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5.02.17

Crónica de un zarandeo (III)

Esta será una crónica de lo que es la vida cotidiana de un católico común como yo en tiempos de fuerte zarandeo.

Doy por un hecho que el Señor sabrá sacar provecho para las almas que me lean. 

Sábado 03 de febrero de 2017

2pm Una vez tuve un párroco quien durante seis años, a la vez que favorecía a aquellos colaboradores que fortalecían su idea de una parroquia, desprotegía, expulsaba y hasta acosaba a aquellos de quienes no le interesaba su participación.

Cargaba sus homilías de reproches, descuidaba lo innombrable la liturgia, no daba informes económicos, corrían rumores de todo tipo… en fin, una joya de ser humano.  

Al principio me llené de espanto, más tarde le tuve miedo, luego llegué a odiarlo, después me alejé de la parroquia y no fue sino hasta mucho tiempo después que conseguí perdonarlo, amarlo y rezar por él.

Al día de hoy lo sigo haciendo y rezo también por mi comunidad ya que el daño que provocó no será fácil de remediar. Rezo también por quienes tienen autoridad sobre el y no hacen nada al respecto. 

Pues bien, esta experiencia la comparto porque tengo claro que es la experiencia de muchos católicos respecto a aquél sacerdote de quién este sábado amaneció Roma empapelada con carteles de protesta en su contra.  

Sepan, apreciados hermanos, que Dios permite el dolor que imprimen en nuestras vidas algunos sacerdotes para obtener la salud de nuestras almas, nuestra confianza en sus promesas y abrir espacio en nuestro corazón para llegar a ser todo lo nuestro.

Además, recuerden que no hay mal que dure cien años por lo que, mientras tanto, con san Columbano digamos:

“No pedimos que nos des cosa distinta de ti. Porque tú eres todo lo nuestro: nuestra vida, nuestra luz, nuestra salva­ción, nuestro alimento, nuestra bebida, nuestro Dios. In­funde en nuestros corazones, Jesús querido, el soplo de tu Espíritu e inflama nuestras almas en tu amor, de modo que cada uno de nosotros pueda decir con verdad: Mués­trame al amado de mi alma, porque estoy herido de amor”

 

NOTA: Si desconocen la noticia sobre el sacerdote de Roma en cuestión búsquenla en diarios italianos. No deseo añadir enlaces ni fotografías porque el hecho me resultó despreciable. Con lo que dijeron en los carteles no faltaron totalmente a la verdad pero lo hicieron en la medida en que faltaron a la caridad.