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28.02.20

Cosmópolis y Reino de Dios

Este artículo es mi intento de entender el mundo de hoy. Y para ello, hay que llegar hasta Kant. Este post es una reflexión personal tras leer el artículo de Pedro Talavera Fernández, del Departamento de Filosofía del Derecho, Moral y Política de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia, titulado Kant y la idea de progreso indefinido de la humanidad. El original siempre será mejor que mis reflexiones… Les invito a leer de don Pedro Talavera. Mi post es un intento personal de entender algo que a mí me resulta complicado y una reflexión que trata honestamente de buscar la Verdad sobre las cosas que pasan en el mundo de hoy; sobre por qué pasan las cosas que pasan.

1.- PRINCIPIO DE AUTONOMÍA: LA AUTODETERMINACIÓN

La libertad moderna se entiende como autonomía del sujeto. El sujeto debe ser independiente respecto a cualquier factor externo a la propia voluntad. El individuo debe tener libertad de elección para configurar su plan de vida según su propia voluntad.

Todo debe someterse al examen de la razón. Solo tiene autonomía aquello en lo que la persona reconoce los trazos de su autonomía: el YO QUIERO debe acompañar todas mis acciones. El individuo piensa por sí mismo y es libre.

Yo soy libre para hacer y ser lo que me dé la gana. Soy autónomo. ¡Hágase mi voluntad!: no la voluntad de nadie ni la voluntad de Dios.

Nadie puede obligarme a ser feliz a su manera. Cada uno tiene que buscar su propia felicidad como mejor le parezca, siempre y cuando no perjudique a la libertad de los demás. El fundamento de la dignidad humana no proviene de Dios, sino de la autonomía del hombre. Cada uno es su propio legislador y se pone sus propias normas. La ética exige, en nombre de la dignidad, que la persona no remita el fundamento de su conducta a algo externo, sino como obra de su autonomía. “Yo establezco mis propias normas. Yo decido lo que está bien y lo que está mal, sin más límite que la libertad del otro”.

El principio de autonomía desemboca, obviamente, en el relativismo moral, en el subjetivismo absoluto, en la ideología de género y en las teorías de la transexualidad y el transgénero: en virtud de mi voluntad, de mi libertad y de mi autonomía yo puedo ser lo que yo quiera ser, vivir como yo quiera vivir y hacer lo que me dé la gana sin otra restricción que el respeto a la libertad de los demás. Nada es verdadero ni falso. No existen el bien y el mal absolutos y universales. Cada cual decide lo que está bien y lo que está mal.

Dios no tiene cabida en el mundo moderno.

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