El derecho a la vida y la democracia
Es muy de agradecer que el Cardenal Cañizares sea tan activamente provida en estos días de estancia en España. Está hablando claro, sin pelos en la lengua y con una contundencia que muchos apreciamos en su justa medida. Además, habla como lo que es, príncipe y pastor de la Iglesia y no en base a otros conocimientos que por muy importantes que puedan ser, pueden provocar que se desvíe la atención de lo esencial.
Sin embargo, hay algo en lo que dice Su Excelencia Reverendísima con lo que no estoy del todo de acuerdo. Hoy ha asegurado que “quien niega el derecho a la vida está contra la democracia y conduce a la sociedad al desastre“. Lo de la sociedad camino del desastre es evidente. Pero negar el derecho a la vida no sólo no está contra la democracia, sino que más bien vemos que las democracias occidentales se han convertido en un instrumento privilegiado para legislar contra la vida en base a la legitimidad que le conceden las urnas.
Se podrá decir que una democracia en la que se permita y fomente el asesinato de inocentes, así como toda serie de leyes contrarias a la ley natural, es un régimen totalitario de una catadura incompatible con la moral cristiana, pero todas las democracias abortistas son verdaderas democracias. No hablamos de regímenes, como el nazi o -salvando las distancias- el chavista, que habiendo llegado llegado al poder por vías democráticas, se mantiene en el mismo pisoteando la democracia con todo lo que esta supone: separación de poderes, libertad de prensa, etc.
No, lo que vemos hoy en España lo hemos visto antes en EE.UU, Gran Bretaña, Alemania, Francia, etc. Todos ellos son países claramente democráticos y en todos ellos la vida humana puede ser objeto de aniquilación legal en el seno materno.