Familia y seminario, por Monseñor Sanz Montes

Familia y seminario

Queridos Hermanos y amigos: paz y bien.

Hace unos días ha concluido en Croacia el congreso anual del Servicio Europeo de Vocaciones. Allí, los diversos delegados de todo el viejo continente han reflexionado sobre la familia y las vocaciones. Han vuelto a poner de manifiesto algo que no por conocido pierde actualidad: que la familia es el primer terreno que hay que cultivar como lugar de interioridad en donde encontrarse con Dios y de envío para aprender a llevar adelante lo que el Señor nos confía en la vida. En este sentido han subrayado cómo las familias siguen siendo un lugar de gran esperanza tanto para la Iglesia como para la sociedad. No obstante, no han ignorado los participantes que las familias en nuestra sociedad europea, se encuentran en situaciones marcadas por diversos estigmas como la cultura individualista, consumista o laicista. Incluso, este viejo continente padece un difundido y renovado ateismo, que se manifiesta en un tipo de intolerancia a la verdad, «una alergia a la fe y, a veces, una cierta "cristofobia"», como ha dicho el comunicado final del congreso.

Todo ello no invalida ni destruye la gran certeza de saber que tanto la vida como las vocaciones son dones de Dios. Y estos dones deben ser debidamente acompañados en el seno de nuestras familias. El congreso del Servicio Europeo de Vocaciones ha insistido en que los padres de familia están invitados por propia vocación a dar vida, a educar a los propios hijos y a transmitir la fe para que los jóvenes puedan llegar con plena libertad a opciones maduras y responsables. Más aún, la santidad es un proyecto fascinante que hay que proponer con alegría a las nuevas generaciones, la santidad como respuesta gozosa y fuente de felicidad.

Un niño, que es el don más preciado que los padres reciben de parte de Dios, nunca debe ser objeto de manipulación o de proyección egoísta por parte de los progenitores, sino más bien ayudarle a que crezca en libertad para que se abra a lo que el Señor quiere de él.

Se ha definido la familia con enorme belleza como la pequeña Iglesia doméstica, el santuario de la vida, el lugar de la fecundidad y el vivero natural de las vocaciones.

Se constata cómo «Europa sufre de una cierta falta de vocaciones sacerdotales y religiosas. Esta carencia cuantitativa no encuentra una solución inmediata, pero requiere una maduración larga y paciente». En este sentido, se aboga por un trabajo conjunto y complementario: «Los dos sacramentos de la misión -el sacerdocio y el matrimonio- viven en una simbiosis. Si el seminario es el lugar privilegiado para la formación de los sacerdotes, la primera semilla para una cosecha abundante de vocaciones en Europa reposa en la vocación al matrimonio. En el jardín de la creación, Dios llama continuamente a los hombres y a las mujeres al amor, al don de sí».

Así también apunta respecto a la pastoral vocacional, que requiere la estrecha colaboración entre distintas vocaciones: consagrada, sacerdotal, laica, matrimonial y bautismal. Todos implicados en lo que a todos nos reta: pedir y favorecer las vocaciones al sacerdocio.

En nuestra Diócesis acogemos estas indicaciones como un oportuno recordatorio de lo que nos hemos dado como itinerario: familia y seminario deben trabajar conjuntamente, porque de cada una de ellas se deriva el bien que necesitamos para nuestros hogares y para nuestras parroquias.

Recibid mi afecto y mi bendición.

Mons. Jesús Sanz Montes, ofm
Obispo de Huesca y de Jaca

2 comentarios

  
Francesc Xavier Sanuy
A un hermano de mi congregación que estaba preocupado por las vocaciones en España, le dije: "hay que hacer un trabajo a largo plazo con las familias, asociándolas al carisma de nuestra congregación, para que la vocación aparezca por ósmosis a partir de una espiritualidad compartida entre laicos y religiosos.
Por otra parte creo que la jerarquía debería ser más exigente en los procesos de iniciación y no administrar los sacramentos del bautismo y la confirmación sin una implicación real de la familia del candidato, sobre todo si es un niño o adolescente.
22/07/07 12:49 PM
  
Ester
Francesc Xavier Sanuy:
Estoy de acuerdo con lo que dices, es necesaria la implicación real de las familias, pero en el Bautismo, soy partidaria de que se administre en cualquier situación, por penosa que sea, porque se borra el pecado Original y se recibe la gracia del Sacramento, en cierto modo el Espíritu Santo tiene la puerta abierta de esa alma. En cambio, sí creo que en el sacramento de la Confirmación, y en especial del Matrimonio se debería intensificar la formación, predisposición de los contrayentes...
22/07/07 2:46 PM

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