Necesito un cura - Y postdata muy importante
Suena el teléfono y aparece en la pantalla un número desconocido.
- Dígame.
- ¿Es usted D. Jorge?
- Sí, dígame.
- No sé si se acordará de nosotros, soy Pepita Garcifernández, de la parroquia de X. La verdad es que nosotros nos acordamos mucho de usted, no se crea.
- Huy, sí, cuantísimo sin saber de vosotros. ¿Qué es de vuestra vida?
- Pues nada, todo bien. Le llamo porque la niña se casa el mes que viene y siempre hemos dicho que nos gustaría que esa boda la oficiase usted, porque, a pesar de tanto tiempo, seguimos teniendo un recuerdo estupendo de cuando fue nuestro párroco.
- Vaya, muy agradecido. ¿Y dónde se casa la niña?
- En la capilla de la finca de Tal. Un sitio precioso. No sabe con cuánta iliusión lo estamos prerparando todo.
- Ya. ¿Y cuándo es?
- El sábado, tantos de tantos, a las 19 h.
- Pues cuánto lo siento, pero es que servidor tiene misas los sábados por la tarde.
- Vaya por Dios. ¿Y no podría arreglarlo, o no conocería algún sacerdote que pudiera hacernos el favor?
- No se me ocurre. Pero vamos a ver, ¿esa capilla no tiene un capellán, no depende de alguna parroquia?
- Sí, pero ellos no pueden.
- ¿Y no lo han hablado en su parroquia?
- Sí. Imposible. Además nos encantaría que fuera usted, que ya sabe que le tenemos mucho aprecio.
- Comprendo. Pero no va a poder ser…
Calquier parecido con la realidad no es coincidencia. Esto es la realidad misma. Demasiadas veces la gente se monta la celebración a su gusto, sea boda, bautizo o primera comunión. Buscan lugar, dia, horario, iglesia, restaurante, finca. Lo arreglan con la familia. Y cuando ya lo tienen todo casado, se encuentran con que en el colegio de Tal, la ermita de Cual o la iglesia de Pascual no tienen sacerdote y que son ellos los que tienen que buscar al cura. Es entonces cuando uno descubre que, por lo visto, tenía unos amigos de siempre en no sé dónde.
Tampoco sería la primera vez que al decir que no puedes encargarte de esa celebración tengas que escuchar eso de que “no me extraña que la gente no quiera casarse por la Iglesia, si ustedes no hacen más que poner pegas".
También esto es la vida del cura.
- - - - - -
Post data:
Hemos tenido que cancelar la convocatoria del rosario de hombres de este próximo sábado. Otra vez será.
55 comentarios
Le rezo su Avemaría.
Me dijo, todo son facilidades para atraer la gente alejada a la Iglesia. Ya se sabe, hay más alegría en cielo por un pecador que se arrepiente que por cien justos que no necesitan conversión.
Consultado Monseñor Casalotodo recuerda que las bodas empiezan y terminan “en casa”, la Iglesia, el Cura viene luego y a veces de “relleno” porque no puede faltar.
Ahora si se trata del Sacramento del Matrimonio como tal instituido por Cristo y administrados por la Iglesia seguirá siendo un desconocido, por ejemplo una pregunta, para poder celebrarlo existe algún otro Sacramento previo….
Como la ves
Su olfato de viejo párroco le ha avisado de que abandonar su parroquia y sus obligaciones parroquiales por una petición muy honorable pero no extraordinaria ni de alto compromiso, por gente seguro que muy católica y buena, pero con la que no había una responsabilidad especial y tampoco un compromiso de alta importancia, no era lo correcto. Hay prioridades, y ser prudente es vital.
Otra cosa es que unos amigos íntimos se lo pidan, y entonces puede hacer una verdadera excepción. Otra que detecte que hay una verdadera necesidad, algo muy bonito y justo y con auténticas carencias que llenar, entonces se hace también la excepción. Pero una boda en la que sencillamente están buscando un sacerdote porque allí donde se celebra no hay, pues entonces que vaya alguien que pueda ir sin problemas ó que tenga una amistad ó compromiso especial con esa familia, que seguro es una familia católica muy bonita y que además tiene buen gusto, escogiendo a un párroco de sana doctrina y con lo que hay que tener... Amor y fidelidad a Cristo.
En definitiva, que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y que además, como reza el castizo refrán castellano: "ante el vicio de pedir, la virtud de no dar", curioso refrán que hay que saberlo aplicar cuando toca, que no es siempre sino en determinadas ocasiones.
Para la familia, un abrazo en Cristo, la mejor de las suertes y de las ayudas providenciales, y que los novios sean muy felices y tengan muchos hijos para llenar el Cielo con ellos y llenar mucho sus vidas en esta prueba espiritual de Amor y obediencia a Dios y caridad con todos, y ¡Vivan los novios!, que Dios les bendiga, de todo corazón.
Pues casase usted en una parroquia o en una catedral pero no en una finca, y reserve la boda con tiempo, al menos 6 meses, esto para lo que verdaderamente están interesados en casarse sacramentalmente, y luego celebre el banquete donde quiera, en una finca o en las Bahamas, pero el matrimonio eclesiástico tiene que ser en la parroquia, templo, o catedral.
A veces se les ocurre hacerlo en el club (sin condiciones para ello, y con Misa), en la playa o dentro de la piscina, en una isla casi desierta, o en un helicóptero. Sin broma.
Lo que ven de las bodas protestantes, no sacramentales, en el cine. Y cualquier otra locura que se les pase por la cabeza. El foco es la parafernalia "romántica" y rompedora. Originalidad.
Y, encima: "búsqueme usted un cura que lo haga".
Una parroquia ha sido consagrada por el obispo de la diócesis, y no solamente la parroquia ha sido consagrado el altar... ¿cómo te vas a casar en una finca, en qué cabeza cabe?
Supongo que ese tipo de llamada la tendrá usted con frecuencia.
Aunque ser "de profesión cura" es una función muy particular, la señora probablemente tuvo conversaciones similares con el peluquero, el modista y hasta con los camareros. A veces, por más buena voluntad que haya, no se puede en ese día y en ese lugar.
Los sacramentos, el matrimonio entre ellos, son parte de la vida parroquial. Lo normal es que los fieles se bauticen, se confiesen, asistan a la Santa Misa, comulguen y se casen en el templo al que asisten. No sé si es el caso en España, pero en Costa Rica se acostumbra que la boda se realice en la parroquia de la novia.
Otra cosa que los files no comprenden es que, aunque la Iglesia es universal, los curas tienen su territorio encargado. No es apropiado que un cura vaya a celebrar a sitio que, seguramente, tendrá su cura. En el caso de los obispos la cosa es más estricta. Un obispo puede ir de visita privada a cualquier sitio, pero un obispo no va a celebrar ni a predicar en una diocésis que no sea la suya sin antes haber informado, explicado las razones y obtenido el permiso del ordinario del lugar. En todo caso, evitan hacerlo.
También es extraño, por decir lo menos, que una pareja aparezca de repente en el despacho o el teléfono de un cura, pidiéndole que oficie su boda sin que sean sus feligreses.
Dice el Evangelio que el buen pastor conoce a sus ovejas. Estas ovejas de otro rebaño que aparecen sin que el pastor las conozca para algún asunto particular y luego, muy probablemente, no las vuelva a ver, un buen pastor debe tratarlas con caridad, pero con mucha prudencia.
Rezo su Ave María.
Saludos cordiales.
Si yo fuera sacerdote y me piden que celebre una boda fuera de una parroquia, templo, o catedral, lo primero que hago es consultar a mi obispo, y lo segundo que hago es decirle al susodicho, mire vaya usted a la porra, a lo mejor encuentra alguien allí que le case. Si no procede no procede, tampoco tenemos que aguantar todo.
PD. Y a estas gentes tan-tan-tan ¿ De verdad no se les puede negar el sacramento del matrimonio ? Se casan por lo esclesial y luego, a la mínima, se divorcian por lo civil
1115 Se han de celebrar los matrimonios en la parroquia donde uno de los contrayentes tiene su domicilio.
El Código de Derecho Canónico, en el canon 1118 § 1, establece lo siguiente:
"El matrimonio entre católicos o entre una parte católica y otra parte bautizada no católica se debe celebrar en una iglesia parroquial; con licencia del Ordinario del lugar o del párroco puede celebrarse en otra iglesia u oratorio."
Esto significa que:
La norma es casarse en la parroquia propia (donde uno de los contrayentes tiene domicilio, cuasidomicilio o al menos un mes de residencia).
Es posible casarse en otra iglesia, capilla o santuario que no sea la parroquia de los novios, siempre y cuando se obtenga la licencia o permiso del Ordinario del lugar (generalmente el obispo o su Vicario General) o del propio párroco de uno de los novios.
¿Por qué esta regla?
La Iglesia busca que el matrimonio se celebre en el contexto de la comunidad parroquial a la que pertenecen los contrayentes, ya que el matrimonio es un sacramento y una vocación que se vive en el seno de la Iglesia, no un evento puramente privado. Sin embargo, se reconoce que hay razones legítimas por las que una pareja puede desear casarse en otra iglesia (por ejemplo, una iglesia familiar, un lugar de peregrinación, o una iglesia con significado especial).
En la práctica:
Para casarse en una iglesia que no sea la propia parroquia, los novios suelen iniciar los trámites matrimoniales en la parroquia de su domicilio y, a través de su párroco, solicitar el permiso a la parroquia o al Ordinario del lugar donde desean casarse. Es un trámite habitual y, en la mayoría de los casos, se concede si se cumplen los requisitos y preparaciones matrimoniales.
En resumen, no es una prohibición absoluta, sino una norma que requiere una autorización específica para su excepción.
1115 Se han de celebrar los matrimonios en la parroquia donde uno de los contrayentes tiene su domicilio o cuasidomicilio o ha residido durante un mes, o, si se trata de vagos, en la parroquia donde se encuentran en ese momento; con licencia del Ordinario propio o del párroco propio se pueden celebrar en otro lugar.
Dicho esto y al hilo de lo que dice Néstor, hay que decir, por desgracia, que cada vez son más los sacerdotes que curiosamente nunca pueden. No pueden ir a llevar la comunión a los enfermos (3 o 4 enfermos), no pueden ir al hospital de madrugada en una emergencia (porque el hospital tiene un capellán, que tampoco está). No sacan tiempo para atender a la residencia de ancianos y no tiene tiempo para decir misa de diario de sábado.
Tienen tiempo de cancelar misas, incluso de del domingo (no como Vd.) si hay un evento clerical. "Tal día no habrá misa en la parroquia, el obispo celebra en la catedral tal cosa y, por supuesto, están todos invitados". Con eso, todo arreglado. Alguno hay que, con un cambio de horario (la misa de las 19:30 a las 10:00, un miércoles, por ejemplo) va a ser lo mismo, aunque luego deja caer que "avisadme si no va a venir nadie, que para estar solo, no vengo". Un curso o una ordenación de un amigo, suelen ser motivos para cancelar la misa parroquial con toda paz.
Yo tengo un par de amigos sacerdotes que sé que en los momentos críticos no me van a fallar. Y punto. Varias veces he tenido que cambiar de director, porque, llegado a un punto, nunca podían atenderme y estamos hablando de dedicar, quizás, ni una hora al mes. Y es estos casos no es porque no trabajasen, pero en los obispados, al cura que no trabaja se le deja tranquilo, y al que muestra celo, se le ahoga.
¿Dónde están los sacerdotes por la mañana con sus parroquias vacías y cerradas?. No lo sé. ¿Y los que empiezan a aparecer a eso de las 18:00 o las 19:00?
Hay sacerdotes preocupados como Vd. Pocos. Hay bastantes que hablan con Vd. pero que, quizás, la falta creciente de feligresía les ha acomodado a unos niveles de desidia alarmantes, aunque si, siguen hablando como Vd. Otros, quizás aburridos de la parroquia, se buscan una devoción propia particular a la que dedicar prioridad de tiempo, esfuerzo e ilusión. Carismas los llaman ahora. Y luego los fieles-amigos del susodicho. Capaces de detectar el último matiz progresista del cardenal Rukopnev, pero ciegos para ver que, el párroco, mientras predica de la importancia de confesión, lleva meses sin ser visto en el confesionario esperando penitentes. Siempre van como obligados. Pasan por alto que, mientras predica de la importancia de los últimos sacramentos, solo los cuatro feligreses-amigos conocen su teléfono para una emergencia.
Si padre, si hay laicos que piden a los sacerdotes dejar sus obligaciones parroquiales es porque los hay dispuestos.
Estoy disponible para celebrar esa boda en África, donde soy misionero, o en el hall del prédio de mis padres, cuándo esté de vacaciones. El cambio de anillos puede hacerse en una cueva de leones o en el ascensor, respectivamente.
Contácteme usted como asesor nupcial de la hija de Pepita, por el email que envío.
Qué mal que haya tenido esas malas experiencias, si le sirve de consuelo, yo últimamente tampoco ando muy bien. Un día me acerqué al párroco y le dije si podía confesar, dijo: "No. Tengo cosas que hacer". Me acerqué a otro sacerdote, y le dije lo mismo, si podía confesar, y dijo: "no que te confiese X", X es el párroco y ya me había dicho que no, y se lo dije. Contestó: "es que yo tengo que rezar Vísperas", le dije: pues después de Vísperas. Dijo: "después de Vísperas tengo que exponer el Santísimo". Contesté: después de exponer el Santísimo. Rezamos Vísperas. Expuso el Santísimo, entró en la sacristía. Cuando salía de la sacristía, yo pendiente claro porque quería confesar, hice el ademán de confesar. Me dijo: "ahora vuelvo". Salió por la puerta de la parroquia, se marchó, y no volvió. No pude confesar. Como estaba el Santísimo expuesto, me quedé con el Santísimo 1 hora, vino otro sacerdote para hacer las alabanzas y la reserva y nos fuimos a casa. No pude confesar. Pero esto es nada, para lo que ha pasado hace unos días: pido una misa por una intención y pago los diez euritos de estipendio. Termina la Misa y no ha pedido por la intención. Me acerco a la sacristía, y en el momento oportuno le digo que había una Misa ofrecida. Respuesta: la he ofrecido yo aunque no lo he mencionado porque no hace falta mencionarlo, haz un acto de fe y te lo crees. Vale pues en la próxima misa no voy a pagar el estipendio, lo voy a pagar en espíritu, y no voy a coger sólo una Misa sino 20 por la misma intención pero voy a pagar en espíritu sin billete. Dijo: No tengo porqué decirlo. Le dije: ¿Y eso dónde está escrito, quién lo ha dicho? Dio un par de bocinazos delante de todo el mundo. Dijo: Ya vale. Basta ya. No lo voy a mencionar. Lo que vale es lo que yo ofrezco no lo que ofrezca la asamblea y con que lo sepa yo es suficiente. Todo esto voceando. El Sagrario está al lado y como acababa de terminar la Eucaristía el Sagrario estaba lleno de feligreses. Y esto es el párroco. En fin, Señor, Señor... Pero he hablado con el Señor y le he contado todo lo que ha pasado, porque no se va a ir de rositas.
Seguramente en esas condiciones usted estaría encantado de oficiar la ceremonia y todos contentos.
Lo que ocurre es que lo queremos todo, incluyendo el cura comodín.
El Señor le siga bendiciendo
"pueden casarse en la iglesia parroquial, ofrecer su unión a la patrona del pueblo, que seguramente será una advocación de Nuestra Señora e inmediatamente después montarse en el coche de novios, convenientemente adornado, hacia la finca donde tenga lugar el banquete".
__________
Manuel, por lo que ha contado el P. Jorge en el post, la hija de la señora no pertenece a la parroquia del P. Jorge, perteneció -entiendo que cuando el pater estaba en Madrid, pero a ir a vivir a la sierra norte, dejaron de ser sus feligresas, digo esto porque el Derecho Canónico, no recuerdo el canón, dice que: tienen que casarse en la parroquia que les pertenece administrativamente, bien la parroquia del novio, o la parroquia de la novia. Pero la parroquia a la que pertenecen a nivel administrativo, que es la parroquia geográfica a la que se pertenece, o sea, la signada por la diócesis y no otra. Aquí es donde se tienen que casar.
No solamente de los caprichos para la celebración en cuanto a las horas y el lugar en que quieren casarse los novios, que eso quizá sea el problema menos importante, aunque al sacerdote al que se lo piden lo pongan en situaciones casi imposibles de solucionar.
El problema clave es que muchos matrimonios no son válidos porque en la interioridad de los contrayentes se excluye alguna de las características fundamentales del matrimonio CATÓLICO. Si se piensa "si nos va mal, nos separaremos " se está no aceptando todas las características y deberes del matrimonio.
Solo Dios sabe la aceptación sin condiciones de lo que es un matrimonio católico que realizan los novios al casarse, pero me parece que mirado con lupa pocos matrimonios aceptan de corazón INTEGRAMENTE el concepto de Matrimonio que viene en Código de Derecho Canónico con todas sus características .
Nos vendría muy bien que algún experto en Derecho Canónico Matrimonial no ilustrara aquí de lo que es "LA SIMULACIÓN PARCIAL" y del número de nulidades que declaran los Tribunales Eclesiásticos
En fin, se toman los sacramentos muy poco en serio. Empezando por los curas. Todo vale. Yo había gente que no la casaba. No cumple los requisitos. Soy así de mala persona.
Es como si compras una nevera ó una casa y firmas un contrato de compra... no hay que ser abogado ni juez "cum laude" para saber lo que estás haciendo, que la nevera será tuya, que debes pagarla, que hay que cumplir unos mínimos requisitos, etc.
En el momento en que sabes que el matrimonio católico es un Sacramento, que es para toda la vida, que debe estar abierto a los hijos, que es en la salud y en la enfermedad, etc, entonces el matrimonio es válido e indisoluble. No hay que ser licenciado en Derecho ni estar muy concentrado en la ceremonia, porque es un Sacramento objetivo.
Hay casos extremos e incluso estrafalarios en los que el matrimonio es "nulo" desde el principio, y la Iglesia puede dar fe de ello a posteriori (porque el matrimonio católico no se "anula", sino que se declara que fue nulo desde el principio, que nunca existió ese matrimonio). Puede incluso haber casos de patente infidelidad la noche antes, casos de obligación por amenaza de muerte, casos de extrema inmadurez e inconsciencia patológica y evidente, etc, pero son auténticas excepciones.
Sin ir más lejos, en ámbitos como los matrimonios reales, que tienen un componente político y patrimonial, y en ámbitos rurales y de la antiguedad, en que los padres "componían" matrimonios por temas económicos y de conveniencia, y otros matrimonios por necesidad (cuidar de hijos huérfanos, etc), eran y son matrimonios ABSOLUTAMENTE válidos. Un matrimonio rural de una niña de 16 años en tiempos no muy antiguos, con tal de que ella aceptase casarse (por los motivos que sea), y que haya consentimiento por ambas partes sabiendo que se casan para siempre ante Dios, es un matrimonio absolutamente válido, y ata de por vida.
ANTES (y en las sociedades antiguas) la gente se casaba más "para quererse" que porque "se querían" (ó las dos cosas si era posible)... nuestra civilización católica es la civilización del Amor, y por lo tanto el amor romántico se valora más que en cualquier otra cultura, pero eso no afecta a la validez de los matrimonios con consentimiento, sin obstáculos de consanguinidad y sabiendo que es un Sacramento de unión para toda la vida abierto a los hijos (como se casaron por la Iglesia nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, desde que existe el cristianismo)... no hace falta más.
Y, lo siento, pero en eso tiene razón.
Saludos.
En la comparativa que has realizado tienes un error de concepto muy importante. En un contrato civil no se juzgan intenciones, se cotejan firmas. Salvo los muy puntuales casos que contemplan las leyes, la firma es consentimiento y obliga. No vale decir que no se sabía, que si no había intención, que si miedo, que si obligado por las circunstancias e inmadurez.
En un sacramento, la intención es un elemento esencial e indispensable para que haya sacramento. La hipocresía, la ausencia de convicción en lo que se está haciendo y otras cuestiones similares hacen nulo el sacramento. El del matrimonio y cualquier otro.
No basta solo con oír la doctrina, hay que hacer un acto interno de aceptación. No valen las comparativas con otros tiempos, porque la diferencia de concepciones es radical. No es solo falta de fe católica, es creencia personal de que el matrimonio es solo un constructo social. Como si fueran los títulos de propiedad del Monopoly, que se usan para jugar como si fueran algo, aún no siendo nada.
Si incluso entre la mayoría de católicos no se cree en la realidad esencial de la unión conyugal y lo conciben meramente como una mera obligación verbal, como Vd. En el tiempo actual ese es el problemón que todavía apenas nadie ha querido abordar.
Primero, las comparaciones con otros tiempos SÍ valen, ya que lo que era válido en otros tiempos lo sigue siendo ahora, y lo que era inválido también lo sigue siendo. El vínculo Sacramental de un matrimonio de hace 200 años, con menos cultura que ahora, con menos comprensión de lo que es la libertad, etc, es igual de vinculante, en el grado de conciencia de lo que se está haciendo, que hoy en día. No hace falta ni ser doctor en derecho ni haber estado varias semanas de retiro reflexionando sobre lo que es un matrimonio católico, basta con comprender lo que es y aceptarlo. Muy sencillo.
El acto interno de aceptación NO SE PUEDE SABER DESDE FUERA, es algo entre la persona y su conciencia, ó entre la persona y Dios. Es imposible determinarlo, salvo casos extremos y excepcionales en los que los indicios son muy fuertes. Es algo en lo que ni siquiera la Iglesia entra, que no juzga las intenciones de las personas en su conciencia. "Me casé hace 25 años, pero no tenía suficiente acto interno de aceptación"... no es serio en cuanto a declarar nulo un matrimonio. Por eso existen hoy en día los cursillos prematrimoniales (desde hace décadas, desde que en el post concilio la sociedad se descristianizó), en los que se explica muy bien qué es el matrimonio católico.
He puesto el ejemplo del contrato porque sí que hay muchos casos en los que se dice que hubo engaño, que hubo publicidad engañosa, que hubo intención de engañar de una de las partes, que había inmadurez al firmar, etcétera. Hay muchos más paralelismos de los que crees, pero en efecto es simplemente un ejemplo metafórico para comprender el caso.
Por supuesto que estoy de acuerdo contigo en que desde el post concilio y la crisis post conciliar muchísimos católicos lo siguieron siendo de manera "light", por tradición familiar etcétera, y que hay un pequeño porcentaje que incluso pudieron dar un "sí quiero" invalido, por la extrema hipocresía (no creer en nada, intención de engaño, un trámite mintiendo, etc), pero un católico "cultural" y superfluo que sabe lo que es el matrimonio católico, que es para siempre una vez das tu consentimiento ante Dios y que es un Sacramento, y que no hay consanguinidad ni un matrimonio anterior, en el 99% de los casos creo que hay validez...
PERO en todo caso es la Iglesia la que debe decirlo, eso en cualquier caso, lo que pasa es que se dice con extrema facilidad y con alto riesgo de escándalo que "casi todos los matrimonios de hoy son inválidos", con una especie de puritanismo de que si no eres poco menos que teólogo y doctor en derecho hay superficialidad e invalidez, y eso no es ni la tradición católica ni lo que dicen los tribunales canónicos que declaran estos asuntos.
Y en todo caso, mientras no haya declaración de nulidad de la Iglesia no hay posibilidad de vivir con otra persona como marido y mujer y a la vez comulgar sin estar casados válidamente... sí, es muy duro, pero también hay que tomárselo como una penitencia y una prueba de Amor, fidelidad y obediencia a Dios. No entro a juzgar a nadie, Caridad con todos, pero dejemos que sea la Iglesia la que decida estos asuntos, es el camino mejor y la Iglesia es la que tiene la Autoridad finalmente.
La inmensa mayoría de los matrimonios católicos son válidos, prácticamente todos, salvo verdaderas excepciones. Además hoy tenemos los cursillos prematrimoniales que explican lo que es el Sacramento del Matrimonio en la Iglesia católica, y saber lo que estás haciendo es suficiente, si no hay impedimentos como la consanguinidad, un matrimonio sacramental anterior, ó alguna circunstancia similar.
_______________________
Usted eso es incapaz de demostrarlo.
Si observamos con atención la realidad contemporánea, marcada por un clima de pansexualismo, erotismo banalizado y cultura del descarte, no resulta exagerado afirmar que una amplísima mayoría de quienes contraen matrimonio —incluso dentro del rito católico— lo hacen sin una verdadera intención de vivir la fidelidad, ya sea carnal o mentalmente.
Y según el Código de Derecho Canónico (c. 1095 y ss.), el consentimiento matrimonial ha de ser pleno, libre y con voluntad de asumir todos los bienes del matrimonio: unidad, indisolubilidad y apertura a la vida. Si uno de los contrayentes excluye de hecho la fidelidad, aunque lo diga con los labios en la ceremonia, ese consentimiento es inválido, y por tanto, el matrimonio es nulo desde el origen.
En este contexto, resulta providencial y pastoralmente sabio que la Iglesia haya impulsado en años recientes una mayor celeridad, accesibilidad y claridad en los procesos de nulidad, como ha promovido el Papa Francisco. No es una "puerta fácil", como algunos erróneamente piensan, sino una vía de justicia y misericordia que permite reconocer que muchas uniones nunca fueron válidas en sentido sacramental.
Por todo esto, es perfectamente plausible —y tal vez incluso necesario afirmar con humildad y lucidez— que una gran cantidad de matrimonios celebrados en nuestra época podrían ser objetivamente nulos, no por capricho, sino por carencia real de intención matrimonial, contaminada desde el inicio por una visión secular, contractual y poco espiritual del vínculo conyugal.
En cuanto a los matrimonios que realmente son nulos, quedan en la conciencia de cada cual, a la penitencia y esperanza del proceso de nulidad, que puede ser duro, y sobre todo y ante todo a la declaración de a Iglesia católica sobre cada caso. Recordemos que la felicidad verdadera es Amar y obedecer a Dios, y después vendrá una posible felicidad de vida en pareja, quew debe ser Sacramental.
Como ninguno tenemos a cualidad o el don de leer los corazones ni las intenciones, dejemos que sea la Iglesia, la única con esa AUTORIDAD, la que decida en este tema, y da la casualidad que el 99% de la matrimonios no tienen esa característica.
Para aquellos que se casaron porl a Iglesia, despues de un cursillo prematrimonial y una o varias entrevistas con el sacerdote que les casó, con padres catolicos y educación religiosa en el colegio además de en la primera comunión y en la confirmación y que quizás a pesar de todo se casaron con poca reflexión o cualquier otra circunstancia, PRIMERO que busquen la nulidad con todos sus trámites, con paciencia y humildad, y que vivan mientras tanto la Castidad con rectitud y perseverancia, con la confesión como fuerza para volver a levantarse si caen, y con mucha oración... y si se declara finalmente nulo, o sea que nunca existió el matrimonio, entonces podrán tener un nuevo noviazgo en castidad y volverse a casar por la Iglesia, con gran felicidad.
SOMOS CATÓLICOS, NO PROTESTANTES, y ha sido precisamente la laxitud post conciliar y la falta de profundidad teológica de una errónea pastoral y de una errónea separaci Iglesia-Estadolo laicista y no católica lo que a mi juicio ha provocado muchos de esos problemas de fracaso de muchos matrimonios católicos en estos oscuros tiempos de laxitud y falta de Doctrina verdadera.
Debería usted comprobar que la totalidad de las encuestas no dejan lugar a dudas;
Diversos estudios y encuestas han explorado las actitudes hacia la infidelidad, especialmente en escenarios hipotéticos donde no existiría el riesgo de ser descubiertos. Aunque los resultados varían según la metodología y la población encuestada, algunos hallazgos destacan:
Una encuesta indica que aproximadamente el 74% de los hombres y el 68% de las mujeres afirmaron que tendrían una aventura si supieran que nunca serían descubiertos.
Da igual que se haya asistido al cursillo prematrimoniol; si en el fondo, alguno de los contrayentes no tenía intencion de ser fiel, según el Código de Derecho Canónico (c. 1095 y ss.), ese matrimonio es NULO.
Es así de simple. Y deje de mencionar el Concilio para achacarle los males de occidente, que tiene usted un tufo a filolefebrista que echa pa tras!
Cabanillas cae en un error burdo: la cantidad de nulidades no está determinada por la praxis jurídica ni por la historia de la Iglesia, sino por la cantidad de matrimonios inválidos que se producen en un contexto social concreto. Y hoy, con una cultura saturada de pansexualismo, hedonismo, banalización del compromiso y desfiguración de la fidelidad, es evidente que muchísimos “matrimonios” carecen de la intención real exigida por el sacramento.
No se puede hablar de “menos nulidades” como signo de virtud histórica, ni de “más nulidades” como una concesión moderna. Se trata de una cuestión de hechos y de almas.
Defender la supuesta solidez de los matrimonios modernos ignorando la psicología, la cultura y la secularización actuales es negligente, ideológico y peligrosamente clericalista. A Cabanillas, y a quienes con él insisten en negar la evidencia, habría que recordarles que la Tradición no se usa como cortina de humo para tapar la podredumbre espiritual de una época. Se discierne a la luz de la verdad, no del sentimentalismo mal enfocado.
Parece que no tiene mucha idea de derecho. Como el Papa Francisco, vamos. Por eso ha dejado el desaguisado que ha dejado en el tema de las nulidades. Vamos por partes. En derecho civil, ante una acusación por, pongamos, asesinato, se presupone la inocencia. Ésto es la base del derecho romano.
En derecho canónico, se presupone la validez del sacramento. Se tiene que demostrar que el sacramento fue inválido y eso, es muy difícil de demostrar. ¿Como demuestra usted que no tenía pleno consentimiento, por ejemplo? Tiene que haber una prueba no una presuposición. Lo que usted dice es especular con que el mundo está tan viciado que no saben los novios a qué se comprometen cuando se casan. Y eso es mucho decir. Por cierto, si eso que usted dice fuese cierto, creo que el propio Papa Francisco tenía una responsabilidad al respecto, ¿No cree? Se acercan a un sacramento gente sin saber a qué se comprometen y usted cómo Pastor, ¿No tiene nada que decir, reformar, restringir a parte de facilitar el "proceso"? No es serio.
Parece que se quiere igualar el fracaso matrimonial a una nulidad. Y no es lo mismo.
Por cierto, padre. Ésto no deja de ser más de lo mismo. En vez de como el hombre puede servir y seguir a Cristo, se trata de una religión por y para el hombre. Así todo
Parece que se quiere igualar el fracaso matrimonial a una nulidad. Y no es lo mismo.
______________________________
Cuando uno de los dos contrayentes o ambos no tienen la intención de guardar fidelidad de por vida, las palabras que se digan en la Iglesia ante el cura son puro paripé y el matrim es nulo.
Existe una obligación de los dos esposos de mantener la fidelidad el uno para con el otro. Se trata de una exclusividad, por razón del consorcio de vida, en tanto que se trata de una íntima comunidad de vida y amor, en la que cada uno acepta y se entrega al otro. Así, el Código de Derecho Canónico y la jurisprudencia del Tribunal de la Rota Romana, consideran que si ambos cónyuges no se guardan fidelidad mutua, están incurriendo en dos graves conductas:
— Por un lado, se está quebrando la comunidad de vida y amor que es el matrimonio canónico, sobre la que los esposos gozan de la exclusiva.
— Por otro lado, no observar la fidelidad matrimonial supone excluir la unidad del matrimonio, que es una de sus propiedades esenciales, de acuerdo con lo dispuesto en el canon 1056.
Todo ello conduce a que, en muchos casos, la infidelidad pueda llegar a provocar la nulidad eclesiástica del matrimonio en base a la exclusión de la fidelidad, que es una variedad de simulación del consentimiento matrimonial.
https://nulidadmatrimonial.net/es-la-infidelidad-una-causa-de-nulidad-eclesiastica-del-matrimonio/
El tufo a demonio lo tienes tú, y apesta bastante
Fernando, tu punto de vista es correcto, pero solo desde una perspectiva. Algunos matices lo cambian todo. Que hoy la gente tenga más "cultura" que hace 100 años es matizable. Hace 100 años la humanidad no negaba la esencia del matrimonio, se fuese católico, protestante, impío o musulmán. Se podía atacar, distorsionar y degradar, pero el matrimonio era. Así que, lo que Vd. dice respecto a esta realidad es acertado. Ahora bien, hoy, la mayoría de la gente, desde los analfabetos hasta científicos de prestigio, por negar, niegan hasta la existencia del alma, y el matrimonio es solo una forma de vida en común, como irse a vivir en piso compartido, pero con una implicación afectiva mucho mayor. Es decir, no hay una sola carne, no hay lazo conyugal, no hay entrega, no hay nada. No es que en lo íntimo se rechace el matrimonio, es que ni siquiera se acepta su existencia.
Esto es lo que dicen los otros comentaristas. Y si, por desgracia, en la Iglesia desde hace un tiempo se están dando los dos casos. Gente casada en su juventud, en un contexto en el que nada hacía pensar que no supiera perfectamente lo que se hacía, 30 años después quiere la nulidad alegando inmadurez o algo similar. Se divorcia de su cónyuge actual, consigue la nulidad, y, a las pocas semanas, oh, sorpresa, aparece otra persona por ahí, para escándalo de no pocos y amargura de los que no quieren ver mangoneos en la Iglesia.
Los otros casos son esa pareja, casi siempre con una larga trayectoria de fornicación no confesada y ni siquiera arrepentida, que después de lustros o décadas se acercan a una iglesia para casarse. No solo son absolutamente ignorantes en lo referente a la doctrina católica, es que están infeccionados hasta el tuétano de la mentalidad actual. Apenas son capaces de adherirse a algunos punto de la doctrina católica de manera clara. Tragan con el cursillo de turno igual que hay que tragarse los anuncios de la tele y a partir de ahí ya no se les vuelve a ver el pelo. Este tipo de gente hace las delicias de esos teólogos y canonistas a los que les encanta hilar fino en la casuística (por eso han comentado lo de la infidelidad y otras clases de consentimiento viciado). A mi se me hace un poco filtrar el mosquito (en el juicio de la nulidad) , que no parece gran cosa, pero está y tragarse el camello (cuando nunca se debió admitirles al matrimonio por evidencias groseras, que vaya, nunca son obstáculo antes de la boda).
Curiosamente, desde que las bodas civiles se han sofisticado y compiten en apariencia con el ambiente de una Iglesia distinguida, el número de bodas religiosas se ha desplomado.
Espero que tuviera más acierto como ecónomo que como adivino.
Hace años casarse en El Escorial era muy difíci, pues había una lista de espera muy grande. La hija de Aznar lo consiguió porque alguien tiró de las orejas al prior, por querer ponerle en la lista de espera.
Eso de sacar pasta de los matrimonios, aprovechando la espectacularidad y haciendo diferencias entre unos cristianos y otros, es muy anterior al Concilio Vaticano II. Esto ocurria cuando en los años 50 yo era monaguillo y venía de atrás. De muy atras.
León XIII cuando publicó la Humanum Genus denunciando y condenando a la masonería, ya advirtia de como querían atacar el matrimonio y es más eficaz deformarle que destruirlo, mejor enfermarle que matarle, para que muera por si solo.
Así la celebración del matrimonio más parece un espectáculo social, de exhibición económica y material que un Sacramento. Al menos así se percive, por muchos.
Y si además se puede presumir de celebrante importante... pues la guinda.
Y lo malo es que con frecuencia el celebrante se pavonea.
Tanto que algunas veces, anterior al Vaticano II, los papas aprobaban o anulaban según intereses económicos o políticos, con funestas consecuencias.
Por eso necesitamos mucha pedagogía Cristiana, sobre el matrimonio y todos los sacramentos.
El Vaticano II y el posconcilio lo intentó, se empezaron a exigir los cursillos prematrimoniales.
Pero cuando no se quiere ver la realidad se ataca al Concilio y no se deja en paz al Papa Francusco ni después de muerto.
Ya lo advirtió León XIII, los dos reinos, y muchos que dicen pertenecer a uno, lo atacan, trabajando desde dentro por destruir lo fundamental, al Papa y al Concilio, pues deslegitimando a uno se deslegitima lo que sostiene a todos. El caso es empezar.
Quizás la consigna sea destruir la Iglesia actual que camina con los tiempos, tratando de anclarla en el pasado, aunque sea en la Edad Media
Muy habiles son, muy hábiles.
Muy ingenuos somos, muy ingenuos
Catering , autobuses , músicos , fotógrafos , vídeos , peluquerías , vestidos, flores, bengalas , pirotecnia, tarjetones de invitación en donde figura un número de cuenta bancaria .... Todo carísimo. Despilfarrador . Todo eso sin llegar a las extravagancias del que se casa en una bodega, en una plaza de toros o en las Bahamas o en alta mar . Todo muy superficial y muy espectacular.
Miles de matrimonios a los 5 años de casarse ya no siguen juntos. El divorcio está muy instalado en la sociedad. De los que se casan por la Iglesia solo Dios sabe los que verdaderamente lo hacen porque quieren recibir un sacramento y aceptan de verdad lo que el Derecho Canónico considera características esenciales del mismo.
El panorama en el asunto de matrimonios es descorazonador.
Muchos de los que se casan piensan que si les va mal, se separarán.
Muy pocos están preparados para aguantar los pequeños o grandes sinsabores que lleva consigo la convivencia o para integrarse minimamente en la familia del otro contrayente o para aceptar los defectos del otro con cariño.
En todo esto tan fantasioso y superficial, ¿qué lugar tiene el saberse bendecido por Dios con un Sacramento? Hablo de los que se casan por la Iglesia , porque de los que se casan por lo civil supongo que todo lo religioso no les importa nada o directamente se burlan de ello
Dejar un comentario