InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Cultura de la muerte

3.09.10

La versión zapateril del dejad que los niños se acerquen a mí

Como bien saben nuestros lectores, España tiene al frente de su gobierno a un señor que hace gala de una gran pasión por arrancar el alma católica a la nación. En la campaña electoral previa a su primera victoria electoral tuvo la graciosa idea de reunirse con un grupo de adolescentes de un colegio público para decirles que él quería para la escuela “más gimnasia y menos religión". Luego le hemos visto intentar enmendarle la plana al mismísimo Jesucristo diciendo que no es cierto que la verdad nos haga libres sino que, en realidad, es la libertad la que nos hace más verdaderos.

El zapaterismo pasará a la historia por haber traído a España el matrimonio gay, el aborto libre -de iure, porque de facto ya existía con el PP- y la EpC. De momento parece que recula a la hora de imponernos una ley de libertad religiosa que, conociendo al personaje, podía ser más bien la de la mordaza al catolicismo. Pero nadie dude que si vuelve a ganar las elecciones, y quien piense que eso es imposible es que no conoce a los españoles, Zapatero completará la obra que tiene entre sus manos. Lo cual empieza a parecerme incluso providencial. Quizás es necesario que esta nación beba el cáliz de la ira por su apostasía. Tenemos el presidente que nos merecemos. Y lo mismo se puede decir del jefe de la oposición. ¿O alguien piensa que Rajoy es la respuesta a los males éticos y morales de una sociedad que, entre otras lindezas, mata a uno de cada seis de sus hijos antes de nacer?

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31.07.10

El cardenal Rouco y la decadencia de Europa

Estoy convencido de que esto es una conspiración cardenalicia contra mi persona. Los dos cardenales, sin desmerecer al resto, con más presencia mediática en este país se han empeñado en darme mucho trabajo justo ahora que estoy a punto de tomarme vacaciones. Les enviaría una carta a los secretarios generales de UGT y CCOO si pensara que detrás de esas siglas hubiera de verdad sindicatos que defienden a los trabajadores y no burócratas de la subvención que se forran del dinero que sacan de los múltiples EREs que sufre España.

Bromas aparte, es de justicia reconocer que en los últimos tres días da gusto leer lo que dicen los cardenales mencionados. Matizaciones aparte, han venido a señalar algo que por otra parte es obvio. Una sociedad que se niega a tener hijos y que los mata antes de nacer, no puede tener futuro. De hecho, se está suicidando.

Dijo ayer el cardenal Rouco que el proceso de envejecimiento que arrastran las sociedades europeas desde hace casi cuatro décadas está acelerando su “desaparición". A lo que yo añadiría que dicha desaparición es no sólo una consecuencia natural -sin descendencia no hay “permanencia"- sino la justa recompensa a lo que en realidad es un mal espiritual. Cuando la familia deja de ser una institución estable y perdurable, cuando los hijos se tienen, se dejan de tener o se les mata antes de nacer atendiendo a criterios económicos y de comodidad de los padres, es de todo punto imposible que el futuro depare otra cosa que la decadencia más espantosa.

El caso es que cuando una civilización muere, suele ser objeto de invasión por otras civilizaciones más o menos avanzadas, más o menos próximas a la moribunda. Cuando el Imperio romano cae, se ve tomado por hordas de bárbaros procedentes no sólo de sus fronteras inmediatas sino de algunas bien lejanas. Hoy parece evidente que ante la caída de Occidente, es el Islam quien, siquiera demográficamente, parece tener la capacidad de ocupar el lugar vacío.

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30.07.10

El derecho a la vida y la democracia

Es muy de agradecer que el Cardenal Cañizares sea tan activamente provida en estos días de estancia en España. Está hablando claro, sin pelos en la lengua y con una contundencia que muchos apreciamos en su justa medida. Además, habla como lo que es, príncipe y pastor de la Iglesia y no en base a otros conocimientos que por muy importantes que puedan ser, pueden provocar que se desvíe la atención de lo esencial.

Sin embargo, hay algo en lo que dice Su Excelencia Reverendísima con lo que no estoy del todo de acuerdo. Hoy ha asegurado que “quien niega el derecho a la vida está contra la democracia y conduce a la sociedad al desastre“. Lo de la sociedad camino del desastre es evidente. Pero negar el derecho a la vida no sólo no está contra la democracia, sino que más bien vemos que las democracias occidentales se han convertido en un instrumento privilegiado para legislar contra la vida en base a la legitimidad que le conceden las urnas.

Se podrá decir que una democracia en la que se permita y fomente el asesinato de inocentes, así como toda serie de leyes contrarias a la ley natural, es un régimen totalitario de una catadura incompatible con la moral cristiana, pero todas las democracias abortistas son verdaderas democracias. No hablamos de regímenes, como el nazi o -salvando las distancias- el chavista, que habiendo llegado llegado al poder por vías democráticas, se mantiene en el mismo pisoteando la democracia con todo lo que esta supone: separación de poderes, libertad de prensa, etc.

No, lo que vemos hoy en España lo hemos visto antes en EE.UU, Gran Bretaña, Alemania, Francia, etc. Todos ellos son países claramente democráticos y en todos ellos la vida humana puede ser objeto de aniquilación legal en el seno materno.

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28.07.10

No todos los partidos propician el aborto

En la última de sus abundantísimas visitas a España, el Prefecto de la Congregación para la Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, S.E.R Cardenal Antonio Cañizares Llovera, ha querido coger por los cuernos -mal día para ello- el toro de la actitud de todos los partidos parlamentarios en España ante el aborto. Su diagnóstico es certero. TODOS lo propician. No existe ninguna diferencia esencial entre derecha e izquierda parlamentaria en relación al derecho a la vida. En el PP intentan disimular un poco, pero desde su presidente, Rajoy, hasta su fundador, Fraga, han dado cumplidas muestras de no estar dispuestos a penalizar el asesinato de niños no nacidos en el seno de sus madres. Como quiera que sobre esa cuestión ya he escrito en días recientes, no creo necesario volver a insistir en ello.

Ahora bien, es interesante que el cardenal Cañizares haya advertido de que las democracias están “cayendo” y está “muy cerca” la posibilidad de volver a vivir los “totalitarismos y el nazismo” de los años 30. No sé si eso lo ha dicho en el contexto del aborto o no. En caso de que esa opinión esté relacionada con el aborto, en el sentido de que todos los partidos lo propician, no tiene sentido que el cardenal hable de la caída de la democracia y la llegada del totalitarismo. Para los millones de embriones y fetos humanos abortados la democracia es el sistema totalitario por el cual se les quita toda protección legal para que puedan vivir. Esto no es de ahora. Está en la génesis y el ADN de las democracias modernas, en las cuales no existe impedimento alguno para que la vida y la ley natural sea quebrantada mediante la tiranía de las urnas y de los votos. El cardenal yerra al hablar de un posible futuro. Lo que señala es el pasado y el presente de Europa y de España.

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Hispanoamérica debe resistir

Hispanoamérica, o América Latina si incluimos Brasil y Haití, es el próximo objetivo de esa ideología satánica que se disfraza con la careta de “ampliación de derechos” y que no es otra cosa que una reingeniería social encaminada a convertir los países del continente americano en una copia barata de la cloaca moral en que se ha convertido Europa.

Desde un primer momento supimos que la política de Zapatero cruzaría el Atlántico para instalarse en las naciones hermanas. Argentina se ha convertido en el primer país en legalizar el matrimonio homosexual. En Perú ya hay un diputado que quiere que se haga lo mismo. Y ahora sabemos que Lula, la gran esperanza blanca fallida de los restos de la teología de la liberación, quiere impulsar la despenalización del aborto en todo el continente.

A todo ello hay que sumar el preocupante regreso -¿alguna vez se fue del todo?- del populismo demagógico y totalitario, con Hugo Chávez a la cabeza, en un intento de poner de nuevo a naciones enteras bajo la bota del comunismo, esta vez con un toque bolivariano.

Estamos por tanto ante una batalla por el alma de los pueblos que conforman el Continente de la Esperanza (Juan Pablo II dixit). Y en esa batalla nadie piense que el enemigo va a jugar limpio. No sabe hacerlo pues no es conforme a su naturaleza. Ni siquiera respetará sus propias reglas. Por ejemplo, ¿alguien sabe de algún partido político argentino o peruano que llevara en su programa electoral la aprobación del gaymonio? Y sin embargo, lo han aprobado ya o lo quieren aprobar sin consultar ninguna al pueblo “soberano". Deben temerse que el cristianismo está todavía presente en dicho pueblo, no como ocurre en España, donde 32 años de sistema partitocrático han bastado para convertir la fe católica en algo que va camino de lo residual.

A Dios gracias, parece que la Iglesia está dando la cara en tierras americanas. Incluso episcopados que no se caracterizaban por ser de tendencia conservadora -más bien lo contrario- han salido a la palestra a defender la ley natural y el evangelio. Pero esto no ha hecho sino empezar. Y conviene que vaya calando la idea de que no basta con una resistencia pasiva, de manera que se conformen con que no avance el zapaterismo a la americana. Hay que recuperar el terreno perdido. En Argentina, por ejemplo, el objetivo es anular la ley que legaliza el matromino gay. Debe promoverse la protección constitucional plena del derecho a la vida desde su concepción hasta la muerte natural. Y debe de advertirse al pueblo cristiano de que su apoyo a líderes políticos populistas es camino seguro hacia el abismo.

Escribo desde una nación donde la partida, desde un punto de vista institucional y legislativo, está ya perdida y sólo queda ver cómo Satanás toma sus últimas posesiones: ley de ¿libertad? religiosa y eutanasia. Aquí, al menos durante los próximos años y quizás décadas, no hay nervio social ni espiritual para dar la vuelta a la tortilla. Vamos cruzando el Sinaí que nos hemos buscado por darle la espalda a Dios hace más de un cuarto de siglo y no se ve ninguna tierra prometida en el horizonte. Se pactó con Belial (2ª Cor 6,15) y este ha sido el resultado. Tomen nota nuestros hermanos del “otro lado del charco". No cometan los mismos errores que hemos cometido aquí. Luchen asidos a la gracia de Dios para evitar que aquello se convierte en el continente de la pesadilla. Desde InfoCatólica haremos todo lo que esté en nuestra mano para ayudarles en esa tarea. Esfuércense y sean valientes. La ocasión lo merece. Dios lo quiere. Así sea.

Luis Fernando Pérez