano y lleno de todo aquello que tantas veces nos falta a los que no nos podemos mirar en su espejo físico pero sí, y mucho, en el espiritual.

Por otra parte, voy a seguir, para la publicación de las recensiones, el mismo orden que siguió Lolo para publicarlos.

3.- Mesa redonda con Dios (Manuel Lozano Garrido, “Lolo”)

Mesa redonda con Dios

Título: Mesa redonda con Dios
Autor: Manuel Lozano Garrido, “Lolo
Editorial: Edibesa
Páginas: 249
Precio aprox.: 5,75 €
ISBN: 84-8407-229-0
Año edición: 2001
Lo puedes adquirir en Editorial Edibesa o dirigirte a la Asociación Amigos de Lolo

3.- Mesa redonda con Dios (Manuel Lozano Garrido, “Lolo”)

Ya lo sabes, tú que tienes este libro entre las manos; es a tu corazón a quien quiero sobre el mío como el chorro de una fuente” (p. 239).

En 1963 publica Lolo su tercer libro. Había entrado en su etapa de pérdida de la vista y ¡miren qué cosas! con este libro nos abre el corazón al mundo, a la fe y a las cosas que impregnan la existencia de esperanza y de pasión por el vivir.

Mesa redonda con Dios

Podemos decir que, literalmente, Dios habla, nos habla en este “Mesa redonda con Dios” Por eso en la cita que aquí encabeza esta recensión, el Creador reclama, sencilla, y francamente, nuestro corazón.

¿Cómo es “Mesa redonda con Dios”?

Para empezar, es un texto sorprendentemente sorprendente. Uno espera, según lo leído en los dos primeros libros de Beato de Linares, se nos deleite con palabras en las que puedan apreciarse cómo se encuentra Lolo y, casi, poder comprender lo que una persona vive con sentido sobrenatural, aporta a nuestro corazón. Sin embargo, eso no pasa aquí porque Dios se dirige a nosotros con palabras sencillas y nos recomienda, por ejemplo, buscar en la oración el instrumento perfecto. De ahí que nos diga que “En la era de las grandes aventuras interestelares, la oración sigue siendo la gran exploradora y descubridora del objetivo vital del corazón” (p. 26) y es, en fin, “como una segunda Encarnación, de vuelta; como una semilla de hombre que se hace raíz en la Belén de corazón y de Dios y allí se nutre de su vitalidad” (p. 27).

Pero, también, lo que no es orar… porque puede llegar a desvirtuarse porque “La rutina, las ganas de no complicarnos las cosas o el mal ejemplo, han ido amándole un cuerpo falso al diálogo con Dios hasta dejarlo tan duro y tan vacío como el armazón de un figurín” (p. 31)

Hemos dicho arriba que Dios nos habla. Así, por ejemplo, en el grupo de escritos titulado “Siete palabras” (páginas 229 a la 243) repasa Lolo las tales palabras que pronunció Cristo en la última agonía de su Pasión, colgado ya de la Cruz y las trae al ahora mismo : “A vosotros, que tenéis más de un centenar de satélites en órbita y media docena de televisores en cada manzana, que reducís los índices de analfabetismo y solventáis dos mil ecuaciones en un segundo, no os va a gustar que os diga que hacéis las cosas sin saberlo; que sois al fin y al cabo, ignorantes” (p. 231), hastaY no tengáis miedo a la muerte. Cundo me la deis, sí que vais a conocer que lo que es una fortuna. Todo lo mejor no vale para lo que entonces os espera” (p. 243). Pero también enOcho recetas para ser feliz” (páginas 191 a la 201) donde se desarrollan las Bienaventuranzas haciendo ver lo importantes que son, hoy mismo, para nosotros.

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19.09.12

Ad pedem litterae-Hermanos en la red - P. Pablo Cabellos Llorente

Por la libertad de Asia Bibi. .

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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos Llorente

Nadie puede negar que el ser humano ganó mucho cuando llegó a ser capaz de organizarse socialmente y olvidar el estado de salvajismo que, hasta entonces, había caracterizado su existencia. Por eso que se conformaran estados era una forma lógica de proceder y una manera de establecer características propias que acabaron por diferenciar a unas personas de otras según habitaban aquí o allí.

Eso, sin embargo, también tiene sus pegas que están muy relacionadas con el proceder de la organización llamada Estado. A veces, la misma tiende a querer ahogar la libertad de los individuos que, al fin y al cabo, lo constituyen y le dan consistencia social.

Dice, a este respecto, el autor del artículo, que “El estatismo ha invertido los términos, permitiendo a la sociedad la realización de tareas desatendidas por la Administración Pública. Tal inversión del principio de subsidiaridad es nociva en sí misma: mata iniciativa, creatividad, capacidad emprendedora y, sobre todo, la libertad.” Y eso debería ser admitido por unos ciudadanos que tienen la libertad por valor importante a defender y, sobre todo, a ejercer.

El Estado puede llegar a ser agobiante y a querer controlar sectores que deberían estar en manos de las personas que, repetimos, le dan forma y sin las cuales no podría entenderse Estado alguno.

No extrañe, por lo tanto, que le P. Pablo Cabellos entienda que “Muchos pensamos que más interesante es la existencia de mayores oportunidades para participar en la vida social, económica, cultural, política, informativa; de promover unos niveles de solidaridad más altos entre personas, sociedades, comunidades autónomas, pueblos; de suscitar más valores y virtudes que fundamenten la vida social: la verdad, la lealtad, la justicia, la laboriosidad, la sobriedad y la templanza, el uso justo de los bienes materiales o del espíritu, el derecho al trabajo y vivienda, etc.”, aunque, hablando con franqueza, eso está muy lejos de ser posible según vemos lo que pasa.

Y, ahora, el texto del P. Pablo.

Más estatismo, menos libertad

Hace unos años escribí un artículo con la misma temática que éste. Un ilustre profesor, y viejo militante socialista, me respondió desde su columna tildándome de anarquista. Lo hacía con la delicadeza propia del que sabe discrepar sin herir y con la confianza del buen trato existente entre ambos. Comimos juntos después y hasta nos reímos con nuestras discrepancias.

He recordado este agradable suceso mientras leo un magnífico editorial de Las Provincias titulado “Educación en libertad". Basa su defensa de la libertad sobre tan importante asunto en los datos conocidos del espectacular aumento de alumnos en los colegios concertados, así como de la caída en los centros públicos. Resulta que la libertad es hasta rentable porque, además de que la Administración no necesita construir colegios, los alumnos concertados le salen por la mitad de precio. Lo sorprendente es que, ante estos datos, siempre que se reclama una enseñanza de calidad se pide la pública, mientras que muchas familias la buscan en otra parte. Incluso se pretende obligar a llenar los centros públicos y no permitir más concertados, cuando lo realista y responsable sería ir pensando qué hacer con los primeros.

La manía de algunas formaciones políticas o sindicales por lo público, es disonante con los tiempos y con la libertad. Constituye una especie de tic sobre el que reflexionar. Es cierto que el Estado debe cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos siempre que falte la iniciativa social, pero si el Estado suple a los individuos o a las sociedades menores, ya está atentando contra su libertad de crear todo lo que le sea posible. El estatismo ha invertido los términos, permitiendo a la sociedad la realización de tareas desatendidas por la Administración Pública. Tal inversión del principio de subsidiaridad es nociva en sí misma: mata iniciativa, creatividad, capacidad emprendedora y, sobre todo, la libertad.

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18.09.12

Un amigo de Lolo - Caridad de Dios, caridad del hombre

Por la libertad de Asia Bibi .

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Manuel Lozano Garrido

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Caridad de Dios, caridad del hombre

“¿Cómo cuánto hay que dar?- Hasta que todo se agote, hasta que te caigan las manos, hasta que se extinga el último latido del corazón”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (372 )

Cuando Jesús dijo que había que amar al prójimo como a nosotros mismos lo hizo porque sabía que, hasta entonces (y miremos ahora mismo cómo está el mundo) había sido difícil que un ser humano tuviera en cuenta a los demás de una forma totalmente desinteresada y, a la vez, con la mano tendida para hacer con ella lo que el otro necesitara. El amplio reino del egoísmo seguía imponiendo su omnímodo poder.

Sabemos que Dios tiene, también, una ley que llamamos divina y que debe imperar por sobre la humana. Es así porque no puede estar en nuestro corazón otro pensamiento que no sea el que construye el mundo reconociendo que su Creador es, por eso mismo, Quien lo gobierna, dirige y mantiene.

Pues sobre todo aquello que el Todopoderoso ha hecho y hace, sobrenada una ley que es la más importante porque refleja, además, de qué están hechas las entrañas de Dios y que no es de otra realidad que de Misericordia. Y decimos que es primordial tener en cuenta y reconocer que el amor, también llamado caridad en orden a qué hacemos con él, es el precepto principal del Reino de Dios. Por eso, san Pablo supo decirnos que de las tres virtudes que llamamos teologales, fe, esperanza y caridad, la última de ellas es la que prevalece y, además, la que reina en la eternidad pues, en la misma, no hará falta fe pues veremos a Dios y tampoco esperanza porque se habrá cumplido nuestro más gozoso anhelo de alcanzar la visión beatífica pues conoceremos a Dios por ser, lo quiera el Creador, almas justas.

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17.09.12

Serie Huellas de Dios - 9.- No desconectar de Dios

Por la libertad de Asia Bibi .

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Presentación de la serie

Huellas de Dios

Las personas que no creen en Dios e, incluso, las que creen pero tienen del Creador una visión alejada y muy distante de sus vidas, no tienen la impresión de que Quién los mira, ama y perdona, puede manifestarse de alguna forma en sus vidas.

Así, cuando el Amor de Dios lo entendemos como el actuar efectivo de quien no vemos puede llegar a parecernos que, en definitiva, poco importa lo que pueda hacer o decir Aquel que no vemos, tocamos o, simplemente, podemos sentir.

Actuar de tal manera de permanecer ciego ante lo que nos pasa y no posibilitar que Dios pueda ser, en efecto, alguien que, en diversos momentos de nuestra vida, pueda hacer acto de presencia de muchas maneras posibles.

En diversas ocasiones, por tanto, se producen inspiraciones del Espíritu Santo en nuestro corazón que muestran la presencia de Dios de forma firme y efectiva. Las mismas son, precisamente, “Huellas de Dios” en nuestras vidas porque, en realidad, nosotros somos su semejanza y, como tal, deberíamos encontrar a nuestro Creador, sencillamente, en todas partes.

No es algo dado a personas muy cualificadas en lo espiritual sino posibilidad abierta a cada uno de nosotros. Por eso no podemos hacer como si Dios estuviera en su reino mirando a su descendencia sin hacer nada porque cada día, a nuestro alrededor y, más cerca aún, en nosotros mismos, se manifiesta y hace efectiva su paternidad.

Las huellas de Dios son, por eso mismo, formas y maneras de hacer cumplir, en nosotros, la voluntad de Creador que, así, nos conforma para que seamos semejanza suya y, en efecto, lo seamos porque, como ya dejó escrito San Juan, en su primera Epístola (3, 1) es bien cierto que, a pesar de los intentos de evadirse de la filiación divina, no podemos preterirla y, como mucho, miramos para otro lado porque no es de nuestro egoísta gusto cumplir lo que Dios quiere que cumplamos.

Sin embargo, el Creador no ceja en su voluntad de llamarnos y sus huellas brillan en nuestro corazón siendo, en él, la siembra que más fruto produce.

9.-No desconectar de Dios

Actualmente se utiliza mucho en lenguaje ordinario la expresión “desconectar de algo“. Así, cuando una persona tiene una vida muy ajetreada como, en general, solemos tener casi todas las personas, llega un momento en que siempre se dice eso de “me voy de viaje para desconectar un poco”.

Así, lo que se pretende es huir un poco de la realidad cotidiana y, volver, quizá, con las fuerzas físicas crecidas.

Eso, sin embargo, no nos puede valer si lo referimos a Dios porque, en realidad, nunca podemos desconectar del Padre, de Quien nos creó con amor y, muchas veces, excesiva misericordia.

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16.09.12

La Palabra del Domingo - 16 de septiembre de 2012

Estreno de Érase una fe”.

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Por la libertad de Asia Bibi.
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Mc 8, 27-35

Biblia

27 Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» 28 Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.» 29 Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.» 30 Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él. 31 Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. 32 Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle. 33 Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»34 Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 35 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

Meditación

Una llamada a la eternidad

1.- Muchas veces Jesús quiere explicar a sus discípulos y al resto de personas que le seguían y le escuchaban, el fundamento de su existir; muchas veces está interesado en saber qué opinan de él, qué piensan quienes le rodean aún sabiendo que ya lo sabía.

Jesús tiene a sus discípulos muy cerca y era a los que, además, supone en contacto directo con la gente. Se dirige a ellos para probarlos en su fe.

El desconcierto entre los que lo conocen es grande. Unos piensan que es Juan el Bautista, otros que Elías… En fin, cada cual dice según cree quien puede ser Jesús y según el conocimiento que pudieran tener de las Escrituras se pronuncia.

Pero los apóstoles parecen tenerlo claro, y el “principal”, el que sería piedra de la Iglesia, lo afirma; “Tú eres el Cristo”. Con esto demostraban tener, o eso pensaban ellos, un conocimiento superior a los demás que le seguían: Tú eres el Enviado de Dios, el Mesías, Quien que nos salvará.

Sin embargo, tampoco parecen conocer las Escrituras y hablan de Jesús y del destino ellos creen que les espera. Así, ellos también se encuentran en aquel estado de querer y no poder en que muchas veces demuestran estar: creen una cosa cuando, al contrario, es otra muy diferente la verdad de las cosas.

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