InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Cultura de la muerte

4.01.10

¡Bono, santo súbito!

¡Bono es grande! ¡Bono es único! ¡Bono es de los nuestros! ¡Bono es nuestra bandera! ¡Deberían ponerle un altar! (no es coña, no… ¡¡LEAN!!). ¡Viva Bono! Y…. ¡Qué malos son los que condenan a Bono! ¡Qué irresponsables son nuestros obispos! ¡Cobardes! ¡Qué gentuza son los ultra-católicos, carcas, tridentinos y cavernícolas!…. la izquierda eclesial ha salido en tromba a defender a su profeta de la Carrera de San Jerónimo. Están dispuestos a dar la cara por él, a atacar a quienes osen negarle la comunión, a darle ellos mismos la comunión aunque el mismísimo Papa lo prohíba, a lo que sea. Desde sacerdotes como el padre Ángel -¡otra vez!- o Pedro Miguel Lamet al periodismo eclesial de extrema izquierda. Incluso desde el blog de las dos mentiras en su título, se defiende a Bono, se ataca a los obispos y, faltaría más, a quienes les apoyamos. Incluso hay una monja que le postula como sucesor de Zapatero al frente del PSOE, lo cual lo mismo disgusta a ese prohombre del catolicismo socialista gallego llamado José Blanco. Sólo falta que el abad montillesco vuelva a decir que lo mismo Bono tiene razón en votar a favor de la nueva ley del aborto.

Pues ya lo ven, señores obispos. Esto es lo que hay. Esta es la cosecha de lo que se plantó décadas atrás. Este es el verdadero rostro de la secularización interna de la Iglesia. Sacerdotes, periodistas y pseudo-católicos que aseguran que el modelo ideal de político católico es quien les llevó la contraria en la cuestión del matrimonio gay y se la lleva al votar sí a la nueva ley del aborto. Y si ustedes osan ir más allá de lo acostumbrado e insisten en que eso no puede ser, en que no se puede ser católico y votar a favor del aborto, toda esa retahíla de desechos del catolicismo post-conciliar se les echa encima cual leones hambrientos sueltos sobre los mártires por la verdad.

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¿Dónde habrá comulgado Bono?, ¿dónde comulgará?

Don José Bono Martínez, presidente del Congreso de los Diputados y, por tanto tercero en el rango protocolario del Estado tras el Rey y el presidente del Gobierno, lleva años empeñado en ser una especie de apóstol laico de los progre-eclesiales. Siempre que los socialistas dan un paso adelante en su política de ingeniería social, ahí aparece Pepe Bono a dar su imprimatur y nihil obstat con argumentos del tipo “Cristo es bueno pero los obispos son unos carcas". Lo hizo con la ley del matrimonio entre homosexuales, cuando llegó a soltar una de sus grandes máximas teológicas, digna de aparecer en alguno de los manuales de moral que se han estudiado en los seminarios en la era postconciliar: “A Dios no le importa mucho lo que se haga de cintura para abajo".

Pero claro, cuando ha intentado hacer lo mismo con la nueva ley del aborto, la cosa se ha puesto más peliaguda porque la Iglesia, con razón, está empeñada en que los católicos, sobre todo si presumen de serlo públicamente, no pueden apoyar con su voto leyes que faciliten ese holocausto que se produce en las clínicas abortivas. Y, se ponga como se ponga el señor Bono, una ley que hace que el aborto pase de ser un delito a un derecho, es una salvajada. Que la ley anterior también lo era, ninguno que se llame cristiano lo pone en duda. Pero la nueva ley empeora objetivamente el derecho a la vida en este país.

Y precisamente por eso, los obispos españoles han tenido que recordar lo que la Iglesia ha dictaminado sobre los políticos católicos que votan a favor del aborto. A saber, que no pueden recibir la comunión eucarística. Es importante recordar que esa disposición no se le ocurrió a Monseñor Martínez Camino ni al cardenal Rouco. No, esa norma viene de Roma y, por tanto, es de obligado cumplimiento en todo el mundo. Los obispos españoles faltarían a su deber si no lo recordaran.

El caso es que a Bono le importa un pimiento -por no decir otra cosa más gorda- lo que la Iglesia diga o deje de decir y ha confesado a El Mundo que ya ha comulgado tras votar a favor de la ley abortista. Y que piensa seguir haciéndolo. Lo que no nos dice es dónde ha comulgado y dónde piensa hacerlo en el futuro. Se me ocurren varias posibilidades:

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1.01.10

2010, ¿año de transición?

El año 2010 de la era cristiana acaba de dar su primer paso. Quedan por delante 365 días cuyo “contenido” ignoramos, aunque deseamos que sean buenos para la Iglesia, para nuestras familias y para nuestras respectivas naciones. De momento, tenemos todo un Año Santo compostelano por delante, fuente de gracia abierta para saciar la sed de Cristo de un país que desgraciadamente no parece ser muy consciente de estar sediento. Allá para agosto tendrá lugar, precisamente en Santiago, el Encuentro Internacional de la Familia, que servirá para dar testimonio, una vez más, del papel fundamental que debe jugar en el futuro esa institución creada por Dios. Los que me conocen saben mi poca querencia hacia este tipo de encuentros especiales, jornadas, semanas, etc, pero si la Iglesia cree que valen de algo además de para decirnos los unos a los otros lo mucho que creemos en lo que creemos, pues adelante con ellos. Se ha sugerido la posibilidad de que el Papa visite Santiago para esos días. No sería un viaje muy agotador para quien, no lo olvidemos, está ya en una edad en la que más le vale que se tome con mucha calma sus salidas fuera de Roma. En cualquier caso, si viene, bienvenido sea.

El año 2010 será el de la nueva ley del aborto. Se va a legalizar lo que lleva años siendo una realidad: el aborto libre. Con el agravante de que se lo considerará como un derecho. El plan de ingeniería social zapateril va llegando a su estación de término, aunque todavía le queda un buen trecho por recorrer. Yo sospecho que Zapatero pisará el acelerador si ve que puede perder las próximas elecciones. De ser así, tras el aborto llegará la eutanasia y, sobre todo, el pisoteo definitivo del derecho los padres a elegir el tipo de educación para sus hijos. Creo que aquellos que se pusieron de perfil ante la EpC van a comprobar aquello de que “Roma no paga traidores". Y no hablamos de la Roma eclesiástica, precisamente. Ésta, curiosamente, acoge en su seno a esos traidores, conformándose con llamarles la atención de vez en cuando.

La nueva ley de libertad religiosa está también llamando a la puerta. Y no precisamente a la puerta abierta ayer por Monseñor Julián Barrio. Me temo que la libertad religiosa en manos de Zapatero y sus correligionarios sea algo así como la democracia en manos de Stalin o Hitler o el Catecismo en manos de Masiá, Tamayo y Castillo. Probablemente pretenderán meter la fe católicas en los templos para encerrarla allí con un candado de siete llaves. No hay más que ver la actividad de esos grupejos de indeseables que llamándose iglesia de base o coordinadora de mil nombres van marcando el camino al gobierno. Son la avanzadilla del totalitarismo laicista dentro de la Iglesia. Iglesia que, vuelvo a decir, parece incapaz de hacer gran cosa para librarse de esas escamas muertas. Escamas que no sólo la afean externamente, sino que hacen que se extienda por la misma un olor a pescado podrido muy desagradable. Necesitamos determinación en los pastores y en los fieles para tirar la basura al vertedero y para perfumar luego la Iglesia con el incienso de la sana doctrina y la fidelidad plena a Cristo y su evangelio. Si no hacemos tal cosa, estamos atados de pies y manos para combatir la buena batalla de la fe.

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23.12.09

Campaña de esquelas por los inocentes abortados

La campaña de InfoCatólica a favor de la contratación y publicación de esquelas por las víctimas de los abortos voluntarios llega a su fin. Durante estos días hemos recibido emails de personas que aseguraban que iba a contratar ellas mismas una esquela y otras enviando un donativo para que nos encargáramos nosotros del tema. Alguno de esos donativos ha sido ciertamente “sustancial", aunque todos sabemos que el Señor valora más la calderilla de la viuda que no tiene ni para comer.

Una esquela pidiendo oraciones por los que no han podido ver la luz del sol al ser objeto de la violencia de sus madres y de galenos asesinos, cumple una doble función. La más importante, la de encomendar las almas de esos seres humanos a la misericordia de Dios. La Iglesia no se ha definido de forma definitiva sobre cuál puede ser el destino de esas almas. Por eso mismo, rogar a Dios por ellas y confiar en su misericordia es lo mejor que podemos hacer.

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10.12.09

Zapatero defendiendo el derecho a la vida es como Satanás hablando de la virtud cristiana

“El derecho a la vida es el Derecho Supremo". Esa frase, con la que prácticamente todos estamos de acuerdo, fue pronunciada ayer por una de las personas que, en estos momentos, más empeñado está en conculcar dicho derecho. Zapatero hablando del derecho a la vida es como Satanás hablando de la virtud cristiana: un completo contrasentido.

Obviamente no veremos en él un comportamiento como el de esa gentuza que hace unos días llenó de pintadas asquerosas la sede de Red Madre en Madrid. Entre ellas aparecía una frase especialmente repugnante: “Os beberéis la sangre de nuestros abortos”. Lástima no saber dónde viven los que hicieron esas pintadas para ponerles la siguiente cita del Apocalipsis apócrifo de Pedro en la puerta de sus casas: “Muy cerca de allí vi otro lugar angosto, donde iban a parar el desagüe y la hediondez de los que allí sufrían tormento, y se formaba allí como un lago. Y allí había mujeres sentadas, sumergidas en aquel albañal hasta la garganta; y frente a ellas, sentados y llorando, muchos niños que habían nacido antes de tiempo; y de ellos salían unos rayos como de fuego que herían los ojos de las mujeres; éstas eran las que habían concebido fuera del matrimonio y se habían procurado aborto” (Ap Pedro 26)

Pero, como digo, Zapatero no llega a tanto, siquiera sea por una cuestión de estética. Claro que si convierte el aborto en un derecho, no sé hasta qué punto está muy lejos de los que desprecian a los movimientos pro-vida. Estamos en un momento en que a los defensores del derecho a la vida del no nacido se les va a tachar como opositores al derecho fundamental zapateril y progresista del aborto. No faltará quien en la extrema izquierda proponga que se persiga a los pro-vida. De hecho, supongo que en la Alemania de Hitler debió ser peligroso manifestarse a favor de que no se tratara a los judíos como desecho humano.

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