Adorar

Un cuento oriental tiene como idea central la adoración.

La mujer es el personaje principal quien, de forma imperativa, invita al hombre que la adore. “Adórame!”, le exige.

Como aquél hombre, cualquiera se quedaría estupefacto; pero, si, por lo menos se ha enterado un poco de qué material está hecho, daría tiempo a madurar la idea en su cabeza, analizando ventajas y desventajas, para –finalmente- tomar la decisión, la única conveniente: “Adorarla!”

Para comprender el mensaje hace falta deshacerse de prejuicios ya que, con aquella demanda, la mujer consigue servir como redentor de aquél hombre, cuyo destino dejó de ser incierto, gracias a que libremente aceptó satisfacer a la mujer.

Adorarla implicaba dejar de pensar en sí mismo para pensar en ella antes que en cualquier cosa. Para ella eligió convertirse en siervo: amarla y servirla con todo su ser y con sincero corazón.

El primer domingo de Adviento, durante la homilía, el sacerdote nos hizo ver que –para cada uno- el fin del mundo es el día en que morimos. Visto así, tendríamos que ir madurando la idea de la muerte para que no sea imprevista, aunque pueda ser súbita.

Con madurar la idea, me refiero a enfrentar nuestro personal fin del mundo; por lo que practicaremos morir.

“Cómo practicarlo?, preguntó el sacerdote. “Muriendo cada día a este mundo”, enfatizó.

No es una idea nueva, por supuesto, aunque –dentro del contexto de las lecturas del domingo- la reflexión del sacerdote nos presentó una nueva perspectiva.

Muy bien veo que se relaciona este tema con el de la adoración.

Muy cercana encuentro la idea de adorar a Dios, no solo por ser Dios, sino adorarlo en sus criaturas. La adoración llevó al niño Jesús a preparar el momento de su muerte durante toda su vida. Adorando por amor cada día, hasta su personal fin del mundo.

Aquél hombre del cuento oriental libremente aceptó una idea que el mundo considera “irracional”, es decir, someter la voluntad a cualquiera; con esa acción suya, se puede decir que eligió “morir a los conceptos del mundo”, para adherirse por completo a los de aquella mujer.

Esa fue su salvación.

La nuestra, ya sabemos cuál es.

Bendita sea Dios!

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NOTA: Lo anterior no debe tomarse más que como tema literario. Si habláramos en términos teológicos-doctrinales no se trataría el material de esta manera. 

5 comentarios

  
Hugo Z. Hazquenbush
Dios no quiere que lo adores.
Dios no necesita que lo adores.
Dios, que te ama, lo que quiere y lo que neceita es que lo ames.
Pero SÓLO se puede amar a Dios a traves del amor al prójimo, que significa próximo.
Cuaslquier otro intento de adoración es tiempo malgastado
10/12/24 10:15 AM
  
Vladimir
Solo se puede amar al prójimo, a través de Dios.
El Amor a Dios es Adoración, porque lo amamos por ser quien es, en cambio al prójimo lo amamos por su referencia a Dios (por ser su creatura, por ser su imagen, por ser su hijo y ... porque Dios lo ama).
11/12/24 12:27 AM
  
Hugo Z. Hazquenbush
Por pensamientos como el tuyo, está la Iglesia como está
Lo que Dios afirma es que amar al projimo es tan bueno para ti que deberías hacerlo aunque Él no te lo pidiera.
Nadie que te ame requiere adoración. Si aluien te pide que le adores solo se ama a si mismo.
Solo el amor al prójimo es prueba del amor a Dios.
Todas vuestras adoraciones son vanas y supersticiosas.
16/12/24 9:39 AM
  
Vladimir
Amar al prójimo (todo prójimo) porque, al ser hijo de Dios, es nuestro hermano: ese es AMOR SOBRENATURAL, AMOR VERDADERO, AMOR GRATUITO, que nos libra de esos "amores" egoístas donde solo hay utilización y emotividad, amores sin trascendencia, pura horizontalidad como la que se respira en muchas ideologías intra y extra eclesiales.
No hay Fe cristiana verdadera sin Amor al prójimo; pero solo el Amor al prójimo QUE ESTA CONECTADO CON DIOS, es un Amor redimido y rescatado de toda manipulación humana.
17/12/24 11:11 PM
  
Vladimir
Hoy, 18 DE DICIEMBRE, celebramos a NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA O DE LA DULCE ESPERA (la Virgen embarazada) y también hacemos memoria, en la Liturgia, del SUEÑO MESIANICO, de San José.
A San José se le revela el Misterio que María lleva en su vientre.
ADOREMOS a ese Dios que, hecho niño, nos enseña a amar a cada hombre y mujer, a todo semejante, a cada prójimo, a "ponernos en los zapatos" de los demás, para entender, aunque sea un poco, lo que sienten en sus necesidades.
"Cristo vino en Navidad,
vendrá en la Parusía,
y viene a nosotros
en cada Eucaristía"
18/12/24 4:46 PM

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