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21.05.16

Benedicto XVI reafirma que el «Tercer Secreto de Fátima» fue publicado íntegramente

Benedicto XVI en Fátima

Todos los años en fechas cercanas al 13 de mayo, día en el que celebramos a Nuestra Señora de Fátima, el tema del «Tercer Secreto» es recurrente. Yo lo entiendo. Personalmente me doy por satisfecho con lo que Juan Pablo II, Ratzinger y Sor Lucía nos dijeron en 2000. Aunque la publicación por indicación de Juan Pablo II del «secreto» decepcionó a algunos, a mí me sigue maravillando, el mensaje de Fátima de conversión, oración y protección maternal es perenne. Hay mucho más allá de los «secretos» en torno a las apariciones de Fátima.

El entonces Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, escribió en el comentario teológico:

Llegamos así, finalmente, a la tercera parte del «secreto» de Fátima publicado íntegramente aquí por primera vez. Como se desprende de la documentación precedente, la interpretación que el Cardenal Sodano ha dado en su texto del 13 de mayo, había sido presentada anteriormente a Sor Lucia en persona. A este respecto, Sor Lucia ha observado en primer lugar que a ella misma se le dio la visión, no su interpretación. La interpretación, decía, no es competencia del vidente, sino de la Iglesia. Ella, sin embargo, después de la lectura del texto, ha dicho que esta interpretación correspondía a lo que ella había experimentado y que, por su parte, reconocía dicha interpretación como correcta. En lo que sigue, pues, se podrá sólo intentar dar un fundamento más profundo a dicha interpretación a partir de los criterios hasta ahora desarrollados.

Las negritas mías. Este año las especulaciones han ido por otro lado, el blog «One Peter Five» publicaba un supuesto testimonio del amigo de Benedicto XVI, P. Ingo Dollinger, sacerdote alemán y ex profesor de teología en Brasil, que afirmaba que el propio Ratzinger le había dicho que una parte del secreto permanecía inédita.

Aquello suscitó un tremendo revuelo. Ya no se trataba de interpretaciones sobre si se refería a acontecimientos pasados o futuros. Algunos comentaristas tan poco sospechosos como Socci, por ejemplo, alertaban sobre la veracidad de la presunta declaración de Benedicto XVI.

Hoy la Santa Sede ha publicado comentario que desmiente la información:

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11.05.16

¿Qué iba a anunciar Juan Pablo II el día de su atentado, hace 35 años?

Atentado Juan Pablo II

Este viernes, día 13, se cumplen 35 años del atentado que sufrió San Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro, cuando saludaba a los fieles y se dirigía a la Audiencia.

Era 1981, no nos enterábamos de las noticias por Internet. La confusión era  enorme, en especial los días siguientes, en los que su vida pendía de un hilo. A los que vivimos aquello, yo era muy jovencito, se nos quedó grabado que el amor al Papa no tenía tanto que ver con la papolatría o la papología como con el cariño, cariño filial, fuerte y sobrenatural.

Pero ese hilo era muy resistente, estaba sujetado por Nuestra Madre, Nuestra Señora de Fátima, como Juan Pablo II reconoció en más de una ocasión. El entonces Cardenal Ratzinger lo confirmaba en la explicación sobre el «Tercer Secreto de Fátima»:

¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del «secreto», reconocer en él su propio destino?  Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: « …fue una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte » (13 de mayo de 1994).

De aquella «Audiencia», que no llegó a celebrarse, sí se guarda el texto del discurso que iba a pronunciar, una bella conmemoración del 90 aniversario de la publicación de la Encíclica «Rerum Novarum» y una alocución con un anuncio importante sobre la familia y la vida. Impresiona la narración «oficial» en L’Osservatore Romano, ed. en español, 17 de mayo de 1981, página 287:

La audiencia general del miércoles 13 de mayo pasa a la historia por el triste episodio del sacrílego atentado contra el Papa, sobre el que referimos en la pág. 1. En realidad la audiencia no llegó a celebrarse. A las 5 de la tarde, la plaza de San Pedro estaba inundada de fieles: de 30 a 40 mil romanos y peregrinos. Entre ellos estaban los siguientes grupos de habla hispana: religiosas del Instituto de Hijas de María; religiosas de las Escuelas Pías, que toman parte en su IV conferencia general; el consejo general y las provinciales de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús; peregrinos de México, Guatemala, Bolivia y Argentina; y la peregrinación de la catedral de Castelló de Ampurias (Gerona), así como un grupo de matrimonios españoles. El Papa entró en la plaza en su “jeep” blanco y pasó, como siempre, junto a las vallas saludando a los presentes. Apenas había terminado de dar la primera vuelta, cuando sucedió el atentado. La inmensa multitud quedó atónita y sumida en la más profunda consternación. La única reacción común fue la plegaria. Los altavoces explicaron lo acaecido y la inmensa asamblea comenzó a rezar… La voz del Vicario de Cristo no llegó a oírse. Juan Pablo II tenía preparados sus discursos. […]

Publicamos estos textos que, aunque no han sido leídos, pasan a formar parte de las “enseñanzas pontificias” con un carácter especial por las circunstancias en que no fueron pronunciados.

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27.04.16

«Un camino inesperado», también para mí

Un camino inesperado


Título: Un camino inesperado
Autor: Diego Blanco
Editorial: Ediciones Encuentro
Páginas: 438

Hacía tiempo que la lectura de un libro no me dejaba tan buen sabor de boca. No tenía nada a favor…, a mi favor, quiero decir. Pero surgió el «problema de los amigos». Era agosto, el buen E.O. me «recomienda» la lectura de un manuscrito: «Un camino inesperado», de Diego Blanco, aunque entonces, antes de que lo publicase Ediciones Encuentro, no se llamaba así (el libro, claro). No hay nada más terrible que alguien como E.O. te diga «ya me dirás».

El Señor de los Anillos es una obra a la que tengo especial cariño. Fue el primer «libro gordo» que compré de niño con mi dinero. Mi padre no lo había leído y no estaba en la biblioteca, era «mi tesoro». Caro de narices. Pasaron bastantes meses hasta que pude comprar el segundo tomo. Para el tercero se apiadaron mis padres y me echaron una mano. Lo terminé en uno de esos veranos felices de la niñez (las estibaciones de Gredos  para mí son las Montañas Nubladas).

No estaba dispuesto a que me contasen un rollito interpretativo que me fastidiase una buena novela. No sé si me explico, es como leer «La bella durmiente» con los ojos de Vladímir Propp, de Lévi-Strauss o de los de cualquier psicoanalista de tres al cuarto: un fastidio y el destrozo de un bello texto y una hermosa aventura. Porque también hay bienintencionados y cursis que lo estropean todo.

A todos estos inconvenientes de fondo habría que sumarle que no es un folletito, ¡¡son 400 páginas!!

Pues las cuatrocientas páginas se hacen cortas, con ganas de más. Lo comprobaréis si cometéis el mismo «error que yo»: leer la introducción  – no el prólogo que escribe Mons. Munilla –, la «introducción». Acercaros a una librería/biblioteca y haced la prueba.

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16.03.16

Cardenal Sarah: los sacerdotes no tienen obligación de lavar los pies a las mujeres el Jueves Santo

Cardenal Sarah

Oportuna aclaración del Cardenal Sarah, que como mínimo «mata» el modo de proceder tan exitoso en el post-concilio. No hay más que recordar lo ocurrido con el latín, la SC, 54 decía:

En las Misas celebradas con asistencia del pueblo puede darse el lugar debido a la lengua vernácula, principalmente en las lecturas y en la «oración común» y, según las circunstancias del lugar, también en las partes que corresponden al pueblo, a tenor del artículo 36 de esta Constitución.

Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde.

Si en algún sitio parece oportuno el uso más amplio de la lengua vernácula, cúmplase lo prescrito en el artículo 40 de esta Constitución.

Y ya véis, la misa en latín (no confundir con Vetus Ordo). O con la comunión en la mano, que de tener que solicitar un permiso se pasó a la obligatoriedad en algunas diócesis, o las «monaguillas», o suma y sigue.

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3.03.16

140 años, 24 horas al día, 7 días a la semana de Adoración Perpetua

Franciscan Sisters of Perpetual AdorationEn realidad casi 137 años, o para los amantes de la exactitud desde las 11 de la mañana del 1 de agosto de 1878, de ininterrumpidos actos de amor, de adoración, de reparación, de conversación con el Señor.

En 1849 un grupo de mujeres bávaras, franciscanas, comenzaron la labor de proclamar el Evangelio entre los inmigrantes alemanes en Milwaukee (Wisconsin, USA), en 1856 empezaron a ayudar en el seminario local, pero la actividad llegó a ser tan absorbente que la comunidad se escindió. Un grupo de las primeras religiosas buscaban un modo de vida que fuese más acorde a lo que creían que Dios les pedía y terminaron formando las Franciscanas de la Eucaristía.

En 1878 tras casi cinco años de discernimiento, el Señor les hizo ver su vocación: la adoración perpetua. Se comprometieron a que al menos dos hermanas estuviesen en oración delante del Señor Sacramentado 24 horas al día, 7 días a la semana, los 365 días al año (366 los bisiestos). Para reflejar esta nueva orientación cambiaron el nombre a Franciscanas de la Adoración Perpetua.

Y desde entonces no han parado. En 1923 hubo un incendio, una inundación en 1965 y algunas epidemias. Supongo que sólo en Estados Unidos, exento de guerras o revoluciones en su territorio, se ha podido hacer esto. Desconozco otros «conventos» que compartan esta situación y estén activos. No los he encontrado, si algún lector los conoce, por favor, que nos lo haga saber. Prometo escribir también sobre ellos.

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