InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Cultura de la muerte

14.09.11

Pobrecitas las madres que estrangulan a sus hijos recién nacidos

Me dan una pena, oye, que no sé como lo puedo soportar. Me refiero a las madres que estrangulan a sus bebés recién nacidos. Las pobres no tuvieron dinero para pagarse un aborto y claro, no les queda más remedio que optar por matar a sus hijos nada más nacer. Al fin y al cabo, tampoco hay mucha diferencia. Lo que importa es que la criatura, culpable de haber llegado a existir sin que nadie se lo pidiera, no moleste más a su mamita.

La sociedad debe de ayudar a esas mamás asesinas. Por eso hay que alabar la decisión de la jueza canadiense Justice Veit -no es broma el nombre… se llama así de verdad-, que ha decidido poner en la calle a una muchachuela que tuvo la ingeniosa idea de dar a luz en el baño de la casa de sus padres y, a continuación, poner sus manos sobre el cuello de su hijo, apretar hasta que dejó de respirar para luego tirarlo a la parte de atrás de la cerca de unos vecinos. De hecho, no es que le diera un arrebato repentino. Se demostró que la joven lo había planeado antes.

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29.08.11

Mártir por decir una verdad que solamente podía ser dicha con riesgo de la vida

La Iglesia celebra hoy la memoria del Martirio de San Juan el Bautista. Quien, sin duda, no es cualquier santo, pues de él dijo el Señor Jesucristo: “En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista” (Mt 11,11a); aunque también dijo que “sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él” (Mt 11,11b), lo cual puede interpretarse de diversas maneras, siendo una de ellas la de la “superioridad” del Nuevo Pacto, establecido por Cristo, sobre el Antiguo, al que todavía pertenecía el Bautista.

¿Y por qué murió mártir San Juan Bautista? Por decir la verdad. Y por decirla con claridad. Y por decírsela a un rey que en verdad reinaba -no como ocurre en muchas monarquías de hoy-. No creo que hubiera cambiado mucho la cosa si en vez de ser un rey hubiera sido un gobernador o un simple general romano. El caso es que la verdad ofende al que vive en la mentira y el pecado. Y proclamarla conlleva un peligro evidente cuando el acusado tiene entre sus manos la espada, la metralleta o el Boletín Oficial del Estado.

La Escritura afirma que la Iglesia es columna y baluarte de la verdad. Y no de cualquier verdad, sino de aquella que nos salva. Pero una verdad que no es proclamada no produce el efecto benéfico y liberador del que Cristo habló: “… y la verdad os hará libres” (Jn 8,32).

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24.08.11

Dejen de alimentar e hidratar a mi madre

Ya tenemos el primer caso de un paciente en el que el Estado -la Junta de Andalucía lo es- ordena a los médicos que dejen de alimentarle e hidratarle para que muera. Ocurre en un hospital onubense, con nombre de advocación mariana. Una mujer está en coma y su hijo ha decidido que no debe seguir viviendo más. Él dice que su madre había advertido antes que no quería que la mantuviesen viva en esas condiciones. No sabemos si dice la verdad o no, pero es lo mismo. El caso es que esa señora va a morir en breve por deshidratación. O sea, de sed, aunque posiblemente no llegue a sentir esa sed. Digo posiblemente porque no hay manera segura de saber que un enfermo de coma no siente nada. No sería la primera vez que alguno de ellos se ha despertado tras vivir varios años en esa condición y ha dicho que se enteraba de todo.

Lo primero que me pregunto es qué sentido tiene que la retiren la sonda nasográstica. Ya que han ordenado su muerte, que le pongan una inyección para acabar antes. Para el caso, es lo mismo. Fuera hipocresías. Pensar que alimentar e hidratar a un enfermo es un encarnizamiento terapéutico es tal salvajada, que no veo manera de que se pueda argumentar que no estamos ante un caso de eutanasia. Hay muchos enfermos irreversibles que no se valen por sí mismos y que morirían si no se les ayudara a comer y beber. Por ejemplo, los ancianos con Alzheimer o demencia senil. ¿Cuánto tardaremos en asistir al primer caso en que se les deje morir de hambre y de sed, sedándolos para que no sufran?

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9.08.11

Financiamos a los Herodes modernos con nuestros impuestos

Hace unos días un lector tuvo la amabilidad de enviarme una resolución administrativa de la Gerencia de Salud de Área de Zamora, dependiente de la Gerencia Regional de Salud de Castilla y León, organismo autónomo a su vez dependiente de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Comunidad Autónoma gobernada y administrada desde hace 24 años por el Partido Popular.

En ella se adjudican las aportaciones económicas para las “intervenciones” de abortos a la empresa PARTNER LINE S.A, que supongo que es la titular de alguna clínica abortiva zamorana. En la resolución se lee lo siguiente:

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28.07.11

Médicos negligentes y padres asesinos

No es ni será la primera vez que pasa. Los médicos pueden equivocarse en el diagnóstico de las enfermedades. El problema llega cuando la equivocación produce efectos mortales. Y es lo que ha ocurrido en Málaga. A una mujer embarazada le dijeron que su hijo venía con malformaciones. Concretamente se suponía que padecía de artrogriposis múltiple congénita. Todos hemos visto a personas que padecen de dicha enfermedad. Obviamente están discapacitados, pero su discapacitación física es un chiste comparada con la discapacitación moral que sufre la sociedad occidental.

¿Qué fue lo que hizo la madre de esa criatura cuando le dijeron que venía enferma? Pues irse a una clínica abortista a que la mataran. Es decir, a lo que se ve, el amor por su hijo desapareció cuando creyó que no venía sano y fuerte. En buena lógica debería ocurrir lo contrario. Es decir, si tienes un hijo enfermo, le das más cariño, más apoyo. Pues no. El instinto materno es ahogado por el egoísmo y la presión social, ya que la ley anima a matar a las criaturas enfermas antes de nacer. En este caso el embarazo iba por el sexto mes de gestación. Es decir, la criatura era viable fuera del seno materno. Yo tengo una hija que nació justo antes de cumplirse ese sexto mes. Pero en una clínica malagueña, un asesino al que me niego a llamar médico usó algún método, que prefiero no saber, para dar muerte a esa vida.

Y entonces llegó la “sopresa". Vieron al niño muerto y resulta que no padecía enfermedad alguna. Y los mismos padres asesinos que decidieron que su hijo no merecía vivir, han denunciado a los médicos que se equivocaron en el diagnóstico. E muy probable que la justicia les dé la razón y encima consigan una indemnización. Será un dinero maldito, obtenido sobre la sangre de su hijo inocente. Un hijo cuya muerte recae sobre sus podridas conciencias. Sólo la gracia de Dios puede reparar el daño moral en esas almas culpables del peor de los asesinatos: el que comete un padre y una madre en un hijo inocente. Quiera el Señor concederles el arrepentimiento.

Este es un ejemplo más de la deriva a la que lleva una legislación anti-humana. La ley de aborto anterior ya permitía estas salvajadas. El mensaje que se lanza a los discapacitados es claro: “No deberíais haber nacido y vamos a acabar con vuestro colectivo permitiendo que se os mate antes de nacer". Nazismo puro y duro sancionado por la legalidad democrática.

Sólo desde la fe cristiana se puede plantar cara a este holocausto continuo. El mensaje de la Iglesia ha de ser claro y persistente. Una sociedad que mata a sus hijos antes de nacer no merece sobrevivir. Merece, muy al contrario, desaparecer por el sumidero de la historia con destino a la peor letrina del infierno. Es hacia donde nos dirigimos si no damos marcha atrás.

Luis Fernando Pérez Bustamante