InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Categoría: Escépticos

16.07.12

Una afirmación extraordinaria exige pruebas extraordinarias

Comentando acerca de la conversión de Jeff Miller, de ateo a católico, un visitante señala:

Ante una afirmación extraordinaria, debe haber evidencia extraordinaria.

Parece razonable ¿no? Como decir “ante una pregunta en español, debe haber una respuesta en español".

Sin embargo, la cuestión no es tan simple, pues, de partida, no es claro que la existencia de Dios sea un hecho extraordinario. Después de todo, la gran mayoría de la humanidad ha sostenido que existe un principio espiritual al que ha llamado “Dios", y desde ese punto de vista, lo extraordinario, lo que no ocurre habitualmente, es negar su existencia. Según este aforismo, debería ser la minoría ateos quienes ofrezcan pruebas para sostener lo contrario a aquello que para todos los demás es tan evidente.

Por ejemplo, si todos sabemos que Colón llegó a América en 1492, y alguien quiere convencernos de la afirmación extraordinaria de que en realidad lo hizo al año siguiente, parece razonable que él sea quien ofrezca sus pruebas contra el saber común, y no que toda la sociedad se dedique primero a demostrar en qué año se descubrió el nuevo mundo.

Con esto quiero decir que no es tan fácil calificar un hecho como extraordinario como puede parecer a primera vista. Lo extraordinario para uno, puede no serlo para otros. La afirmación “Dios existe” no es, desde mi perspectiva, un hecho extraordinario, porque no puedo imaginar cómo podrían existir los seres contingentes sin un ser necesario. Y no es un tema nuevo para mí, pues en muchas oportunidades he conversado con ateos al respecto, y la conclusión más habitual es “puede que ese principio exista, pero ciertamente que no es el dios cristiano".

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29.06.12

¿Bisexual y católica? ¡Seguro!

Conversando acerca de las historias de conversión, un visitante destaca que la reciente conversa Leah Libresco todavía se declara bisexual, y nos aporta el correspondiente enlace, donde ella indica:

Mencionaste cierta inseguridad respecto a cómo la Iglesia trata la homosexualidad. ¿Qué harás si tus opiniones no coinciden con las de la Iglesia?

Soy bisexual. La experiencia de la orientación de otras personas queer es variable, pero, en lo que a mí respecta, soy bisexual porque siento que el género es tan importante para mí como el color del cabello cuando se trata de salir en una cita. Eso significa que ya estoy fuera de sintonía con la Iglesia Católica, antes incluso que lleguemos al matrimonio gay o a cualquier asunto como ese, porque la Iglesia piensa que el género es mucho más central a la identidad de una persona que lo que yo creo.

Imagino que tendré que leer mucho más y tendré muchos más conflictos en los próximos años. Estoy dispuesta a no tener citas con mujeres mientras tanto, pero no generalizaría necesariamente.

Sobre este párrafo tengo dos observaciones, una general y otra particular, y por supuesto corresponde empezar por la general.

Hay conversiones que milagrosas, donde la presencia de Dios y la verdad de la Iglesia Católica es tan abrumadora, que cualquier duda sale volando por la ventana en un instante y no queda más que admitir lo ocurrido. Los escépticos se preguntan por qué Dios no utiliza más este medio, pero al leer los relatos de estas experiencias, con toda su fuerza y maravilla, de todos modos queda la sensación que la capacidad del sujeto para responder activa y libremente se ha visto severamente mermada. Si se quiere una analogía, habría que pensar en qué libertad tiene el que está siendo torturado para negar la realidad del dolor. No es una excusa propia del debate, es lo que efectivamente transmiten estas historias de conversión.

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21.06.12

El tema de la semana: conversos ateos

Siguiendo con esta semana temática, acerca de “Bloggers ateos conversos al catolicismo”, les ofrezco mi traducción de un artículo de Jeff Miller, The Curt Jester, acerca del proceso de conversión.

Dejo con Uds. a Jeff Miller:
Ir desde el ateísmo al catolicismo es como esas historias de un pobre que llega a convertirse en magnate. De no tener nada en la vida espiritual, a la riqueza que entrega la fe católica. Tantos santos, tantas devociones ¡y tantos libros! Vuelvo la mirada a todos mis años como ateo con cierta ternura, pues yo anhelaba la verdad, a pesar de andar torpe y altanero, como Mr. Cegatón.

Es difícil describir la alegría de ser católico a pesar de todos los desafíos. Encontrarse con que podías vencer pecados a los que casi te habías rendido, a pesar de los periódicos intentos de estoicismo. Pero entrar en relación con Jesús es lo más gozoso. El viaje a sus espaldas como la oveja perdida que regresa al corral es un viaje maravilloso.

Hay algunas ventajas en hacerse católico desde el ateísmo, comparado con la conversión desde ser protestante. De partida, una vez que superas la fase “sí, Dios existe” todas las peculiaridades católicas son mucho más fáciles de aceptar. El no tener los prejuicios protestantes hacia el catolicismo hace que la fe sea mucho más fácil de aprender. El hecho de que la fe católica sea sinfónica, y que todas las verdades de fe se relacionen y apoyen unas a otras, hace que estés constantemente asombrado en esta nueva comprensión, sensación que sólo se vuelve más fuerte con los años.

Ciertamente que hay prejuicios ateos que deben ser superados, como esa gran mentira que es la tontería de “La Iglesia contra la Ciencia”. Estoy muy feliz que Leah Libresco se salte la fase del teísmo. Llegar a creer en Dios para mí no implicó abrazar instantáneamente la fe católica, fueron años de un teísmo general primero y luego el movimiento hacia la Iglesia, después de leer buena parte de la sección religiosa de la biblioteca.

Así que, bienvenida Leah!

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9.05.12

Dios, el tiempo, y otras tonterías

A propósito de la entrada anterior, un visitante anónimo consulta:

Si Dios está fuera del tiempo y todo es un eterno presente para él:
¿Hay diferencia para él entre nuestro pasado, presente y futuro?
¿Hay todo una gama de pasados posibles que puedan ser cambiados por él (y consiguientemente hacer que lo que fue no fuera)?

Antes de contestar, debemos reiterar el punto central del que veníamos hablando: Dios es completamente trascendente y diferente a toda la creación. Es importante mantener esto en mente, porque a veces se nos acusa de desviar el foco de atención con maniobras retóricas e imágenes arbitrarias. A esto, los creyentes sólo podemos reconocer que nuestras ideas acerca de Dios son imperfectas y limitadas, precisamente por esa diferencia fundamental entre Él y nosotros, y por lo tanto también lo serán nuestra forma de expresarlas. De hecho, Santo Tomás de Aquino decía que sólo podemos decir realmente lo que Dios no es.

Ahora, para responder la primera pregunta, aclaremos qué queremos decir con “Dios está fuera del tiempo", usando un pequeño ejercicio mental.

Imaginemos una línea, que inicia en el punto A, y recorre una extensión determinada, hasta el punto ZZ. Luego, pongamos el big bang en el punto A; en el punto F, la aparición de los elementos químicos; en el Z, las primeras estrellas, en el AZ, los rudimentos de nuestro sistema solar; en el BL, el presente; y en el ZZ, el fin del universo. Según la analogía de Tolkien de la que veníamos hablando, hemos “creado” una línea de tiempo para un subuniverso, con inicio y fin, pero nosotros mismos, como sus creadores, no formamos parte de ese universo y su tiempo. Desde nuestra perspectiva, el “presente” (de nuestro subuniverso, se entiende) no está más cerca ni es más real que el Big Bang o el punto ZZ, porque nosotros mismos no formamos parte de ese universo, a pesar de haberlo creado. Estamos fuera de esa línea temporal.

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7.05.12

Dios, autor trascendente

Es curioso que, en el diálogo entre escépticos y cristianos, el concepto mismo de Dios sea una barrera, pues lo habitual en un debate es que las partes al menos estén de acuerdo sobre qué se va a discutir. Me refiero a que ateos y agnósticos suelen hablar de un dios que es muy fácil de negar, un ser tal vez poderoso, pero en definitiva uno más dentro de los dioses a los que los hombres han adorado. En esta categoría tenemos a Thor ("Tú no crees en Thor ni en Odín; yo no creo en Thor, ni en Odín, ni en Yavé"), la tetera de Russell ("Hay tanta evidencias de tu dios como de una tetera que orbite a Venus"), o el paródico monstruo volador de Spaghetti.

En la vereda opuesta, los cristianos insistimos en que nuestro Dios no es simplemente uno más dentro de los dioses que han adorado los hombres, sino el único Ser Supremo, completamente trascendente a todo lo creado, al cual incluso la categoría de “ser” se aplica de una forma limitada o analógica. A esta diferencia fundamental de conceptos se debe más de un fracaso en una conversación que es relevante y necesaria.

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