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11.05.19

"De por si, aquí, todo es igual que allá"

El otro día me hicieron saber sobre un caso de un hombre perteneciente a una secta auto-denominada católica que, por error, fue invitado como sacerdote a celebrar misa en una parroquia.

El hombre “celebró” misa y según él, consagró. Los fieles “comulgaron” y se fueron tranquilos para su casa.

Una vez enterada, la curia de la diócesis sacó un comunicado advirtiendo sobre la falsedad de los “sacerdotes” y dando un par de indicaciones para que no vuelva a suceder.

El hombre en cuestión, tan irracional como es –porque nadie en su cinco sentidos suplanta a un sacerdote católico en la misa- arremetió en su FB contra el redactor del comunicado y contra una mujer que asistió a misa a través de la que sospecha se enteraron sobre su engaño.

Nunca la pareció mal lo que hizo, la culpa de todo la tenían los demás.  

Es patético por donde quiera que se le mire. Patético y triste porque tal nivel de enfermedad es poco común de ver y, definitivamente, es triste conocer que existan personas tan enfermas y que, de paso, hagan daño ya que, luego me enteré que existen católicos que van a misa con ellos sabiendo que no son católicos. La razón que ofrecen es “de por sí, aquí, todo es igual que allá”.

Por fortuna, la dichosa secta tiene pocos seguidores aunque, a decir verdad, ninguno debería tener si fuera que aquí, las cosas fueran como deberían ser. Si la Gran Impostura no hubiese venido gestándose de largo tiempo atrás ganando adeptos.

“Nefastas fueron las consecuencias de esta substitución: el eclipse de la doctrina de la primacía de la gracia y el silenciamiento de la Predestinación gratuita. La salvación se hizo negocio sin gratuidad entre el hombre y Dios. Mucho disparate de este tiempo procede de este desenfreno antropocéntrico que comenzó a propagarse en el Renacimiento” Alonso Gracián

Adeptos ganados por la Gran Impostura los hay por todas partes, en los lugares menos esperados, celebrando misa y ofreciendo sacramentos; inventándose un dios y una iglesia como mejor les parece, tan tranquilos como aquellos de la secta, conduciendo a las gentes a la nada.