InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Secularización interna de la Iglesia

1.09.11

Aquelarre herético en una universidad jesuita de Brasil

La noticia la dan hoy en Religión Digital. La universidad jesuita Unisinos organiza un congreso de teología. Y según ellos mismos dicen “estamos planeando reunir teólogos como el propio Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Jon Sobrino, Andrés Torres Queiruga y otros `padres´ de la Teología de la Liberación. Será un momento muy especial para nuestra Iglesia“.

Pues sí, puede que sea un momento muy especial para su Iglesia. Pero no para la nuestra. Es decir, para la de los católicos fieles al Magisterio. Por razones difíciles de aceptar, canónicamente pertenecemos todavía a la misma Iglesia. Pero su fe no es nuestra fe. Algunos, como el caso de Boff, profesan una creencia que es difícilmente calificable de cristiana -ni digamos católica-. Otros, como Sobrino y Queiruga, sostienen tesis que les alejan de la fe católica, con la particularidad de que al primero ya se lo han dicho desde Roma y el segundo cuenta con un escudo arzobispal que está parando una desautorización doctrinal que clama al cielo. De esos grandes “padres” de la teología de la liberación, Gustavo Gutiérrez es el más “potable” desde el punto de vista de la ortodoxia.

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11.08.11

¿Qué tienen que hacer algunos para que les echen de la Iglesia?

Cualquier institución humana que se respete a sí misma procura que entre sus miembros no haya personajes que se dedican a ponerla a caldo un día sí y otro también y a boicotear sus actos principales. Obviamente cabe aceptar cierto grado de disenso y crítica interna, ya que de lo contrario nos encontraríamos ante una secta con un comportamiento militarista. De hecho, esto último suele ocurrir en los partidos políticos, donde está a la orden del día aquello de que “el que se mueve no sale en la foto". Ahora bien, a nadie le debería de extrañar que un partido expulsara de su seno a quien públicamente sostiene una ideología opuesta a la de su formación política y además pide el voto para otros partidos.

La Iglesia no es una institución humana más. Es de origen divino, porque divina es su Cabeza, Aquel que la fundó: Jesucristo. Pero eso no significa que no tenga unas reglas propias, que no posea unas fronteras, de manera que aquellos que las cruzan se sitúan fuera de la misma.

Sabemos también que el cáncer consiste en la aparición en un cuerpo vivo de células malignas que acaban comiéndose a las sanas y, si no es combatido, provoca la muerte del sujeto. Pablo VI habló en su día del humo de Satanás dentro de la Iglesia. Podría haber hablado de células cancerígenas y se le habría entendido igual.

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7.08.11

No vamos a decir que eso es historia

Hoy asistí a Misa en una parroquia de la diócesis de Huesca. No voy a decir ni la localidad, ni el nombre de la parroquia, ni la hora de la Misa, ni quién era el sacerdote que la celebraba. Mi intención no es denunciar a nadie en concreto, sino una situación que se repite aquí y allá.

El evangelio relataba el pasaje de Jesús andando sobre el agua e invitando a Pedro a hacer lo mismo. Como es conocido, no hace falta que lo reproduzca. Al final de la homilía, el sacerdote va y dice: “No vamos a decir que eso es historia…“. Gracias a Dios, yo estaba en la parte de atrás de la iglesia. Pero dos veces he dicho bien alto: “Por supuesto que es historia“. Obviamente los que estaban cerca de mí se han vuelto a ver quién tenía el “valor” de contradecir al cura, que no se ha enterado de lo que yo dije. Si llego a estar más adelante, seguro que se entera.

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22.07.11

Obispos jóvenes que sacan de quicio a los progres

El histerismo del progresismo eclesial va in crescendo una vez que han comprobado que entre las nuevas hornadas de obispos españoles se aprecia una clara y nítida actitud pastoral encaminada a atajar la raíces de la secularización interna de la Iglesia, que en opinión de muchos es la principal responsable de la crisis eclesial que llevamos padeciendo durante décadas. Esos obispos son el aire fresco y renovado en contraposición al mortecino aroma a naftalina que desprende ese sector progre de la Iglesia, que no se resiste a pasar a la historia a pesar de que ha demostrado sobradamente su incapacidad de producir fruto. De la higuera muerta del progresismo no se recogen ni vocaciones religiosas, ni vida sacramental sana, ni otra cosa que no sea un neo-cesaropapismo izquierdista -y nacionalista en Cataluña, Euskadi y Galicia- de vía estrecha.

Son varios los prelados que han demostrado ya no tener miedo al ataque de las hordas mediática del progerío eclesial. El más vilipendiado, con diferencia, es el obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla. Como quiera que ya he escrito sobre él recientemente, no es plan de que vuelva a repetir lo mismo. Sólo constatar que sus enemigos le acaban de hacer un gran favor publicando el acta de la última reunión del consejo diocesano. Vemos a un obispo con las ideas claras. Se podrá equivocar o no, pero al menos no se resigna a que todo siga igual. Para eso le han nombrado obispo, dicho sea de paso. Si Roma hubiera querido que nada cambiara, a San Sebastián habrían enviado a otro tipo de obispo.

En Cataluña tenemos el, por ahora, obispo más joven de España. Mons. Novell ha demostrado igualmente que tiene la sana intención de tomar las medidas que crea oportunas. Además, no le hace ascos a los medios de comunicación. Incluso se podría decir que se prodiga excesivamente en los mismos, aunque no seré yo quien me queje de ello. Desde un primer momento, tomó una serie de decisiones que marcaban una línea de actuación muy concreta para la diócesis que pastorea. Para su consejo de gobierno se rodeó de sacerdotes jóvenes con los que, además de la juventud, comparte una misma idea de cómo han de hacerse las cosas.

Hace unos días, Mons. Novell ha sido noticia por una carta dirigida a sus fieles en las que les informa de que la falta de sacerdotes va a provocar la supresión de aquellas misas en las que el número de asistentes sea bajo. En otras palabras, ha decidido coger por los cuernos el toro que va a embestir a infinidad de diócesis españolas, sobre todo aquellas en las que hay mucha presencia del mundo rural. El obispo de Solsona no parece estar dispuesto a que proliferen las celebraciones de la Palabra en su iglesia. Si no hay cura, no hay Misa. Y si no hay Misa, lo mejor que pueden hacer los fieles es traladarse a donde sí la haya. Las celebraciones presididas por seglares o religiosos no ordenados deberían de ser el último recurso.

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14.07.11

Dice Olegario que en España hay más vida católica hoy que hace 50 años

El sacerdote y teólogo Olegario González de Cardedal lleva unas semanas siendo protagonista de la actualidad eclesial. No en vano ha recibido, junto a otros dos teólogos, el premio Ratzinger, de recentísima creación.

En una de las entrevistas concedidas por el teólogo abulense, concretamente a “El diario Montañés”, vemos su opinión sobre la evolución del catolicismo en España en el último medio siglo:

-¿Cuando se comenzó a diluir el catolicismo en España?

- No se ha diluido. Una cosa es la superficie, la espuma ante la que ahora estamos. Creo que hay más vida católica y cristiana en la España de hoy que en la de hace 50 años. La medición de las conciencias, de la fe profunda, es muy difícil. No porque hayan dejado de aparecer juntos en los salones de los ayuntamientos el gobernador y el obispo, España ha dejado de ser católica. Ahora hay más decisión personal, más grupos de vida, más movimientos decididamente católicos que hace 50 años, con más implicación en la vida personal que en la manifestación pública. La democracia llegó a España al final de un largo proceso de preparación a la espera de que muriera el dictador, por eso no se produjo una ruptura, porque llegó con la maduración histórica a la que contribuyó el Concilio Vaticano II, al invitar a los católicos a la libertad y a la participación pública.

O sea, según Olegario, el catolicismo español goza de más salud en la segunda década del siglo XXI que en la década de los 60 del siglo XX. Como quiera que yo no nací hasta 1968, no puedo hablar en primera persona de lo que ocurría en esa década, pero, o mucho me equivoco, o hay una serie de datos que apuntan en la dirección contraria a la opinión de este teólogo.

Por ejemplo, preguntemos:

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