InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Obipos

20.11.10

¿Existe un enfrentamiento entre obispos y religiosos?

Los religiosos españoles, y supongo que los del resto del mundo, andan molestos. En los últimos meses se han sentido ¿atacados? por algunos obispos. De hecho, aunque la llegada del P. Elías Royón, sj, a la presidencia de la Confer ha servido para suavizar las cosas, todos sabemos que en los últimos años ha habido “mal rollo” entre los representantes de la Vida Consagrada y la Conferencia Episcopal. Por supuesto, de vez en cuando había tal o cual declaración conciliadora, pero el cielo de las relaciones entre religiosos y obispos ha estado mayormente encapotado. Cierto que no ha habido grandes trombas de agua pero la lluvia fina también moja el suelo.

Vida Nueva informa en su web de uno de los últimos episodios de dicho desencuentro. Al obispo de Almería, Mons. González Montes, no se le ocurrió otra cosa que escribir un borrador sobre “La Iniciación Cristiana en la Catequesis e Instrucción Cristiana con particular atención a la Escuela Católica” en el que, ¡vaya por Dios!, dice lo que multitud de fieles pensamos acerca de la deriva de la escuela católica en nuestro país. Entre otras cosas, el obispo almeriense asevera:

Estos colegios no sólo han perdido en gran medida su carácter confesional, presionados por las condiciones impuestas para ser económicamente sostenidos dentro del sistema de financiación concertada con las administraciones públicas, sino que también, debido a la crisis de vocaciones que padecen los institutos religiosos, corren el riesgo grave de una pérdida definitiva de identidad como colegios católicos…

y:

Se ha de observar, por otra parte, que si muchos colegios católicos se han convertido en centros educativos atrayentes, se lo deben hoy más a su condición de centros de calidad para la comunicación de los saberes y las ciencias, que a su identidad católica, debilitada y obligada a convivir, para seguir siendo subvencionada, con la ideología laicista que inspira la escuela en general.

En realidad, creo que es mejor que ustedes se lean el texto entero del obispo, porque no tienen desperdicio. Podría dedicar dos o tres posts a analizar lo que Mons. González Montes asevera y seguramente me quedaría corto.

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17.10.10

Monseñor Leonard no sólo tiene razón, sino que quizás se quedó corto

Ciertamente la Iglesia en Bélgica no anda pasando por sus mejores momentos. Su credibilidad ha resultado seriamente afectada por el escándalo de los abusos sexuales por parte de un sector minoritario del clero, que no recibió una respuesta adecuada por parte de los obispos belgas. Ahora bien, no parece que el actual primado de la Iglesia en ese país, el arzobispo de Bruselas-Malinas pueda ser acusado de nada en relación con ese desagradable tema. Y sin embargo, Mons. Leonard está sufriendo un ataque brutal por lo que escribió en un libro hace cuatro años, cuando ni siquiera era el primado belga. Ese dato es ya de por sí significativo. Se ve lo que buscan sus atacantes. En todo caso, ¿qué fue lo que escribió? Algo evidente. Que el Sida puede ser una especie de “justicia inmanente". O para entenderlo mejor, que el Sida puede ser la consecuencia de una vida de promiscuidad y pecado.

Por supuesto, el “mundo” ha puesto el grito en el cielo. Dentro del término “mundo” incluyo tanto a aquellos que no son cristianos, sea porque nunca lo han sido o porque dejaron de serlo, como aquellos que, siendo cristianos, se escandalizan de que un obispo diga lo que la Revelación dice acerca del pecado y sus consecuencias. Estos son los peores, claro, pues demuestran que en vez de ser luz del mundo, permiten que su entendimiento y su conciencia, estén entenebrecidos por aquellos que están bajo el poder del príncipe de la potestad del aire.

Antes de entrar en lo que dice la Revelación cristiana, conviene señalar que el mero sentido común dictamina que Mons. Leonard tiene razón. Obviamente no todos los que han padecido Sida son responsables de contraer la enfermedad. De hecho, no afirma tal cosa el arzobispo. Ahora bien, los que la padecen por haber llevado una vida en la que iban de cama en cama cual abeja polinizadora, ¿de qué se extrañan? ¿Acaso el que ha consumido droga habitualmente y acaba con la salud destrozada puede quejarse de que alguien le diga que es normal que esté enfermo? ¿acaso molesta el término “justicia"? ¿se sentirían mejor si dijéramos “cosecháis lo que sembrasteis"?

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11.10.10

Arregi tiene de católico lo que yo de budista, ¿qué hacía en la Iglesia?

Ahora que ya ha abandonado la orden franciscana y que está en pleno proceso de secularización, José Arregi estrena blog en Religión Digital. Y lo hace con un post por el que se pone de manifiesto que lo absurdo, lo ilógico, lo irreal era su condición de franciscano y sacerdote. Porque, sinceramente, como le dice un comentarista, ¿es honesto pretender ser católico a la vez que se escribe cosas como estas?:

No soy laico ni quiero serlo, porque no creo en una Iglesia tripartita de religiosos, clérigos y laicos, de cristianos con rango y cristianos de a pie, de clase dirigente y masa dirigida.

Hablar de clérigos y laicos en la Iglesia es un fraude al Nuevo Testamento, pues esos términos no se utilizan ninguna sola vez ni en los evangelios, ni en las cartas de Pablo, ni en ningún otro escrito del Nuevo Testamento.

Yo juraría que en el Nuevo Testamento vemos a presbíteros, obispos y diáconos, pero a lo mejor es que Arregui tiene una versión de la Biblia distinta de la mía.

Ahora bien, lo más gracioso es lo que dice sobre los primeros siglos de la Iglesia:

Hablar de clérigos y laicos es también un fraude a los primeros siglos de la Iglesia, pues esos términos no figuran en la literatura cristiana hasta el siglo III. Durante los dos primeros siglos no hubo “laicos” en la Iglesia, porque aún no existía “clero”. Luego la Iglesia se fue “sacerdotalizando”, “clericalizando”, y así surgió el laicado, que no es sino el despojo de lo que el clero se llevó. Nunca habría habido laicos en la Iglesia de no haber habido clérigos primero.

Arregi no sólo es un hereje desde el punto de vista de la doctrina católica. Es que además demuestra una ignorancia supina. San Ignacio, obispo de Antioquía que fue ordenado de manos de los mismísimos apóstoles, escribió una serie de epístolas a las iglesias que iba recorriendo camino de su martirio en Roma. Dice Arregi que en los primeros siglos no había clero. Yo prefiero hacer caso a quien recibió el evangelio de boca de los apóstoles. Para vergüenza y escarnio de Arregi copio acá algunas citas del obispo mártir, que entregó su vida por Cristo en la primera década del siglo II:

A los Efesios

Es por tanto apropiado que vosotros, en todas formas, glorifiquéis a Jesucristo que os ha glorificado; para que estando perfectamente unidos en una sumisión, sometiéndoos a vuestro obispo y presbítero, podáis ser santificados en todas las cosas.

Por lo tanto es apropiado que andéis en armonía con la mente del obispo; lo cual ya lo hacéis. Porque vuestro honorable presbiterio, que es digno de Dios, está a tono con el obispo, como si fueran las cuerdas de una lira. Por tanto, en vuestro amor concorde y armonioso se canta a Jesucristo. Y vosotros, cada uno, formáis un coro, para que estando en armonía y concordes, y tomando la nota clave de Dios, podáis cantar al unísono con una sola voz por medio de Jesucristo al Padre, para que Él pueda oíros y, reconocer por vuestras buenas obras que sois miembros de su Hijo. Por tanto os es provechoso estar en unidad intachable, a fin de que podáis ser partícipes de Dios siempre.

Porque si la oración de uno y otro tiene una fuerza tan grande, ¡cuánto más la del obispo y la de toda la Iglesia! Por lo tanto, todo el que no acude a la congregación, con ello muestra su orgullo y se ha separado él mismo; porque está escrito: Dios resiste a los soberbios. Por tanto tengamos cuidado en no resistir al obispo, para que con nuestra sumisión podamos entregarnos nosotros mismos a Dios.

Y en proporción al hecho de que un hombre vea que su obispo permanece en silencio, debe reverenciarle aún más. Porque a todo aquel a quien el Amo de la casa envía para ser mayordomo de ella, debe recibírsele como si fuera el que le envió. Simplemente, pues, deberíamos considerar al obispo como al Señor mismo.

A los magnesianos

Sí, y os corresponde a vosotros también no tomaros libertades por la juventud de vuestro obispo, sino, según el poder de Dios el Padre, rendirle toda reverencia, tal como he sabido que los santos presbíteros tampoco se han aprovechado de la evidente condición de su juventud, sino que le han tenido deferencia como prudente en Dios; no ya a él, sino al Padre de Jesucristo, a saber, el Obispo de todos. Por tanto, por el honor de Aquel que os ha deseado, es apropiado que seáis obedientes sin hipocresía. Porque un hombre no engaña a este obispo que es visible, sino que intenta engañar al otro que es invisible; y en este caso debe contar no con carne sino con Dios, que conoce las cosas escondidas.

Por tanto, es apropiado que no sólo seamos llamados cristianos, sino que lo seamos; tal como algunos tienen el nombre del obispo en sus labios, pero en todo obran aparte del mismo.

… os aconsejo que seáis celosos para hacer todas las cosas en buena armonía, el obispo presidiendo a la semejanza de Dios y los presbíteros según la semejanza del concilio de los apóstoles, con los diáconos también que me son muy caros.

etc, etc.

Podría seguir hasta aburrir al lector. En cualquier caso, todas las epístolas de San Ignacio pueden leerse aquí. Es evidente que Arregi es un ignorante o un mentiroso que quiere confundir a sus lectores. Yo sospecho que es ambas cosas.

El ex-franciscano sigue soltando paridas en su manifiesto anti-católico:

Más cerca aun de nosotros, hablar de clérigos y laicos es un fraude al sueño insinuado por el Concilio Vaticano II que, en la Constitución Lumen Gentium, invirtió el orden tradicional y trató primero sobre la Iglesia como pueblo de Dios y luego sobre los ministerios jerárquicos. Primero el pueblo, luego las funciones que el pueblo considere oportunas. Los obispos, presbíteros y diáconos nunca debieron constituirse en “jerarquía” (poder sagrado); no son sino funciones que derivan de la comunidad y han de ser reguladas por ella. Sólo representan a Dios si representan a la Iglesia, y no a la inversa.

Hay que tener muy poca vergüenza para apelar al Concilio Vaticano II y a la Lumen Gentium para intentar apoyar la idea de que los obispos, presbíteros y diáconos nunca debieron constituirse en jerarquía. El concilio dice exactamente lo contrario. Pero ya sabemos que los progres usan el concilio de la misma manera que los adúlteros el amor conyugal. Lo prostituyen para sus intereses bastardos. Y Arregi no iba a ser menos.

En definitiva, lo que a todo católico de bien le cabe preguntarse no es por qué el actual obispo de San Sebastián se ha librado de esa peste disfrazada de hijo de San Francisco -quien sin la menor duda le había expulsado de su orden-, sino cómo es posible que los anteriores obispos de la diócesis guipuzcoana no movieran un solo dedo para librar al rebaño de semejante lobo con apariencia de oveja. Imagen esa, la del lobo disfrazado de oveja, que a Arregi le viene como añillo al dedo.

Le decía uno de los comentaristas a Arregi que debía de dejar la Iglesia Católica y hacerse protestante. Yo creo que los protestantes evangélicos no aceptarían a semejante personaje entre sus filas. Además, ya sabemos que los heterodoxos postconciliares tienen como característica principal la falta de honestidad a la hora de ser consecuentes con sus ideas. Los herejes de todos los tiempos, por lo general, abandonaban la Iglesia. Hoy la pueblan. Por eso, debemos dar gracias a Dios que existan obispos como Monseñor Munilla, que limpian un poco el patio eclesial. Es más, debemos pedir al Señor que envíe más pastores que actúen así. Porque Arregi es sólo uno entre tantos que estaban, y están, dentro de la Iglesia Católica sin ser católicos. La complicidad episcopal con esa realidad ha sido el pan nuestro de cada día durante demasiado tiempo. Es hora de acabar con dicha complicidad, por el bien y la salud espiritual de los fieles e incluso de los propios herejes, cuya excomunión, como ocurrió con el caso del cristiano inmoral de Corinto, puede ser motivo de su conversión y consecuente salvación.

Luis Fernando Pérez

9.10.10

Todos rendidos ante el evangelio del profeta liberal Vargas Llosa

Cuando me enteré de la concesión a Vargas Llosa del Nobel de Literatura, le pasé inmediatamente la información a un buen amigo, quien me preguntó: “¿Y eso es bueno o malo?” “Depende", le contesté. Efectivamente, hay un punto positivo en el hecho de que se conceda ese premio a un autor que escribe en español -o castellano-, pues ello no deja de ser un impulso, siquiera mínimo, a la lengua de Cervantes. Lengua, por otra parte, que goza de excelente salud incluso allá donde es perseguida (v.g, algunas comunidades autónomas españolas).

Pero claro, era de esperar que gran parte de los análisis sobre Vargas Llosa no se fijaran en sus cualidades literarias, que yo desconozco porque no he leído ni un libro suyo -ni pienso leerlo-, sino en su actividad política y social. Que la derecha, especialmente la liberal, alabe a Vargas Llosa, no tiene nada de particular. Es uno de los suyos. Ahora bien, que el diario oficial del Vaticano glose elogiosamente su figura y que el cardenal arzobispo de Lima nos lo presente como una especie de profeta moderno al que conviene rendir pleitesía, me parece una aberración. Sí, he dicho aberración, en el sentido de la primera acepción de dicho término según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. A saber: “Grave error del entendimiento".

Ha dicho el cardenal Cipriani que Vargas Llosa es “un hombre que predica la libertad, la democracia, y la predica con un espíritu valiente y abierto“. Tembloroso me he quedado al ver como un príncipe de la Iglesia al que aprecio tanto, habla así de la predicación de algo que no sea el evangelio. Porque claro, fue precisamente Zapatero el que dijo aquello de que “la libertad nos hace verdaderos“, cosa que tiene bastante poco que ver con lo que dijo Cristo de que “la verdad os hará libres“. Sin embargo, a veces da la sensación de que en algunos sectores de la Iglesia puede triunfar la idea de que el Señor Jesucristo se entregó en la cruz para traernos la democracia liberal que nos da la salvación. Y, créanme, Cristo murió por otra razón.

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28.09.10

¿Y qué piensan hacer los obispos con los profesores de teología que apoyaron el libro herético?

Los obispos estadounidenses han emitido una nota por la que se condena un libro de dos profesores de la Universidad de Creighton. La misma pertenece a la Compañía de Jesús, que vuelve a sumar una pluma más -¿y van?- en el penacho de las heterodoxias de sus miembros. Bueno, puede que los dos profesores no sean religiosos pertenecientes a la orden, pero para para el caso es lo mismo.

En principio está bien y es de agradecer que los obispos condenen a los heterodoxos y pongan de manifiesto las razones de la condena. En esta ocasión se han tardado un par de años en notificar los errores de un libro publicado en el 2008. En vista de la contundencia del documento episcopal, es evidente que esa obra no hay por donde cogerla desde el punto de vista de nuestra fe. Es más, aunque no lo he leído, estoy convencido de que no hace falta ser obispo ni teólogo para discernir que ese libro no refleja la doctrina católica. También tengo la convicción moral de que sus autores sabían que se estaban alejando de la fe de la Iglesia, y aun así quisieron publicarlo.

Sin embargo, basta con asomarse por la ficha del libro en Amazon para encontrarse con una realidad que, digo yo, habrá que enfrentar. Por ejemplo, Lisa Sowle Cahill asegura que “Salzman y Lawler son dos teólogos de categoría, con la estatura necesaria como para enfrontar asuntos que se han convertido en altamente inflamables en el demasiado polarizado ambiente católico. El resultado es una obra erudita de primer orden - lit `extensive, well-researched, and carefully argued scholarship´-. Los autores son respetuosos, inteligentes, honestos y valientes. Alarmaran a unos pocos, iluminarán a muchos…“. ¿Y quién es doña Lisa? Pues lo pueden ver ustedes haciendo click sobre este enlace. Aparte de lo que ha sido en el pasado, hoy es profesora del departamento de teología del Boston College, otra universidad perteneciente a la Compañía de Jesús.

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