InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Categoría: Pro-vida

28.05.14

El aborto en Chile y la pendiente resbaladiza

Tal como lo prometió en su campaña electoral, la Presidenta Michelle Bachelet, en su discurso a la nación el miércoles pasado, ha anunciado que enviará al congreso un proyecto de ley de aborto. Las reacciones y opiniones acerca del aborto han sido tan numerosas que es imposible seguirlas todas, mucho menos comentar sobre cada una.

Además, la mayor parte de los comentarios del gobierno no hacen más que repetir argumentos antiguos: Que al menos debemos debatir (Democracia no significa un debate eterno), Que hay tantos abortos clandestinos (Esas cifras son claramente manipuladas), Que solo en Chile se prohíbe tanto el aborto (Si todos se tiran del puente ¿lo harías tú?), Que son casos tan dolorosos (pero el aborto no acaba con el dolor). Como verán, las respuestas a cada una de estas tonterías son de varios años atrás, nada nuevo bajo el sol.

Un argumento que no es nuevo pero tal vez vale la pena abordar es la llamada falacia de la pendiente resbaladiza. Según este planteamiento, no tendría sentido oponerse a una pequeña modificación de la ley de aborto, advirtiendo que luego podría producirse una serie de eventos perniciosos, porque en la realidad esa consecuencia solo existe en la mente del opositor. La página de wikipedia al respecto contiene algunos ejemplos de pendiente resbaladiza, y advierte correctamente acerca de la diferencia entre una figura retórica válida y la falacia.

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27.03.14

Forcano, sobre el aborto

El blog del P. González Guadalix, que leo religiosamente, menciona a uno de los teólogos de rancia progresía, Benjamín Forcano, que ya me cayó mal, al acusar a Juan Pablo II y Benedicto XVI de no haber aceptado el Concilio Vaticano II. Siguiendo el consejo del Padre, voy a ver si tiene algo nuevo que aportar acerca del aborto, y ciertamente que no he salido decepcionado.

Este teólogo dice que en los años 70 él respaldaba la posición más tradicional, pero que ahora ha decidido que el aborto voluntario es legítimo hasta las 10 semanas, y para justificar la destrucción voluntaria de seres humanos inocentes, señala:

Los investigadores, las escuelas y los científicos dicen claramente que en el proceso embrionario, que suele durar dos meses, no todas las fases posteriores están contenidas ya en la primera. No es verdad que todo esté ya en potencia. El cigoto no contiene todo el desarrollo posterior de lo que va a ser el embrión hasta constituirse en feto. Hay unos factores genéticos determinantes y necesarios para que el embrión pueda progresar. Si el embrión no recibiera los llamados factores epigenéticos, no llegaría nunca a ser feto, y por tanto, tampoco ser humano. Esto sucede a las diez semanas más o menos. A los dos meses.

Si este es tu argumento, disculpe don Benjamín, pero no has entendido nada.

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26.03.14

25 de marzo, día del niño por nacer en Chile

Hoy se celebra en Chile el día del niño por nacer. Uniéndome a esta celebración, vuelvo a publicar una entrada antigua de este mismo blog, la transcripción del testimonio de una joven de 17 años, que fue violada a los 13, prestada en el juicio público contra el violador.

Gracias a que en Chile el aborto está prohibido en todos los casos, se salvó la vida de este bebé y a una niña de 13 años de tomar parte en un crimen horrible.

El psicólogo me preguntó qué me pasaba… como un problema de acostumbramiento, que extrañaba mucho a mis papás, pero después de unas consultas… porque él determinó que era necesario que siguiera asistiendo, que no era normal mi comportamiento, que era demasiado extraño. Un día me pilló volando bajo, yo no tenía aceptado mi embarazo, nada. Y me preguntó “¿D. qué te pasa?” y yo le dije “pasa que tengo 6 meses de retraso y estoy embarazada". Tenía 14 años en ese entonces, y fue como ¡Uff!. Me llevó a una farmacia, me compró un test, me explicó su eficacia, como hacerlo. Yo era como muy niña, muy inocente, entonces, cuando me hice el test vi una rayita bien marcada y la otra no tanto, entonces yo me alegré y le dije “me salvé, no estoy embarazada", y él me dijo “D., lo siento, pero esto es positivo".

Ese día fue cuando me di cuenta de mi realidad y la vine a aceptar, porque durante todos los antiguos meses me levantaba en la mañana sintiendo me culpable, pensando que todo era mi culpa, que todo lo había hecho mal y que era una irresponsable, una mala hija, pero ahí fue como “acéptalo". Yo en la mañana me levantaba a bañarme en el internado, y yo estaba muy delgada, y veía como una ligera pancita se iba asomando en mi vientre, chiquitita, y yo decía “estoy embarazada", y después me decía a mí misma “No, no puedes estar embarazada, tú nunca has tomado un bebé en brazos, no tienes idea de lo que significa, no"… y me creía que no estaba embarazada.

Me costó mucho aceptarlo, mucho, mucho. Después de que les conté a mis papás que estaba embarazada (se los tuve que contar con la ayuda de mi psicólogo porque sola no hubiese sido capaz) me llevaron al tiro al ginecólogo.

Y esta es la parte bonita, porque yo pensaba que en mi vientre estaba creciendo algo malo, fruto de una maldad, como que parte de uno de ellos se estaba extendiendo por mi cuerpo, se estaba radicando en mí. No me daba cuenta, no lograba ver que eso que yo sentía que era malo era un bebé. Me llevaron al ginecólogo, y no me quería atender ningún doctor porque era muy chica, y eso que fuimos a una clínica privada. Hubo un solo doctor que me quiso atender y me hizo una ecografía, y fue maravilloso porque vi a mi guagüita de perfil, estaba formadita y me hacía así, me abría la boquita y movía las manitos.

Yo les juro que sentí que me decía “Mamita estoy aquí, estoy viva, soy tu hija, no merezco pasar… necesito vivir". Fue como que ahí saqué la fuerza y me di cuenta que iba a ser una mamá, que iba a ser fuerte, y que iba a lograr salir adelante, porque no era… algo malo lo que tenía ahí, era una bebé el que estaba creciendo y era un regalo.

Porque sufrí mucho, mucho, yo creo que nadie se imagina cuánto lloré, cuánto sufrí, cuántas cosas estúpidas se me pasaron por la cabeza, pero ese día cuando vi a mi hija y me di cuenta de que tenía una niñita, fue cuando me di cuenta que tenía mi recompensa, y esa era ella, era la razón que iba a tener para salir adelante.

Gracias a Dios, por salvar la vida de esta niña. Gracias, por la fuerza que le diste a esta madre.

Gracias por la tecnología, que le permitió a esta madre ver el rostro de su hija. Gracias por hacer que en Chile esté prohibido el aborto, pues de otro modo esta niña y su madre habrían sido víctimas de un delito aún más terrible.

2.01.14

Un hereje como Dios manda

Hace algún tiempo, advertíamos que la Iglesia es extremadamente cuidadosa cuando se trata de decir que alguien es un hereje, y que, según el Código de Derecho Canónico deben cumplirse estrictos requisitos:

  1. Negación pertinaz de una verdad: No sería hereje quien niega una verdad por ignorancia, por un momento de debilidad, por un condicionamiento cultural o por un ejercicio académico. Antes de acusar de hereje a una persona, debemos asegurarnos que conoce la gravedad de su acción.
  2. Después de recibido el bautismo: Lo que implica que sólo un católico podría ser hereje.
  3. Que ha de creerse con fe divina y católica: La herejía sólo se aplica a quien niega este particular grupo de verdades.

Sobre todo por la exigencia que impone este último punto, parecía que había que ser teólogo antes de ser hereje, y que no era fácil encontrar un espécimen de esos en el mundo de hoy.

¡Ah! pero no se desesperen, porque el P. Juan Masiá, viendo que los fieles podían perder de vista el concepto de herejía y el peligro que ella representa para la Iglesia, ha decidido ponerse a sí mismo como ejemplo, cumpliendo todos y cada uno de los requisitos que impone el artículo 751 del Código de Derecho Canónico, en su artículo No es lo mismo aborto que interrupción de la gestación.

¿Que no se puede creer tanta generosidad? Pues veamos.

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12.12.13

Cuatro argumentos abortistas que no entiendo

En todo debate hay argumentos buenos y malos, y uno naturalmente tiende a concentrarse en los buenos, los que representan un desafío, e ignorar aquellos que no son más que apelaciones emocionales o remarcar hechos irrelevantes. En el debate sobre el aborto, en particular, los buenos argumentos que en el siglo pasado podrían haber tenido nuestros oponentes han ido perdiendo cada vez más su fuerza.

Era mucho más fácil hablar del feto como una masa indistinta en 1974, año del fallo Roe vs. Wade que legalizó el aborto en Estados Unidos, cuando existía una comprensión mucho más limitada de la individualidad genética del ser humano, que hoy. Considérese, por ejemplo, que el test de ADN recién en 1985, es decir 11 años más tarde, comenzó a usarse en los tribunales de justicia para determinar la presencia de diferentes aportes genéticos en una muestra. Por otro lado, las imágenes de ultra sonido se han implantado en la conciencia colectiva como el rostro de los no nacidos, una realidad que los abortistas ya no pueden ignorar.

Así que se han quedado con los malos argumentos. Por eso la conversación se ha centrado en los llamados “casos límites” de niños que sufren de anencefalia, que no son más que apelaciones emotivas al sufrimiento de la madre.

Pero además han surgido otros argumentos que ni siquiera son malos, es que simplemente no tienen ni pies ni cabeza. Por ejemplo:

“Es que del proceso de fecundación a veces surgen gemelos; luego es lícito el aborto”

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