InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Categoría: Iglesia

26.12.13

El poder de la Iglesia

Ya que conversamos de cosas que no entiendo en asuntos de religión y cultura, me gustaría que alguien me explicara por qué se habla tanto de lo poderosa que es la Iglesia Católica.

Comprendería el temor la desconfianza que genera la Iglesia en algunos, si lo único que conociéramos de ella fuera a través de Hollywood. Con filmes como El Código da Vinci, Ángeles y Demonios, Devorador de Pecados, Estigma, El Sicario de Dios, El Cuerpo, Las dos Caras de la Verdad, La Duda y un largo etcétera, a estas alturas, sorprende que “Cardenal del Mal” no tenga su propia página en TV Tropes. Si luego de ver ese tipo de películas, un alienígena se diera una vuelta por una de nuestras parroquias, y se encontrara con nuestra viejitas beatas y nuestros cantantes de guitarra, seguro que demanda a los productores por publicidad engañosa.

No, cuando se habla de “poder” la mayoría no piensa en películas, sino en influencia real, esa que tiene los ejércitos, los políticos y la banca. Sin embargo el equivalente católico en cada uno de esos ámbitos son la Guardia Suiza, el Nuncio Apostólico, y el IOR, es decir, tres organismos que en el mundo moderno nadie calificaría de temibles o poderosos, y apenas pasan de ser pintorescos.

Ciertamente que podríamos hablar de la relevancia histórica de la Iglesia. La cultura occidental no se explica sin la predicación de un cierto carpintero judío que recurrió Palestina por tres años y fue ajusticiado junto a su irregular banda de seguidores. Pero eso no pasa de ser una anécdota, si no se traduce de ninguna forma en influencia práctica en la vida de las personas, esa que el Estado ejerce a través de las leyes.

Leer más... »

2.11.13

Padres ¡Los necesitamos!

Habitualmente paso por el sitio web iglesia.cl, a pesar que rara vez encuentro algo de interés (excepción hecha del canal de videos), porque, después de todo, es la presencia oficial de la Iglesia chilena en Internet. Por eso me llevé una sorpresa al leer en el titular de uno de los enlaces destacados “Iglesia en Concepción ofrece Subsidio por Elecciones 2013“.

“¡Por fin!” pensé “alguien en la Iglesia se ha puesto las pilas y se ha sentado a pensar algunas ideas acerca de la situación de los votantes católicos en esta próxima elección.”

Mis expectativas no eran altas, pero eso en nada suavizó la enorme decepción que me produjo el “documento al que se refería la nota: un díptico, es decir, una hoja carta doblada por la mitad, con la cuartilla frontal ocupada por una imagen, las interiores con una lista de las funciones de diputados, senadores y consejeros regionales, y la posterior usada para diagramas de la forma en que hay que marcar el voto.

No sé. Tal vez soy yo el del problema. Tal vez en las poblaciones de mi país todavía hay gente que, a pesar que hay elecciones cada dos años por los últimos 20 años, todavía no sabe cómo marcar el voto, o qué hace un diputado o un senador. Si es así, les ruego me disculpen por esta monserga, pero si no…

Leer más... »

27.09.13

Refórmanos, Señor, te rogamos.

Durante toda mi infancia, juventud y vida adulta, Juan Pablo II fue “El Papa". Su visita a Chile revolucionó el país y nos dio la esperanza de que podíamos salir adelante en un proceso político tremendamente polarizador y complicado, como un pueblo unido y reconciliado. Sin esa visita, es probable que jamás hubiéramos tenido la ocasión de escuchar una voz quieta que nos decía “sin odio, sin violencia, vota No". El rostro de Juan Pablo II estaba (y todavía permanece) en muchas casas de personas humildes, en calendarios y estampas, como un símbolo del hogar.

Bajo esa imagen recuperé mi catolicismo, tal vez no tanto como realidad espiritual al principio, sino como construcción filosófica, pero Juan Pablo II era ambas cosas. También me encontré con las diferentes corrientes dentro de la Iglesia, pero la presencia del Papa me hacía confiar en que había una mano a la vez firme y cariñosa a cargo de la barca de San Pedro. Admiré y admiro especialmente su testimonio de sacrificio durante su última enfermedad, a nombre de tantas personas que deben permanecer postradas a causas de la edad y la salud, sobre todo por su rebeldía ante el modelo de obligatoria juventud y máxima productividad que nos impone la cultura. Cuando falleció, ni siquiera fue tanta la tristeza, simplemente era el momento de volver a la casa del Padre, a recibir su recompensa.

Cuando se realizó el cónclave en 2006, todo era novedoso para mí, y debo reconocer que estaba muy nervioso. Eran cerca de las diez de la mañana, y yo estaba escuchando una radio a pilas en mi oficina de San Vicente de Tagua Tagua, cuando el Cardenal Medina anunció al Cardenal Ratzinger, con esa “r” arrastrada a más no poder. Me emocioné hasta las lágrimas. Desde luego, racionalmente no podía menos que confiar en que Dios cuidaría de su Iglesia, pero ahora me doy cuenta que en un nivel emocional, tenía miedo sobre el futuro, sin “mi Papa", Juan Pablo II.

Leer más... »

4.09.13

Lo que podríamos hacer… tal vez

Nuestro Magnánimo Y Plenipotenciario Director Supremo de InfoCatólica se pregunta ¿Qué podemos hacer los fieles ante un rector de una universidad católica jesuita heterodoxo? Y señala:

Hasta donde yo sé, la Iglesia no ha establecido instituciones para que los fieles puedan ejercer ese derecho. Pero el derecho existe. Por tanto, si no se “organiza” desde la Iglesia, es normal que acabe ejerciéndose de forma desordenada e incontrolada. Y donde no hay orden ni control, todo se desmadra.

No soy experto en derecho canónico, pero su planteamiento inmediatamente me recordó una demanda judicial interpuesta ante los tribunales canónicos en 2004 (¿10 años ya? ¡por favor!) por algunos fieles católicos estadounidenses, contra el candidato demócrata a la presidencia de ese país John Kerry, en razón de haber, en concepto de los demandantes, defendido pública y obstinadamente la idea herética de que era posible permanecer católico y apoyar el derecho de la mujer a matar a sus hijos.

En esa ocasión, el esfuerzo fue ampliamente criticado por expertos y legos en materia de derecho canónico, los primeros por estimar que no estaba bien fundamentado desde un punto de vista legal y doctrinario; y los segundos, por apreciar una evidente intención electoralista de favorecer al candidato opositor en la carrera presidencial de ese año. A casi 10 años, el resultado de la acción judicial es un misterio, incluso para Google, lo que ciertamente habla de que los críticos tenían algo de razón.

Pero más allá de las particularidades del caso, me pregunto –y me encantaría que algún experto en materias iuscanónicas me respondiera– si acaso el mecanismo explorado por este hermano gringo, con las correcciones que correspondan, podría aplicarse extraordinariamente en el caso de algún clérigo o dignatario de una institución católica, que de forma reiterada y pública defiende opiniones totalmente contradictorias al Magisterio infalible de la Iglesia.

Desde luego el mecanismo de una recolección de firmas, como dice Luis Fernando, parece totalmente inadecuado. En cambio, una presentación ante un tribunal canónico cumpliría con el mandato evangélico para resolver conflictos entre cristianos, y daría a los laicos la tranquilidad de conciencia de haber hecho todo lo que estaba de su parte.

InfoCatólica necesita vuestra ayuda

Haz click aquí

27.08.13

“Jesús anunció el reino y vino la Iglesia” aleluya, aleluya

Muchos conocen la frase entre comillas que encabeza este post, habitualmente usada por algunos cristianos, para expresar su decepción ante lo que perciben como un evidente fracaso de Jesús, y el resultado de su misión. Tal vez no todos sepan que está tomada del libro L’Évangile et l’Église (aquí algunos trozos traducidos al español) de Alfred Loisy, teólogo francés muerto en 1940 y excomulgado en 1908, en razón de sus posiciones modernistas.

En esta frase, parece que el Reino de Dios –o “de los Cielos” como prefiere San Mateo, conforme a la piedad judía–, no es más que un sinónimo del cielo, un reflejo de todas esas aspiraciones, esperanzas y alegrías a las que nos llama Jesús, pero corregidas, completadas y aumentadas por la bondad y poder infinitos de Dios, un verdadero gobierno celestial en la tierra.

Si eso es el Reino de Dios, podríamos decir que Loisy, y los que se lamentan con él, tienen toda la razón, pues hace tiempo que Cristo concluyó su misión, lo único que queda es la Iglesia Católica y no parece que ese reino ideal esté por ninguna parte.

Pero esa esperanza de un Reino ideal de Dios, un tierra donde mana leche y miel ¿Podríamos decir que surge de la evidencia bíblica sobre la predicación de NSJC?

Creo que no y que, tal como algunos judíos esperaban un mesías político y no reconocieron a Jesús por no adecuarse a esas expectativas, los cristianos corren el riesgo de no reconocer en el mundo al Reino de Dios inaugurado por NSJC, en razón de ciertas esperanzas demasiado elevadas, las que surgen de una tradición meramente humana de lo que debería ser ese Reino, pero no realmente de las fuentes cristianas.

Leer más... »