InfoCatólica / Temas de Historia de la Iglesia / Categoría: herejias

12.01.10

Historias de los herejes y las herejías: Ubertino da Casale y los "espirituales"

LAS DISPUTAS SOBRE LA POBREZA FRANCISCANA LLEVARON A ALGUNOS A DOCTRINAS CONTRARIAS A LA IGLESIA

A partir de 1230 toda una serie de disposiciones pontificias intentaron acabar con las disputas y las veleidades heterodoxas del franciscanismo, afirmando la suprema autoridad de Roma. Al calor de estas disposiciones pontificias la rama más conservadora de la orden, integrada por los llamados “conventuales", terminó por adquirir su definitiva fisonomía, en gran parte copiada de los dominicos. Sin embargo, lejos de acallar a los descontentos, estas medidas provocaron a partir de 1245 (rechazo de la “Ordinem vestrum") la ruptura de la orden y el escoramiento de los más radicales hacia posturas abiertamente heterodoxas.

Los “zelanti", posteriormente llamados espirituales, coincidían en rechazar las intervenciones pontificias como contrarias al espíritu franciscano. El punto básico de su programa consistía en la afirmación absoluta del ideal pauperístico, hasta el punto de aceptar tan sólo los alimentos diarios y el hábito como únicas propiedades de los frailes. El rechazo asimismo al estudio de la filosofía de Aristóteles, que se hacía extensivo a la participación en los medios universitarios, se unió a menudo a la defensa de las concepciones escatológicas de Joaquín de Fiore (muerto en 1207) cuya obra había sido ya condenada por el IV Concilio de Letrán y que parecía haber presagiado la aparición de los espirituales al hablar del “ordo justorum". En 1254 el franciscano heterodoxo Gerardo di Borgo San Donnino compuso su “Introducción al Evangelio eterno", en donde identificaba definitivamente las profecías del abad calabrés con el movimiento de los espirituales, tesis que fue acogida favorablemente por el propio general de la orden, Juan de Parma (1247-1257), lo que forzó a Roma a exigir su dimisión.

El gobierno del moderado san Buenaventura (1257-1274) significó un compás de espera providencial que permitiría a la ortodoxia ganar a la mayor parte del franciscanismo. La aceptación matizada de las disposiciones pontificias, el desarrollo del ideal del “usus pauper", fiel al espíritu del fundador sin caer en el rigorismo de los espirituales y la licencia dada a los elementos mejor preparados de la orden para integrarse en el mundo universitario (constituciones de Narbona en 1260), fueron los principales frutos de este periodo de paz. El mismo san Buenaventura demostró su apego a esta vía media redactando tanto la nueva biografía de san Francisco, claramente contemporizadora, como unos comentarios a la “regula bullata” que permitían acoger favorablemente las disposiciones pontificias.

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18.10.09

Historias de los herejes y las Herejías: Berengario de Tours y su negación de la presencia real

LA PRIMERA NEGACIÓN PERTINAZ DE LA PRESENCIA REAL DE CRISTO EN LA EUCARISTÍA, CONSECUENCIA DE LA DIALÉCTICA ACADÉMICA

Nos situamos en el s. XI, pasada ya la decadencia general en la Iglesia del siglo X, y ahora el renacimiento del monacato vigoriza de nuevo la piedad y el culto, la reforma gregoriana lleva con rigor la disciplina eclesiástica, y la cultura se desarrolla en las escuelas catedralicias y monásticas, con gran actividad de la ciencia teológica. La Iglesia sigue su rumbo en medio de avatares. Su barca ha sido zarandeada, pero no destrozada ni destruida. Dios, a través de su Iglesia, ha estado siempre vigilante a cuanto sucedía en el mundo. Ella, la Iglesia, vive en carne propia todos los gozos y tristezas de cada nación, de cada hombre, de cada hijo suyo. En este siglo, muchos religiosos salidos de los monasterios reformados, como los que dependen de Cluny, se muestran deseosos de una iglesia más santa y buscan la manera de hacer una reforma general. Para ello era necesario que los pastores se preocupasen más de sus responsabilidades, pero la gran mayoría carecen de las debidas cualidades ya que eran nombrados por los príncipes.

En las escuelas teológicas a veces le enseñanza de las ciencias sagradas se vuelve tempestuosa, por la controversia entre dialécticos y antidialécticos. Para los primeros el «arte dialéctico» (el Trivium) se convierte casi en un deporte, con el que algunos recorren lugares, discutiendo sin temas de fondo con unos cuantos silogismos, o resolviendo problemas con mera palabrería. En el s. XII continuarían, con mayor profundidad intelectual, las polémicas entre las dos tendencias que en el s. XIII prácticamente se fundirían en las grandes Sumas de la Escolástica.

Tuvo especial trascendencia en el s. XI la polémica suscitada por Berengario, nacido en Tours poco después del año 1000. Alumno de S. Fulberto, el fundador de la célebre escuela de Chartres, que murió en 1029, Berengario volvió a su ciudad natal; en 1031 es ya canónigo y director de la escuela de San Martín de Tours, rivalizando con la del docto Lanfranco (+1089) en la abadía de Bec. Lanfranco atraía más discípulos (entre ellos S. Anselmo de Canterbury), y, antes de retirarse a Bec, en su época de dialéctico, ya había derrotado a Berengario en una discusión, razones por las que éste quizá le guardó cierta animosidad. No siguió Berengario los pasos de su maestro S. Fulberto, sino que aplicó el racionalismo dialéctico a temas religiosos y teológicos, y a partir de 1046 comenzó a difundir ideas contrarias a la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

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6.09.09

Historias de los herejes y las herejías (II): La Abadía de Port-Royal y el jansenismo

LA ABADÍA DE PORT-ROYAL: EL JANSENISMO HIZO A SUS MONJAS “PURAS COMO ÁNGELES Y ORGULLOSAS COMO DEMONIOS”

La famosa abadía fue fundada en 1204 por Matilde de Garlande, esposa de Mathieu de Montmercy, en el valle de Chevreuse, a seis leguas ( entre 16 y 17 millas) de Paris, en el lugar de la actual villa de Magny –les – Hamaux, en Seine-et-Oise. La fundación del cenobio ocurrió de la sihuiente manera: Habiendo partido Mathieu en 1202 para la cuarta cruzada, su esposa Mathilde de Garlande tuvo la idea de esta fundación, con la intención de que fuera lugar de reposo del cruzado. El lugar donde se enclavó el monasterio se llamaba Porrois, pero se le dio el nombre más ilustrado de Port-Royal ( de Portu Regio), con el cual se le conoce desde 1216. Es curioso que el nombre de Port-Royal tenga una gran semejanza con el de una ciudad célebre, la de Hippona, donde San Agustín fue obispo (el mismo Agustín que, malinterpretado, tanto tuvo que ver en la controversia jansenista). Es una pura casualidad que ha sido conocida pasado ya el siglo XVII. La ciudad africana se llamaba -en francés- “Hippone la Royale” (Hippo Regius), para distinguirse de otra ciudad del mismo nombre; “Hippo", en lengua púnica, quería decir “puerto” ("Port").

Estuvo en primer lugar sometida a la regla de S. Benito y después al Cister con su particular interpretación de la misma regla; la comunidad sufrió mucho durante las invasiones inglesas y las guerras de religión. A principios del siglo XVII la disciplina estaba completamente relajada pero en 1608 fue reformada por la madre Angélica Arnaud con la ayuda y estímulo de San Francisco de Sales.

Las monjas formadas en Port Royal se extendieron por todas Francia trabajando en la reforma de otros monasterios. En 1626 Port Royal era un lugar poco saludable que ya no ofrecía acomodo adecuado y la comunidad emigró a París, estableciéndose en el Faubourg St-Jaques. Renunciando al antiguo privilegio concedido por los papas, la nueva abadía se puso bajo la jurisdicción del Arzobispo de Paris. Desde entonces, la monjas, dedicadas a la adoración de la Eucaristía, tomaron el nombre de Hermanas del Santísimo Sacramento. En 1636 el Abad de St-Cyran era el director espiritual del monasterio y enseguida lo convirtió en un nido de Jansenismo . Reunió en torno a sí al abad Singlin, a los dos hermanos de la madre Angélica, Arnaud d´Andilly y Antoine, a sus tres sobrinos, Antoine Lematre , Lemaitre de Lacy y Lemaitre de Sericourt, Nicole, Lancelot,Hamon, Le Nain de Tillemont y otros que urgidos por el deseo de soledad y estudio se retiraron al monasterio “de los campos”. Había pues un Port Royal de Paris y Port Royal des Champs (“de los campos”).

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21.08.09

Historias de los herejes y las herejías (I): Miguel Servet y la Inquisición calvinista

La poco conocida aventura de un gran ciéntifico y un mediocre teólogo

Todavía hoy son algunos los que, al tratar de la vida y la muerte de Miguel Servet (humanista, científico, teólogo, hombre de muchos concimientos y famoso en su época) confunden o parecen confundir aspectos tan importantes de su vida como quién le mandó matar y porqué se le perseguía, dando la impresión de que fue la Inquisición Católica la que lo ejecutó y que se le perseguía por ser científico de teorías nuevas. Nada más lejano a la realidad. La vida de Miguel Servet es interesantísima, sobre todo si lo que se busca es la verdad histórica.

Se coincide en general hoy en día en situar el lugar de nacimiento de Servet en Villanueva de Sigena, aunque hay investigadores que mantienen la opinión, de que nació en Tudela (Navarra), basándose en los documentos en que Servet se atribuía dicho origen mientras mantenía en Francia la falsa identidad de Michel de Villeneuve, que haría alusión a su localidad natal, Villanueva de Sigena, donde se conserva la casa familiar, hoy convertida en centro de interpretación. Fue hijo de Antón Serveto, noble infanzón y notario del Monasterio de Sigena, y de Catalina Conesa, que por línea materna descendía de la familia judeoconversa de los Zaporta. Tenía dos hermanos menores: Pedro, quien continuó con la notaría paterna, y Juan, que fue ordenado sacerdote.

Joven con dotes sobresalientes para las letras y gran conocedor del latín, griego y hebreo, Miguel abandonó su población de origen para ampliar estudios, probablemente en Lérida. Es aceptado como pupilo por fray Juan de Quintana, quien llegaría a ser confesor de Carlos I. Tras una estancia en Toulouse (Francia) para realizar estudios de Derecho, donde entra por primera vez en contacto con círculos próximos a la Reforma, viaja con Quintana por Italia y Alemania, como parte del séquito imperial, y presencia la coronación de Carlos V como emperador en Bolonia (1530). Posteriormente abandona a su mentor e inicia un periplo por varias ciudades de Centroeuropa afines al naciente protestantismo. Establece una relación cada vez más difícil y polémica con algunos líderes reformadores, como Ecolampadio de Basilea, y se dirige más tarde a Estrasburgo, donde se relaciona con Bucer, y a Hagenau (ciudad alsaciana entonces perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico).

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12.07.09

Los comienzos de la Iglesia contados por Eusebio de Cesarea (I)

LAS PRIMERAS HEREJIAS DE LA CRISTIANDAD

Comenzamos una serie de artículos sobre la primitiva cristiandad de la mano de Eusebio de Cesarea, al cual en esta ocasión no vamos a comentar sino simplemente escuchar y aprender de su sabiduría de gran historiador.

Con Eusebio de Cesarea se abre la edad de oro de la literatura patrística y -lo que nos interesa concretamente a nosotros- la historiografía cristiana. No existe ninguna biografía de Eusebio realizada por sus contemporáneos. Se cree que su sucesor, Acacio, obispo de Cesárea, escribió una pero no ha subsistido. El lugar y año de su nacimiento se desconocen. Algunos eruditos opinan que habría nacido entre el 275 y el 280. Sus padres no eran judíos pero tampoco hay prueba alguna de que hayan sido cristianos. Arrio le llamaba “hermano” de Eusebio de Nicomedia pero esto probablemente refleja el uso cristiano o una hermandad teológica y no de sangre. Se sabe muy poco sobre su juventud y el principio de su entrenamiento. Sin embargo, pronto comenzó a ser estudiante en la escuela teológica de Cesárea. Aparentemente, alrededor del año 296, siendo aún un estudiante en Palestina, Eusebio vio por primera vez a Constantino.

Poco después del 313 pasó a ser obispo de Cesárea. Se desconoce cuándo fue ordenado como diácono o sacerdote. Algunos creen que no fue ordenado en absoluto hasta ser electo obispo. En el 314 estalló una breve persecución bajo el mando de Licinio pero no afectó a Palestina y Egipto. En el 315, Eusebio se conoce como alguien que ya ha sido obispo por un tiempo. Alrededor del 318, los problemas arrianos comenzaron a ser serios. Él y Constantino parecieron ponerse de acuerdo respecto a la mayor parte de la política. Dado que era moderado, consideraba que la iglesia debería dar un lugar tanto a los seguidores de Arrio como de Atanasio. Sin embargo, generalmente votaba con la mayoría, pero después de Nicea realizó muchos esfuerzos para prevenir la total alienación de los arrianos de la corriente dominante de la iglesia.

En el 330 rechazó la oferta de ser obispo de Antioquía. Asistió al Consejo de Antioquía en el 331 y al Consejo de Tiro en el 335. Asimismo, activó en los Sínodos de Jerusalén y Constantinopla en el mismo año. Fue el orador principal en el trigésimo aniversario del reino de Constantino. Este panegírico luego se adjuntó a su Vida de Constantino. Eusebio conservó el alto aprecio de Constantino y fue uno de sus consejeros cercanos por lo menos desde el 325, si no desde el 313. Constantino falleció en el 337 y Eusebio poco después en el 339 o 340 a la edad aproximada de ochenta años.

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