¿En qué te cuesta creer?
En varias oportunidades he intentado ordenar mis ideas en torno al fenómeno de la fe y las creencias, con mayor o menor éxito… ya lo dirán Uds. Para mí es un tema de nunca acabar, porque nunca he tenido una experiencia donde pueda decir “sí, estoy seguro que esto es de Dios, y no puede tener otra explicación". Por eso me fascinan las historias de conversión de ateos, con un fuerte contenido sobrenatural, como las de Roy Schoeman, John C. Wright o André Frossard.
En cambio, yo dudo todo el tiempo y reviso las razones que me autorizan para decir “soy católico", tanto más cuando uno mantiene un blog bajo esa etiqueta. Así, he llegado a determinar que existe una verdadera jerarquía de verdades, que propone nuestra fe, según sea más o menos difícil creerlas.
Esta no es una cuestión menor. Algunos de mis hermanos católicos, muchos más avanzados que yo, tienen una fe enorme, que se trasluce en cada uno de sus actos y derrochan día a día. Pero para mí, el problema se hace grave porque apenas tengo una fe pequeñita y al aplicarla una vez, corro el serio peligro de agotar mis existencias.
Por eso tengo que preguntarme día a día si se necesita fe para creer …
…Que Dios existe?
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