InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Protestantismo

8.09.10

Cuando se pasa de la herejía a la estupidez

Lo que está ocurriendo en la comunión anglicana, de la que la iglesia episcopaliana escocesa forma parte o al menos es un derivado, roza ya el esperpento.

Se puede ser hereje, cismático o incluso apóstata. Pero eso no implica necesariamente el ser imbécil. E imbéciles son aquellos que pretendiendo ser cristianos, quieren que las referencias a Dios no incluyan el género masculino. Que es lo que acaba de aprobar ese engendro de “iglesia” para rechifla de unos y mosqueo de otros.

Parece ser que la idea ha surgido de las mujeres ordenadas de esa “iglesia". El feminismo radical -conste que digo radical- tiende a sacar de quicio todo. Y en su versión eclesial, peor aún. A esas sacerdotisas y obispesas de la nada les molesta la imagen de Dios como Padre. Supongo que se negarán a rezar el Padrenuestro propuesto por Cristo. De hecho, estarán sumamente enfadadas con el hecho de que el Verbo encarnado se llamó Jesús y no Jesusina o Teodora. Por no hablar de que los doce apóstoles fueron todos hombres. Cosas del puñetero machismo de entonces, dirán.

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22.01.10

José Manuel Vidal, más cerca del protestantismo que del catolicismo

José Manuel Vidal, periodista especializado en información religiosa y director de Religión Digital, ha concedido una “sabrosa” entrevista a emision.net con motivo de la concesión a su portal, por parte de Protestante Digital, del premio Unamuno.

Algunas de las cosas que dice Vidal son ciertamente acertadas. Por ejemplo, que el hecho religioso tiene “una importante función social que cumplir: en la transmisión de valores, en dar sentido a la vida, en conformar el alma de un pueblo“. También estoy de acuerdo con que “en internet hay espacio para hacer una información religiosa seria, rigurosa y abundante; con noticias y opinión; muy plural y, además, permitiendo el feedback de los lectores que lo enriquecen de una forma inaudita“.

La cosa, cambia, como no podía ser de otra forma, cuando la entrevistadora, como buena protestante evangélica española, le pone en bandeja la posibilidad de “lucirse". La buena mujer dice literamente que hay “ciertos sectores del catolicismo de los que no hay más que leer las cartas al director para decir que hay un sector que aun piensa que con el nacional-catolicismo, España estaba mejor, y que a partir de ahí, todos somos herejes, todos somos rojos, ¿verdad José Manuel?“. Esa es una pregunta sensata, ecuánime y bien hecha y lo demás son tonterías. Vidal responde que la Iglesia Católica está sufriendo un “proceso de involución brutal” desde hace ni más ni menos que treinta años. No diez, no veinte: treinta. Y esa involución la está conduciendo, según él, a una especie de talibanización. Dice también que la Iglesia Católica se siente atacada y agredida por todas partes y eso la lleva a encerrarse a sí misma, en un gheto, en busca de seguridad. Y, por supuesto, eso afecta al ecumenismo, que se convierte en un mero intento de “zamparse a los protestantes” o a cualquier otra confesión.

Ante semejante panorama, es normal que José Manuel Vidal vea el protestantismo como una especie de paraíso perdido que se les niega a los católicos. De él admira a nivel de funcionamiento eclesial su flexibilidad, su libertad. Dice que en estos momentos -yo pregunto, ¿cuándo no?- el protestantismo es como un mosaico. Pero no cualquier mosaico, no. Es un mosaico que brilla, que luce, realmente magnífico, en contraste con la Iglesia Católica que es un cristal pálido monocolor y gris.

Bien, la pregunta que más de uno nos hacemos es a qué espera José Manuel para ser consecuente con su forma de pensar, uniéndose a cualquier confesión protestante de las que hay en España. Si la Iglesia Católica es tan mala, mala, y el protestantismo tan bueno, bueno, ¿para qué seguir amargándose la vida? Vidal sabe muy bien que en el catolicismo no hay ni habrá jamás la “libertad” teológica y eclesial existente en el protestantismo. A lo que él llama involución, los católicos fieles al magisterio lo llamamos vuelta al ethos católico tras el marasmo post-conciliar. De hecho, somos cada vez más los convencidos de que queda mucho trecho por recorrer en ese regreso al sentido común católico. Y cuanto más se camine en esa dirección, más desplazado quedará del catolicismo Vidal y ese sector que pretende seguir en comunión con la Iglesia cuando en realidad es una especie de objeto extraño, de naturaleza muy cercana al protestantismo liberal, incrustado en ella.

He dicho, digo y diré hasta cansar a propios y extraños, que hay una situación de cisma interno, pero canónicamente no declarado, en la Iglesia Católica. Por un lado, el de los que son católicos de verdad, que aceptan el magisterio completamente, que son conciliares en el sentido auténtico de la palabra, es decir, que asumen lo marcado por el último concilio en línea con la Tradición de la Iglesia. Por otra, los que quieren otra Iglesia, con otra organización, otra naturaleza, otro credo, otra forma de predicar el evangelio, otra forma de relacionarse con el mundo. Y pienso que están en su derecho de querer una iglesia a imagen y semejanza de sus convicciones espirituales, doctrinales y sociales particulares. Pero para eso está el protestantismo, donde prácticamente cabe todo. Caben los llamados fundamenalistas, que creen que Dios hizo la tierra en seis días de veinticuatro horas, y caben los que piensan que la inerrancia del texto bíblico es propio de eras oscurantistas ya pasadas. Caben los que se organizan episcopalmente (aunque no tienen obispos válidos) y los que no tienen jerarquía alguna (cuáqueros, por ejemplo). Caben los que están a favor de que los cristianos se puedan divorciar y recasar y también caben los que excomulgan a los que se divorcian y contraen de nuevo matrimonio. En realidad, ¿qué hay que no quepa en ese mosaico llamado protestantismo, que engloba a protestantes evangélicos y liberales?

Mientras todos los que son y piensan como José Manuel Vidal permanezcan visiblemente en el seno de la Iglesia Católica, viviremos un gran engaño. Ellos engañan a la Iglesia y a sí mismos pretendiendo ser lo que no son. De hecho, son víctimas de su propia identidad. Se sienten mal. Se agobian. Se inquietan. Viven como pez de agua dulce en mar abierto. El líquido elemento que para otros es vida, a ellos les mata. Y por su parte, la Iglesia no puede seguir jugando a ocultar con un dedo el sol la planta del cisma que ha crecido en su seno abonada por la crisis post-conciliar y la pastoral de la inacción ante la heterodoxia.

Ya que tanto empeño se pone en el ecumenismo, admítase que los protestantes internos se pasen con armas y bagajes al seno de las comunidades eclesiales de los hermanos separados. Ciertamente, como buen católico carca-cavernícolo-tridentino-nacional-católico, yo preferiría que se convirtieran a la fe de la Iglesia, que les puede llevar a la salvación, pero si no lo hacen, si no pueden, si es superior a sus fuerzas, les animo sinceramente a hacerse protestantes. Lo fui durante 8 años y medio y sé que serán bien acogidos. No me cabe la menor duda de que los progre-eclesiales católicos supondrán una ráfaga de aire fresco entre las mesnadas protestantes ibéricas. Cierto es que aparecerá algún César Vidal que les diga que difícilmente se les puede considerar cristianos creyendo lo que creen sobre la Escritura, pero no pasa nada. Eso forma parte del pluralismo protestante.

Así que, José Manuel, no lo dudes. Ponte “oficialmente” las gafas multicolor del protestantismo para ser feliz y no vivas más angustiado con las lentes grises y cenizas del catolicismo. Y si alguna vez, Dios lo quiera, el Señor te concede la gracia de querer vivir de verdad la excelencia de la fe católica en comunión con el Vicario de Cristo y el magisterio de la Iglesia, ya sabes dónde nos tienes para ayudarte en ese proceso de conversión. Al fin y al cabo, ese es un proceso que dura toda la vida. Los “conversos” y los “reversos” -católicos que dejaron la Iglesia y regresaron- lo sabemos muy bien. Y también sé bien que es mucho más fácil que un protestante “pata negra” se convierta en un católico fiel a la Iglesia, a que lo haga cualquier de los que, pretendiendo ser católicos, están más cerca de Lutero o de Bultmann que del Obispo de Roma.

Luis Fernando Pérez Bustamante

15.11.09

Los protestantes alemanes y Hitler

Hoy publicamos la noticia de una peculiar teoría del historiador José Andrés Gallego acerca de la oposición de los obispos españoles al nazismo. Según la misma, entre las razones para dicha oposición figura la del temor a que el triunfo del nazismo supusiera un avance del protestantismo. La verdad es que no conozco los detalles por las que Gallego sostiene esa tesis, pero de ser cierta, creo que es oportuno decir que los obispos quizás no se equivocaron. El triunfo del nazismo no habría traído el avance del protestantismo genuino pero sí el de una versión bastarda, yo diría incluso que blasfema, del mismo. Dicho lo cual, conviene saber que el protestantismo alemán tuvo dos actitudes muy diferentes en relación a Hitler y su régimen. Por una parte, la iglesia oficial, que se entregó en manos de la bestia con gran alegría y por otra la llamada “iglesia confesante” (Bekennende Kirche), que dio verdaderos “mártires protestantes” como Dietrich Bonhoeffer.

El “problema” es que la oficial era la mayoritaria mientras que la confesante contaba con pocos fieles. No lo digo yo. Lo dijo alguien tan poco sospechoso de animadversión hacia el protestantismo como el más destacado teólogo protestante del siglo XX y mimebro de dicha “iglesia confesante", Karl Barth, quien llegó a declarar que “La Iglesia evangélica casi unánimemente dio la bienvenida al régimen de Hitler, con auténtica confianza, incluso con las más altas esperanzas". Pero ni siquiera habría hecho falta que Barth afirmara tal cosa. He aquí una colección de textos impresionantes sobre esta cuestión:

“Para un alemán, la Iglesia es la comunidad de los creyentes que están obligados a luchar por una Alemania cristiana… El Estado de Adolfo Hitler apela a al Iglesia: la Iglesia debe responder a la llamada".
(Resolución de la primera Conferencia Nacional del Movimiento de la Fe [protestante] 3/4/1933)

“Hitler, el redentor de la historia de los alemanes… la ventana a través de la cual la luz se proyecta sobre la historia del cristianismo".
(Del manifiesto de los Cristianos Alemanes de Turingia [Iglesia evangélica]).

“La esvástica en nuestros pechos, la cruz en nuestros corazones".
(Lema de los Deutschen Christen o cristianos alemanes protestantes).

“Hitler y los nazis son regalo de Dios".
(Del discurso de aceptación del título de obispo del Reich, recibido por el pastor Ludwig Muller de manos del propio Führer. Durante la misma ceremonia, el pastor Leutheuser cantó: “Cristo ha venido a nosotros a través de Adolfo Hitler… Hoy sabemos que el Salvador ha llegado… Tenemos una sola tarea, ser alemán, no ser cristiano")

“La Iglesia evangélica alemana se compromete a afirmar unánimente su lealtad incondicional al Tercer Reich y a su jefe. Condenamos en los términos más enérgicos la intriga o la crítica contra el Estado, el pueblo o el movimiento [nazi], formas destinadas a amenazar al Tercer Reich. Sobre todo deploramos las actividades de la prensa extranjera que intenta falsamente representar las discusiones en el seno de la Iglesia como un conflicto contra el Estado".
(Comunicado de 12 jefes evangélicos tras haber sido recibidos oficialmente por Hitler en enero de 1934)

Este tipo de citas suelen servir para callar la boca a todos esos apologetas evangélicos anticatólicos que llenan la web de acusaciones al Vaticano por haber firmado el concordato con la Alemania de Hitler. Por más que se busque, jamás se encontrará en boca de un obispo declaraciones tan entusiastas hacia el nazismo como la de los pastores protestantes arriba citados. Además, hay otro hecho ciertamente interesante. Miren estos dos mapas:

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23.07.09

Respuesta de X. Manuel Suárez a mi artículo "Acabáramos: Zapatero es un carca tridentino"

Ayer me enviaron el artículo-respuesta del vicepresidente de la Alianza Evangélica Española, X. Manuel Suárez, a mi post del día 12 de este mes de julio, en el que criticaba unas declaraciones del dirigente protestante en las que aseguraba que Zapatero había asumido y ejercido las conductas intolerantes del catolicismo más dogmático, “…igual que Trento, en nombre de una mayoría".

Ni tengo ni tendré por costumbre usar mi blog para copiar artículos o cartas en respuesta a mis posts, hecho que cada vez se da con más frecuencia. Pero esta vez haré una excepción. Primero reproduzco la respuesta de X. Manuel Suárez, respetando sus negritas, y luego mi réplica:

España, la izquierda de Zapatero y Trento
Repuesta a Luis Fernando Pérez-Bustamante por su artículo “Acabáramos: Zapatero es un carca tridentino”.
X. Manuel Suárez.

Leo con retraso su escrito en el que tiene la amabilidad de comentar mis propuestas sobre la vinculación entre la intolerancia del zapaterismo y la mentalidad de Trento. El talante de su escrito reafirma mis argumentos y la visceralidad con la que me responde me indica que he dado en el clavo.

La conducta, la actitud, el talante, no obedecen a la ideología, sino a la mentalidad; al buscar la raíz de la intolerancia del zapaterismo no encuentro explicaciones ideológicas, sino la mentalidad de Trento, la misma que no se conforma con discutir las ideas, sino se empeña en condenar al hereje. No le extrañe tanto, amigo Luis Fernando: es la misma que manifiesta usted cuando no se queda en el sosegado debate intelectual y no puede limitarse a discutir mis argumentos, sino se siente impelido a criticar a la persona, a señalar mis pecados personales, protestante y nacionalista, y colgarme así el sambenito (esta palabrita le suena ¿verdad?) en el que va escribiendo sus insultos condenatorios que resume al final acusándome de ser “una mancha” ¬–el término tiene interesantes connotaciones inquisitoriales– y brindándome “el mayor de sus desprecios personales”; en fin, no puede usted renunciar a la bendita tradición de sus antepasados de demonizar y quemar al hereje.

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13.07.09

El papel de los protestantes evangélicos en España

Aunque su crecimiento no es comparable al que se da en la mayor parte de los países de Hispanoamérica, el número de protestantes evangélicos en España ha aumentado considerablemente en los últimos años. Y lo ha hecho tanto por la inmigración procedente de países donde una buena parte de la población ya es evangélica, como por las nuevas conversiones producidas en nuestro país. Históricamente el porcentaje de evangélicos en España ha sido muy pequeño (el más bajo de toda Europa Occidental), pero yo preveo que en una década este país contará con más de un 5% de evangélicos “practicantes". Quizás se acerquen al 10%. En esos números no tengo en cuenta a los residentes procedentes de países europeos de mayoría protestante, más que nada porque el nivel de práctica religiosa entre los mismos es ínfimo.

Estaremos hablando, pues, de una minoría bastante significativa que, por su forma de vivir su fe, causarán un impacto superior al que las meras cifras puedan aventurar. De hecho, cada vez son más los protestantes que han causado un impacto importante en la sociedad española. Ahí está el caso del padre de Mari Luz, la niña asesinada por un desalmado que debería de haber estado ingresado en la cárcel de no ser por la desastrosa situación de la administración de Justicia en España. Juan José Cortés, es pastor de la iglesia evangélica de Filadelfia, cuyos miembros son en su gran mayoría de etnia gitana. Su testimonio cristiano ha sido ejemplar.

Con todo, el protestante evangélico más conocido en nuestro país es, y seguirá siéndolo por bastante tiempo, César Vidal Manzanares. Ya lo era antes de ser el director de La Linterna en la Cadena Cope, pero sus cinco años al frente del segundo programa más importante de la cadena de los obispos ha conseguido que la mayoría de los españoles sepan quién es. No deja de ser curioso que haya tenido que ser una cadena católica la que haya encumbrado mediáticamente a un protestante, pero ya sabemos que los caminos del Señor son inescrutables. Y los de los obispos, no digamos.

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