InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Categoría: Escépticos

14.01.14

31.10.13

Notas en el debate de las 5 vías de Santo Tomás (parte II)

Continuamos con la segunda parte de estas notas sobre las 5 vías de Santo Tomás. Aquí les dejo un enlace a la primera parte.

3ª Vía, de la contingencia:
“No es cierto que si algo existe siempre ese algo sea Dios, pues la energía no se crea ni se destruye, existe siempre”.

Esta objeción se basa en la primera ley de la termodinámica que dice “la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma", de lo que deducen que la energía podría ser ese ser necesario al que apunta esta demostración.

Para responderla, hay que recordar el hilemorfismo de Aristóteles, que es el sustrato filosófico que está detrás de las explicaciones de Santo Tomás y que, como decíamos al inicio, es indispensable conocer para saber qué nos quiere decir.

Brevemente, el hilemorfismo postula que todos los seres corporales están compuestos de materia y forma, de modo que para que exista una silla debe haber materia de silla (madera o metal) y forma de silla (cuatro patas, asiento). Ni la materia ni la forma por si solas resultan en una silla, se requiere de ambas cosas para que exista la silla en la realidad. Solo una vez que existe la silla, ella puede soportar otras características, llamadas accidentes, como el color, el peso y la altura de la silla, y ciertas relaciones como su distancia o velocidad.

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30.10.13

Notas en el debate de las 5 vías de Santo Tomás (parte I)

Quería dejar algunas reflexiones, sobre objeciones habituales con que nos hemos encontrado, cuando conversamos acerca de las pruebas de la existencia de Dios, específicamente las 5 vías de Santo Tomas. Disculpen si el conjunto resulta algo desordenado y disperso.

Pero antes, un breve repaso: En la mayor de sus obras, la Suma Teológica, Santo Tomás de Aquino hace una relación ordenada del conocimiento teológico común a su época, y lógicamente inicia por preguntarse si es posible demostrar la existencia de Dios, para luego examinar si Dios existe. Como era la costumbre en la academia medieval, el artículo en cuestión inicia explicando las tesis contrarias a las del autor, y así el Aquinate señala que sólo hay dos buenas razones para negar la existencia de Dios: que exista el mal y que todo parece funcionar sin necesidad de Dios. Luego pasa a exponer sus famosos 5 argumentos (a partir del movimiento, de la causa eficiente, de la contingencia de los seres, de los grados de perfección, y de las regularidades en la naturaleza) y finalmente responde las objeciones que había mencionado.

También debemos recordar que, a pesar de ser las más conocidas, estas no son las únicas demostraciones de la existencia de Dios –hay otras como el argumento cosmológico, el argumento ontológico y los argumentos morales, que han sido defendidos por grandes filósofos–, pero debido al rigor de Santo Tomás en su exposición, es habitual que los suyos sean los más discutidos. No siempre son expuestos con la precisión que amerita el trabajo de Santo Tomás, y nunca está demás repasarlos, así que aquí les dejo el enlace.

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17.10.13

Y un par de ejemplos (Parte IV)

No pensaba hacer una cuarta parte de esta serie, acerca de si la Iglesia ha cambiado su doctrina, pero al parecer no he sido todo lo claro que se necesitaba.

En los comentarios de la entrada anterior, nos consultan:

Me parece que estás intentando nadar y guardar la ropa al mismo tiempo, Pato. ¿Que hay un magisterio ordinario que puede cambiar y otro que no puede cambiar? ¿Y cómo se distingue el uno del otro?

Entiendo perfectamente la objeción implícita.

A todos nos gustaría tener un listado de verdades fijas y permanentes, escritas definitivamente, en un lenguaje lo más claro posible, y así nos aseguraríamos que no cambiara. Sin embargo, la Iglesia no puede funcionar así, porque su mensaje no es un libro ni una verdad, sino una persona. Por eso me pareció necesario explicar en la segunda entrada de esta serie, la centralidad de la persona de NSJC para la Iglesia y el mensaje cristiano.

Pero la pregunta sigue siendo válida ¿Cómo distinguimos el magisterio definitivo del que no lo es? La respuesta no es tan simple como nos gustaría, por eso las advertencias de la primera entrada, y en esto seguramente me corregirán los expertos, pero entiendo que en definitiva todo va a averiguar si quien hace la declaración tuvo la intención de dotar a esa declaración con el carisma de infalibilidad que NSJC prometió a su Iglesia.

Tal vez un par de ejemplos ayuden a dilucidar la cuestión.

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15.10.13

¿Ha cambiado la Iglesia su doctrina? (Parte III)

Decíamos que cuando la Iglesia propone una doctrina para ser creída por los fieles, ella no hace más que manifestar a la persona de Cristo, que es el mismo ayer, hoy y siempre. Por eso no puede haber una verdadera contradicción entre dos verdaderos pronunciamientos de la Iglesia.

Sin embargo, no siempre es tan fácil saber cuándo la Iglesia manifiesta una doctrina. Desde un inicio, la Iglesia apuntó a la Sagrada Escritura y a la Tradición, como fuente inspirada e inerrante de su enseñanza. La Constitución Dogmática Dei Verbum reitera la doctrina tradicional de la Iglesia en este sentido:

9. Así, pues, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin. Ya que la Sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, y la Sagrada Tradición transmite íntegramente a los sucesores de los Apóstoles la palabra de Dios, a ellos confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo para que, con la luz del Espíritu de la verdad la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicación; de donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de piedad. (negritas nuestras)

Al servicio de esta doble fuente, se encuentra el Magisterio de la Iglesia, que, nuevamente en palabras de la Dei Verbum “enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer.”

Este Magisterio es ejercido por los obispos en comunión con el sucesor de Pedro (Catecismo 88), autoridad que cada obispo puede ejercer por separado cuando enseñan a los fieles alguna doctrina, pero que se manifiesta especialmente cuando se encuentran todos reunidos en un Concilio Ecuménico, o en las definiciones dogmáticas que hace el Papa.

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