InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Obipos

10.03.15

La Iglesia en Polonia vuelve a dar una lección

Ante la tibieza generalizada de buena parte de las iglesias en Europa, por no hablar de las que están en pleno proceso de apostasía -p.e, diócesis alemanas-, la Conferencia Episcopal de Polonia ha decidido que va a ser fiel a todo lo que representó San Juan Pablo II, gran papa santo polaco. 

Y para ello ha lanzado una campaña en vallas publicitarias en las que aparecen tres palabras prohibidas por la dictadura del laicismo y el lenguaje políticamente correcto que hoy impera en Europa Occidental: concubinato, adulterio, pecado. Es posible que el adulterio no aparezca tal cual pero sin duda es también objeto de la campaña.

La Iglesia en Polonia se limita a recordar que amancebarse sin casarse es pecado. Y que el adultero también lo es. A partir de ahí, que cada cual decida cómo viveComo bien explica Juanjo Romero, la reacción de los que odian la verdad ha sido la esperada. No les ha gustado que se llame a las cosas por su nombre.

Lo más cercano que hemos tenido en España fue la campaña “propóntelo, propónselo” de la Conferencia Episcopal, en respuesta a la campaña institucional “póntelo, pónselo". Lo que había que ponerse era el preservativo para evitar el Sida. En todo, caso, no recuerdo que en aquella campaña los obispos españoles usaran la palabra pecado.

Es curioso que quienes niegan la validez de la moral evangélica reaccionen tan mal cuando la misma se expone públicamente. Yo no creo en la reencarnación ni en el carácter sagrado de las vacas, pero me importa un pimiento que alguien haga campaña a favor de semejantes ideas y seguiré comiendo filetes de ternera cada vez que me los pongan en la mesa.

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26.02.15

Resumen de lo dicho por el cardenal Marx: "Haremos lo que nos dé la gana"

¿Qué se pensaban ustedes? ¿Que los que quieren torcer el brazo de la Iglesia en la cuestión de los divorciados vueltos a casar y la homosexualidad tienen intención de aceptar lo que diga Roma y un sínodo general si no se les da la razón?

Pues no. Ni lo hicieron hace décadas, tras la exhortación apostólica post-sinodal Familaris Consortio ni tienen la voluntad de hacerlo ahora si, como parece que empiezan a sospechar, multitud de obispos, arzobispos y cardenales se plantan y deciden defender la fe católica de quienes están dispuestos incluso a traicionar las enseñanzas de Cristo sobre el matrimonio y el adulterio.

El argumento del cardenal Marx es que las conferencias episcopales no son filales de Roma. Y tiene razón. Pero más razón hay en decir que los obispos no son funcionarios de las conferencias episcopales. Es decir, la Iglesia ha sobrevivido durante siglos sin conferencias episcopales. Pero no sobreviría sin obispos -salvo casos extremos como ocurrió en Japón-. Algún obispo alemán puede decidir que en su diócesis sí se va a respetar la fe de la Iglesia.

Y más cierto es que la Iglesia Católica no es como la comunión anglicana, en la que se da la circunstancia de que en un país se actúa de una manera y en otro de la contraria. Incluso entre diócesis vecinas, puede que unos celebren “bodas” gays y otros no admitan ni siquiera tener “sacerdotistas".

Más peculiar es el anuncio del cardenal Marx de la publicación de un carta pastoral de los obispos alemanes tras el sínodo. ¿Se le ha olvidado que la exhortación post-sinodal es cosa del Papa? ¿Es que no van a esperar a que el Papa diga lo que tenga a bien decir?

Y además, ¿cómo es eso de que un sínodo de toda la Iglesia no le puede decir a los obispos alemanes lo que tienen que hacer? ¿es que ellos están por encima del Sínodo? ¿están por encima del Papa? Si lo que la Iglesia en Alemania, al menos sus obispos, pretende hacer es ir por libre, sin esperar al Papa y sin hacer caso al sínodo, ¿se le puede llamar a eso Iglesia Católica? 

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4.02.15

Polonia, semper fidelis

A decir verdad, ayer me quedé casi en estado de shock cuando leí el titular de una entrevista del portal Niedziela al arzobispo de Varsovia-Praga, Mons. Henryk Hoser: La Iglesia ha traicionado a Juan Pablo II“. Me dije “no, esto tiene que ser una exageración. Puede que algunos obispos y cardenales estén traicionando al papa santo polaco e incluso al mismísimo Jesucristo, pero la Iglesia como tal no hace tal cosa". Y entonces leí todas las palabras del prelado:

“Lo diré brutalmente: la Iglesia ha traicionado a Juan Pablo II. No la Iglesia como la Esposa de Cristo, no la Iglesia de nuestro credo, porque Juan Pablo II era la expresión, la voz auténtica de la Iglesia, sino que es la práctica pastoral la que ha traicionado a Juan Pablo II".

El matiz es importante. Lo que Mons. Hoser viene a decir es que aunque la doctrina sigue siendo la misma, la realidad es que con frecuencia no se aplica. Dado que el contexto de sus palabras es analizar lo ocurrido en el pasado sínodo, y lo que está ocurriendo en el periodo inter-sinodal, se entiende que el arzobispo está hablando sobre todo de la pastoral familiar y la pastoral sacramental en relación a la familia, y en general de la moral católica acerca de la vida sexual. Y entonces solo queda darle la razón.

Hay que darle la razón porque, en multitud de diócesis, estas palabras del magisterio de San Juan Pablo II han sido durante décadas papel mojado:

La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.

La reconciliación en el sacramento de la penitencia —que les abriría el camino al sacramento eucarístico— puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, —como, por ejemplo, la educación de los hijos— no pueden cumplir la obligación de la separación, «asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos»

Familiaris consortio 84

La gran mayoría de los obispos alemanes, sin ir más lejos, están ya permitiendo la comunión de adúlteros. Intentaron quebrar el brazo de la Iglesia y cuando en 1994 la Congregación de la Doctrina de la Fe se negó a aceptar sus tesis, ellos decidieron que aceptarían el dictamen de la Iglesia pero permitirían que quedara en nada por la vía de los hechos. Salvando las distancias, es como si los obispos se adhirieran formalmente a los dogmas trinitarios y cristológicos pero permitieran que casi todos sus sacerdotes predicaran la herejía arriana. La complicidad real, no manifiesta, con la herejía es en muchas ocasiones aún peor que la propia herejía. Sobre todo cuando el cómplice tiene el deber de defender la fe.

Esos mismos que han traicionado la fe de la Iglesia permitiendo una pastoral contraria a la misma, son los que ahora pretenden que la traición se consume del todo cambiando el contenido de dicha fe en lo referente a la comunión de los adúlteros. Son también los que han aceptado la anticoncepción como práctica inevitable, y en cierto modo positiva, en la mayoría de los matrimonios cristianos.

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3.01.15

Jóvenes católicos en defensa de la fe atacada por su obispo

Hace unos días el obispo de Amberes, Mons. Johan Bonny, hizo unas declaraciones totalmente incompatibles con la doctrina moral de la Iglesia referentes al matrimonio y a la vida sexual. Entre otras lindezas, dijo:

«Debemos buscar en el seno de la Iglesia un reconocimiento formal de la relación que también está presente en numerosas parejas bisexuales y homosexuales. Al igual que en la sociedad existe una diversidad de marcos jurídicos para las parejas, debería también haber una diversidad de formas de reconocimiento en el seno de la Iglesia»

No hubo una reacción inmediata de la Santa Sede. Nada. Pero además de la Santa Sede, existen en el mundo más de 5.100 obispos. Y que nosotros sepamos, ninguno ha manifestado públicamente que las declaraciones del obispo de Amberes eran un conjunto de graves errores contrarios a la Escritura, la Tradición y el Magisterio.

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28.12.14

El obispo de Amberes, contra la Escritura, la Tradición y el Magisterio

Si hace 40 años alguien dice que buena parte de Occidente acabaría celebrando «bodas» entre parejas del mismo sexo, nadie lo habría creído.

Si hace 35 años, tras la celebración de un sínodo de obispos católicos sobre la familia y la exhortación post-sinodal papal que le siguió, la Familiaris consortio, alguien hubiera dicho que otro sínodo hubiera emanado un «documento intermedio» que incluyera la siguiente afirmación, «sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas«, nadie lo habría creído.

Y si además esa persona hubiera dicho que un obispo católico afirmaría que «debemos buscar en el seno de la Iglesia un reconocimiento formal de la relación que también está presente en numerosas parejas bisexuales y homosexuales. Al igual que en la sociedad existe una diversidad de marcos jurídicos para las parejas, debería también haber una diversidad de formas de reconocimiento en el seno de la Iglesia«, posiblemente habría sido remitida a un psiquiatra.

Y sin embargo, hoy se celebran «bodas» entre homosexuales, el pasado sínodo tuvo una relatio post disceptacionem con el texto ya citado y el obispo de Amberes, Mons. Johan Bonny, acaba de pedir que la Iglesia acepte esa barbaridad, sin que hasta el momento se sepa de su cese inmediato como pastor de la grey católica que tiene encomendada.

El prelado belga opina que la Iglesia necesita urgentemente encontrar una conexión con la sociedad moderna. ¿Y en qué consiste dicha conexión? En aceptar cualquier cosa que a la sociedad le parezca bien. Ahora puede ser el «matrimonio» entre homosexuales, mañana puede ser el aborto o la eutanasia, pasado mañana la ejecución de los niños ya nacidos (ver 12 y 3) y dentro de cierto tiempo las relaciones sexuales entre adultos y niños -existe un partido en Holanda que lo promueve-. Basta que algo sea aceptado por una mayoría de ciudadanos para que la Iglesia lo asuma.

Es evidente que quien afirma algo así no solo no tiene la fe católica, sino que de haberla tenido alguna vez, ha caído en la peor de las apostasías. Pero no estamos ante un seglar despistado, ante un sacerdote ingeniosamente hereje o ante un catedrático de teología a punto de ser retirado de la docencia. No, estamos ante un sucesor de los apóstoles, ante un obispo de la Santa Madre Iglesia.

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