El sentimentalismo abstracto termina en brutalidad real
Ya he hecho referencia alguna vez al blog de Ángel Ruiz. La última fue con ocasión de los razonamientos de F. O’Connor sobre Santo Tomás de Aquino.
Hoy vuelve a traer unas reflexiones interesantes de F’OC sobre un subrayado del libro de Russel Kirk The Conservative Mind: From Burke to Eliot. La escritora estadounidense señala la frase: «Abstract sentimentality ends in real brutality». (El sentimentalismo abstracto termina en brutalidad real). Un pensamiento que luego desarrolla y que explica muy bien Edmondson (2002: 160, traducción de Ángel R. y cursivas del original):
Según lo veía O’Connor, la insistencia actual en la compasión es un remedio secular al deseo de redención. En lugar de pedir cambio moral, el moderno «escritor excusa toda debilidad humana porque la debilidad humana es humana». Pero eso es a lo sumo una suerte de «compasión difusa» y «en este espíritu popular, marcamos nuestra mejora en sensibilidad y nuestra pérdida en capacidad de observar». Aunque «otras épocas» puede que hayan sentido menos, veían más, es decir, que veían con «el ojo antisentimental … de la fe». Pero ahora, cuando la fe está ausente, «gobernamos por medio de la ternura». Como esa ternura está «separada de la persona de Cristo», se apoya sólo en teorías abstractas, alejadas de la fe. Esa es una situación peligrosa porque «cuando la ternura no tiene conexión con la fuente de la ternura», tiende a hacerse paternalista y a imponerse. Por ello, «su resultado lógico es el terror. Acaba en los campos de concentración y en las humareadas de la cámara de gas»
Creo que es una observación brutal pero muy cierta sobre la sociedad contemporánea. Y que se repetirá como un estribillo.
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