Como ver abrirse el cielo!
30.09.21
Jóvenes y adultos de Costa Rica que han asistido a misa tridentina durante tanto tiempo
Escribo con el corazon en la mano y espero que sirva también para jóvenes y adultos en otros países que, al igual que nosotros, se puedan ver privados de la misa de antes.
Les adelanto que aquí leerán algo de sensiblería pero también un poco de lo que debe ser dicho.
-O-
Parte I
Sepan que comprendo que para ustedes es como haber estado en el cielo y que los regresen a la tierra; pero por eso mismo están mejor capacitados que muchos para moverse por el mundo como portadores de esa luz que conocieron.
Miren a esa luz que es el mismo Cristo y la verán en otras celebraciones litúrgicas pero principalmente dentro de sus almas en estado de gracia.
Ya saben, el cielo que aparentemente perdieron está en sus almas.
No estén tristes.
9.08.21
Riquezas que aparecen y desaparecen.
El otro día, el apreciado Alonso Gracián me mandó el libro de visiones de la beata Ana Catalina Emmerich sobre La Pasión del Señor.
La cuarta meditación trata sobre el cáliz que utilizó nuestro Señor en la última cena.
Observé que el cáliz existe desde tiempo inmemorial y, aunque pasó por muchas manos, el Señor siempre contó con custodios de la tradición para hacerlo llegar a manos de Jesús esa noche memorable.
“Porque Dios así lo quiso", dice la beata, “se encontró este cáliz Santo".
Aquella visión me pareció muy aleccionadora en relación a cómo aparece y desaparece la forma extraordinaria de la santa misa en nuestro país.
“Porque Dios así lo quiso", desapareció sin dejar rastro después del concilio Vaticano II, apareció de nuevo para estar presente entre nosotros durante ocho años y, desaparece de nuevo, sin aparente buena razón.
El caso es que el Señor es el único que sabe cuándo aparecer el cáliz y esconderlo para cuando ha cumplido con su deber; lo mismo sucede entre nosotros con la santa misa de antes.
Y, como falta mucho para la Parusía, es probable que volveremos a ver la forma extraordinaria entre nosotros.
Estaremos a la espera!
Sea a Dios toda la gloria!
Deo omnis gloria!
24.07.21
La vida sigue sin el vetus ordo
13.07.21
La liturgia de lo cotidiano
No se puede decir que haya quedado igual que antes de la pancreatitis y cirugía de vesícula del mes de marzo; para empezar estoy menos gorda, también locuaz y un poco más chistosa pero, también he notado que tengo sentimientos que antes no tenía y algunos no son de mi agrado.
Un sentimiento que tengo y que jamás tuve es la envidia; la envidia es tristeza por el bien ajeno.
Me hace sentir muy incómoda pensar que me pongo triste porque alguien es feliz, afortunado o dichoso en este mundo, sobre todo porque no sé por qué tengo ese sentimiento o para qué me sirve darme cuenta que lo tengo.
El caso es que hoy desayunaba un té con unas tostadas con mermelada de guayaba y queso fresco mientras reflexionaba sobre este asunto; así que, tomé a una de las personas que me provocan envidia y empecé a alegrarme por cada detalle que conozco de ella y felicitarla por su dicha a la vez que daba gracias a Dios.
Conforme lo hacía me iba dando cuenta que, Jesús bueno que siempre está conmigo, me escuchó cuando, al sentarme a desayunar, le pedí salud para mis heridas.
Maricruz Tasies-Riba
Vivo en un lugar encantador en las faldas de una cordillera en el Valle Central de San José de Costa Rica a 1300mts sobre el nivel del mar. Dediqué buena parte de mi existencia a mi profesión: las Artes Gráficas. Enriquecí mi vida de fe en la Escuela de Ciencias Teológicas de la Universidad Católica de Costa Rica. Desde hace algún tiempo –mis conocimientos y destrezas– están al servicio de Cristo, de su Iglesia y de su Vicario, por supuesto.
«En el modo que tenemos de vivir las circunstancias, decimos ante todos, quién es Cristo para nosotros»
L. Giussani
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