Instrucción Universae Ecclesiae: Roma locuta...
Cuando Benedicto XVI publicó el 7 de julio del 2007 la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Summorum Pontificum”, no fueron pocos los que advirtieron que la recepción de dicho texto por parte de la Iglesia no iba a ser precisamente “fácil”. Algún autor de reconocía valía ha llegado a sugerir que el rechazo a dicho motu proprio era equiparable al que tuvo la encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI. No sé si la cosa ha sido para tanto, pero parece evidente que la Santa Sede ha estimado necesario publicar una Instrucción para reafirmar, y de paso regular, el derecho de los fieles a asistir a Misa según el usus antiquior, según el Misal previo a la reforma litúrgica conocida como Novus Ordo.
Si algo queda claro tras leer la Instrucción es que dicho derecho de los fieles ha de primar por encima de cualquier consideración. En otras palabras, que ningún obispo ni sacerdote puede oponerse al mismo. Si, como dice el texto, “la forma extraordinaria debe ser conservada con el honor debido“, no hay lugar para poner dificultades a su celebración.