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22.08.21

Ley, Esperanza y Temor de Dios

El Santo Padre nos ha planteado algunas preguntas muy interesantes en la audiencia general del 18 de agosto:

Nos hará bien preguntarnos si aún vivimos en la época en que necesitamos la Ley, o si en cambio somos conscientes de haber recibido la gracia de habernos convertido en hijos de Dios para vivir en el amor. ¿Cómo vivo yo? ¿En el miedo de que si no hago esto iré al infierno? ¿O vivo también con esa esperanza, con esa alegría de la gratuidad de la salvación en Jesucristo? Es una bonita pregunta. Y también la segunda: ¿desprecio los Mandamientos? No. Los observo, pero no como absolutos, porque sé que lo que me justifica es Jesucristo.

Reflexionemos, pues, sobre el sentido de la Ley, sobre la esperanza y sobre el temor de Dios. A ver cómo somos capaces de responder a las preguntas del Papa. Y como yo no soy teólogo ni soy nada, me basaré en la Encíclica Libetas de León XIII y en el libro Teología de la Perfección Cristiana de Fr. Antonio Royo Marín, O. P.

1.- La Ley

Veamos lo que dice sobre la ley la Encíclica Libertas Praestantissimum, de Leon XIII:

La ley

6. Siendo ésta la condición de la libertad humana, le hacía falta a la libertad una protección y un auxilio capaces de dirigir todos sus movimientos hacia el bien y de apartarlos del mal. De lo contrario, la libertad habría sido gravemente perjudicial para el hombre. En primer lugar, le era necesaria una ley, es decir, una norma de lo que hay que hacer y de lo que hay que evitar. La ley, en sentido propio, no puede darse en los animales, que obran por necesidad, pues realizan todos sus actos por instinto natural y no pueden adoptar por sí mismos otra manera de acción. En cambio, los seres que gozan de libertad tienen la facultad de obrar o no obrar, de actuar de esta o de aquella manera, porque la elección del objeto de su volición es posterior al juicio de la razón, a que antes nos hemos referido. Este juicio establece no sólo lo que es bueno o lo que es malo por naturaleza, sino además lo que es bueno y, por consiguiente, debe hacerse, y lo que es malo y, por consiguiente, debe evitarse. Es decir, la razón prescribe a la voluntad lo que debe buscar y lo que debe evitar para que el hombre pueda algún día alcanzar su último fin, al cual debe dirigir todas sus acciones. Y precisamente esta ordenación de la razón es lo que se llama ley. Por lo cual la justificación de la necesidad de la ley para el hombre ha de buscarse primera y radicalmente en la misma libertad, es decir, en la necesidad de que la voluntad humana no se aparte de la recta razón. No hay afirmación más absurda y peligrosa que ésta: que el hombre, por ser naturalmente libre, debe vivir desligado de toda ley. Porque si esta premisa fuese verdadera, la conclusión lógica sería que es esencial a la libertad andar en desacuerdo con la razón, siendo así que la afirmación verdadera es la contradictoria, o sea, que el hombre, precisamente por ser libre, ha de vivir sometido a la ley. De este modo es la ley la que guía al hombre en su acción y es la ley la que mueve al hombre, con el aliciente del premio y con el temor del castigo, a obrar el bien y a evitar el mal. Tal es la principal de todas las leyes, la ley natural, escrita y grabada en el corazón de cada hombre, por ser la misma razón humana que manda al hombre obrar el bien y prohíbe al hombre hacer el mal.

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19.08.21

28 de julio en Covadonga

28 de julio de 2021, miércoles. Como cada vez que voy a mi tierra, visito a la Santina en Covadonga. Hay que visitar a la Madre. Mi mujer y yo madrugamos para llegar temprano al santuario y no tener problemas para aparcar. No sería la primera vez que llego a Covadonga en verano y tengo que dar la vuelta sin poder estacionar por el gentío que se acumula allí.

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16.07.21

Apliquemos la piedad de las santas plegarias

¡Salve!, Estrella de los mares,
de los mares iris, de eterna ventura.
¡Salve!, ¡oh, Fénix de hermosura!
Madre del Divino Amor.

De tu pueblo, a los pesares
tu clemencia dé consuelo.
Fervoroso llegue al cielo
y hasta Ti, y hasta Ti, nuestro clamor.

¡Salve!, ¡salve!, Estrella de los mares.
¡Salve!, Estrella de los mares.
Sí, fervoroso llegue al cielo,
y hasta Ti, y hasta Ti, nuestro clamor.

¡Salve!, ¡salve!, Estrella de los mares,
Estrella de los mares,
¡Salve!, ¡salve!, ¡salve!, ¡salve!.

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9.07.21

Directivos con corazón de padre

Directivos con corazón de padre es el título de la ponencia que impartí en el Curso de Formación de Directivos de la Fundación Educatio Servanda el 9 de julio de 2021.


Patris corde es el título de la carta apostólica que publicó el Papa Francisco el 8 de diciembre de 2020, con motivo del 150 aniversario de la declaración de san José como patrón de la Iglesia Universal.

La carta empieza así:

Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José».

Partiendo de esa carta, quisiera resaltar, en el contexto de esta formación de directivos de la Fundación Educatio Servanda, tres aspectos de san José que me parecen de especial importancia para todos nosotros: el primero, que san José es padre; el segundo, que José es humilde y obediente a la voluntad de Dios; y, por último, que san José es educador.

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23.06.21

¡Oh monte, oh fuente, oh río!

¡Oh monte, oh fuente, oh río!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.


Mi navío está casi roto, así que huyo de este mar tempestuoso hacia el reposo maternal de mi lugar secreto, seguro y deleitoso: el de mi monte, el de mi fuente, el de mi río, el de mi pequeña iglesia, el de mi aldea perdida.

Todo lo que tenía que decir está dicho. Los liberales seguid siendo liberales. Los conservadores y democristianos seguid siéndolo. Los ateos nietzscheanos, los libertinos inmorales, seguid en vuestro hedonismo desenfrenado. Allá vosotros. Queréis autodeterminaros; queréis ser dioses de vosotros mismos; queréis ser vuestros dueños y señores… ¿No queréis cumplir la voluntad de Dios, sino la vuestra? Adelante.

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