InfoCatólica / Santiago de Gobiendes / Archivos para: Abril 2022, 30

30.04.22

Reacción

Por si alguien aterriza por aquí sin saber quién soy yo o de qué va este blog, quisiera dejar claro que no le debo más obediencia que a Cristo y a su Iglesia; que no defiendo ninguna ideología política ni estoy encuadrado en ningún partido ni en ningún movimiento ni en ningún lobby. Soy católico tradicional -valga la redundancia- y profeso la fe de la Iglesia Católica. Creo en la doctrina que la Iglesia ha predicado siempre y en todas partes. Mi único Señor es Cristo. Mi único fin es la gloria de Dios y la salvación de mi alma y de las almas de todos. 

Por lo tanto, todo lo juzgo bueno en tanto en cuanto contribuya a la mayor gloria de Dios, a mi santificación y a la salvación de las almas. Y juzgo malo todo lo blasfemo, lo sacrílego; la apostasía y la impiedad. 

El mundo está como está porque las mujeres y los hombres ya no quieren ser santos. Lo que vivimos es una crisis de santidad, una crisis de fe. No creen en Dios, no creen en el más allá. La mentalidad materialista ha triunfado en el mundo moderno. Ya nadie respeta la Ley de Dios y hasta muchos católicos se toman los Mandamientos como ideales imposibles de cumplir, como ideales a los que aspirar… Y el relativismo y el pacto con la mentalidad del mundo ha conducido a la normalización del pecado. El mal es bien y el bien es malo. Se ha normalizado el divorcio, el aborto, la promiscuidad, el pecado nefando… Los vicios se ensalzan y las virtudes son motivo de mofa y de escarnio.

Si fuéramos santos, si viviéramos en gracia de Dios, no habría tantos asesinos, violadores, ladrones, corruptos y sinvergüenzas. Pero para que podamos ser santos, necesitamos la gracia de Dios, que recibimos a través de los sacramentos. Y ya casi nadie se confiesa ni va a misa ni bautiza a sus hijos ni se casa por la Iglesia. El mundo está como está porque el pecado campa a sus anchas y la Bruja Blanca se ha convertido en reina de Narnia. Por eso vivimos en un mundo frío, inhumano y cruel.

Pero el verdadero Rey es Cristo: no Satanás. Y con Él volverá la justicia; y el bien y la caridad derrotarán a la muerte y al mal. 

Hay dos ejércitos: el de Cristo y el del Demonio. Y en ese combate, nadie puede declararse neutral. Hay que ponerse en un bando o en el otro. Todo el mundo tendrá que elegir para quién trabaja y de qué lado combate.

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