InfoCatólica / Fides et Ratio / Categoría: Historia de la Iglesia

25.01.10

«Una noche iluminada por una luz desconocida»

Visto en Secretum meum mihi:

Un día como hoy de 1938: “Una noche iluminada por una luz desconocida”
Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre

Nuestra Señora de Fátima
Jul-13-1917

Exmo. y Rvmo. Señor Obispo: V. Excia. sabe cómo, hace algunos años, Dios manifestó esa señal, y que los astrónomos quisieron designar con el nombre de aurora boreal. No sé. Pero me parece a mí que si lo examinasen bien, verían que no fue ni podría ser, por la forma en que se presentó, tal aurora. Pero sea lo que sea, Dios se sirvió de eso para hacerme comprender que su justicia estaba presta a descargar el golpe sobre las naciones culpables, y por ello, comencé a pedir con insistencia la Comunión reparadora de los Primeros Sábados y la consagración de Rusia. Mi fin era, no sólo conseguir misericordia y perdón para todo el mundo, sino, en especial, para Europa.

Dios en su infinita misericordia, me fue haciendo sentir cómo ese terrible momento se aproximaba, y V. Excia. Rvma. no ignora cómo, en su momento, lo fui indicando. Y aún digo que la oración y la penitencia hecha hasta ahora en Portugal, no aplacó aún la Divina Justicia, porque no ha sido acompañada de la contrición y enmienda.

Espero que Jacinta interceda por nosotros en el Cielo.

Hermana Maria Lúcia do Coração Imaculado
Carta al obispo de Leiria
Ago-08-1941

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28.10.09

3.09.09

Sancte Pie, ora pro nobis!

Encíclica Iucunda Sane, sobre la responsabilidad de los que gobiernan la Iglesia.

Lo que los Pastores no deben hacer

Por todo esto, que surge necesariamente de los principios de la revelación cristiana y de las íntimas obligaciones de nuestro apostolado, ya veis, Venerables Hermanos, cuánto se equivocan los que estiman que serán más dignos de la Iglesia y trabajarán con más fruto para la salvación eterna de los hombres si, movidos por una prudencia humana,
In vera distribuyen abundante la mal llamada ciencia, movidos por la vana esperanza de que así pueden ayudar mejor a los equivocados, cuando en realidad los hacen compañeros de su propio descarrío. Pero la verdad es única y no puede dividirse; permanece eterna, sin doblegarse a los tiempos: Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre (35).
También se equivocan por completo los que, dedicándose a hacer el bien, sobre todo en los problemas del pueblo, se preocupan mucho del alimento y del cuidado del cuerpo, y silencian la salvación del alma y las gravísimas obligaciones de la fe cristiana. Tampoco les importa ocultar, como con un velo, algunos de los principales preceptos evangélicos, temiendo que se les haga menos caso, e incluso se les abandone. Al proponer la verdad, será prudente proceder con tacto; cuando se hayan de tratar asuntos con quienes desprecian nuestras instituciones y viven completamente apartados de Dios, como decía Gregorio, al curar las heridas, es preciso tocarlas antes con mano delicada (36). Pero este procedimiento se quedaría en prudencia de la carne, si se pusiese en práctica así, sin más; sobre todo, porque daría la impresión de que se tiene en poco a la gracia divina -que no sólo se concede a los sacerdotes, sino a todos los fieles de Cristo-, y con la que nuestras palabras y nuestros hechos acaban venciendo toda resistencia. Esta clase de prudencia fue desconocida para Gregorio, tanto en la predicación del evangelio, como en todo lo que admirablemente hizo para remediar las desgracias del prójimo. Siempre siguió las huellas de los Apóstoles, que al recibir la primera misión de anunciar a Cristo por la tierra, decían: Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para pus los gentiles (37). Porque si ha existido algún tiempo en que pareciese más oportuna la prudencia humana, fue aquél., sin duda, ya que los ánimos no estaban preparados para recibir una doctrina nueva que contrastaba con las ambiciones generales, y tan opuesta a la magnífica cultura de los griegos y los romanos. Sin embargo, los Apóstoles no hicieron caso de esa prudencia, porque conocían bien los designios divinos: Dios quiso salvar a los creyentes por la necedad de la predicación (38). Esa necedad, como siempre, también ahora es poder de Dios para tus los que se salvan, es decir, para nosotros (39). Como antes, también contaremos con armas poderosas en el escándalo de la cruz; como entonces, también en adelante venceremos con este signo.

(35) Hebr. 13, 8.
(36) Registr. V, 44 (18) ad Ioannem episcop.
(37) I Cor. 1, 23.
(38) I Cor. 1, 21.
(39) I Cor. 1, 18.

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29.06.09

Lágrimas de San Pedro

La Banda de Cornetas y Tambores “Ntra. Sra. del Sol” volverá hoy a interpretar el tradicional toque desde la Giralda de las “Lágrimas de San Pedro".

Dichos toques catedralicios se realizan hoy día 28 de junio a partir las 12 de la noche y mañana 29 de junio a las 9:30 de la mañana y 12 del mediodía. Esta melodía rememora las lágrimas del apóstol y es repetida tres veces por cada cara de la Giralda, comenzando en dirección hacia el Alcázar, después hacia el Aljarafe sevillano, Plaza de San Francisco y Virgen de los Reyes, completando las cuatro caras…

Mientras tanto, el cuerpo de alabarderos monta guardia en la puerta de palos. Una vez finalizados los toques el cuerpo de clarines y alabarderos se juntan a las puertas de la Giralda para realizar el rindan a la Virgen de los Reyes, Patrona de todos los sevillanos.

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21.11.08

Ni puedo ni quiero retractarme. Hie stehe ich

18 de Abril de 1.521, Fray Lutero se encuentra en Worms, ante el César Carlos; tiene la firme resolución de no retroceder ni un milímetro en sus posturas. Sólo la Sagrada Escritura, le podía convencer, pero claro, en la Biblia no había un solo argumento que le pudiese convencer de sus creencias.

La sala estaba muy concurrida. Además de españoles, había alemanes, representantes de otras naciones y gente del pueblo. Y el Emperador.

Tras un breve discurso que dejó impávidos a los príncipes germanos, el oficial o notario preguntó a Lutero si quería retractarse de los errores cometidos en sus libros. Fray Martín respondió:

Ya que vuestra Majestad sacratísima y vuestras señorías me piden una respuesta sencilla, la daré, sin cuernos ni dientes, en esta forma: Mientras no me convenzan con testimonios de las Escrituras o con razones evidentes – pero no creo en el Papa ni en los concilios solos, porque consta que erraron muchas veces y se contradijeron a sí mismos -, convencido como estoy por las Escrituras que yo he aducido y teniendo la conciencia prisionera de la palabra de Dios, ni puedo ni quiero retractar nada, pues no es prudente ni está en mi mano el obrar contra mi conciencia. Dios me ayude. Amén (Martín Lutero I, García Villoslada, ed BAC, 1976,pp. 567 – 568).

Otros historiadores cuentan que el discurso de Lutero fue más arrogante, soberbio, acabándolo de esta manera:

Ich kan nicht anders, hie stehe ich. Got helff mir. Amen.

Aquí estoy. Dicen los especialistas que dichas palabras no fueron dichas, pero que expresan el ánimo de Lutero. No tenía ninguna intención de reconciliarse con la Iglesia, rompiendo, definitivamente, la túnica inconsútil de Jesucristo.

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