Liderazgo
“Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo.” Mateo 20, 25-27
Según la Real Academia de la Lengua, una de las pocas instituciones españolas que aún no han podido corromper del todo los impíos inclusivos, el “líder”es la persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad. Este término sirve para designar igualmente a un rey, al presidente de un gobierno, al director de una empresa o al entrenador (o incluso al capitán) de un equipo de fútbol.
Los obispos de la Iglesia serían también líderes, pues tienen la obligación de conducir a un grupo, a una colectividad: en este caso, tienen que llevar al conjunto de los fieles bautizados y a los no bautizados a Cristo. Por lo tanto, la responsabilidad del obispo es enorme porque de él depende que la grey de su rebaño discurra por el camino angosto y lleno de peligros que conduce al cielo y no por la senda ancha y espaciosa que termina en el Infierno.
Cuando uno guglea el término “líder”, aparecen infinidad de enlaces. No hay escuela de negocios, curso de directivos, máster de dirección y gestión o, incluso, manual de autoayuda y desarrollo personal que no se zambulla en las atractivas aguas del liderazgo.