Defender la vida en política
A veces, muy pocas veces, el diablo se quita la máscara y se atreve a decir abiertamente lo que pretende. Es triste cuando lo hace, porque significa que no teme ser rechazado incluso en su horrible forma verdadera.
En días recientes, la derecha chilena ha estado trabajando en una nueva coalición política, llamada Chile Vamos. Es un cambio importante en la escena política, que se ha mantenido sin cambios desde el plebiscito de los ’90. Esta nueva agrupación la conformarían, no solo los partidos tradicionales de la derecha (la Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN), los únicos que han existido por 30 años), sino también nuevos movimientos: Evopoli y el Partido Regionalista Independiente (PRI). La polémica surgió, como era lógico, cuando se planteó si la defensa de la vida debía ser un principio fundamental de la nueva coalición.
En esa polémica intervino Francisco José Covarrubias, ingeniero y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), señalando que la derecha chilena era ultraconservadora por discutir estos temas y que figuras exitosas de la derecha internacional como Cameron, Rajoy y Tatcher, al parecer no tendrían lugar en esta nueva agrupación.
Si alguien quiere decir que por apoyar causales que están aprobadas en todas partes del mundo no puede estar en Chile Vamos, quiere decir que el fundamentalismo es propio de esta sociedad. Me llama la atención que los jóvenes de derecha han terminado siendo más conservadores que su generación predecesora.
Primero, reiterar que tristes son estos tiempos, cuando “proteger la vida humana inocente” es considerado fundamentalismo. El fundamentalismo se refiere a imponer máximos morales, mientras que proteger al inocente debería ser el piso mínimo para considerar a una sociedad civilizada. Hoy en día, sin embargo, a ese mínimo evidente incluso para un niño se le llama insoportable. Al menos los viejos adoradores de Moloch se justificaban con que servían a un dios horroroso; sus discípulos modernos, en cambio, sacrifican a sus hijos por evitarse las molestias.
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