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18.08.14

Sobre la Búsqueda del Jesús Histórico (parte III)

Destrucción del temploEl tercer pilar que sustenta la distancia entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe, es la idea de que los evangelios con los que contamos hoy, además de haber tenido por autores a cristianos anónimos, fueron escritos mucho después de los hechos que relatan, y que la predicación original de los apóstoles fue severamente alterada para responder a necesidades particulares de cada comunidad.

Para desacreditar los evangelios, es esencial decir que las versiones con que contamos hoy solo alcanzaron su forma actual cuando la primera y/o segunda generación de cristianos ya había desaparecido, porque eso permite hablar de capas tras capas de mitificación, tradiciones orales y falsa atribución de milagros a la figura histórica de Jesús. Esta tendencia alcanzó su máxima expresión a comienzos del siglo pasado, cuando se ubicó la redacción de evangelio de San Juan a mediados del S. II, pero en general hoy se propone que Marcos se escribió entre 65-75, Mateo y Lucas entre 90 y 100, suponiendo que ellos se copiaron de Marcos, y San Juan hacia el año 120, porque el manuscrito más antiguo con que contamos se ha datado en 125.

Pero ¿por qué comenzar esa cuenta alrededor del año 70?

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15.08.14

Sobre la Búsqueda del Jesús Histórico (parte II)

FuenteQDecíamos ayer, que en los últimos siglos se ha llevado a cabo una empresa de revisión histórica bajo el lema de la “Búsqueda del Jesús histórico”, y uno de los presupuestos de esa tarea ha sido afirmar los evangelios fueron escritos por testigos secundarios de los hechos, y desconocidos para nosotros.

Con esto se nos da a entender, si bien nunca explícitamente, que debemos desconfiar de los evangelios , y que si existió o no Jesús, es en definitiva irrelevante, porque su persona y su mensaje están enterrados bajo montañas de interpretaciones teológicas. Básicamente lo mismo que veíamos hace un par de semanas, al conversar acerca de la teoría de Jesús como un mito pagano más.

Como si fuera un la novedad del siglo, se nos dice que no sabemos quién escribió los evangelios, porque ninguno de ellos está firmado (en la forma “yo, Mateo, escribí esto”). Esto puede tener cierto peso en la tradición protestante, que rechaza toda tradición que no se encuentre en la Biblia, pero no para los católicos, porque para decir que no sabemos quién escribió los evangelios es necesario ignorar conscientemente toda la enorme evidencia, externa e interna, con que contamos acerca de su origen.

Así en los manuscritos más antiguos de  los evangelios, no hay ninguno que no estén encabezados “Según Mateo” o “Según Lucas” o lo que corresponda. A eso se suma el testimonio de los primeros escritores cristianos, como San Ireneo de Lyon, que defendió la autoridad de estos y no de otros evangelios, y de Teófilo de Antioquía, que a mediados del S. II hizo la primera armonización de los cuatro evangelios, y escribió contra la herejía de Marción.

Obviamente, los que dudan de los evangelios, deben explicar la existencia de los evangelios, y la explicación más popular entre los académicos es la hipótesis de las dos fuentes, o hipótesis Q.

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13.08.14

Sobre la Búsqueda del Jesús Histórico (parte I)

HistoricoHace más de dos siglos que se inauguró la “Búsqueda del Jesús Histórico” y a pesar que esta empresa ha construido carreras académicas y la publicación de muchísimos libros, sus resultados han sido francamente decepcionantes, por no decir completamente negativos. Todos conocemos los sesudos tomos que se han escrito, intentando separar “el Jesús de la historia del Cristo de la fe” como si este último no fuera más que el producto de un gran engaño religioso multisecular, pero no muchos se dan cuenta de lo débiles que son los fundamentos de toda esta investigación.

La principal fuente de información con que contamos acerca de Jesús son los evangelios canónicos –tan conocidos por todos y respetados por los cristianos como Palabra de Dios–, y en ellos, la figura de Jesús es claramente divina, tal como lo observó el rabino Jacob Neusner. Por eso es natural que, quien busca reducir el cristianismo a una obra meramente humana, comience por minar la confianza en lo que ellos nos cuentan. No nos engañemos: ese, y no otro, es el motor tras los numerosos libros y publicaciones realizados bajo el emblema de la “Búsqueda del Jesús Histórico”.

Por lo tanto, el punto de partida para desacreditar los evangelios es sostener:

  1. Que ni Jesús ni sus apóstoles escribieron nada,
  2. Que, por lo mismo, los evangelios fueron escritos por testigos secundarios, y
  3. Que fueron severamente alterados con posterioridad a los hechos, según intereses particulares.

A continuación revisaremos la primera de estas afirmaciones, dejando las dos restantes para las entradas siguientes.

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16.07.14

¡Marcionitas al ataque!

MarciónyJuanMarción de Sinope fue un rico comerciante romano, que por el año 120 se convirtió al cristianismo, e intentó usar su dinero para propagar una versión bastante específica del evangelio. En su opinión el dios revelado al pueblo hebreo era sangriento y vengativo, la antítesis del Padre de Jesús; en consecuencia, rechazó el Antiguo Testamento y todo vínculo con el judaísmo de su época; y llegó a editar su propio canon bíblico que incluía solamente el evangelio de San Lucas severamente editado por él mismo y algunas cartas de San Pablo (por ejemplo, dejó fuera la carta a los Hebreos).

El marcionismo tiene el dudoso honor de ser la primera de una larga lista de herejías rechazadas formalmente por la Iglesia.

Con todo, el fantasma de Marción sigue penando, y alimentándose de ciertas ideas comunes tanto en la Roma de la antigüedad y como en la actualidad. Así, hoy es habitual escuchar de teólogos, polemistas anti cristianos y fieles de a pie acerca del profundo y radical contraste entre la revelación de Moisés y la de Jesús.

Pepe Rodríguez lo resume estupendamente:

El dios del Antiguo Testamento es caprichoso, vengador, iracundo, justiciero y obliga al creyente a mantenerse bajo “el temor de Dios”; el del Nuevo , por el contrario, es amor, es un padre afectuoso que invita al creyente a estar en comunión con él.

La respuesta católica a esta común observación no puede ser otra que un categórico “puede ser, pero ni tanto tampoco”.

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10.07.14

La conexión mitológica (parte II)

En la entrada anterior, examinábamos la forma en que se podía abordar la afirmación de que el cristianismo había sido fuertemente influido por los mitos que circulaban en la antigüedad, al punto que no había nada original en él. Esta vez vamos a examinar los dos casos más destacados de esas acusaciones: el nacimiento y muerte de Jesús.

IndianRetomando el análisis que proponíamos, debemos recordar que los pueblos de la antigüedad fueron extremadamente prolíficos en la creación y difusión de mitos, nunca sistemáticos u ordenados. Por eso, responder al cargo de que la figura de Jesús está de algún modo conectada con algún mitos no es fácil.

En resumen, las preguntas en que debiéramos enfocarnos son las siguientes:

1. La conexión que se propone ¿Es siquiera posible?

2. Si es posible ¿Existe realmente el mito original? ¿O es una invención?

3. Si es posible y existe  el mito ¿Es algo más que un parecido genérico? (“Buda, al igual que Jesús, respiraba por su nariz ¿Coincidencia? Decídanlo uds., solo diré que Buda también tenía dos ojos”)

4. Si hay una similitud ¿Es posible observar una conexión entre ambos?

Veamos cómo le va a algunas teorías comunes cuando los examinamos con un poco de sentido común.

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