InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Categoría: Escépticos

17.10.18

¿Funciona el argumento ontológico?

“Dice el necio en su corazón: no hay Dios” (salmo 53)

Aparte de las 5 Vías de Santo Tomás que hemos venido revisando, hay muchos otros argumentos para demostrar la existencia de Dios. Entre ellos está el “argumento ontológico", asociado con san Anselmo de Canterbury (1033-1109), que se suele expresar de la siguiente forma:

  1. Por definición, Dios es un ser del que nada más grande puede ser imaginado.
  1. Un ser que necesariamente existe en la realidad es más grande que un ser que no necesariamente existe.
  2. Así, por definición, si Dios existe como una idea en la mente, pero no necesariamente existe en la realidad, entonces podemos imaginar algo que es más grande que Dios.
  3. Pero no podemos imaginar algo que sea más grande que Dios.
  4. Así, si Dios existe en la mente como una idea, entonces Dios necesariamente existe en la realidad.
  5. Dios existe en la mente como una idea.
  6. Por lo tanto, Dios necesariamente existe en la realidad.

¿Convencido? No mucho, seguramente, y con razón. Los escépticos suelen denunciar aquí un argumento circular o petitio principii, es decir, que la premisa con que comienza el argumento ya lleva implícita la conclusión. En la definición de Dios  como “aquello más grande que podemos pensar", está incluida la idea de su existencia. En particular el Kant criticó esta clase de argumentos, explicando que no son más que un juego de conceptos mentales, que nada nos dicen acerca de la realidad.

El mismo Santo Tomás, en pleno S. XIII, advierte contra esta forma de razonar. Nunca bastará, dice él, con definir a Dios para demostrar que existe, porque en realidad jamás podemos comprender a fondo a Dios, y saber qué es. Eso no implica que sea imposible demostrar a Dios, solo que la ruta para hacerlo es otra, a través de sus efectos que sí conocemos.

Los filósofos medievales eran extremadamente rigurosos en sus razonamientos, y es extraño que argumento ontológico realmente haya sido propuesto como una demostración. Tal vez no era ese su objetivo.

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12.06.18

Santo Tomás en YouTube

El otro día me encontré con este video:

Como ven, se trata de un ateo que aborda uno de mis temas favoritos, las pruebas de la existencia de Dios de Santo Tomás. El tono general del video es al menos respetuoso, por lo que me he animado a comentar su explicación de las 5 vías. Hasta consideré la idea de responder por el mismo medio, pero está visto que no tengo un rostro para la TV. En fin.

Pueden adelantar sin perderse mucho hasta el minuto 3, ya que antes de ese momento se dedica a hablar de temas propios de su canal y a presentar a Santo Tomás. Previo a explicar las 5 Vías, hay una breve digresión acerca de la diferencia entre una demostración y una prueba. Según el anfitrión del canal, una prueba se basaría en la experiencia, en cosas que se pueden ver o tocar; en tanto que una demostración sería un proceso lógico, un silogismo que se resuelve en sí mismo sin referencia a nada real. Con esto se nos intenta decir que las 5 Vías serían meras “demostraciones”, y no verdaderas pruebas, que solo podían ser tomadas en serio en una época precientífica, pero no hoy en día.

Hay varios errores aquí. En primer lugar, no siempre es tan claro establecer una distinción entre prueba y demostración. Él da el ejemplo de una huella dactilar como prueba de un delito, pero las pruebas científicas en un proceso judicial nunca se bastan a sí mismas. Son indicios de otro hecho que se debe demostrar, y para ello debe llevarse a cabo un proceso lógico. Una huella debe compararse con la impresión dactilar de un sospechoso, y luego realizar la inferencia que permita conectar a esa persona con el delito. En segeundo término, no es cierto que las demostraciones, sean meros artefactos de la antigüedad. Sin ir más lejos, disciplinas plenamente vigentes como la matemática o la física teórica, construyen en base a demostraciones axiomáticas, casi sin referencias a la realidad.

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4.05.18

Explicación de la 2ª Vía de Santo Tomás

Al introducir nuestra Explicación de la 1ª Vía, recordábamos que las famosas 5 vías o demostraciones de la existencia de Dios de Santo Tomás no son argumentos completos. Más bien son meros esbozos o esqueletos de argumentos, que los alumnos medievales de teología ya conocían y podían explicar en más en detalle. Bajo esa premisa, nos queda a nosotros volver a “vestir” este esqueleto, para darle una forma más comprensible.

Revisemos, entonces, en esta entrada la 2ª Vía, llamada Vía de la Causa Eficiente.

La segunda [vía para demostrar la existencia de Dios] es la que se deduce de la causa eficiente.

Al igual como ocurría en la 1ª Vía con el “movimiento”, cuando Santo Tomás habla aquí de la “causa eficiente” lo hace en un sentido técnico filosófico. De una pasada y como si fuera poca cosa, trae a colación la famosa doctrina aristotélica de las cuatro causas.

Según Aristóteles, los seres sustanciales, aquellos que existen en si mismos (también hay seres accidentales, que existen en otros, como el color, las relaciones, etc.), se explican mediante cuatro aspectos del ser o causas:

  • Causa material: el material de que una cosa está hecha.
  • Causa formal: la forma de una cosa, que define qué es.
  • Causa eficiente: Lo que provocó que una cosa llegara a suceder o existir.
  • Causa final: El efecto que una cosa tiende a producir en circunstancias normales.

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15.11.17

Objeciones a la Primera Vía de Santo Tomás

Decíamos que las 5 Vías de Santo Tomás son argumentos válidos para demostrar la existencia de Dios, pero no están completamente desarrollados. Más bien son un resumen o esbozo, que nos exige “rellenar” los conceptos filosóficos que su autor tenía en mente, si queremos al menos saber qué nos quería decir. En el post anterior, esperamos haber mostrado que la Primera Vía de Santo Tomás es algo muy diferente de lo que puede entender un lector casual puede entender.

Incluso si hemos tenido éxito en corregir los errores de una primera lectura, puede que todavía subsistan algunas objeciones que nos proponemos responder a continuación.

“La ciencia moderna ha alterado radicalmente nuestra comprensión del movimiento”

Si el estudio del movimiento de los cuerpos pertenece a la física, y esa ciencia ha hechos enormes avances en los últimos 200 años, parece lógico pensar que sería obsoleto e inútil lo que un simple profesor medieval pudiera decirnos al respecto. Después de todo, ellos pensaban que la Tierra era el centro del universo, y que los ángeles movían los planetas.

Es cierto que Santo Tomás revitalizó la filosofía aristotélica en el medioevo europeo, y que muchas ideas de Aristóteles acerca de la naturaleza se han demostrado como falsas. Conceptos como el éter o el lugar natural de los cuerpos han sido superados y refutados. Sin embargo, el análisis del movimiento que utiliza la Primera vía no depende de la filosofía natural aristotélica. El problema del cambio al que se refiere Santo Tomás, no es asunto físico sino metafísico, más preocupado con la comprensión fundamental de la realidad. La física moderna puede hablarnos de las partículas subatómicas, pero ella misma tiene cimientos más profundos que jamás podría contradecir. En efecto, las ciencias están construidas sobre la idea de que podemos conocer la realidad porque es esencialmente racional, incluyendo los principios de no contradicción y de razón suficiente. Eso nos basta para decir que de la nada nada deviene, y que solo llega a existir en acto lo que antes se encuentra en potencia.

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2.10.17

Explicación de la primera vía de Santo Tomás

Corría la segunda mitad del S. XIII de nuestra era, cuando un cierto profesor de teología de la Universidad de Paris dictaba a sus amanuenses un compendio y resumen de los argumentos que un estudiante suyo debía dominar a lo largo del curso. En aquello oscuros y bárbaros tiempos, era habitual que los profesores dirigieran debates en torno a un tema, planteado como una pregunta abierta. Luego de escuchar los argumentos a favor y en contra de los alumnos, el profesor realizaba una explicación del tema, respondiendo a los argumentos planteados, y terminaba por responder a las objeciones levantadas. No debemos juzgar tan duramente los métodos tan burdos y arcaicos de estos nobles salvajes, sino compadecernos de sus pobres almas que no tenían a su disposición Google ni Facebook.

La Suma Teológica, como acabó llamándose el libro de aquel profesor parisino, contiene 5 argumentos o “vías” para demostrar la existencia de Dios. Desde su formulación, las vías de Santo Tomás se convirtieron en una referencia obligada en filosofía y la llamada teología natural. En la actualidad, sin embargo, parecen haber perdido gran parte de su fuerza. Muchos las leen superficialmente, las encuentran poco convincentes y las descartan como el producto de una época más simple o una filosofía superada.

Si las 5 vías de Santo Tomás ya no parecen tan decisivas, no es porque haya cambiado la lógica, o sus premisas se demostraran erradas, sino porque se les exige demasiado. Innumerables libros se han escrito acerca de la existencia de Dios, que reflejan miles de años de reflexión de los filósofos. Nadie esperaría que todo ese desarrollo intelectual se plasmara en un resumen 500 palabras o menos, o que pudiera resultar sencillo de entender para un lector casual. Tampoco es lo que intenta hacer Santo Tomás. Las 5 vías que encontramos en la Suma Teológica no son explicaciones completas o exhaustivas del tema, ni están pensadas para convencer a los ateos. Son apenas el esqueleto del argumento que los estudiantes de teología debían conocer y dominar

Sumado a lo anterior, la distancia cronológica y cultural con el autor, nos hace preguntarnos si realmente hemos entendido lo que Santo Tomás nos quiso decir hace 700 años. Entonces surge la necesidad de contar con una explicación actualizada de cada una de las vías. Recién al comprender lo que se nos explica podremos decir si cumplen o no con el objetivo de demostrar la existencia de Dios.

Vamos, entonces, a intentar “rellenar” este esqueleto que Santo Tomás nos entrega en la primera vía.

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