InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Anti-magisterio

4.10.15

O con Cristo o con Satanás. No hay punto medio

Dn. José Rivera, venerable:

Estamos todavía en la tierra. La Iglesia es militante. Si por consentimiento universal los miembros de un ejército son guerreros enfermos, débiles, ¿cómo sorprendernos de las derrotas? Sin duda que en su conjunto el ejército está destinado al fracaso.

La Iglesia es Madre. Si la madre tiene un cuerpo en su conjunto pueril ¿cómo podría dar la vida?

La Iglesia tiene la función de sanar a este mundo profundamente enfermo, según la expresión ya antigua del Papa Pío XI. Si tiene en su mayoría miembros débiles, enfermizos, ¿cómo podría sanar la enfermedad del mundo?

Jesucristo:

Pero porque eres tibio, ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca.
Ap 3,16

Entre la verdad y la mentira, debemos optar siempre por la verdad completa.

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12.09.15

P. Pérez-Soba: Iglesia y Cristo, matrimonio y divorcio

El P. Santiago Martín, Fundador de los Franciscanos de Marían, ha vuelto a entrevistar -en Magnificat TV- a un defensor de la fe católica, el P. Juan José Pérez-Soba, que figura entre los firmantes del manifiesto pidiendo que se corrija el punto 137 del Instrumentum Laboris del próximo Sínodo.

Entre las muchas cosas interesantes que explica el P. Pérez-Soba, hay una sobre la que quizás no se ha reflexionado lo suficiente en los últimos meses. Se basa en lo que San Pablo explica acerca de la relación entre el matrimonio y la relación entre Cristo y la Iglesia:

“Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne". Gran misterio es éste, pero yo lo digo en relación a Cristo y a la Iglesia.
Efesios 5,31-32

Como bien nos cuenta el sacerdote y teólogo, Cristo trae el último y definitivo pacto, dentro del cual figura su unión esponsal con su Iglesia. Una unión cuya perdurabilidad no depende de la voluntad humana sino de Dios. De igual manera, la unión matrimonial entre hombre y mujer, una vez sellada por Dios, no puede depender solo de la voluntad de los contrayentes sino de ese sello divino inquebrantable. De tal manera que aquellos que pretenden, de forma abierta o encubierta, romper ese sello, tienen tantas razones como las que pudiera tener quienes quisieran -¿lo quieren?- poner fin al Nuevo Pacto de Cristo, que nos es renovado precisamente en la Eucaristía, memorial y actualización incruenta de su sacrificio en la Cruz.

Es penoso que se pretenda usar el sacramento de la Eucaristía, esencia del Nuevo Pacto irrevocable entre Cristo y su Iglesia, como la puerta ancha que lleva a la condenación, como puerta de aceptación del quebranto del sacramento matrimonial, imagen de dicho Nuevo Pacto. Algo así haría estallar a la Iglesia en pedazos, si tal cosa fuera posible.

No en vano en el libro de Hechos leemos lo que San Pablo dice a los presbíteros de Éfeso:

Tened cuidado de vosotros y de todo el rebaño sobre el que el Espíritu Santo os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo.
Ef 20,28

El ataque contra el sacramento del matrimonio es un ataque frontal contra la Iglesia de Cristo, porque pretende convertir en papel mojado el Nuevo Pacto (o Alianza), al que san Pablo equipara precisamente con la unión matrimonial. 

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11.09.15

Llamamiento a confirmar la enseñanza de la Humanae Vitae y la Veritatis Splendor

Obviamente este no es un post de mi autoría, sino el texto en español del manifiesto realizado por más de 50 filósofos y moralistas católicos contra el punto 137 del Instrumentum Laboris del Sínodo general de la familia:

An Appeal: Recalling the Teaching of Humanae Vitae (and Veritatis Splendor)

Dr. David S. Crawford, Pontifical John Paul II Institute, Washington, DC

Dr. Stephan Kampowski, Pontifical John Paul II Institute, Rome

El texto oficial de referencia que se ha firmado es en inglés: http://www.firstthings.com/web-exclusives/2015/09/an-appeal La traducción al español no tiene carácter oficial.

Un llamamiento:

confirmar la enseñanza de la Humanae vitae

(y de la Veritatis splendor)

Se ha preparado un Instrumentum laboris para la XIV Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos publicado el 23 de Junio de 2015. Cubre una variedad de argumentos que interesan al tema de la familia del Sínodo. El parágrafo 137 se refiere a un documento clave del Magisterio moderno, la Humanae vitae, de un modo que, a la vez, pone en cuestión el vigor de su enseñanza y propone un método de discernimiento moral que decididamente no es católico. Esta aproximación al discernimiento contradice lo que ha sido enseñado por el Magisterio de la Iglesia acerca de las normas morales, la conciencia y el juicio moral, al sugerir que una conciencia bien formada puede estar en conflicto con las normas morales objetivas.

Como teólogos y filósofos moralistas católicos y nos sentimos moralmente obligados a hablar contra la distorsión de la enseñanza católica que está implícita en el parágrafo 137. Si es aprobado por el Sínodo, el deficiente texto del Instrumentum laboris puede crear confusión entre los fieles. El parágrafo 137 debería ser quitado y reemplazado por otro que hablase de la conciencia de un modo más preciso que ensalce la sabiduría y la belleza de la Humanae vitae y ayude a los esposos a apreciar lo que la gracia les hace posible vivir según el plan de Dios el don de la sexualidad.

La norma moral

La traducción oficial inglesa de la página Web del Vaticano es como sigue:

«In relation to the rich content of Humanae Vitae and the issues it treats, two principal points emerge which always need to be brought together. One element is the role of conscience as understood to be God’s voice resounding in the human heart which is trained to listen. The other is an objective moral norm which does not permit considering the act of generation a reality to be decided arbitrarily, irrespective of the divine plan of human procreation. A person’s over-emphasizing the subjective aspect runs the risk of easily making selfish choices. An over-emphasis on the other results in seeing the moral norm as an insupportable burden and unresponsive to a person’s needs and resources. Combining the two, under the regular guidance of a competent spiritual guide, will help married people make choices which are humanly fulfilling and ones which conform to God’s will».

Si la traducción inglesa es en sí misma muy ambigua, el original italiano es todavía más problemático en algunos aspectos. La traducción española, que sigue muy literalmente a la italiana, dice lo que sigue:

«Teniendo presente la riqueza de sabiduría contenida en la Humanae vitae, en relación a las cuestiones tratadas en el documento, surgen dos polos que deben ser constantemente conjugados. Por una parte, el papel de la conciencia entendida como voz de Dios que resuena en el corazón del hombre educado a escucharla; por otra, la indicación moral objetiva, que impide considerar la procreación una realidad sobre la cual decidir arbitrariamente, prescindiendo del designio divino sobre la procreación humana. Cuando prevalece la referencia al polo subjetivo, es fácil caer en opciones egoístas; en el otro caso, se percibe la norma moral como un peso insoportable, que no responde a las exigencias y a las posibilidades de la persona. La combinación de los dos aspectos, vivida con el acompañamiento de un director espiritual competente, ayudará a los cónyuges a escoger opciones plenamente humanizadoras y conformes a la voluntad del Señor».

Si la traducción inglesa suaviza la división implícita entre la conciencia y las normas al hablar de «two principal points», la italiana la endurece como «dos polos». Si la inglesa habla de «over-emphasis», la italiana habla de «prevalecer» de uno u otro lado. El idioma de trabajo del último Sínodo fue el italiano, por eso, presumimos que este año será igual. El original italiano debe entonces tomarse como la versión más importante del texto.

En cualquiera de las dos versiones que se use, el parágrafo 137 en ningún caso presenta bien el papel de la conciencia ni del significado de las normas. La redacción del parágrafo es profundamente ambigua, tiende a presentar la norma moral como algo extrínseco a las personas y a la vida buena a la que son llamadas; por lo tanto, la norma aparece como algo exclusivamente negativo y, por así decirlo, como meramente coercitiva. Este énfasis en la función prohibitiva de la norma ignora el papel positivo de la misma para promover el crecimiento personal del agente de la acción y su plenitud en el bien. En cuanto el texto deja de enseñar que la norma, tomada en su misma objetividad, revela algo esencial sobre la belleza y la bondad de una vida humana bien vivida, deja la impresión de que las normas son de hecho «un peso insoportable, que no responde a las exigencias y a las posibilidades de la persona».

El modo como el parágrafo expone la norma moral omite lo que dice la Veritatis splendor en el n. 15: «Jesús muestra que los mandamientos no deben ser entendidos como un límite mínimo que no hay que sobrepasar, sino como una senda abierta para un camino moral y espiritual de perfección, cuyo impulso interior es el amor (cfr. Col 3, 14)». Una comprensión de las normas morales exclusivamente como constitutivas de un límite exterior potencialmente en competición con el bien del sujeto moral ignora cómo Jesucristo habla de los mandamientos como llenos de la plenitud de vida que promete.

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29.08.15

Cristo mismo sanará a los débiles en la fe que están siendo dañados

Consciente de su autoridad apostólica y de la necesidad de marcar pautas de comportamiento para el bien espiritual de los redimidos, el apóstol San Pablo dio en sus epístolas una serie de consejos destinados a todos los fieles, pero especialmente a los pastores que reciben el encargo de cuidar del rebaño de Cristo.

Leamos uno de esos consejos:

Os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los indisciplinados, animéis a los apocados, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos.
1 Tes 5,14

Existe un tipo de debilidad que no es física sino espiritual. Es decir, fieles que, por las circunstancias que sean, sufren con cierta facilidad dudas, confusiones en torno a la fe. Tal cosa puede ocurrir por inmadurez, que se corrige creciendo en gracia, por culpa propia o por causas ajenas.

Hoy estamos siendo testigos directos de como algo externo a los fieles está siendo causa, y grave, de confusión. Lo peor de todo, es que San Juan Pablo II, ya advirtió, siquiera indirectamente, de ello, en la exhortación apostólica Familiaris consortio:

Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.

FC 84

Ciertamente no se ha admitido a los divorciados vueltos a casar a la Eucaristía. Pero el mero hecho de que se esté debatiendo sobre ese asunto, y además de la forma en que se está haciendo, con cardenales y obispos proponiendo tesis que se dan de tortas con las enseñanzas de la Iglesia en esa materia, está induciendo al error a muchos fieles de forma clara, notable y muy grave.

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26.08.15

Qué gusto da oír a los pastores hablar claro

Según se acerca el sínodo, aumenta mediáticamente el número voces asegurando que la Iglesia debe cambiar su doctrina para adaptarla al mundo, en nombre de una supuesta misericordia divina que consiste en que Dios perdona a todos hagan lo que hagan, sobre todo si es en material de moral matrimonial y sexual.

Aunque son mayoritariamente de teólogos disidentes, algunas de esas voces llevan impronta episcopal e incluso cardenalicia, aunque es cierto que tras la reunión “discreta” del consejo en la sombra acontencida en la Gregoriana, parece que las huestes heterodoxas del episcopado mundial están agazapados a la espera de que llegue el encuentro sinodal.

Por otra parte, la mayor parte del sector ortodoxo de la Iglesia mantiene una actitud de aparente indiferencia, de silencio, de espera a los acontecimientos. O sea, algo así como “voy a esperar a ver por dónde va el cauce del río para lanzarme a sus aguas".

Sin embargo, existen algunos pastores que se han tomado en serio su deber de velar por la fe. Y no solo la fe de los fieles que están a su cargo, sino la de toda la Iglesia. Ellos cumplen verdaderamente el mandato del Concilio Vaticano II:

Cada uno de los Obispos que es puesto al frente de una Iglesia particular, ejerce su poder pastoral sobre la porción del Pueblo de Dios a él encomendada, no sobre las otras Iglesias ni sobre la Iglesia universal. Pero en cuanto miembros del Colegio episcopal y como legítimos sucesores de los Apóstoles, todos y cada uno, en virtud de la institución y precepto de Cristo, están obligados a tener por la Iglesia universal aquella solicitud que, aunque no se ejerza por acto de jurisdicción, contribuye, sin embargo, en gran manera al desarrollo de la Iglesia universal. Deben, pues, todos los Obispos promover y defender la unidad de la fe y la disciplina común de toda la Iglesia…

Lumen Gentium 23

Entre los no muchos pastores que, ante el ataque que está recibiendo el sacramento del matrimonio, el de la Eucaristía y, siquiera indirectamente, el de la confesión, no callan públicamente, figuran los que son protagonistas de la portada de hoy en InfoCatólica. A saber:

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