InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Benedicto XVI

23.01.10

Williamson se sitúa de cara a un posible acuerdo entre Roma y la FSSPX

Desde que el Papa levantó la excomunión a los obispos ordenados por Monseñor Lefebvre, Monseñor Williamson ha sido piedra de tropiezo para cualquier intento de solucionar la crisis, cisma o como se quiera llamar, entre el lefebvrismo y la Iglesia Católica. Es cierto que el jaleo montado con las declaraciones del obispo británico sobre el Holocausto tenía poco que ver con el fondo de la cuestión eclesial, y que fueron usadas para atacar al Papa por la osadía de pretender poner fin al problema, pero igual de cierto es que cada vez que ese hombre abre la boca es para complicarlo todo.

Su descripción del diálogo entre la Santa Sede y la FSSPX no puede ser más clara: “O la FSSPX pasa a ser una traidora o Roma se convierte o esto es un diálogo de sordos“. Ante semejante planteamiento, se me ocurren los siguientes escenarios:

1- Monseñor Williamson representa el sentir de toda la FSSPX y entonces el diálogo acabará en fracaso. Antes o después los obispos lefebvristas ordenarán a alguno de sus sacerdotes como obispos y volverán a ser excomulgados.

2- Monseñor Williamson representa el sentir de un sector importante, mayoritario o no, de la FSSPX. Lo cual nos sitúa en otras dos opciones posibles:

a) Hay acuerdo entre la FSSPX y Roma pero Monseñor Fellay prefiere no firmarlo ante la posibilidad de ruptura en el seno de su Fraternidad.

b) Hay acuerdo, se firma, y la FSSPX se rompe. Williamson y Tissier de Mallerais -no sé qué haría Galarreta- vuelan libre y se llevan a los sectores más extremistas y sedevacantistas del lefebvrismo.

3- Monseñor Fellay se harta de Monseñor Williamson y le echa ya mismo de la FSSPX, debido a que no ha obedecido a la orden que se le dio de guardar silencio.

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13.01.10

Apenas un uno por ciento de los franceses son católicos practicantes y fieles al Magisterio

Santa Juana de ArcoEl Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) ha realizado una encuesta sobre la realidad del catolicismo en Francia, que ha sido publicada por el diario La Croix. El resultado revela que en el país galo apenas quedan católicos que practiquen y profesen íntegramente su fe. Mientras que el porcentaje de franceses que aún se declaran católicos llega al 64% -17 puntos menos que en 1965-, tan sólo un 4.5% acude a misa regularmente -un 27% lo hacía en 1965-. Pero incluso entre los que son practicantes, el 63% opina que todas las religiones son iguales, el 75% está en desacuerdo con la doctrina católica sobre la anticoncepción e incluso un 68% cree que la Iglesia debería cambiar su postura sobre el aborto. Además, sólo un 27% de los católicos franceses que van a misa están de acuerdo con que Benedicto XVI defiende bien los valores del catolicismo, mientras que un 34% sostiene que lo hace mal. Todo ello supone que en Francia, apenas un 1% de la población es católica fiel al Papa y al magisterio de la Iglesia.

Hasta ahí los datos. El análisis de los mismos puede plantearse desde muchos puntos de vista, pero sin lugar a dudas estamos ante unas circunstancias que nos han de llevar a afirmar que el catolicismo en Francia es prácticamente inexistente. La Hija Primogénita de la Iglesia se ha amancebado con multitud de amantes. Desde el relativismo hasta el indiferentismo religioso, pasando por el de la heterodoxia abierta y recalando en la apostasía más burda.

¿Quién o quiénes son los máximos responsables de lo ocurrido? Parto de que todos los fieles tienen parte de culpa. La transmisión de la fe es algo que se hace sobre todo en la familia. Y obviamente, ha habido una quiebra casi absoluta en esa tarea de la generación anterior a la actual. Dice la Escritura que si los padres educan a sus hijos en los mandamientos del Señor, estos no se apartarán de ellos cuando sean mayores. Está claro que siempre habrá hijos rebeldes que no hagan caso a sus padres, pero no es menos cierto que por lo general, una buena educación religiosa y cívica da como resultado una descendencia sensata, de hombres y mujeres que pueden lleva verdaderamente el nombre de cristianos. Por tanto, la primera -que no necesariamente mayor- responsable del fracaso del catolicismo en Francia es la familia católica.

Ahora bien, sabemos que la Iglesia es madre y maestra. Y que dentro de la Iglesia, la tarea de cuidar y alimentar al rebaño es de los pastores. Por tanto, los cardenales, arzobispos y obispos franceses -y a otro nivel los sacerdotes y religiosos- son absolutamente responsables de la catastrófica situación de la Iglesia en Francia. Han fracasado porque la mayor parte de los franceses pasan absolutamente de la práctica religiosa. Y, sobre todo, han fracasado radicalmente porque entre los poquísimos que sí practican la fe católica, la mayoría es contraria al magisterio y al Papa. Y eso sí que es grave. La Iglesia puede hacer relativamente poco cuando una sociedad decide paganizarse y tirarse de cabeza por el abismo del infierno. El libre albedrío tiene “estas cosas". Ahora bien, la Iglesia no sólo puede sino que debe asegurarse de que al menos sus fieles lo sean de verdad. ¿Qué hace en una misa católica un señor o una señora que estén a favor de que la Iglesia cambien su postura sobre el aborto? ¿qué hacen en la comunión católica aquellos que piensan que el Papa, precisamente ESTE PAPA, defiende mal los valores del catolicismo? ¿en manos de qué sacerdotes han dejado esos obispos el cuidado y la formación espiritual de los fieles? ¿a quién y a cambio de qué han entregado el alma católica de Francia esos pastores? ¿a quiénes piensan que va a pedir Dios cuentas de lo ocurrido?

Se me preguntará si pienso decir algo aparte de acusar a unos y otros. Pues sí, pero ocurre que yo no soy precisamente la persona más adecuada para plantear soluciones. No he recibido mandato divino ni eclesial para hacerlo. A pesar de lo cual, me atrevo a sugerir esta hoja de ruta:

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20.12.09

Grandioso Benedicto XVI

A veces pienso que tenemos un Papa que no nos lo merecemos. Lo que hizo ayer, firmando el decreto referente a “las virtudes heroicas del Siervo de Dios Pío XII (Eugenio Pacelli), Sumo Pontífice” a la vez que un decreto similar respecto a Juan Pablo II es una de las genialidades de este pontificado. Y es que era una cuestión de justicia que la Iglesia reconociera los méritos del Papa Pacelli. Por más que un sector importante de la comunidad judía actual se oponga a la medida, la Iglesia no puede ni debe de poner las deseables buenas relaciones con esa comunidad por encima de la obligación de dar honra a quien honra merece entre sus hijos. Y más si uno de esos hijos ha sido objeto de campañas difamatorias y repelentes por parte de esa comunidad, que se separa claramente de lo que judíos muy relevantes escribieron sobre Pío XII tras su muerte.

No hace falta que repita las citas de Golda Meier y otros rabinos que alabaron al último Papa Pío y que reproducimos hoy en la noticia sobre el tema que hemos dado en InfoCatólica. No olvidemos que Pío XII consiguió del Señor la gracia de la conversión a Cristo y la fe católica del por entonces Rabino Jefe de Roma, Eugenio Zolli. Eso todavía “duele” en la comunidad judía italiana. Pero, tanto si les gusta como si no, ese es el camino que deben seguir todos los judíos si quieren ser salvos: Aceptar a Jesucristo como Mesías y entrar en comunión con su Iglesia.

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2.12.09

El Papa y los eruditos de la nada

Hace ya dos años y medio -¡cómo pasa el tiempo!- escribí un post al que titulé “El Jesús histórico y los eruditos de la nada”. Empezaba diciendo:

“Quien parte del apriorismo de que no existen los milagros difícilmente puede aceptar la historicidad de los que hizo Cristo, incluida su propia resurrección".

Y añadía:

“…si ustedes, señores eruditos de la nada, niegan que Cristo dio la vista a los ciegos, hizo hablar a los mudos, limpió la lepra a los leprosos, resucitó a los muertos y resucitó Él mismo, nieguen también que dio el Sermón del monte, que nos enseñó el padrenuestro, que habló por parábolas y que, en definitiva, predicó el evangelio. Eso de tomar sólo lo que les encaja en sus mentes racionalistas no es racional, no es serio, no es ciencia".

Pues bien, ayer el Papa Benedicto XVI les dio una soberana lección a los miembros de la Comisión Teológica Internacional. En una homilía dirigida no sólo a ellos, de hecho más bien creo que pensaba en teólogos de otro perfil, sino a todos los habidos y por haber en el mundo mundial, el Santo Padre puso los puntos sobre las íes. Por ejemplo, afirmó esto:

“Se pesca en las aguas de la Sagrada Escritura con una red que permite sólo una cierta medida para los peces, y todo aquello que está más allá de esta medida no entra en la red y, por lo tanto, no puede existir. Y así, el gran misterio de Jesús, del Hijo hecho hombre, se reduce a un Jesús histórico, realmente una figura trágica, un fantasma sin carne y hueso, uno que ha quedado en el sepulcro, está corrompido, es realmente un muerto. Se trata de un método que “sabe pescar ciertos peces pero excluye el gran misterio porque el hombre se hace él mismo la medida y tiene esta soberbia que, al mismo tiempo, es una gran necedad, que absolutiza ciertos métodos que no son aptos para las grandes realidades (…) Es la especialización que ve todo los detalles pero ya no ve la totalidad”.

Al leer las palabras del Papa no he podido por menos que acordarme de lo que dijo el teólogo Torres Queiruga en una entrevista concedida a Tempos Dixital este mismo año:

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29.09.09

La visita del Vicario de Cristo

La República Checa ha tenido el privilegio de recibir este fin de semana la visita de Su Santidad el Papa Benedicto XVI. Siendo el país con más ateos y agnósticos de Europa, la mera presencia del Vicario de Cristo tiene un efecto evangelizador notable. El papado de Juan Pablo II, ayudado por la mejora de las comunicaciones a nivel mundial, puso de manifiesto que estamos sin la menor duda ante una nueva era para la Iglesia, ya que los papas podrán viajar de forma mucho más habitual a lo que sus antecesores hicieron durante los 20 siglos precedentes. Imaginemos por un momento lo que habrían podido hacer los apóstoles de haber contado con aviones, radio, televisión e internet. No creo que nadie dude de que habrían sacado el máximo jugo a todas esas “ventajas” para la evangelización.

Creo que aunque la televisión nos acerca a Roma a casa, es bueno que el Obispo de Roma salga a tener contacto directo con los fieles en diversas partes del mundo. La presencia física del Vicario de Cristo va siempre acompañada de una movilización de las iglesias locales, que dan lo mejor de sí para recibir al sucesor de Pedro. Recordemos el testimonio que da san Pablo en la epístola a los gálatas: “…y puestos a prueba por mi enfermedad, no me desdeñasteis ni me despreciasteis, antes me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús” (Gal 4,14). La presencia del apóstol valía tanto o más que una carta enviada por el mismo. Es bueno y necesario que los pastores visiten a las ovejas. Y no olvidemos que el obispo es en cada diócesis vicario de Cristo. No sólo es bueno que viajen los Papas. En la medida de sus posibilidades, y sin por ello pasarse la vida de acá para allá, deben de hacerlo también los obispos en sus diócesis.

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