InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Obipos

11.06.09

El drama de que te digan demasiado tarde que tu fe no es la de la Iglesia

Desde hace tiempo he sabido que, por fin, la comisión para la doctrina de la fe de la Conferencia Episcopal Española ha decidido hacer caso a las indicaciones que desde Roma, concretamente desde la Congregación para la Doctrina de la Fe, se han recibido de cara a poner coto a todos aquellos teólogos españoles que, como bien explica el documento “Teología y secularización”, han causado un daño posiblemente irreparable en miles de fieles. No en vano dice dicho documento que “determinadas presentaciones erróneas del Misterio de Cristo, que han pasado de ámbitos académicos a otros más populares, a la catequesis y a la enseñanza escolar, son motivo de tristeza".

¿De tristeza? No, señores obispos, no sólo de tristeza. De INDIGNACIÓN ante su negligencia, ante su absoluta dejación de funciones a la hora de impedir tal cosa. Pero eso lo dejo para más adelante en este post.

José Manuel Vidal, director de Religión Digital, anunció ayer que el teólogo gallego Torres Queiruga puede ser el primero en ser objeto de una “condena” por parte de la comisión doctrinal de los obispos españoles. No descartaría que eso fuera una táctica para lograr que el “palo” sea menor o que incluso no llegue a darse, pero sinceramente me da lo mismo. Para empezar, la comisión no tiene capacidad de condenar canónicamente a nadie. Eso le corresponde a Roma y no tengo nada claro que Roma pase de pedir a los obispos españoles que cumplan su cometido a actuar ella misma en consecuencia. Porque lo normal sería, digo yo, que si los obispos españoles encuentran que la teología de Queiruga no es conforme a la fe católica, desde el dicasterio del cardenal Levada se abriera un proceso contra el teólogo. En dicho proceso quedarían garantizados su derecho a la defensa y se le daría la posibilidad de retractación antes de proceder a cualquier sanción canónica. La Iglesia, incluso cuando castiga, siempre debe buscar el arrepentimiento del pecador y la vuelta a la verdad del que se ha separado de la misma.

Ahora bien, lo que resulta desolador, al menos para mí, es ver la reacción de decenas de católicos, teólogos, sacerdotes y laicos, ante la mera posibilidad de que nuestros obispos digan que la doctrina de Torres Queiruga no es conforme a la doctrina de la Iglesia. Copio unos cuantos comentarios del post de Rumores de Ángeles dedicado a este tema:

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10.06.09

Monseñor Cardoso, o la dignidad de un arzobispo católico de los pies a la cabeza

Para ser sincero, pensé que ya no daría más que hablar el triste “affair” de la escandalosa actuación de monseñor Fisichella al criticar al arzobispo de Recife por su proceder en el caso del aborto cometido sobre una niña brasileña embarazada de gemelos tras ser violada por su padrastro. Pero resulta que a monseñor Cardoso no le da la real gana que todo quede así. Y me parece perfecto. Es una cuestión de justicia el que en la mismísima Roma se reivindique la actuación del arzobispo brasileño y de su archidiócesis. Y es también de justicia que monseñor Fisichella, que por su cargo en la Iglesia debería de haber mostrado especialmente cercano a su colega de episcopado, pida disculpas por aquel artículo infame en L´Osservatore Romano.

Y precisamente el periódico del Vaticano ha tenido un comportamiento absolutamente censurable en todo ese escándalo. Monseñor Cardoso ha denunciado que el periódico oficial de la Iglesia se ha negado a publicar su versión de los hechos. Si eso es cierto, y yo me lo creo, el director de L´Osservatore debería de ser cesado fulminantemente. Da lo mismo que monseñor Fisichella sea un curial. Lo mínimo que debió haber hecho, y no lo hizo, fue ponerse en contacto con el arzobispo brasileño antes de escribir nada. Sentarse delante del ordenador en una oficina vaticana para arremeter con quienes hicieron todo lo posible por salvar a la niña y a los gemelos es indigno de un sucesor de los apóstoles y supone un mancha espantosa en la carrera de un hombre que apuntaba alto.

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30.05.09

Monseñor Cipriani, todo un cardenal de la Iglesia

El post de hoy va a contener pocas palabras de mi propia cosecha. Prefiero reproducir algunos extractos de la entrevista que Zenit ha realizado al cardenal Cipriani y que hemos reproducido en portada de InfoCatólica:

“Creo que lo que hoy está faltando en la Iglesia es el martirio de la fe, el tener la audacia y el coraje de vivir una fe que nos lleva a ese morir a los caprichos personales, a la soberbia personal, a la sensualidad…

… necesitamos santos, que caminando por las calles y dirigiendo sus familias, y trabajando en los oficios más humildes o siendo grandes economistas o políticos, irradien una luz tan fuerte, su sal sea de tal sabor, que volvamos a ver esa primavera de la que nos hablaba Juan Pablo II de hogares, de escuelas. No es una utopía, es una posibilidad al alcance de la santidad. Si no tomamos la decisión de ser santos, no entenderemos el mensaje de San Pablo…

… Se habla tanto de los derechos humanos…, pero luego nos encontramos con aquellos niños malnutridos, mal acogidos por sus padres, que no tienen el hogar que deben tener, aquella escuela que no brinda el calor y el respeto y el testimonio de los maestros….

… ¿qué hacemos con unas Naciones Unidas de pura estructura económica vacías de contenido ético y moral? ¿Y con todas esas organizaciones internacionales que, buscando únicamente negociaciones puramente externas, no pretenden crear un clima de una mayor formación moral, espiritual, ética? La tibieza ha invadido el sistema mundial y esa tibieza genera espíritus indecisos, muchas veces tramposos…

… Yo pienso que hay algo que está muy metido en el ser humano: el afán de lucimiento, la vanidad. Cuando el responsable, llámese sacerdote u obispo, en lugar de ser un servidor, una alfombra para que sus hermanos pisen, el último de los servidores…, piensa que el cargo que posee le permite unos beneficios y unas comodidades y un mando, entonces, lamentablemente, esa escuela de vanidad, de superficialidad, se convierte en un camino que no funciona…

… Los sacerdotes no podemos servirnos de la Iglesia para hacer un escenario y luego dejar a la Iglesia muy mal, con una hipocresía y un cinismo que realmente va siendo cada día más espeluznante…

… En toda institución hay unas normas y el que no las cumple se va de la institución. Yo creo que está faltando en muchos niveles de la Iglesia una mayor autoridad y una mayor obediencia. Y creo que eso no es ni medieval, ni moderno, ni postmoderno…

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18.10.07

Tres cardenales españoles más, dos de ellos electores

Lo primero de todo quiero felicitar al arzobispo de Barcelona, Monseñor Lluis Martínez Sistach, al arzobispo de Valencia, Monseñor Agustín García-Gasco y al padre Urbano Navarrete, sj, por haber sido elegidos para ser creados cardenales de nuestra Iglesia por Su Santidad el Papa Benedicto XVI. Los dos primeros serán además cardenales electores, aunque esperamos que no tengan que ejercer de tales en muchos años.

A la hora de analizar las implicaciones de estos nombramientos, se puede caer en simplifiaciones facilonas. Por ejemplo, de Monseñor Sistach hay quien dice que recibe el capelo por ser arzobispo de una sede que difícilmente dejará de recibir el capelo de ahora en adelante. De Monseñor García-Gasco se asegura que le llega el capelo como premio por el éxito del V Encuentro Mundial de las Familias, que se celebró en Valencia en julio del año pasado. Puede que sea así, puede que no. Da lo mismo. Lo cierto es que el Papa demuestra confiar en ambos. Y ambos seguirán siendo cardenales cuando hayan dejado el gobierno de sus respectivas diócesis, algo que ocurrirá a no tardar mucho en el caso de don Agustín y quién sabe si también prontamente con don Lluis en caso de que el Papa decida elegirle para presidir algún dicasterio romano.

Con todo, es indudable que repercusión de los nombramientos son distintas para Valencia y Barcelona.

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1.10.07

Preciosa homilía de Monseñor Francisco Pérez

La podéis leer entera en "Palabra de Obispo". A mí me ha encantado. Se ve un hombre que ama a Dios, que ama al pueblo de Dios y que está dispuesto a que ese amor sea la guía de su ministerio. Habla a todos, no se olvida de nadie. Se dirige a los niños y a los jóvenes, animándoles a amar y seguir a Jesús. Quiere que la adoración a Cristo sea el motor de una espiritualidad genuinamente cristiana, que a su vez sea instrumento de transformación de una sociedad necesitada, hoy más que nunca, de la luz de los hijos de Dios. Dice don Francisco:

Invito a esta profunda adoración tan necesaria hoy; como decía Madre Teresa de Calcuta: "Si supiéramos adorar más a Dios, las realidades humanas irían mejor". Si hubiera, en la Diócesis, un Templo, abierto día y noche para adorar simplemente a Cristo, ¡cuánto bien haría! Con San Pablo, lo hemos escuchado en la segunda lectura, también yo quiero gritar: "A Él honor e imperio eterno".

Amén y amén. Es absurdo que añada o comente algo más a las palabras del nuevo arzobispo de Pamplona. Nada bueno añadiría a lo dicho por él. Si acaso, señalaré que hacía tiempo que no encontraba una explicación tan lúcida y clara de lo que es la sucesión apostólica como la que Monseñor Pérez nos regala en esta homilía:

Estos días atrás se despedía D. Fernando de vosotros. Hoy me presento yo dispuesto a tomar el relevo. Una cosa quiero deciros desde el primer momento: aunque lo dicho sea verdad, más verdad es que ni D. Fernando cesa ni yo comienzo. Es Cristo quien, antes en él y a partir de ahora en mí, quiere seguir viviendo entre vosotros para llevar a cabo la obra maravillosa de la extensión de su Reino

Hale, ahí queda eso. Lo único que puedo hacer desde este blog es encomendarle al Señor para que le guíe, le aliente, le dé fuerzas, sabiduría y gracia para que pueda desempeñar fielmente el alto ministerio al que ha sido llamado.

Pax, bonum et veritas

Luis Fernando